martes, 27 de febrero de 2018

La Fragilidad del Cielo

Domingos 20 hs en Teatro del Pueblo ( Av. Roque Saenz Peña 943 )






Dramaturgia y Dirección de Anahí Ribeiro.

La notable pluma de esta talentosa autora, nos traslada a la Alemania del 1800, a la casona de los Nach, allí vive Bruno ( Daniel Begino ) , un poeta que sufre de ceguera progresiva y está recluido en el sótano de ese caserón, se encuentra deprimido y abandonado. Quien lo cuida, es su hermana Odell ( Silvina Katz ) , que con un matrimonio fallido y un hijo que prefiere vivir con su tía, prácticamente consagra su vida al cuidado de su hermano, en una relación bastante patológica, donde la sobreprotección y la manipulación son una constante.

La vida en esa casa, tiene una tortuosa rutina, pero rutina al fin, que será sacudida con la llegada de la misteriosa Ilse ( Heidi Fauth ), institutriz que viene de cuidar a unos niños muy traviesos y que ahora acepta el poco grato trabajo de ser asistente, de ese poeta enfermo y en apariencia bastante loco.

La relación entre Bruno e Ilse no arranca de la mejor manera, el trato que le brinda Bruno no es nada amable. Mal aseado e impertinente, parece cansará muy pronto a la nueva asistente, que al principio acepta a desgano las órdenes, pero con el correr del tiempo, le irá tomando la vuelta a su función de asistente y principalmente a ese hombre, que parecía apático e indomable, pero culto y con cierto atractivo,  que misteriosamente desde su llegada, pareciera ir saliendo del pozo en que se encontraba hace tiempo.





El vínculo entre ambos, parece estrecharse por alguna misteriosa conexión que indudablemente se establece entre estos dos seres, solitarios y sufridos. Claro que Odell, alerta a los cambios de su hermano y al acercamiento de Ilse, mirará con mucho recelo la situación. ella es la que decide sobre la vida de su hermano, creando una dependencia casi total y no dejará que una recién llegada, puede quitarle su lugar.

La obra tiene mucho suspenso, por lo que no vamos a adelantar mucho más, solo decir que la trama pondrá la lupa, en la realidad de estos seres, que en vez de vivir disfrutando la vida, por el contrario sobreviven, hacen lo que les permite sus miedos, están atados a ellos, resignados a transcurrir una vida de sufrimientos y privaciones, donde sus deseos siempre quedan postergados.

Pero a veces, las tinieblas se abren, las almas solitarias se encuentran y los deseos reprimidos, pueden salir a la luz, apareciendo en primer lugar una discreta atracción, que puede dar lugar al enamoramiento primero y a la pasión después. La obra perturba por la opresión que viven esos personajes frágiles, oscuros y apagados, pero adelantamos que aunque sea momentánea, la luz llegará y lo hará con una carga de sexualidad y de erotismo poco común en nuestro teatro independiente, pero logrado de manera estupenda por un libro que lentamente creará el clima y las condiciones, para que llegue el climax, que esperan los protagonistas necesitados de amor y el espectador que sigue con mucha atención y tensión las acciones.-

Hablando de las actuaciones, digamos ya que La Fragilidad del Cielo, presenta tres interpretaciones magníficas, se sacan chispas, para ver cual de ellas, es la más destacada y es casi imposible determinarlo, porque los tres protagonistas, componen de manera estupenda sus personajes, con un talento y una entrega que hay que resaltar.






Daniel Begino, es ese Bruno vulnerable y desamparado, abandonado a sus suerte, sin ganas de vivir, con muchas cicatrices en su pasado,  que empieza a encontrar un sentido a su vida, con la llegada de Ilse. Un trabajo enorme el de Daniel, componiendo un personaje que reemplaza su casi nula visión, con un sentido  del olfato y de la audición muy desarrollados, resultando atractivo para su cuidadora.

Silvina Katz, compone en forma estupenda a la sufrida Odell, presa de sus desgracias y de un pasado que la abruma, sabe que su misión en la vida, es el cuidado de su hermano, sabiendo que si lo pierde, se le desmorona todo. Es tan buena su composición, que cuesta reconocerla hasta físicamente en este papel. Una actriz versátil, a la que el año pasado, vimos en Clarividentes, Una Gota de Agua y Camino de Hórmigas y que aquí nos sorprenden con una interpretación magnífica.

Y dejamos para el final a Heidi Fauth, que brilla en escena. Una actriz que nos encanta, dueña de una belleza y un magnetismo particular, el año pasado la vimos en Todas las Rayuelas y en Presidio, pero aquí al igual que Silvina, nos deja con la boca abierta, con su gran faena. Ilse es una mujer misteriosa, cerrada en si misma, que poca revela de su pasado y que ni siquiera se permite desear algo. Heidi dota a su personaje de una sensibilidad extrema y con un atractivo oculto, logrando de manera asombrosa, pasar de ser esa asistente sumisa y poco llamativa, a esa mujer sensual, que de una vez por todas, se permitirá cumplir sus deseos.

Párrafo aparte, su profesionalismo y seguridad en si misma, para jugar con Daniel, una escena de alto voltaje erótico, muy lograda y nada forzada, absolutamente justa, para un texto que vino preparando el momento en forma paciente.
Fantástica labor la de Heidi, que debemos aplaudir.







