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jueves, 18 de abril de 2019

Gallo

Dramaturgia y Dirección de Nacho de Santis.









Viernes 20 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )

Gallo es la obra que marca el debut de Nacho de Santis, como dramaturgo. Reconocido en su faceta de actor y director, presenta su opera prima como autor, en un Espacio Callejón que sigue con su sana costumbre de ofrecer su cotizada vidriera, para la aparición de nuevos autores argentinos, algo que en nuestro caso, siempre valoramos mucho.

Este proyecto nació en un taller de dramaturgia de Javier Daulte, donde De Santis inspirado en un recuerdo de la infancia, desarrolló este bello texto, que tiene mucho de autobiográfico en la estructura y una buena parte de ficción en la trama. La parte real, es que el autor de pequeño, vivió con su familia, en Cañada de Gómez, en una casa quinta, ubicada en una zona rural y frente a ellos vivía una familia humilde, que tenia un gallinero en el patio. De Santis  pasó mucho tiempo con los hijos de aquellos lugareños y aún recuerda el olor de ese gallinero.








Siempre que tenemos la chance de conocer la génesis de estas historias, nos gusta compartirlas con los lectores, ya que entendemos que cuando la obra refleja o se inspira en algún hecho real de la vida del autor, se realza el valor de la historia que nos cuentan.

Pero bueno dejemos atrás la infancia de De Santis y vayamos a Gallo, la pieza que nos convoca. Las acciones se desarrollan en el campo, en las afueras de un pueblito del interior. Alli es donde humildemente viven Julián, su madre Ana y su abuelo. La rutina del hogar, se vé afectada, cuando una mañana, descubren que el gallo ha desaparecido. Las hipótesis de lo sucedido con Claudio ( el gallo se llama igual que el abuelo ) son variadas. Alguien lo robó por la noche ?? Se pudo haber escapado volando ?? Tendrán que ver los cazadores con la desaparición ??

Las teorías sobre lo sucedido, son muchas, pero la única certeza, es que Claudio no está en el gallinero y se lo extraña mucho, ya que aquí todos coinciden, este era un gallo especial y su ausencia, significaría que falten muchos huevos en esa casa donde nada abunda.








Cuando nos hacemos la idea, que la trama se centrará en torno del misterio del gallo desaparecido, el autor hábilmente, deja al descubierto una historia mayor, la de Julián, ese adolescente, que sufre la sobreprotección de una madre, que proyecta en él, todos sus miedos y frustraciones, al igual que el abuelo muy preocupado, por el tardío despertar sexual de su nieto.

El joven parece prisionero, en esa casa, donde al amor, se lo denomina peste, por lo que estar enamorado equivale a estar enfermo o apestado. Y para colmo, perciben que Julián pareciera tener todos los síntomas de la peste, por lo que se disparan las alarmas de los mayores de la casa.
Miran con recelo, que se haya hecho amigo de Marcos, el hijo de esos vecinos pudientes, que vinieron de la ciudad y no tienen nada que ver con ellos, tienen plata y manejan otros códigos, no tienen dudas que no será una buena influencia, para el menor de la casa.

Bien hasta allí contaremos, cuando vean la obra descubrirán que sucedió con el gallo desaparecido, conocerán si Julián esta apestado como dicen y se adentrarán en el mundo de esta familia campestre, muy cerrada en sus creencias y con muchos prejuicios con el diferente.










La historia atrapa al espectador desde al arranque, por su belleza estética, su poesía y principalmente por los personajes que presenta la obra, extraídos de la vida real e inmersos en una trama, que indaga en valores como la amistad, el despertar sexual en la adolescencia y como muchas veces los miedos propios de los mayores, pueden causar mucho daño en los menores.

Es hora de destacar ya las actuaciones que tiene la pieza, ya que son uno de los puntos fuertes de este relato. Arranquemos por Adriana Ferrer, que con una presencia escénica imponente, dá vida a una madre posesiva y herida, que estará dispuesta a todo, para que su hijo no salga lastimado, ni sufra como ella con la peste. Soberbia la interpretación de Adriana, con mucho carácter y presencia escénica, siendo desde nuestro punto de vista, la mejor actuación de la noche.

Hay una muy buena la composición de personaje de Luis Gutmann, como ese abuelo bonachón y aferrado a los valores tradicionales, que tratará de adaptarse a un mundo que ha cambiado, intentando aconsejar de la mejor manera a su nieto, pese a sus limitaciones.






Velentino Grizutti, es la gran revelación de la obra, componiendo a un Julián sensible que lucha por escapar de esa presión asfixiante de su entorno familiar, que le impide desarrollarse libre en un mundo exterior, que además de resultarle desconocido, lo atrae mucho. Excelente presentación de Valentino, que con actuaciones como esta, muestra tener mucho futuro.

Completa el elenco, Juan Cottet, como Marcos el amigo de Julián. Con una participación más reducida, tiene espacio para lucirse y le aporta frescura a la pieza.

La puesta tiene muchos elementos para destacar, el principal de ellos, el estupendo diseño escenográfico que tiene la obra, con ese gallinero alambrado en el centro del escenario, que apenas ingresamos a la sala, nos transporta con la mente al campo, Realmente muy logrado este ítem.
Para destacar también el muy buen diseño lumínico, que juega con la claridad del día y la oscuridad de la noche. Otro elemento que suma es, la música original que tiene la obra, con melodías folklóricas. Como puede apreciar el lector, realmente una puesta que cuida todos los detalles.








No queda más para agregar, es un debut promisorio de Nacho de Santis como dramaturgo, con esta historia sensible, que rescata un recuerdo muy vivo de su infancia y le suma una ficción muy potente, para quedarnos con esta obra tan atractiva.

Una historia, para reír, reflexionar y disfrutar de destacadas interpretaciones, que con mucha poesía, nos acerca esta historia del campo a la ciudad, con el canto del gallo Claudio de fondo.



Pensador Teatral.




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