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viernes, 30 de noviembre de 2018

Minas

Dramaturgia de Diana Amiama y Dirección de Ana Alvarado.








Viernes 21 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3378 )

La obra ambientada en los años noventa, explora en el interior del universo femenino y lo hace contando la historia de tres amigas que se conocen de la escuela secundaria. Hoy las tres ya pasaron los 40 años, ha corrido mucha agua bajo el puente y sin que lo sepan, parece un momento adecuado para hacer un balance de sus vidas.

Las acciones se desarrollan en la casa de Yiya y allí las tres amigas de siempre, compartirán una noche de confesiones, recuerdos y también pases de facturas. Son muchas las anécdotas vividas y los momentos compartidos, aunque a medida que la velada avanza y el alcohol comienza a hacer efecto, parece que las cuentas pendientes y los rencores, son más grandes de lo que ellas piensan.









La trama es entretenida, con muchos momentos graciosos y divertidos, pero también con mucho realismo, como dijimos los tragos, parecen romper algunas inhibiciones y afloran viejas tensiones. La camaradería y el compañerismo que parecía blindar la amistad del trío,  escondía una crueldad que estuvo pugnando muchos años por salir a la superficie.

La dramaturgia se apoya en las muy buenas actuaciones que tiene la obra, ya que se presentan tres mujeres con personalidades bien diferenciadas y con caminos muy distintos que tomaron en sus vidas adultas. Ya poco queda de esas amigas tan unidas de la secundaria, el destino les deparó a cada una experiencias bien diferentes.









Silvia Hilario es Yiya, la más liberal de las tres, divorciada y con una hija que no vive con ella, tuvo una vida llena de experiencias. Estuvo exiliada unos años en Brasil y allí conoció a un gran amor. Es la más espiritual de todas, con una vida interior muy rica, pero pese a ella tiene un presente errante. Nos gustó mucho la actuación de Silvia, muy expresiva, con una energía muy arriba y disfrutamos mucho de sus pasajes en portugués.

Milagros Gallo es Eugenia, católica practicante, es la mujer políticamente correcta, la Susanita del grupo, legalmente casada y con una hija. Su vida parece consagrada a respetar los mandatos sociales. Aunque como muchas veces ocurre en la vida real, esa perfección que se quiere vender es solo aparente y cuando se mira con detenimiento, se observan que la realidad es muy distinta. Muy bueno lo de Milagros.










Y para el final dejamos a Andrea Jaet como Adelita. En actuaciones muy parejas por lo buenas, para nosotros fue quien más se destacó, componiendo a una abogada exitosa en la profesión, pero sin suerte en el amor, soltera y sin hijos, nunca pudo encontrar al hombre correcto, siempre se sintió atraída por hombres casados o amores imposibles. Destacamos la actuación de Andrea, por su histrionismo y por la acidez que logra imprimir a su personaje, que cuando se enoja es temible y tiene una lengua muy filosa.

Como dijimos antes, el pilar de la obra son las actuaciones, las tres actrices muestran mucha química entre ellas, se nota se divierten en escena y entendemos que uno de los mayores méritos de la pieza, es mostrar a tres amigas verdaderas, que resultan creíbles y debido a ella la platea femenina se identifica plenamente con ellas.








Destacamos de la puesta el muy buen componente musical que tiene la obra, acompañando los momentos diferentes de la trama, siendo uno de los elementos característicos de la misma, mérito aquí de Cecilia Candia, a cargo del diseño musical y sonoro.

En definitiva, si bien el tema es trillado, se logra una propuesta atractiva e íntima, donde principalmente las mujeres podrán verse reflejadas, asimismo y con su grupo de amigas, mostrando como muchas veces algunas relaciones pese a ser duradera a lo largo de años, esconden muchas broncas acumuladas, que en el momento de salir a superficie, pueden hacer mucho daño, siendo relaciones altamente tóxicas.

Pasamos una muy linda noche de teatro, espiando la reunión de viejas amigas, para reflexionar y ver como el paso de la vida siempre deja cicatrices y en algún momento llegará la hora de hacer un balance, que puede ser más doloroso, del que queremos imaginar.




Pensador Teatral.

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