Sin dudas tres actuaciones estupendas, de actores absolutamente entregados a los que les pide la directora y mostrando además del compromiso con la historia, una química entre ellos, indispensable para las exigencias de la obra.

La puesta es tan lograda, que consigue que el espectador viaje a ese mundo que propone la autora. La sala del Teatro del Pueblo donde se desarrolla la pieza, parece creada especialmente, el espectador para acceder a la sala, debe bajar una empinada escalera, para llegar a un subsuelo, que tantas semejanzas tiene con ese sótano, en el que habita Bruno.

El excelente diseño lumínico de Akira Patiño, tiene una importancia capital, generando una atmósfera de asfixiante oscuridad y penumbra que acompaña todo el desarrollo de la trama, creando los climas que pide la pieza. El espectador siente estar, en ese sótano oscuro en el que están recluidos los protagonistas, con una cercanía que se disfruta muchísimo, ya que permite seguir cada gesto, cada mirada y hasta la respiración de los actores, en esta sala particular, que además de su subterraneidad, se caracteriza por tener tres frentes de visión, debido a la disposición de las sillas.







Otro ítem a destacar, es el vestuario de Brenda Opoka que nos lleva a la antigua Alemania y el diseño escenográfico, con esos libros tirados en el piso, que rodean a esa colchón viejo, con sábanas sucias, que resultará el hogar del poeta y también el lugar donde se desatará la pasión.

En conclusión, La Fragilidad del Cielo, es una de sus obras que todo amante del teatro independiente debe ver, ya que combina,  un guión muy atractivo de Anahí Ribeiro, que combina vínculos familiares enfermos, miedos, sufrimientos, fantasmas y erotismo, en una puesta jugada e íntima que cuida todos los detalles y ofrece actuaciones superlativas.

La pieza transita su tercera temporada en cartel y teniendo en cuenta los aplausos que al final de la función, le brinda el público que colmó la sala, conmovido por lo que acabó de presenciar y no caben dudas, que es una obra que tiene todavía mucho por recorrer.
Teatro independiente de calidad, que recomendamos.



Pensador Teatral.

domingo, 25 de febrero de 2018

La Sagradita

Jueves 21 hs en El Camarín de las Musas ( Mario Bravo 960 )





Dramaturgia de Selva Palomino y Dirección de Gilda Bona.

La Sagradita es un drama de época, que se sitúa en nuestro Noroeste, en el año 1951, trayendo a escena al mito de Evita, en momentos, que la salud de la madre de los descamisados se está deteriorando a pasos agigantados y la sociedad se divide, sin grises, entre el amor y el odio por esta figura política, que sin dudas atravesó su época.

La acciones se inician en Salta, donde Adela, una señora de la alta sociedad, conservadora y profundamente anti peronista, pasa sus días, jugando a la ruleta en un exclusivo club, criticando a la chusma salteña, que con certeza la mira con envidia, por su posición económica y su prosapia.

La rutina se altera, cuando su hija Elena, le cuenta que se irá de la casa, para vivir con Mariano, un joven bello y encantador, del que se enamoró perdidamente. La noticia es inaceptable para Adela, no vé con buenos ojos que se vaya con un Don Nadie, alguien sin apellido, sin profesión conocida y encima irse sin la libreta de casamiento, todo un escándalo para la época y comidilla para esa chusma salteña, que sin dudas aprovechará la novedad, para murmurar a sus espaldas.






Pese a la negativa, la joven parejita se irá a probar suerte y perigrinará por diferentes provincias, dependiendo donde lo lleven sus negocios erráticos, siendo un compañero, que promete mucho a su amada, pero es poco lo que realmente le ofrece.

En uno de los tantos hoteles donde se hospedan, se cruzarán con una particular dupla de teatreros / cirqueros, conformada por Paquito y Darbón, que dependiendo la ocasión y la provincia, ofrecerán algún algún tipo de espectáculo teatral o cirquense, de dudosa calidad..

Paquito es quien tiene la llave de la trama, ya que en uno de esos encuentros, le contará a Elena, que conoce personalmente a Evita, si al mito viviente y no solo la conoce, sino que además habla con ella de teatro y es más, en estos momentos está escribiendo, a su pedido,  una obra que habla de su vida. La verosimilitud de este conocimiento puede ponerse en duda, pero no para Elena admiradora de Evita, que queda hipnotizada, con lo que le cuenta Paquito y quiere saber todo de ella.

La figura de Evita es divisoria de agua y una muy buena demostración, que las divisiones en nuestra sociedad, vienen de muchos años atrás y que la grieta que ahora todos mencionamos, es una constante de nuestra historia y se repite en forma cíclica y brutal. con diferentes protagonistas, según la época.





Como dijimos, con Evita no hay grises, se la ama o se la odia, del lado de los que la aman, esta Elena y por supuesto Paquito y su compañero Darbón, que es, quien en forma reverencia la llama La Sagradita, dándole un aura mística a su figura. Contrarios a su nombre, están su esposo Mariano y por supuesto Adela, que la odia profundamente, para ella es mala palabra, es la yegua. Desprecia profundamente a Evita y a los cabecitas negras que la siguen, en busca de derechos, que en su pensamiento, no merecen.

Para conservar el suspenso que tiene la obra, no vamos a contar más, solo decir que el amor de la pareja irá disminuyendo, de la misma manera, que la salud de Evita se irá deteriorando, para dolor de sus seguidores y alegría de sus detractores.

