Dramaturgia y Dirección de Héctor Levy-Daniel.
Sábados 17 30 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )
Una leyenda popular inspiró a Goethe, uno de los escritores más importantes de la literatura alemana, para escribir Fausto, su obra más reconocida, aquella en la que un hombre hace un pacto con el Diablo, vendiendo su alma, a cambia del conocimiento y la eterna juventud. Aquel texto escrito a comienzos del Siglo XIX, reflexiona sobre las ambiciones del moderno abordando el tema de la ética y la lucha entre las fuerzas del bien y del mal.
Partiendo de la obra maestra del autor alemán, Héctor Levy Daniel reversiona aquel texto, aquí también hay un doctor llamado Fausto, pero el pacto que realizará con el maligno es por amor, no por la ambición. Y además de ello, establece un marco muy interesante donde inserta la historia, ya que la misma se desarrolla en un pueblo minero llamado Valle Oliva, en la que una empresa explota una mina, con métodos de extracción que no cuidan el medio ambiente, provocando la contaminación de las aguas y daños en la salud de la población local.
El contexto de la obra resulta muy conocido para todos, una empresa que se instala en una ciudad pequeña, siendo la única fuente de trabajo del lugar, pero provocando estragos ambientales, que se traducen en enfermedades de sus habitantes. En aquel pueblo, Fausto es el único doctor, afincado allí hace varios años, se ganó el respeto de toda la comunidad por su compromiso con la población, siempre dispuesto a curar a la gente sin importar su condición económica, reeditando la figura del médico de pueblo, que en lo personal asociamos con el gran René Favaloro.
Por ello, cuando las enfermedades empiezan a multiplicarse en el pueblo, las fuerzas activas del pueblo no dudaron en recurrir a él, como figura respetada, para que los ayude en el intento de frenar a la empresa. Su inteligencia y honestidad, son dos valores fundamentales para tratar de equipar una lucha desigual entre el poder económico en alianza con la política, contra el habitante común, figura que tan reconocible nos resulta. Los hechos demuestran que no se han equivocado e elegir a Fausto para representarlos, ya que su accionar logrará en un primer momento el avance inescrupuloso de la minera.
Sin embargo, todo iba a cambiar pronto. Fausto estaba triste, ya que hace unos años murió su amada Elena, a quien conoció en Valle Oliva, a causa de una epidemia que asoló a aquel pueblo. Paradójicamente, él que dedicaba su vida a salvar vidas, no pudo salvar la más importante, la de su querida esposa. Luego de aquella pérdida, nada fue igual para el, su vida perdió sentido y todos los días pensaba en Elena, que muchas veces se le aparecía en sueños. Hasta que un día se hizo presente en aquel pueblo, un hombre misterioso y desconocido, que sabiendo su historia, tenía una propuesta para hacerla.
Y hasta allí vamos a contar, para no spoilear más de la cuenta, porque Fausto al principio rechazaba cualquier oferta de aquel hombre, pero la necesidad de volver a encontrase con su amada Elena era enorme y la tentación muy grande. Y hasta allí vamos a contar, solo diremos que a partir de la llegada de ese hombre misterioso, toda cambiará en Valle Oliva, el comportamiento del Doctor, comenzará a ser diferente, su popularidad irá en baja y la tragedia comenzará a rondar por aquel pueblo perdido. Pero cumplimos con nuestra palabra y hasta allí vamos a contar, para dejar que usted lector descubra el resto cuando vean la obra.
Vayamos ya a las estupendas actuaciones que tiene la obra, destacando que son seis los actores en escena, algo que en épocas donde los unipersonales abundan, resulta valioso y hay que resaltar. Pero no solo ello, porque muchas veces la cantidad no es sinónimo de calidad, algo que si ocurre aquí, ya que las actuaciones son muy parejas por lo bueno y cada uno de los actores logra dar desarrollo a sus personajes, con muy buenos trabajos en todos los casos, algo que es muy difícil de lograr.
Entendemos que la actuación más destacada de la noche, es la del protagonista de la historia, nos referimos a Marcelo Nacci, como Fausto. Con gran presencia se hace cargo de este protagónico con templanza, mostrando las diferentes caras del personaje a lo largo del relato, con un gran manejo de los registros emocionales y una gestualidad más que destacable. Estupenda la composición de Marcelo.
Sigamos con Milagros Almeida como Elena, el amor que añora Fausto. Nos gustó mucho su composición, dotando de belleza y sensibilidad a su personaje. Milagros es una actriz talentosa y multifacética a la que elogiamos en muchas oportunidades en este sitio. Aquí vuelve a realizar un excelente trabajo, mostrando nuevamente su versatilidad y su carisma.
Nacho Vavassori es Oberdan, trabajador de la mina que por momentos se encarga de romper la cuarta pared, siendo el relator de la historia. Muy bueno lo de Nacho. Amanda Bond, otra estupenda actriz a quien también ya elogiamos en este sitio, compone con oficio a Livia, una habitante de Valle Oliva, que tiene roto el corazón. Alejo Mango como Sandor, es el villano de la historia y realiza una certera composición de un empresario corrupto e inescrupuloso. Y cerrando el virtuoso elenco que presenta la obra, mencionar a Guido D´Albo como el oscuro Mefistófeles. Impecable lo de Guido, componiendo a un personaje tan misterioso como perturbador.
Se hizo algo larga la descripción, pero entendemos que fue un acto de justicia hacerlo, ya que los seis actores, realizan muy buenos trabajos, más allá de sus minutos en escena. Y a propósito de ello, una original decisión de las puestas, es que los actores mientras no actúan están sentados al costado del espacio escénico, como si fueran jugadores suplentes, esperando su momento para ingresar, siendo un muy bueno detalle, que los espectadores puedan ver a los protagonistas en todo momento, aún cuando no sea su turno de actuar.
La puesta de Héctor Levy Daniel es muy atractiva y bella desde lo estético, con varios ítems para destacar, arrancando con el original diseño diseño escénico de Gabriella Gerdelics, que además tiene a cargo el vestuario, rubro que destaca mucho por la muy buena caracterización que presentan los personajes. Por último mencionar la música original de Eduardo Zvetelman.
En definitiva, nos encontramos con un texto que atrapa, que tomando como referencia el mito de Goethe, insertándola en una realidad que resulta muy reconocible en nuestro país, con empresas que no respetan el medio ambiente y no tienen ningún escrúpulo en contaminar un curso de agua o lo que fuera, con tal de obtener un rédito económico sin importar las consecuencias. Mérito aquí de Héctor Levy Daniel que además de dramaturgo es filósofo, algo que se nota en sus obras, que siempre invitan al pensamiento profundo.
No queda más para agregar, nos gustó mucho la propuesta de Fausto en Valle Oliva, con una dramaturgia artesanalmente elaborada, que nos invita a reflexionar acerca de la condición humana, hablando de la ambición y la impunidad de los poderosos, el daño que provoca la difamación e invitando a debatir sobre si el amor tiene límites o en su nombre, hasta podemos vender nuestro alma al diablo. Si a este texto tan atractivo, le sumamos una puesta lograda y actuaciones sobresalientes, el buen teatro está servido.
Pensador Teatral.