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viernes, 21 de septiembre de 2018

Heisenberg

Dramaturgia de Simon Stephens y Dirección de Luis Agustoni.








Jueves a Sábados 20 hs y Domingos 19 hs en Teatro Regina ( Av. Santa Fé 1235 )

La obra escrito por este joven dramaturgo británico se estrenó originalmente en el off de Broadway, para luego llegar a Inglaterra y representarse en varios países, siempre con muy buen suceso. A la Argentina, llega traducida por Nicolás Zaharya y la dirección de Luis Agostoni,

Heisenberg es un nombre que los fanáticos de la serie Breaking Bad, tienen presente, porque así se hacía llamar su personaje principal, nos referimos a Walter White. Pero también Werner Heisemberg, fue un físico y filósofo alemán, que fue conocido, por el principio que se conoce con su apellido y que habla sobre el principio de la incertidumbre.









Llevada a la obra, esa incertidumbre se traduce en lo impredecible que pueden resultar las relaciones humanas y las múltiples posibilidades que nos presentan los vínculos, que muchas veces no vemos, ni siquiera imaginamos.

Yendo la historia, la misma se inicia con un encuentro casual que ocurre en una estación de trenes londinense, donde una mujer se confunde de persona y saluda por error a un hombre de 75 años que estaba sentado en un banco, Aportemos algunos datos más, la mujer tiene 42 años y es interpretada por la bella Catherine Fulop, que regresa a las tablas luego de 10 años de ausencia. El hombre mayor es interpretado por Luis Agustoni, reconocido maestro de actores, quien además es el director de la obra.

Las diferencias entre ambos son notorias. Fulop, ella es una mujer extrovertida, enérgica y muy atractiva, en cambio a Luis, se lo vé como un hombre cansado y parco, que parece casi resignado a vivir sus últimos años, sin mayores emociones. Es más cualquiera que los viera juntos, podrían pensar que se trata de un padre y su hija, ese pareciera ser el lazo que los une. Pero por insistencia de la mujer y de manera casi inexplicable, se iniciará un diálogo entre ellos y a medida que el mismo avanza, notaremos que hay dos puntos de común entre ellos, la profunda soledad que los atraviesa y el dolor que llevan dentro.








Los motivos de sus aflicciones, son diferentes y no los revelaremos aquí para mantener el suspenso de la trama, pero lo que si diremos es que la compañía que encuentran en el otro parece mitigar el dolor y los ayuda a sentirse menos solos, como si compartir las penas, les aliviará la carga y de a poco. estos dos desconocidos, comenzarán a forjar una relación, tan atípica como inesperada.

La obra se centra en el diálogo de los dos protagonistas, que compartirán seis actos, estando ambos en todo momento, presentes en escena, hablando sobre sus vidas actuales los recuerdos y un futuro difuso que ambos vislumbran. Por lo tanto es una pieza, donde prácticamente todo el peso, lo llevan los actores, con sus interpretaciones.








Arranquemos por Catherine Fulop, la figura convocante de la obra, que con su carisma y su frescura, parece la indicada para el personaje a representar. Cathy irradia belleza y tiene magnetismo especial, una simpatía, que el público reconoce.  No es sencillo el papel que deba llevar adelante y realmente nos sorprendimos gratamente con su interpretación, en su vuelta al teatro comercial, mostrando su vigencia y una fuerte presencia escénica.

Su compañero en esta ocasión, es Luis Agustoni, actor, director y dramaturgo de enorme experiencia en el mundo teatral, a quien tantas veces elogiamos por sus trabajos en el Teatro El Ojo, espacio que dirige con gran éxito, desde hace años y que es un gran semillero del teatro independiente.
Luis muestra su oficio, para componer a un hombre tímido e introvertido, al que le cuesta expresar sus emociones y hasta emitir palabras, pero que con el correr los minutos, esto se irá modificando. Un lujo ver a Agustoni en escena y quedamos sorprendidos por la muy buena química que mostró con Cathy, en una dupla protagónica impensada para muchos, que se luce en gran forma.








La puesta que nos propone el director es minimalista, con una escenografía despojada y con míminos elementos, que irán cambiando en cada uno de los diferentes actos y con una iluminación que colabora para la separación de los diferentes cuadros.

En conclusión, una interesante propuesta que nos trae el teatro comercial, alejada de las tradicionales comedias pasatistas, la obra pondrá la lupa en lo imprevisible que son las relaciones humanas, en las vueltas que tienen las mismas y como muchas veces, situaciones como el dolor y la soledad, pueden servir para unir personas, que parecen diametralmente opuestas.

En este caso, a una dramaturgia densa y bien elaborada, se le suma la posibilidad de deleitarse con dos actuaciones exquisitas, con una esplendida Cathy Fulop y un verdadero animal de teatro como Luis Agustoni. Está todo dado entonces, para que el público disfrute de una entrañable noche teatral.



Pensador Teatral.




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