La trama es muy potente, en esto tienen que ver el muy buen libro de Palomino y la precisa dirección de Gilda Bona, una gran directora, que siempre sabe sacarle jugo a las historias y les dá mucho recorrido a los personajes, exponiendo sus zonas sensibles..

Vayamos entonces al muy buen elenco que tiene la pieza, arrancando por la protagonista de la misma, María Forni ( Elena ), la joven que se anima a desobedecer a su madre y al que dirán, para irse con su enamorado, confiando su suerte a ese hombre a quien ama. Nos encantó su interpretación, muy sentida, esperanzada y algo triste por esa felicidad que desea y no llega, añorando un bienestar que parece lejano y admirando siempre a esa gran mujer que es Evita, que contrariamente a ella, si pudo lograr todo lo que se propuso, siendo este su modelo a seguir. Un gran trabajo el de María, con mucho carisma y sabiendo transmitir sus emociones.






Su compañero es Germán Rodríguez, como ese Mariano entrador y buscavidas, un vendedor de ilusiones, con mucha labia, un  verdadero encantador de serpientes, que nunca encuentra el trabajo justo, pero siempre tiene la excusa precisa, aunque de a poco, la cruda realidad, irá dejando al descubierto su impostura.

Emiliano Diaz, es el gran Paquito, el invertido amigo de Evita, el que habla de teatro con ella. Hay un giño de la autora de su personaje con el de Paco Jamandreu, confidente de Evita en la vida real ?? Es una duda que dejamos. Un gran actor Emiliano, al que disfrutamos el año pasado en Enamorarse es hablar corto y enredado, otra entrañable obra del off. Aquí dá vida a un artista que se gana su vida de gira por diferentes ciudades, teniendo como mayor capital su valiosa amistad con María Eva Duarte.

Que decir de Fernando Sansiveri, el ladero de Paquito, quien fascinado, introduce el mote de La Sagradita, un personaje sensible y muy querible, que arranca sonrisas del público. Una revelación para nosotros.

Dejamos para el final adrede a Raquel Albeniz, que personifica de manera brillante a una Adela, conservadora y profundamente antiperonista. Una composición admirable, con ese acento bien salteño y sus deliciosos monólogos llenos de resentimiento para las clases bajas y donde relata con pasión, sus veladas en la ruleta, donde con una técnica inimitable, gana fichas por doquier y llena de envidia a quienes la miran, porque para Adela, sin dudas las apariencias son lo más importante. Actuación superlativa, con una enorme presencia escénica, por momentos se come la obra.






Un elenco muy rico, el reunido, con actuaciones muy parejas y destacadas, damos mucho mérito a la directora, que reserva momentos de lucimiento individual, para cada uno de los protagonistas.

La puesta tiene varios ítems para destacar, principalmente el señorial vestuario de época de Jennifer Sankovic, con vestidos largos y sombreros por doquier, distinguidos y acordes a la década del cincuenta. Destacar el muy buen diseño escenográfico de Alejandro Richichi  y el efectivo diseño lumínico de Lucas Orchesi, fundamental en la trama, ya que las luces y la penumbra, son los que marcarán las diferentes locaciones donde se desarrolla la pieza, que presenta una gran dinámica, con actores que van entrando en escena, mientras los otros salen, con una continuidad muy lograda.

En conclusión, quedamos más que contentos con La Sagradita, son esas ocasiones, en las que confluyen un guión, muy interesante de Selva Palomino, que vuelve a traer a escena a Evita y a todo el mito que aún hoy la rodea, recreando todas las divisiones y discusiones de aquella época, que nos permiten ver con claridad, que aunque hayan pasado setenta años, el país sigue profundamente dividido, ahora lógicamente son otros los nombres propios y a la división, se la llama grieta. Lo triste, es que seguimos con peleas de nombres y en vez de tirar todos para el mismo lado, el país siguen inmerso en discusiones fanáticas, que nada aportan y siguen demorando nuestro crecimiento.





Como puede aprecia el lector, es una obra que detrás de la historia, deja lugar a la reflexión, con una puesta atractiva y potente de Gilda Bona, que se apoya en actuaciones magníficas.

El lleno total que viene presentando El Camarín de las Musas todos los Jueves, es una clara demostración que la obra seduce y que el boca a boca está funcionando a pleno. En la función, a la que asistimos nosotros, debieron colocar sillas adicionales, por que la capacidad de la sala mayor del Camarín estaba desbordada, sin dudas son muchos los espectadores, que quieren presenciar esta bella historia de época y comprobar que el mito de la Reina de los Descamisados, sigue más que vigente que nunca.

Recomendamos La Sagradita y celebramos que nuestra dramaturgia siga entregando propuestas tan interesantes y cuidadas desde lo estético.



Pensador Teatral.

lunes, 19 de febrero de 2018

Los Tutores

Jueves a Domingos en Paseo La Plaza ( Av. Corrientes 1660 )






Dramaturgia de Carlos La Casa y Daniel Cúparo, con Dirección de Daniel Cúparo.

Los Tutores, llega al Paseo La Plaza, luego de haber sido una de las ganadoras de la tercera edición del Concurso Contar, que organizar la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales, Argentores y la Asociación Argentina de Actores.
Esta iniciativa tiene como objetivo, estimular a los autores nacionales en el circuito comercial de teatro, ya que las obras seleccionadas, son apadrinadas por importantes productores, permitiendo la llegada de las piezas, al circuito del teatro comercial.

