Sábados 20 hs en Pan y Arte Teatro ( Boedo 876 )
Dramaturgía y dirección de Eloísa Tarruella, joven directora y autora de cine y teatro.
La obra está inspirada en la tumultuosa vida la escritora francesa Anais Nim, una de las más importantes autoras de literatura erótica del Siglo XX.
Anais, interpretada brillantemente por Florencia Berthold, vive en Paris de los años 30 y tiene un matrimonio aburrido junto a su esposonHugo ( Santiago Pedrero ) un hombre de negocios, que le garantiza una buena posición económica, pero no hay una conexión entre ambos, es una relación insípida, en la que reina la indiferencia y los reproches mutuos.
La bella Anais, que de adolescente era bailarina y modelo, encuentra escape a esta vida monótona, escribiendo su diario personal, que inició a los once años, cuando su padre la abandonó, hecho que sin dudas marcó su vida. Pero un día esta rutina se quiebra, cuando su esposo le presenta a un jóven escritor estadounidense, llamado Henry Miller, recien llegado a París, sin dinero y con una vida muy desordenada.
La atracción entre Anais y Henry, surge de inmediato y del trabajo literario en conjunto, pronto pasarán a vivir juntos momentos de pasión y lujuría. La historia se completa con June, la bella esposa de Henry, que también se vé fascinada con Anais e intentará seducirla, con todas las armas posibles.
La obra de Eloisa , se centra en este fogoso y peligroso triángulo amoroso formado por Anais, Henry y June. Esta historia amorosa es conocida en el mundo de la literatura, luego de la divulgación en los años 80, de los diarios íntimos escritos por Anais y fueron los que inspiraron a la directora a traer la historia al escenario teatral. El gran mérito de la directora, es darle al guión una intensidad y una potencia que atrapan la espectador en todo momento , con una puesta desacartonada, que utiliza un lenguaje actual y acorde a estos tiempos.
La pieza es muy profunda y tiene un contenido de sensualidad y erotismo poco común en nuestro teatro actual y que es muy bienvenido, ya que es un género al que muchos directores no se le atreven. En la obra se habla de sexo , de deseos, del abandono, de pasiones reprimidas y como la necesidad de romper con la monotonía de la monogamía, es un llave de ingreso a un mundo de sensaciones, que pueden volcarse luego en la inspiración literaria.
Las actuaciones son magníficas, arrancando por Flor Berthold, que dá vida a Anais, con una sensualidad y una intensidad que abruman, mostrándose por momentos como una mujer triste y ahogada en sus recuerdos y por momentos, seductora y abierta a la aventura y decidida a explorar los placeres tanto con Henry, como con su esposa. Un papel muy jugado, donde la actriz tiene mucha entrega y exposición física, pero que resuelve de la mejor forma. Una gran actriz, con una versatilidad admirable, tuvimos la suerte de ver a Florencia, hace unos meses encarnando a Gilda, donde también estuvo soberbia, sin dudas acertadísima su elección para este protagónico, ya que es una de los mejores actrices del teatro independiente y con esta gran interpretación lo ratifica.
Pero no solo la protagonista se luce, muy bueno lo de Ariel Nuñez, como Henry, con un aspecto fornido, violento y desprolijo , solo encuentra paz cuando la vé a Anais, de la se enamora profundamente.
Florencia Naftulewicz, la esposa de Henry, juega un papel de seducción y de intriga perfecto, personaje apasionado y muy sensual también, recreando algunas escenas muy jugadas con la protagonista.
Nos queda Santiago Pedrero, como Hugo, el esposo de Anais, que sufre la indiferencia de ella primero, luego la sospecha de la infidelidad de su esposa y por último la angustia, por ese hijo que no llegará a este mundo. Un papel muy sufrido, que representa muy bien.
Realmente un elenco magnífico, que a está a la altura de los desafíos y la exigencia que presenta la obra.
Esta puesta tan bella, se apoya también en una escenografía destacadísima, que se divide en mitades, teniendo en un lado la casa de Anais y Hugo y del otro lado, el departamento de Henry, donde los amantes tienen encuentros literarios y también amorosos. Un centro del escenario neutral, donde ocurren algunas escenas desarrolladas fuera de esos hogares. Hay proyecciones audiovisuales en un televisor, que le dá un toque cinematográfico a la pieza. El vestuario de Soledad Gaspari, es muy variado y se luce muchísimo, con cambios de ropa de Anais en pleno escenario a la vista de los espectadores, que le otorga un toque vouyerista a la pieza y que contribuyen con la atmósfera sensual que tiene la obra y otro recurso muy bien utilizado, es el musical, con temas de fondo que suman al clima, la obra tiene música original y hasta en un momento, los protagonistas nos regalan un hermoso baile flamenco.
Concluyendo, una obra magnífica, con actuaciones estupendas, para reflexionar sobre el amor, la libertad y las pasiones, con escenas de sensualidad y erotismo poco comunes en nuestro teatro y con una puesta bellísima, llena de poesía y con una multiplicidad de recursos escénicos puestos en beneficio del excelente producto final que se ofrece al espectador.
Felicitaciones a la talentosa Eloísa Tarruella por poner toda la carne en el asador y regalarnos esta excelente obra, éxito de crítica y público, que permite al espectador viajar a la París de la década del 30 y ser testigo privilegiado de la vida y las pasiones de Anais Nin.
Pensador Teatral.
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