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viernes, 15 de febrero de 2019

El Viento Escribe

Dramaturgia de Enrique Papatino y Dirección de Enrique Dacal.









Viernes 20 30 hs en Teatro Payró ( San Martín 766 )

Una propuesta muy valiosa llega de la mano de El Viento Escribe, texto escrito por Enrique Papatino y dotado de una riqueza dialéctica y filosófica, que es el espectador agradece, ya que le permite reflexionar, acerca de temas cotidianos, como la verdad y la mentira, la posición que adoptamos ante los hechos y como muchas veces se construyen verdades o falsedades, que podemos suscribir, hasta las últimas consecuencias, según sea nuestro punto de vista, sin realizar un análisis más analítico de los hechos.









La temática que elige la obra es tan original, como atractiva, ya que el autor, tiene la virtud de introducir el tema de lo auténtico y lo falso, dentro de un trhiller académico que bucea en la historia, trayendo al escenario del Payró, personajes históricos relevantes, que dejaron su legado en la humanidad.

La historia de desarrolla en la Francia antigua, con un entusiasta científico ( Marcelo Nacci ) , obsesionado por conseguir correspondencias históricas de personajes célebres. El método mediante el cual, las obtiene, parece tan sencillo, como poco contrastado, ya que su proveedor, es un particular sujeto, que hace las veces de intermediario, de un viejo anticuario, que no quiere darse a conocer y ofrece sus piezas mediante sus servicios.

La colección del misterioso anticuario, luce enorme y por un precio razonable, es posible conseguir ejemplares de un valor increíble. Es así como llegarán a sus manos, cartas de Juana de Arco, correspondencias entre Napoleón Bonaparte y el Almirante Nelson o entre Corneille y el Cardenal Richelieu.









El afán del profesor crece cada vez más y comienza a exigir al intermediario, que le consiga piezas en particular, obsesionándose especialmente con el diálogo epistolar, entre Blaise Pascal e Isaac Newton. Las cartas que aspira conseguir, pueden reconstruir una secuencia, que cambiaría el curso de la historia. Se imaginan, sien verdad, Pascal, el matemático y físico francés, fuera el verdadero padre de la Teoría de la Relatividad y Newton, un discípulo que aprovechó su generosidad, para llevarse los laureles.

No contaremos mucho más, solo diremos que cuando el científico le cuenta su teoría a su jefe, el  Director de la Academia Francesa de Ciencias ( Victor Hugo Vieyra ), este dudará de la veracidad de los documentos y se focaliza en pensar en el conflicto diplomático, que podría generarse entre Francia e Inglaterra, si se atrevieran a cuestionar al mísmisimo Newton, el padre de la física moderna, revelando que en realidad, fue el francés Pascal, quien debía llevarse el mérito.










La trama atrapa al espectador, desde el arranque y los interrogantes se multiplican a medida que se desarrolla la pieza. Serán auténticos los documentos ?? Hay forma de saberlo ?? Existe el viejo anticuario ?? Podemos permitirnos cambiar una verdad histórica ?? No es el objeto de la ciencia cuestionar esas verdades que se tienen como absolutas ?? Como dijimos en un principio, el texto será disparador de reflexiones al por mayor y se recordarán a grandes hombres incomprendidos en su época y que luego fueron reivindicados, como fueron los casos de Nicolás Copérnico o Galileo Galilei, que debieron pagar las consecuencias, por presentar teorías, en tiempos equivocados y poco tolerantes.

El guión de Papatino, encuentra muy buena recepción en la dirección de Enrique Dacal, son viejos conocido, e trabajaron juntos en muchas obras, se nota que se entienden bien y hay gran mérito además en la elección del elenco, ya que se convocó a tres actores de mucha experiencia, que saben como sacarle el máximo provecho a un texto exigente y con mucho parlamento.









Marcelo Nacci es el científico, el coleccionista, apasionado por conseguir esos documentos que pueden cambiar el curso de la historia. Nos gustó mucho la interpretación de Nacci, mostrando la pasión, que por momentos, se convierte en desesperación, por querer llegar a descubrir una verdad, sin darse cuenta, ni calibrar, lo riesgoso que puede resultar, tener una mirada tan subjetiva de las cosas.

Manuel Longueira, es el personaje clave de la historia, misterioso y servicial a la vez, será celoso guardián de la identidad del viejo anticuario. Cuando vean la obra, podrán comprobar si en esa personalidad enigmática, se esconde algún fraude o no. Además desdobla otro personaje que no adelantaremos aquí.









Y para el final dejamos a Victor Hugo Vieyra, un señor actor de enorme trayectoria, que no necesita presentación. Aquí representa a un director conservador y racional, que no le encuentra mucho sentido a andar revolviendo en el pasado. Un verdadero lujover a Victor Hugo a pleno, en el escenario y disfrutar su lucida interpretación.

La puesta no es grandilocuente, Dacal sabe que aquí lo importante es el texto, la palabra y por eso la pone en primer término. Es inteligente, la división del escenario, en tres planos diferentes, que proporcionan las diferentes locaciones, ambientadas con elegantes lámparas y pilas de libros desperdigados por el escenario. Debemos destacar el buen diseño lumínico, el vestuario de época y la música, que en los momentos adecuados, acompañan en gran forma la trama.
Están todos los detalles muy bien cuidados, otorgando mucha belleza estética a la puesta.









El Viento Escribe, es una obra que debemos saber valorar, por su texto cuidado y distinguido. La buena respuesta del público y de la crítica el pasado año, le permite volver a escena esta temporada, siendo este hecho, algo que nos pone muy contentos, ya que habla muy bien del público, que sigue al teatro independiente.

Recomendamos mucho la pieza, reflexionarán acerca de la autenticidad, de construcciones  de la verdad y como muchas veces, podemos tomar posturas que privilegian nuestras ganas de que algo sea real o no, en vez hacer un análisis a conciencia.

Confluyen una dramaturgia muy bien construida, una puesta atractiva y actuaciones superlativas, que en el conjunto se potencian, para vivir una magnífica noche de teatro, donde los espíritus de Newton, Juana de Arco y hasta del mismo Napoleón Bonaparte, se harán presentes en el Payró, siendo testigos del prolongado aplauso, con que los espectadores, despiden a los actores. al final de la función.-.




Pensador Teatral.

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