Recordemos que Carlos La Casa, tiene experiencia en esta lides, al haber ganado una edición anterior del Contar, con otra obra de su autoria, Todas las Rayuelas, protagonizada por Hugo Arana, que el año pasado se presentó con gran suceso en El Multiteatro.






En esta oportunidad, junto a Daniel Cúparo,  escribío esta comedia que pone foco en la institución educativa, explorando el comportamiento de los alumnos, de los padres y de las autoridades escolares, logrando que el espectador se identifique muy fácilmente con las historias, que además de divertidas, le resultan muy cercanas.

La trama nos presenta una reunión de padres, organizada por la directora del prestigioso y exclusivo establecimiento educativo al que concurren sus hijos, para informar que los alumnos han cometido un hecho delictivo grave dentro del colegio. Les mostrará los videos que documentan el hecho y con ese disparador, los padres emprenderán una cruzada, para evitar que el hecho trascienda fuera de la escuela y sus hijos sean sancionados, claro que en vez de unirse, comenzará una lucha, que se parece más a un salvese quien pueda.

La obra funciona a pleno, porque logra su objetivo primordial, que es hacer reír al espectador, lo consigue con texto actual, acorde a los tiempos que vivimos, siendo dinámica y con muy ricos cruces dialécticos, ya que cada uno de los padres, tiene un pensamiento diferente. Se han creado en forma inteligente los distintos personajes, provocando muchas situaciones hilarantes, por ese choque de culturas y edades que mencionamos.





Si a este guión inteligente, le sumamos el muy buen elenco elegido, no es de extrañar, que la idea funcione, logrando que el público se ría mucho. Son esas obras, que al tener tanta variedad de personajes, hace que cada espectador tengo un personaje favorito que lo hará reír más.

Arranquemos por Hugo Arana, un actor de gran carisma, al que vimos el año pasado en Todas las Rayuelas, luego de superar algunos problemitas de salud, aquí lo volvemos a disfrutar en el papel de Héctor, el abuelo de uno de los alumnos, chapado a la antigua, algo facho y muy poco tolerante. Un actor enorme Hugo, ejemplo de lucha y un lujo siempre verlo en escena, mostrando siempre el valor de la experiencia.





Laura Oliva, como Fabiana, nos gustó mucho, mostrando sus conocidos recursos para la comedia y para los monólogos ( el año pasado nos sorprendimos positivamente, con su papel en Lo Único que hice fue Jugar, muy buen drama ). Acá Laura, muestra, una gran presencia escénica y se luce mucho en la comedia, en el papel, preocupada por su hijo adolescente.

Ludovico di Santo, es otro de los puntos altos de la pieza, el marido de Laura en la ficción, compone a un político en campaña, parlanchín y medio chanta, que quiere irse pronto de esa reunión de padres, para irse a un acto, donde lo está esperando el Chaqueño Palavecino. Un papel muy festejado por la platea.

Paula Kohan, es para nosotros una gran revelación, madre moderna, profesora de yoga y amante de todo lo natural y las disciplinas alternativas, le otorga mucha frescura a la trama, con momentos hilarantes y muy divertidos.






Dan Breitman, es un padre moderno, que chocará mucho en especial con Hugo Arana que no lo entiende, generándose duelos muy graciosos.

Dejamos para el final a Mónica Cabrera, es la directora de la escuela, la que convoca a los padres, para comentarles el delito protagonizado por sus hijos. Cumpliendo una composición magnífica, como esa típica directora de escuela algo autoritaria, con todos los vicios y muletillas, que nos suenan tan familiares.  Mónica tiene un histrionismo y un carisma especial para el humor, asegurando risas en cada una de sus intervenciones, siendo tal vez el personaje que más risas nos generó.

Como comentamos, se reunió un elenco variado en edades y personalidades, pero todos talentosos y con gran trayectoria, que se muestran muy cómodos en la comedia y los autores, posibilitan a todos ellos, en algún momento de la trama, un espacio para el lucimiento individual, además de funcionar bien en el conjunto, estando siempre los seis en escena.






Siempre cómoda la Sala Plaza Neruda del Paseo La Plaza, predispone muy bien al espectador, para disfrutar la obra, con una puesta, que presenta un muy destacado diseño escenográfico, con los cuadritos de diferentes divisiones, que decoran la oficina de la directora y un diseño lumínico importante.

En definitiva, Los Tutores, es una muy buena posibilidad de ver los trabajos de jóvenes dramaturgos como Carlos La Casa y Daniel Cúparo, con la oportunidad de mostrarse en el teatro comercial, con una comedia actual y efectiva, que cumple con creces su objetivo de hacer reír al espectador, con una obra muy entretenida y un elenco muy talentoso.

Nos reímos mucho y por eso recomendamos la obra, una muy buena salida, para disfrutar de una velada divertida, con un humor ácido y situaciones con las que nos vamos a identificar de inmediato.



Pensador Teatral.


A la Deriva

Jueves 21 hs en El Camarín de las Musas ( Mario Bravo 960 )






Dramaturgia de Amanda Peet y Dirección de Jorge Arzumendi,

En esta oportunidad nuestro prolífico teatro independiente, nos acerca una obra made in USA, escrita por la bella actriz estadounidense Amanda Peet, esposa de David Benioff, el guionista de The Game of Thrones, serie que transita por su séptima temporada de éxito y sigue batiendo records de audiencia en todo el mundo.

