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viernes, 19 de octubre de 2018

J.Timerman

Dramaturgia y Dirección de Eva Halac.







Jueves a Domingos en el Cultural San Martín ( Sarmiento 1551 )

Nuevamente Eva Halac, nos trae una interesante propuesta, tomando un período de nuestra historia y presentando un relato que mezcla datos de la realidad con ficción, en muy buenas proporciones, ya que logra que el relato sea muy entretenido.

Este año disfrutamos de otra pieza de la autora, La Voluntad Teatro a Distancia donde el marco era La Campaña del Desierto y allí aparecía la figura de Roca. Hace unos años en esta mismo teatro presentó Café Irlandés, que nos llevaba a la década del 60 y retrataba el encuentro de dos periodistas Rodolfo Walsh y Tomás Eloy Martínez, que se reunían para hablar de Evita.








En esta ocasión, la autora nos llevará a la década del 70, más precisamente a Octubre de 1971, una época en que la situación política en Argentina era muy compleja. El gobierno de facto de Lanusse, atravesaba un momento delicado, por su falta de poder real y por sectores internos,  que lo acusaban de ser muy débil. La guerrilla urbana tenía una presencia activa,  los atentados y secuestros eran frecuentes y la violencia iba en aumento.

Lanusse pensaba en llamar a elecciones, para pacificar a la sociedad, pero tomar esa decisión no eran tan fácil, por las presiones de los militares más duros y por un entorno muy enrarecido. Para colmo, desde España un Perón exiliado, seguía siendo una amenaza latente y un factor a tener en cuenta, en cualquier medida a tomar.

En este contexto, en el que la autora introduce al espectador en gran forma, aparece la figura del periodista Jacobo Timerman, nacido en Ucrania, de familia judía y antifascita, llegó a la Argentina a los cinco años. La figura de Timerman marcó una época dentro del periodismo, siendo su figura muy controvertida, maestro de periodistas, de temperamento fuerte y explosivo, no era fácil de tratar.








En el espacio temporal que nos propone la autora, Jacobo dirigía La Opinión, un tabloide, sin fotos, ni información de fútbol, pero con gran influencia en la época y muy crítico del gobierno de Lanusse.
La obra permite ver las relaciones entre el cuarto poder y los diferentes gobiernos, las presiones, las relaciones secretas, los mensajes cruzados y todo un entramado de poder, que la mayoría de las veces no vemos en la superficie, pero que tiene un tráfico intenso.

Halac si bien toma como centro de la historia, la figura del controvertido periodista, más bien ofrece una excelente fotografía, de una época de la Argentina, para que los que vivieron esos años la recuerden y para que quienes no lo hicimos, nos enteremos de algunas cosas.








Por último puntualizar que la trama se centra en los días 8 y 9 de Octubre del 1971, fecha en que se casaba  la hija de Lanusse con el cantante Roberto Rimoldi Fraga. Esos días fueron especialmente agitados en el país, con alzamientos militares en el Interior, con estudiantes en las calles tirando piedras a los bancos y como si esto fuera poco, ese fin de semana era el cumpleaños de Perón y se cumplía un nuevo aniversario de la muerte del Che ( aquí hay una perlita que obra tiene incluida en el relato y para mantener el suspenso no contaremos ). Pues bien, en ese marco convulsionado, se organizaba una fiesta de casamiento en la Quinta de Olivos, con todas las frivolidades del caso,

La puesta que propone la directora es muy original, quien conoce esta sala del Cultural San Martín, se sorprenderá al ingresar en ella, por la disposición de las butacas a ambos lados, con un escenario que no parece tal, hay un destacado diseño escenográfico de Micaela Sleigh, con un largo corredor que recorren los personajes, entre vallas de seguridad y cintas de peligro, como síntoma de la realidad del país. Este recurso le dá a la trama, un ritmo vertiginoso, que provocan la atención constante del espectador, envuelto en una dinámica y una tensión, que no es sencillo de conseguir en este tipo de obras.

Todavía no hablamos de las actuaciones, que son realmente muy destacadas y tienen que que superar el desafío que les propone la puesta de tener que estar en permanente movimiento, casi chocpandose con los protagonistas, que caminan envueltos en sus preocupaciones.









La actuaciones que más nos gustaron, fueron las de Guillermo Aragonés, que le encuentra muy bien el tono al personaje de Timerman, que no era nada sencillo, mostrando estar a la altura del protagónico. Logra darle la estridencia y pasión, que su personaje requiere, sin caer en exageraciones. Sobrio trabajo de Guillermo.

En el mismo alto nivel, se encuentra Mucio Manchini, un gran actor del off, al que este año vimos un par de veces y siempre vemos se destaca. Aquí compone a un Lanusse que navega entre los temores del poder y la autoridad que requiere su investidura. Su tono de voz firme y sus desplazamientos, son los adecuados para la figura que encarna.

Pero no seamos injustos con el resto de los personajes, ya que todos son importantes en la historia. Leonardo Murúa, es Abrasha Rotenberg, la mano derecha de Timerman en el diario, Carlos Scornik realiza una excelente composición del General Sanchez de Bustamente, Cristian Majolo, vuelve a mostrar su versatilidad como Dudi Gravier, un empresario, inmerso en un peligroso juego a dos puntas y Juan Pablo Galimberti, a quien vimos este año lucirse en La Gente Normal, aquí sorprende como Julian Soriel, un joven periodista, con claros ideales.









Por último, mencionamos a Gregorio Scala, en una estupenda composición del agente Felix Rodríguez,  para mantener la sorpresa no vamos a contar nada de su personaje, pero recomendamos lo sigan con especial atención, porque es un gran acierto de la autora, incluirlo en la trama ( suena algo críptica nuestra mención, cuando vean la obra los lectores entenderán )

Hasta aquí contaremos, nos gustó mucho la obra, ya que permite poner la lupa en la figura de Timerman y principalmente retratar una época de la Argentina. El gran mérito de Halac, es presentar un texto muy interesante y hacerlo en el marco de una puesta muy atractiva. Por otro lado, destacamos que la autora expone los hechos sin bajar linea, ni tomar partido, exponiendo los hechos y dejando que espectador saque sus conclusiones, algo que nos resulta muy valioso.

Por todo lo mencionado, recomendamos ver J,Timerman, una obra distinta a las que estamos acostumbrados a ver, que además de permitirnos disfrutar una noche de buen teatro, nos hará reflexionar, sobre como en Argentina, muchas veces cambian los nombres propios, pero las situaciones se reiteran.



Pensador Teatral.



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