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domingo, 16 de septiembre de 2018

Yerma ( Hay un niño en la calle )

Libro de Federico García Lorca . Adaptación y Dirección de Roberto Ibañez.








Sábados 17 hs en Teatro Corrientes Azul ( Av. Corrientes 5965 )

Yerma es una de las obras más reconocidas de Federico Garcia Lorca, el célebre poeta y escritor granadino. Su pluma marcó toda una época y en la actualidad, es reconocido como el poeta español más leído de todos los tiempos.

En el caso de Yerma, fue escrita por Federico en 1934 y el dato que debe impactar, es que pese a haber transcurrido más de ochenta años, la obra conserva una vigencia y un atractivo, que solo se explica por la genialidad de García Lorca.








Para quienes no recuerdan la historia, contemos que Yerma, es una tragedia que se desarrolla en un ambiente rural, donde la protagonista de la historia, es una campesina que se ha casado por arreglo familiar, con Juan, un hombre hosco y entregado al trabajo.

Tras dos años de matrimonio, Yerma tiene un deseo irrefrenable de ser madre, se obsesiona con ello, vé como la vida pasa y ella encerrada en la casa, no puede satisfacer sus deseos de maternidad, ya que su marido no muestra interés por tener hijos.
Los deseos se irán convirtiendo en frustración y la vida de Yerma en un calvario, perdiendo la alegría por vivir, ya no tiene deseos de comer, ni duerme por las noches. Su deseo profundo es ser madre y no abandonará nunca esa lucha.








La pieza hace una interesante semblanza del rol de la mujer en una época, con una sociedad machista y patriarcal, en el cual, la mujer solo debía dedicarse a los quehaceres domésticos y en atender al hombre, que es quien debía traer el pan a la casa. No está bien visto que la mujer salga de la casa y mucho menos si es casada. Se le dá una importancia capital al tema de la honra. Los mandatos sociales son fundamentales y deben prevalecer siempre, aunque contradigan nuestros deseos más profundos, mucho más siendo mujer.

Y cuando hablamos de la vigencia de los clásicos, como este de Lorca, esto podemos verlo en forma clara,  en el tema la violencia de género contra la mujer que aparece a pleno en la pieza, siendo algo que viene sucediendo desde hace décadas y con diferentes formatos, se mantiene hasta la actualidad.

Yendo a esta adaptación de Roberto Ibañez, actor, director y novelista tucumano, digamos que su versión respeta en gran parte la pieza original y a su vez, le introduce algunas características particulares, poniendo énfasis en la importancia de la sexualidad en la vida de las personas, presentando una puesta audaz, que tiene mucho componente de corporalidad, con muy buenas coreografías, acompañadas por música andaluza, contribuyendo a la belleza escénica que tiene el espectáculo.








Además se realza la importancia que tiene la mirada del otro, que juzga siempre nuestras acciones, influyendo en nuestro comportamiento, por el miedo al que dirán. Esto lo logra con un coro de mujeres, que seguirán todos los pasos de Yerma y estarán atentas a cada una de sus acciones.

La puesta que logra el director, es atractiva y muy potente, en esto mucho tiene que ver el numeroso elenco que se reunió para la ocasión, absolutamente comprometido con la historia y con una energía muy alta, que llega al espectador.

Arranquemos por la gran protagonista de la obra, nos referimos a Silvana Coppini, que nos regala una fantástica composición de Yerma. Con una entrega y una pasión que conmueven Para destacar su gestualidad, su hermosa y particular dicción y en especial su talento para poder transmitir al espectador, el profundo dolor que lleva dentro su personaje.  Un papel que exige muchísimo y que Silvana, mostrando estar a la altura del protagónico, resuelve en forma magnífica.








Si bien Silvana, es quien está mayor tiempo en escena y se lleva los mayores elogios, está excelententemente acompañada y apuntalada por un elenco, que se luce muchísimo. Arranquemos con la mención de sus componentes.
Roberto Caute, es Juan, ese marido hosco y autoritario, consagrado al trabajo y sin ojos para Yerma y sus deseos. Roberto es el villano de la historia y cumple perfecto su rol.

Se destaca mucho Liguen Pires en el papel de María, amiga de Yerma, pero a que diferencia de ella, puede disfrutar de la maternidad, Liguen es una actriz que nos gusta mucho, destacamos el año pasado alguno de sus trabajos y aquí desde un papel secundario logra destacarse nuevamente.
Cecilia Cabrera, por el contrario, está contenta de no tener hijos y disfruta de esa libertad. Es otra de las muchachas del pueblo y al igual que Liguen, se destaca cada vez que interviene.

Pablo Violiaz, es Victor, el apuesto pastor, porque quien suspira Yerma, pero solo serán suspiros porque su honra, no le permitirá nada más. Muy bueno lo de Victor, que además está a cargo del cajón flamenco, que aporta un aire andaluz a la puesta.









Nonnel Nhoj en el inicio como la vieja pagana y Denise Bell como la bruja Dolores, aportan su experiencia y logran lucirse en esos momentos que tienen protagonismo.

Y no hay que dejar al resto del elenco, las muchachas y lavanderas, que controlarán los pasos de Yerma y murmurarán a sus espaldas. Nos referimos a María Emilia Vidal, Mariela Montes de Oca, Gabriela Branda, Dora Sajevicas y Penélope Arrosogaray. Todas ellas, desde sus roles secundarios, aportan mucho a la puesta, con energía y consiguiendo cuadros muy logrados, siendo fundamentales, para que la puesta sea tan lucida.

Resta mencionar a Horacio Serafini y Marcelo Beltrán Simo, que con el guiño del director, serán las cuñadas de Yerma, dando un toque de humor a una obra, que es trágica.








Se hizo algo larga la descripción del elenco, pero entendemos fue un acto de justicia, hacerlo en detalle, ya que cada integrante, es importante para el conjunto de una obra  que presenta quince actores en escena, un despliegue inusual para el teatro off , siendo esto algo que el espectador sabe valorar.

En cuanto a la puesta de carácter minimalista, hay que destacar su estética y la belleza de imágenes que ofrece. Destacar el diseño escenográfico de Víctor de Pilla, con tres elásticos de cama con ruedas, que se irán moviendo a lo largo de la función, simulando las rejas y la cárcel, a la que está sometida Yerma y las otras mujeres, sometidas por una sociedad patriarcal.  Un recurso muy efectivo y original el dispositivo escenográfico utilizado.

Otro ítem a resaltar es el vestuario, con el color blanco predominando de manera clara. No olvidemos tampoco la presencia de los cantos y la música flamenca, que no podían estar ausente, en una obra de Garcia Lorca.








Yerma, hay un niño en la calle, transita las últimas funciones de la segunda temporada con muy buena respuesta de crítica y de público. Por la calidad del espectáculo, le deseamos larga vida.

Siempre es enriquecedor ver una pieza de Lorca, en este caso, con una adaptación fuerte y actual, que en una puesta potente, que cuida todos los detalles, se suma a magníficas actuaciones, para regalarnos una hermosa tarde de teatro.

Recomendamos la obra y felicitamos a todo el equipo de Yerma, por el amor y la pasión con la que encaran este espectáculo, que es una de las tantas joyitas ocultas, que nuestro teatro independiente, nos tiene reservadas.



Pensador Teatral.



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