Esta es la primera obra escrita por Peet y se estrenó en el off de Broadway en el 2013, nada menos que con Sarah Jessica Parker, como una de sus protagonistas. La pieza llega este año a la Argentina, bajo la dirección de Jorge Azurmendi, en una puesta muy atractiva.






La autora se inspiró en una historia real, la del inversor Bernard Madoff, quien luego de trabajar por muchos años en Wall Street, culminó su carrera, estafando a miles de inversores estadounidenses, siendo arrestado por el FBI en el 2008, siendo su caso considerado, como uno de los mayores fraudes, en la historia de las finanzas.

En la obra, no se hace referencia alguna a Madoff y el argumento central tiene algunas variantes, arrancando en el instante posterior, a que el jefe de una tradicional familia judía residente en New York, es encarcelado acusado de estafar y traicionar, nada menos que a sobrevivientes del Holocausto. El arrestado no aparece en escena, quien protagoniza la pieza, es su esposa Judith ( Cristina Dramisino ) que perseguida por la justicia, debió abandonar su lujoso apartamento en el Central Park, para exiliarse en la costera Pensacola.

Con sus bienes embargados y debiendo soportar el acoso de los medios, que cubrieron el escandaloso caso, Judith debe refugiarse en esa casa de la playa, con el dolor por la debacle económica y soportando la mirada severa de una sociedad, que no perdona el aberrante accionar de su esposo y la mira con desconfianza a ella, no creyendo, que pudiera desconocer totalmente las actividad ilícitas de su esposo.







El escarnio, llega a toda la familia, todos son manchados por el escándalo.Sus hijas y su nieta, preocupadas por su débil estado de salud de Judith, la irán a visitar, pero las relaciones en ese grupo familiar, atraviesan su peor momento, hay pases de facturas permanentes, reina la desconfianza y aparecen los problemas económicos, las añoranzas por un nivel de vida, que hoy suena lejano y hasta obsceno por su origen, surgiendo una necesidad irrefrenable, por despegarse del aberrante delito que marcó al patriarca familia.

El objetivo de las mujeres de esa familia, es demostrar que nada tuvieron que ver con aquella estafa, tratando de quedar a salvo del huracán desatado y queriendo dejar en el olvido, aquellos tiempos, en el que disfrutaron del bienestar económico, sin cuestionarse nada.

La historia central, presenta a su vez, historias secundarias, que en nuestra opinión, no pueden desarrollarse con el tiempo y volumen requerido, generando alguna desvío innecesario, sin embargo la tensión y el suspenso, no cede en ningún momento y en esto es fundamental, las actuaciones que tiene la obra.






Y si hablamos de las interpretaciones, nos tenemos que referir de inmediato a a Cristina Dramisino, que literalmente se come la cobra, con una composición fantástica. Sus tonos de voz, su gestualidad, sus miradas, sus desplazamientos, todo resulta perfecto, dando vida a una mujer de dos caras, sufriente y víctima por un lado y por el otro siendo una mujer ambiciosa y manipuladora. Cristina es una actriz que nos encanta y en esta ocasión, aprovecha todas las posibilidades que le brinda este protagónico de mostrar sus condiciones, para deleitar al espectador, con una interpretación exquisita.

Si bien Dramasino es el centro de atracción de la pieza, para nada está sola en escena, hay otras mujeres que la acompañan y en gran forma. Cecilia Chiarandini es Becca, una de sus hijas, actriz frustrada, con problemas económicos y una vida errante, tanto en lo laboral, como en lo sentimental. Cecilia muestra mucha química y entendimiento con Cristina, se conocen de Independencia, una muy buena obra del off, cuyo director era el mismo Jorge Arzumendi, trío que se vuelve a encontrar aquí. Nos gustó mucho el trabajo de Cecilia, una actriz muy versátil.







La revelación de la obra, para nosotros es la joven Mora Monteleone, como Lissy, la nieta de Judith, compone una adolescente sexy y liberal, que se mueve con mucha madurez, en el río tumultuoso que es la familia en estos momentos. Una muy buena labor la de Mora, aportando mucha frescura a la pieza.

Completan el cuadro de mujeres, Agustina Saenz, como Alicia, la hija menor, madre de Lissy, que trata de imponer una cuota de moral, una rareza en esta familia y Cristina Fernández, como la temperamental enfermera, que acompaña la vida en soledad, de la dueña de casa. Ambas cumpliendo sus papeles con solvencia.


El elenco se completa, con un hombre, que aporta la cuota de masculinidad, en muy buena forma, nos referimos a Lionel Arostegui, el periodista y ambicioso novio de Becca, que mira con recelo a una familia que está en el ojo de la tormenta, buscando cualquier oportunidad para sacar tajada. A su muy buena actuación, le agrega las canciones que interpreta en inglés, acompañado se su guitarra.






La puesta de Arzumendi, resulta atractiva y original, con ese doble plano que aprovecha el amplio escenario del Camarín de las Musas, donde en el primer plano se representan las acciones y en el segundo, de fondo, vemos a los los actores que permanecen inmóviles, mientras no participan, como en trance, esperando su turno, para volver a escena.

