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lunes, 12 de agosto de 2019

El Río en Mí.

Dramaturgia y Dirección de Francisco Lumerman.








Domingos 17 hs y Lunes 20 30 hs.

La talentosa pluma del joven dramaturgo Francisco Lumerman, autor de El Amor es un Bien, una emblemática obra del off, que lleva ya cuatro años de suceso, vuelve a su querido Teatro Moscú, con obra propia,  El Río en Mí, una pieza potente y plena de poesía, que desde su comienzo logra cautivar al espectador, con una historia muy rica, donde la naturaleza y su entorno, deberán soportar la invasión del hombre que en su afán de progreso, amenaza con llevarse todo por delante.

La obra atrapa desde una trama cargada de suspenso, donde lo real y lo onírico se cruzarán de manera permanente, en ese pueblo hostil y perdido del Litoral, donde Marta ( Malena Figo ) y su madre ( Elena Petraglia ) arrastran su solitaria existencia entre un pasado doloroso que las persigue y un presente que parece castigarlas, con el abandono, en un pueblo olvidado de Argentina.










El autor ofrece varios elementos para que se configure una historia con mucho de real y también de onírico. Tenemos un río que ruge su bronca, por la contaminación de la planta industrial que se instala en sus orillas, trayendo desolación y enfermedades a su entorno, que intenta resistir esta invasión del hombre foráneo, trayendo a nuestras mentes, aquella recordada  lucha del pueblo de Gualeguaychú contra la papelera Botnia.

Y en ese ámbito sufrido, resisten madre e hija, que siempre vivieron en esas tierras, ahora tratan de ganarse la subsistencia, manejando una hostería, que también es su casa. Ya casi no reciben huéspedes, nadie se llega por allá . Solo van algunos trabajadores de la planta. Pero cada vez menos, porque hay algunas muertes misteriosas, que el río se cobra y algunos sospechan de esas dos mujeres que lucen indefensas y que parecen mimetizarse con el río y con las katupirí, esas plantas que crecen sin control, por todos lados.










No vamos a contar más, como dijimos antes, la obra tiene un componente de suspenso importante y dejaremos entonces que los espectadores cuando vean la obra, descubra  si esas mujeres esconden algo o solamente es la imaginación y cierto grado de locura que la soledad les ha provocado, son las que provocan los rumores que crecen en la región.

Las actuaciones que presenta la obra son superlativas, arrancando por una composición fantástica de Malena Figo, como una Marta sensible, misteriosa y algo mística. Con una gestualidad admirable y un manejo corporal notable, consigue una conexión absoluta con los espectadores, intepelándolos e invitándolos, a viajar con la imaginación, hacia esa tierra donde el calor y la naturaleza reinan. Una interpretación exquisita de Malena, que se entrega por completo, consiguiendo una actuación que se disfruta enormemente.








Elena Petraglia, una actriz de gran trayectoria, es quien forma una dupla magnífica con Malena, logrando el autor, un contrapunto muy rico entre madre e hija, que discuten mucho entre ellas, que por momentos parecen cansadas ya una de la otra, pero que tienen una evidente complicidad,  en cada uno de sus actos. Nos gustó mucho la interpretación de Elena, a quien ya habíamos destacado el año pasado por su actuación en Hermanas y aquí volvemos a verla en alto nivel.

Completa el triángulo virtuoso, Claudio Da Passano, en pos de mantener la intriga, no revelaremos mucho de su personaje, solo diremos que llegará a la hostería para alojarse, pero hará muchas preguntas indiscretas, para disgusto y recelo de Marta, que lo mira con desconfianza y una madre que parece querer advertirle los peligros que corre. Con delicada ternura, un tono campechano al hablar y un halo misterioso que lo acompaña desde que entra en escena, es otra actuación superlativa, que nos regala la obra.








Completa el elenco Mercedes Ocampo, desde un papel secundario, encuentra su espacio para lucirse, en especial en algunas partes cantadas, donde guitarra en mano, podemos apreciar su bella voz.

En una dramaturgia muy bien construída y llena de matices, creemos que las actuaciones que presenta El Río en Mí, son un diferencial, ya que hay interpretaciones comprometidas, que por su alto nivel superan la media y le agregan mucho valor a la historia, que por si misma, ya tiene mucha para ofrecer.. A todo esto, debemos sumar, que sala del Moscú, crea un ambiente íntimo y gracias a la cercanía del público con los actores, podemos disfrutar cada uno de sus movimientos y gestos, sin perder detalle.

La puesta de Lumerman, atrapa al espectador desde el inicio y la atención no decaerá en ningún momento, por el contrario irá creciendo, a medida que la trama avanza, con un misterio inquietante. Hay mucho elementos de la puesta para destacar, arrancando por un impactante diseño escenográfico de Rodrigo González Garrillo con mucha madera,  el siempre efectivo diseño de luces de Ricardo Sica y un diseño sonoro de Julián Galay, en sintonía con la naturaleza, que crea una atmósfera que nos transporta.










No queda mucho más que decir, El Río en Mí, es una pieza muy valiosa, ganadora del Premio ARTEI  2018 a la producción teatral independiente. Es una obra bellísima, que mira hacia el interior de nuestro país, contando con una estética muy cuidada, un alto vuelo poético y actuaciones exquisitas.

Disfrutamos mucho la obra y por eso la recomendamos muy especialmente, los invitamos a este viaje mágico hacia el litoral profundo, para encontrarse con esas almas solitarias y sufrientes, solo acompañadas por un río majestuoso que ruge de dolor y con la fascinante katupirí que crece en cada rincón, para ser una fiel defensora de la naturaleza.




Pensador Teatral.



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