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domingo, 17 de febrero de 2019

Los Amigos

Idea y Dirección de Vivi Tellas.







Domingos 19 y 21 hs en Zelaya ( Zelaya 3134 )

Los Amigos, un biodrama afro, acaba de arrancar su segunda temporada y debido a la respuesta del púbico, que agotaba las localidades todos los Domingos, ahora se presenta en doble función, con este arranque queremos destacar la excelente recepción que tiene la obra.

Contemos a modo de presentación, que Vivi Tellas, la directora de este proyecto, es una de las fundadoras, del biodrama, nuevo género teatral, que convoca a personas que no se dedican a la actuación, a subir al escenario, para compartir sus historias de vida, anécdotas y pensamientos, con un público ávido de escucharlos.








Por lo general en los biodramas, se busca que la representación sea mínima, no perdamos de vista que no son actores de profesión los protagonistas, por lo tanto serán sus palabras, objetos personales y las ideas que quieren transmitir al público, el eje central del género.

En esta modalidad, que la propuesta enganche, depende en gran parte, del interés y la curiosidad, que genere en los espectadores, la temática elegida. En el caso de Los Amigos, un biodrama afro, la historia se torna casi irresistible, ya que reunirá a dos amigos senegaleses, que llegaron a la Argentina en busca de oportunidades, que su país no le ofrece, debiendo adaptarse lo más rápido posible, a una sociedad, que los mira con desconfianza.










Nuestro país siempre fue receptivo para los inmigrantes, los barcos que llegaron de Europa, poblaron y desarrollaron nuestra Patria. Pero lo vientos cambiaron, con el correr de los años, hace tiempo que el recién llegado es visto más como un intruso, que otra cosa La xenofobia  empezó a ser la moneda corriente. Vienen a sacarnos nuestros empleos, llegan para delinquir, son gente peligrosa, se organizan en mafias etc, son comentarios que se escuchan en casi todos los países del globo terráqueo en estos años, siendo los inmigrantes, los chivos expiatorios ideales, para culparlos de todos los males propios.

En el caso de la comunidad senegalesa, la ignorancia que se tiene es casi absoluta, las cifras oficiales confirman que llegaron más de 10.000 senegaleses a nuestro país, pero poco se sabe de ellos. En general se los reconoce, como gente trabajadora, sacrificada y religiosa. Venden relojes o joyas en el Once, No se relacionan con otra gente. Deben ser una mafia. Los mitos urbanos y la discriminación se hacen presentes, una vez más y cuesta romper las barreras impuestas.










Por eso debemos valorar mucho la decisión de la autora, que junto a su grupo de trabajo, realizaron un profundo  trabajo de investigación en campo, sobre la presencia africana en la ciudad, conversando con sus referentes, conociendo sus fiestas, sus danzas y ganando de a poco su confianza. Cuando se sintieron listos, realizaron la convocatoria para este biodrama y allí fue cuando apareció Fallou Cise, abierto a contar acerca de su persona y luego llegó su amigo Mbagny Sow, ambos llegaron desde Senegal a Buenos Aires, se conocieron en el barrio de Caballito y desde allí se volvieron inseparables compañeros de travesía y exilio.

Ya sabemos que Fallou y Mbagny, serán nuestros anfitriones, abrirán su corazón y su intimidad a un público receptivo, que al comienzo los mira con curiosidad y con algo de recelo, pero que a medida que pasan los minutos, el clima cambia y una corriente de afecto y simpatía llega desde la platea al escenario.








Los amigos hablarán de religión, del continente africano y su pasado de esclavitud, nos contarán acerca de sus familiares que quedaron en Senegal, anécdotas de la infancia, compartirán algunas de sus costumbres,  sus pensamientos acerca de la vida y sus sueños, que son bien cercanos a los de cualquier argentino.-

Bueno no contaremos más, invitamos a que vean la obra. para saber más. Seguramente quedarán interrogantes en el aire y preguntas que nos quedarán por hacer, pero lo importante, es que a lo largo de la noche, conoceremos la historia de dos personas, que superando la barrera que impone el idioma, su raza y principalmente el miedo a lo que nos resulta desconocido.










Gracias a la sensibilidad de los relatos y a la simpatía de Sow y Cisse, nos sentiremos empáticos a  estos amigos y abiertos a conocer más de una cultura tan rica como la afro que tiene tanto para compartir y enseñarnos.

El final con los protagonistas, con una mesa en el centro del escenario y la invitación al público a prolongar la charla, con mayor intimidad, mientras compartimos un té de menta y alguna cosita rica, seguramente servirá para poder preguntarles algo que nos quedó en tintero a estos amigos, que nos abrieron su corazón, con una sonrisa y una calidez, que sin dudas nos ayudarán a tener una mirada más humana hacia el inmigrante y sin tantos prejuicios.




Pensador Teatral..




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