 Una interesante propuesta la de A la Deriva, un profundo drama familiar, que inspirándose, en un caso real, pone sobre el tapete la fundamental influencia que tiene el dinero en los vínculos humanos y como en épocas de abundancia, poco importan los temas morales, pero cuando la plata se acaba y llegan los problemas, aparecen los conflictos y las culpas, que en los momentos favorables se ignoraban, quedando al desnudo las miserias humanas, en toda su expresión.

Un texto que llega del off americano, a nuestro teatro independiente, con una precisa dirección de Jorge Arzumendi y actuaciones muy lucidas, con el destaque mencionado de una actriz de excelencia como Cristina Dramisino, que junto al elenco que la acompaña, nos ofrecerán una vertiginosa noche de buen teatro.



Pensador Teatral.




lunes, 12 de febrero de 2018

Rapiña

Viernes 21 hs en Belisario Club Cultural ( Av.Corrientes 1624 )






Dramaturgia de Leandro Airaldo y Mariana Topel. Dirección de Mariana Topel.

Una propuesta original y perturbadora, la de Rapiña, que transita su segunda temporada en cartel, luego de la muy buena repercusión que tuvo en su primer año, llegando este año a la calle Corrientes, más precisamente al Belisario, un teatro con mucha tradición en el off.

Rapiña, nos habla de las relaciones humanas, de los vínculos que se establecen entre las personas, entre integrantes de la familia, pero lejos de ofrecer un relato color de rosa, nos ofrece una versión cruda y descarnada, de algunos vínculos humanos, en los que la moneda corriente es la violencia, la sumisión y la negación de la realidad a cualquier costo, sin importar cuanto lastimamos por ello, al ser que supuestamente amamos.






La pieza, tiene un formato atractivo, presentado cuatro mini obras, que funcionan como relatos independientes, en los que, la característica común que muestran, es la violencia, física o psicológica, el egoísmo y las miserias humanas en su máximo expresión, aunque se quiere aparentar en todos los casos, una falsa normalidad.

Los cuatro relatos, presentan una dramaturgia muy bien elaborada y un halo de misterio que envuelve la escena y al espectador, que se engancha con cada una de las historias, que arrancan como situaciones normales, pero a medida que van avanzando, el velo se irá corriendo, quedando a la vista situaciones perversas, que lejos parecen estar de ser normales.

La pieza se recrea en un ambiente de sordidez y de misterio, muy logrado. Para mantener el suspenso, no vamos a revelar demasiado el contenido de las cuatro historias que componen el universo de Rapiña, dejaremos que el espectador lo descubra, cuando vea la obra, solo decir que en todas hay actuaciones excelentes y cada una nos impactará por alguna razón.





Cada cuadro, tiene protagonistas diferentes, mencionaremos a Sandra Franzen, fantástica composición, junto a Graciela Neugovsen, que arrancan en escena, en un relato cargado de violencia, misterio y un dejo de erotismo.

Monica Kerner es una madre sobreprotectora, que no quiere tomar conciencia, que su hijo Santiago Luna, ya ha dejado ser un niño.

Silvana de Sanzo, con muchas ternura, se desvive por una sonrisa de su querida hija Irene Bazzano, aunque a veces los deseos que parecen más simples, son los más complicados de lograr.






Victoria Bilbao, otra composición que se destaca mucho, en cambio es una hija que quiere complacer a su madre Doris Resen, aunque no parece saber bien como hacerlo.

En las cuatro historias, amparado con la oscuridad del escenario, veremos agazapado al rapiñero Marcelo Zegalo, que observa atento todo lo que sucede y parece disfrutarlo.

Mencionamos a todos los protagonistas, como una forma de hacer justicia, ya que realmente la pieza tiene interpretaciones muy destacadas y se nota que el elenco, que combina juventud con experiencia, está muy compenetrado con el proyecto.
En este punto tiene mucho mérito la directora Mariana Topet, que logra darle homogeneidad a las diferentes historias, logrando que las interpretaciones mantengan una línea coincidente.

La puesta es uno de los puntos fuerte de Rapiña, ya que se logra mantener una atmósfera plena de tensión y de suspenso, que hace que no vuele una mosca en todo el desarrollo de la pieza, ya que el espectador siempre está atento a lo que sucede. Es muy destacado el diseño de luces de Alejandro Vázquez, dando un gran protagonismo a la oscuridad, que es la que predomina en la puesta, muy buen recurso el de la locución de Natalia Sosa al inicio de cada historia y la musicalización de Alejandro Marani, con ese inquietante sonido de fondo que acompaña en forma constante.






En conclusión, estamos en presencia de una pieza muy interesante, que se anima a tomar riesgos, ya que sale de la zona de confort y se atreve a mostrar la cara menos agradable de los vínculos humanos, haciendo mucho foco en la relación madre / hijo, donde muchas veces no existe un amor verdadero, sino una relación perversa y de manipulación, que está muy lejos de ser un amor sano.

La sala colmada del Belisario, es un indicador que el boca a boca, funciona a pleno y el prolongado aplauso del público, al final de la función, es un justo reconocimiento,para los protagonistas, por la  gran velada de teatro, que nos brindaron

No queda más que recomendar esta muy buena propuesta del off e invitar al espectador a ser parte de este viaje perturbador, que nos propone Rapiña.



