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sábado, 18 de mayo de 2019

La Reina de la Belleza.

Dramaturgia de Martín Mc Donagh y Dirección de Oscar Barney Finn.








Viernes y Sábados 20 hs en El Tinglado ( Mario Bravo 948 )

Opera prima del dramaturgo angloirolandés Martin Mc Donagh, reconocido en estos tiempos, por sus piezas teatrales y también por su exitosa carrera cinematográfica, obteniendo numerosos reconocimientos, entre ellos, nominaciones al Oscar, Globos de Oro y Premios Tony, por mencionar solo algunos de los galardones recibidos..

Con un estilo particular, por el cual le imprime un estilo cinematográfico a muchas de sus piezas teatrales, se caracteriza por presentar textos violentos y brutales. Sus piezas recorrieron el mundo, por ejemplo,  La Reina de la Belleza, escrita en 1996,  fue traducida a 29 idiomas y se ha representado en 39 países.








El prestigioso director Oscar Barney Finn, de raíces irlandesas, se interesó por esta obra de Mc Donagh y la trajo al país en 1999, en una recordada versión que contó con un notable elenco conformado por Leonor Manso, Aída Luz, Alejandra Awada y un novel Pablo Rago, en una producción encabezada por Carlos Rotemberg.

Casi veinte años después, Oscar decide retomar el texto, tomando distancia y con una madurez que le permite tener una perspectiva diferente, descubriendo aristas diferentes a un guión tan duro, como rico en matices.

Luego de esta introducción, que seguramente sirve para dimensionar la importancia que tiene esta nueva versión de la obra, digamos ya que la historia nos traslada al condado irlandés de Galway, más precisamente al pequeño pueblo de Leenane, allí en un casa en una colina y alejado de todos, viven una madre anciana ( Madge ) y su hija adulta ( Maureen ).








La historia que nos convocará, se centrará en la turbulenta relación entre madre e hija. Maureen ha dedicado veinte años de su vida al cuidado de su madre. El vínculo entre ellas es perverso, en el ambiente de esa casa, reina la crueldad y el desamor, Por un lado tenemos una madre egoísta y manipuladora, que lo único que quiere, es tener esclavizada a su hija, para que la sirva. Y la hija , no para de acumular rencores y odios contra su madre. No tiene duda, que es la gran responsable, de que ella no haya podido tener una vida normal, como cualquier mujer.

El ambiente que se respira en aquel hogar recóndito, es de violencia extrema, verbal y también física, en un vínculo virulento y absolutamente tóxico. La tragedia se intuye puede golpear la puerta en cualquier momento, ya que la intolerancia entre las dos mujeres, por momentos se hace insostenible.

La rutina diaria de maltratos y tedio, se sacudirá con la vuelta al pueblo de Pato Dooley, un antiguo pretendiente de Maureen. Pato de adolescente consideraba a Maureen, como la más bella del pueblo de Leenane. Han pasado muchos años, pero la atracción entre ambos se mantiene y esto pone en alerta a Madge, que de ninguna manera puede aceptar que su hija, siquiera imagine una vida lejos de ella.

Hasta allí contaremos, cuando vean la obra, descubrirán hasta donde estarán dispuestas a llegar estas despiadadas mujeres, con tal de lograr su cometido, ya que los intereses son contrapuestos y la crueldad entra estas mujeres parece no tener límites.

Este drama profundo, requiere muy buenos intérpretes y creemos que este es uno de los puntos fuertes de la pieza, ya que se ha reunido un elenco importante, que además, se muestra absolutamente comprometido con la historia.









El director eligió para el papel de la madre, a una actriz extraordinaria, con la que ya trabajo anteriormente, nos referimos a Marta Lubos, ganadora del Premio ACE y Maria Guerrero, por la obra El Diccionario, dirigida por el propio Barney Finn, que vimos el año pasado en El TInglado.

La composición de Lubos es fantástica, se adueña de manera admirable de la escena, con una presencia impactante. Un lujo poder verla en acción y disfrutar de una interpretación, que sin dudas está llamada,  una vez más, a llevarse varios premios.

Con una labor tan destacada como la de Marta, cuesta imaginar que alguien pueda equipararla, pero es allí donde aparece, Cecilia Chiarandini, que con una entrega absoluta y una actuación superlativa, logra sacarse chispas con su madre, en un duelo actoral que merece verse. La rompe literalmente Cecilia. Cuando vean la obra, les aseguramos van a coincidir con nuestras palabras y comprobarán que los elogios para su composición, son más que justos.








Los papeles masculinos, con menos tiempo en escena, realizan un aporte importante. Pablo Mariuzzi, es un Pato sensible, que será testigo de la guerra que se libraba en aquella casa y quedará algo conmovido. Destacamos un monólogo, donde se luce mucho.
Sebastián Dartayete, el hermano menor de Pato, es un Ray rebelde, que no encaja en ese pueblo anticuado y perdido en el mapa, aportando frescura y momentos de humor, que sirven,  para descomprimir, una obra muy dura.

La puesta de Oscar Barney Finn, es muy lograda, generando un atmósfera asfixiante y cargada de tensión, que consigue perturbar al espectador. Destacamos el diseño escenográfico de Eduardo Spindola recreando la fría casa familiar, la música de Sergio Klafner y un diseño de luces de Claudio del Bianco, que crea climas acordes con la trama.








No hay mucho más para agregar, estamos en presencia de un texto premiado y representado en todo el mundo, que en esta adaptación, hace referencia a las rivalidades entre los ingleses, irlandeses, mencionando el tema de la inmigración, sin perder de vista, que el conflicto central de esta historia es la conflictiva y violenta relación que mantienen una madre y una hija, donde el amor hace muchos años, está ausente.

Recomendamos La Reina de la Belleza, un texto sórdido y descarnado, que además de hacernos reflexionar sobre temas como la vejez y el vínculo filial, nos permitirá disfrutar de un notable duelo actoral, con interpretaciones soberbias.

El aplauso emocionado y sostenido, con que los espectadores despiden a los protagonistas al final de la función, dejan claro, que hemos sido partícipes de una noche donde el teatro independiente, una vez más, se ha vestido con sus mejores ropas.




Pensador Teatral.


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