Pensador Teatral.

domingo, 11 de febrero de 2018

Nadie es tan Rubia

Jueves 21 hs en Teatro El Método Kairos ( El Salvador 4530 )







Dramaturgia de Guillermo Difilippo y Dirección de Zaida Mazzitelli

Nuestro teatro off, se caracteriza por su inagotable oferta y en esta oportunidad, nos presenta Nadie es tan Rubia, unipersonal protagonizada por Carolina Fassa, que se basa en la vida de Marilyn Monroe, una de las actrices estadounidenses, más famosas que dió ese país y verdadero ícono sexual de los años cincuenta. Su nombre trascendió su época y aún hoy, su mito, sigue vigente en todo el mundo.

La obra arranca en los últimos minutos de vida de Marilyn y es el momento en que repasará los instantes más relevantes de su existencia, haciendo un pasaje por cada una de las personas que fueron importantes en su vida, entablando diálogos imaginarios y muy ricos con todos ellos.







Un gran mérito de la obra, es encararar a Marilyn, despojándola de su traje de estrella, presentándola al público, como mujer, como persona que fue, contando su dura infancia, donde desfiló por distintas casas de familiares y orfanatos, sus matrimonios fallidos y cargados de violencia, sus conflictos con el psicoanálisis y su permanente lucha por superar el prejuicio, de los que solo veían en ella, un simbolo sexual, sin reparar, que era una mujer sensible e inteligente.

Teniendo en cuenta, que Norma Jeane Baker, conocida por todos, como Marilyn Monroe falleció en 1962, es decir hace más de 50 años, son muchos, los que en la actualidad, poco conocen acerca de la vida real de esta diva de Hollywood y por eso es muy bienvenida este semblanza en primera persona, que tanto nos cuenta, de su vida, haciendo foco, en aspectos íntimos y humanos, no tan conocidos.

La obra nos gustó mucho y esto sucede en gran parte, por la fantástica actuación de Carolina Fassa, que nos regala una interpretación exquisita, luciéndose mucho en los parlamentos y más aún en las partes cantadas. Una grata sorpresa, la hermosa voz de Carolina y lo bien que canta en inglés, algo nada sencillo, dándose el lujo, hasta de cantar, estando acostada, en un momento de la trama.







Fassa siempre admiró a Marilyn y cuando conoció su historia, que comprende una infancia muy sufrida y una vida con muchos momentos tristes, se maravilló con la misma y no tuvo dudas que sería un gran proyecto protagonizar una obra que logre transmitir los fragmentos más relevantes de su existencia y aquellas facetas escondidas, que toda gran estrella tiene. Es justo reconocer a esta altura, al autor de la pieza, Gullermo Difilippo, quien luego de un arduo trabajo de investigación, logra escribir un guión atractivo, que seduce al espectador, trayendo detalles poco revelados de la vida de Marilyn.

Gracias a su talento y sus condiciones, supera el reto complejo, de retratar a aquella gran mujer que fue Marilyn, sin buscar imitarla, el objetivo era transmitir sus emociones y es algo que consigue con creces, con una excelente performance.
Fantástica labor la de Carolina, con una pasión y una entrega total, que los que estamos acostumbrados a ver teatro independiente, recocemos, pero no por ello, hay que dejar de destacar.

Para que el proyecto llegue a buen puerto, es tanbita fundamental el aporte de Zaida Mazzitelli,  la directora, que en línea con lo que dijimos párrafos antes, buscó que la protagonista lejos de imitar a la diva, traiga a escena a la gran mujer que hay en ella.








La escenografia es minimalista, con una sabana blanca, en la que protagonista aparece acostada al inicio de la obra y que funciona como su redil, sólo algunos elementos desparramados en esa sábana y un diseño lumínico que se destaca mucho y colabora en crear esa atmósfera íntima que pide la obra.

En conclusión, quedamos más que contentos, con Nadie es tan Rubia, una muy buena manera de homenajear a una diva de Hollywood, como fue Marilyn. y traerlas a estos tiempos, gracias a la gran interpretación de Carolina Fassa.

El aplauso con que el público despide a la protagonista, al término de la función, es fiel termómetro, que la obra se disfrutó mucho y que el teatro independiente, siempre tiene sorpresas agradables para regalarnos.



Pensador Teatral.

sábado, 10 de febrero de 2018

Entonces la Noche

Miércoles a Domingos en Paseo La Plaza ( Av. Corrientes 1660 )





Dramaturgia y Dirección de Martín Flores Cárdenas.

Es la primera incursión de Martín Flores Cárdenas en el circuito comercial, destacado autor y director con dilatada trayectoria en el teatro alternativo, llega a la Calle Corrientes, para confirmar una vez más, que el teatro es uno solo y que cualquier buen autor o director del off, puede desembarcar en el teatro comercial.

Entonces la Noche, es una obra original, anclada en la noche, con personajes que se sienten cómodos en la nocturnidad y en la oscuridad, con un halo de misterio y con historias de vida sufridas, con muchas cicatrices en el cuerpo y en mente, que las sombras de la noche quieren ocultar.






Podemos afirmar, que esta pieza tiene muchos puntos en común, con Entonces Bailemos, obra estrenada en 2013 en el Abasto, que recibió numerosos reconocimientos. Lo que sabemos, de boca , de los propios protagonistas, es que al término de una de las funciones de Entonces Bailemos, a la que habían concurrido Cecilia Roth y Dolores Fonzi, fueron a cenar con Martín y con Ezequiel Díaz, uno de los actores y en esa cena con la euforia post teatral,  alguno de los comensales tiró la frase que siempre aparece, promediando la velada: Deberíamos juntarnos para hacer algo juntos.

La mayoría de las veces, esas frases quedan en el aire y no se concretan, pero hay contadas ocasiones, donde los planetas se alinean y los proyectos se llevan a cabo.

El deseo de hacer algo juntos, fue el motor de este barco, que con el entusiasmo y la constancia de todos, pudo llegar a buen puerto, siendo la obra un estupendo mix, de artistas provenientes del off, con actrices consagradas como el caso de Dolores y Cecilia, mostrando como dijimos al comienzo, que el teatro es siempre el mismo y que las divisiones entre comercial e independiente, lo marca más el contexto y los encasillamientos, pero en ambos casos hay un escenario en la que los artistas exponen su arte y espectadores que desde sus butacas, quieren nutrirse de sus historias.






Luego de esta larga, pero esperamos, colorida introducción, contemos que Entonces la Noche, es una pieza original, que se desarrolla en una ciudad no definida, que podemos intuir por los vestuarios y el contexto, podríamos situar en el Lejano Oeste de los Estados Unidos, con personajes que no tienen nombre, que puede ser cualquier de nosotros, seres anónimos que eligen la noche, como momento del día, en la que tendrán mayor actividad y se sentirán más aliviados, lejos de las miradas de una sociedad que día, tal vez tenga una mirada demasiado penetrante y estricta, para ser soportada.

En la obra, cada uno de los personajes tiene una historia para contar, ninguna de ellas es color de rosas, en todas el denominador común en la violencia y la crueldad, que es la moneda corriente en nuestra sociedad actual. El espectador busca descubrir si esas historias son individuales o tienen algún punto en común entre ellas, además de ese marco de violencia y de nocturnidad que las envuelve a todas-.

Es muy original, la estructura que presenta la pieza, hay un piano, dos músicos y mientras cada uno de los protagonistas se enfrenta a la platea, en una especie de monólogo, el resto escucha en un sillón, cuchicheando entre ellos, tomando agua, con sonrisas cómplices, como si fueran un grupo de actores, esperando su momento, en un set de filmación. Realmente una estética muy particular y lograda, tiene la puesta que plantea el autor.






No vamos a descubrir nada diciendo que el punto fuerte de Entonces la Noche, son las interpretaciones que presenta, de un elenco muy talentoso, que se nota compenetrado y unido en el proyecto, siendo esto, algo que el espectador percibe en todo momento.

Vayamos por orden de aparición y arranquemos por Ezequiel Diaz, un muchacho ahora, que cuando tenía cinco años, recuerda como su padre huyó del hogar, dejando sola una huella de zapato en el cemento, que será su única pista para una búsqueda desenfrenada, que emprenderá ya mayor, en busca de su identidad. Nos gustó mucho lo de Ezequiel, un actor de raza del off, que se lo notó muy a  gusto en el amplio escenario de la sala Pablo Picasso del Complejo La Plaza.

Luego llega Cecilia Roth, dando vida a una mujer solitaria, algo desencajada y afecta a la bebida y a frecuentar bares. Un personaje complejo y oscuro,  el que tiene que componer Cecilia y lo hace en gran forma, mostrando su enorme versatilidad y talento, en este caso para monologar. Un privilegio ver en escena a una actriz de sus pergaminos, siendo un disfrute extra para el espectador.






Guillermo Arengo, también proveniente del off, dá vida a un policía muy humano, que parece ajeno a ese mundo de violencia y crímenes que debe transitar. Un personaje muy gracioso el que compone Guillermo y muy festejado por el público. Nos encantó su actuación.

Para el final, queda Dolores Fonzi, para nosotros la actuación más destacada de la noche, excelente su composición de prostituta, que con un acento indescifrable y una crudeza absoluta, relatará sus duras vivencias, en las noches de ruta en la que busca clientes. Siempre sensual y con una presencia escénica que nos sorprendió, en un elenco muy parejo, como dijimos, regala la mejor composición de personaje, con una interpretación excelente.

Pero estos cuatro protagonistas, no están solos en escena, los acompañan en todo momentos, los talentosos músicos, Fernando Tur y Julían Rodríguez Rona, que con piano, guitarra y armónica, otorgarán distinguidos momentos musicales, fundamentales para recrear el clima que el director y la obra piden. Destacadísima la labor de ambos.





Nos gustó mucho el diseño escenográfico de Alicia Leloutre, poco cargado, donde resalta un panel de reflectores en el fondo del escenario con doble función y un sillón de cuatro cuerpos,  el estupendo vestuario de Ana Markarian y Alicia Macchi, con reminiscencias de western y una moderna iluminación de Matías Sendon, complementan una puesta muy original en la que se cuidan todos los detalles y que por momentos parecen remitirnos a Kill Bill, con esos personajes particulares y una estética muy Quentin Tarantino.

En conclusión, una apuesta arriesgada y original, la que propone Entonces la Noche, fusión de teatro off y comercial, en la que predomina la palabra y de la mano de las superlativas interpretaciones que presenta, ilustrará al espectador y le hará vivir imágenes de esas noches de profunda oscuridad, de la que emergen personajes sufrientes, que solo buscan sobrevivir, en un mundo hostil, que siempre les fue adverso.

Celebramos la llegada de Martín Flores Cárdenas a la calle Corrientes, con una historia oscura y actuaciones exquisitas, que los espectadores reconocerán con un prolongado aplauso con el que despiden a los protagonistas.


Pensador Teatral.