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jueves, 12 de septiembre de 2019

Lo que quieren las Guachas

Dramaturgia y Dirección de Mariana Cumbi Bustinza.









Jueves 21 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3380 )

Nuevamente la joven autora y dramaturga, Mariana Cumbi Bustinza muestra su compromiso social, dando un enfoque diferente al tema de la marginalidad y la vida en los barrios más humildes. Una mirada alejada de los perjuicios y de los preconceptos, por el gran parte de la sociedad, asocia pobreza con delincuencia y ven al habitante de la villa, solo como una amenaza, de la que conviene, estar lo más lejos posible.










A esta autora, la conocimos, en ocasión de ver Menea para Mi, obre estrenada en 2015, una joyita del off, que fue un suceso de crítica y público, tanto que aún hoy se mantiene en cartel, recibiendo numerosos reconocimientos, desde aquel estreno. Luego vino Gorila, otra obras que nos gustó mucho  y ahora la trilogía se completa con Lo que quieren las guachas, en todas ellas, se dá visibilidad al mundo marginal, sin condenarlo y aportando un punto de vista particular. . Hay que dar gran mérito a este hecho, ya que la autora dá espacio, de manera valiente, a un tema totalmente inédito por nuestro teatro.

En esta ocasión, la autora dá una vuelta de tuerca a sus anteriores trabajos, ya que en Lo que quieren las Guachas, podremos observar el cruce de clases, simbolizado por un lado con tres estudiantes de una escuela privada de clase alta y por otro lado por una familia que vive en un villa, conformada por una madre transexual y sus hijos Owen y Yanina.










No vamos a contar mucho de la historia para mantener el suspenso, solo diremos que el amor meterá la cola, ya que un día a la salida del colegio, Micaela una alumna bien, se cruzará con Owen, un chico que vende medias en la esquina, que mucha simpatía, iniciará un diálogo inofensivo, que al poco tiempo, se convertirá en una amistad tan improbable, como sincera.

Ese será el disparador de la obra, que tendrá numerosas aristas, como por ejemplo todos los prejuicios y el arsenal de discriminaciones que pueden tener los chicos de clase acomodada con sus pares pobres, por otro lado como muchas veces pertenecer a una familia de buena posición económica, no significa tener atrás una familia unida y en primer plano la diferencia de posibilidades. Estar de un lado o del otro, puede significar no solo tener o no la chance de estudiar, sino la posibilidad de tener acceso a la salud, que en situaciones límites, puede significar la diferencia entra la vida y la muerte.











El texto de la autora, es crudo y descarnado, sin endulzantes, mostrando una realidad que en algún momento puede resultar chocante, no solo por alguna palabra subida de tono, sino más que nada, por presentarse situaciones, que resultan absolutamente cercanas y reales, pero que al verlas, con otro prisma, van a llevar al espectador a una reflexión profunda.

La obra tiene un componente musical fundamental, en la trama se intercalan fragmentos musicales y coreografías, que dán mayor fuerza al mensaje. La música original de Facundo Salas y Diego Domizzi es uno de los puntos altos de la puesta.

El otro punto alto que ya queremos mencionar, son las actuaciones, ya que se reunió a un elenco joven y muy comprometido con la historia. Hablemos un poco de ellas. Para nosotros la mejor interpretación de la noche, es la de Luciano Crispi, el Maxi de Menea para Mi, aquí se pone en la piel de Mariela, la madre transexual, que se gana la vida en la calle y es una verdadera leona, cuidando a sus hijos. Una composición de personaje fantástica y sorprendente la de Luciano, confirmando una vez más, su talento y versatilidad.










Nos encantó también el trabajo de Ornella Fazio, como Yanina, con una energía y una actitud que se contagia. Ornella es otra vieja conocida de Menea y aquí se luce muchísimo, en un personaje que requiere una enorme entrega emocional. Completa la familia de Mariela, Ezequiel Baquero como Owen, el tierno vendedor de medias, que está perdidamente enamorado y hará lo que sea, para seguir adelante con esa relación.

Del lado de los chicos bien, se destaca Iti el Hermoso, como Valentino, un verdadero villano, misógino, violento y discrimimador. Componer un personaje tan repulsivo, no es tarea sencilla e Iti, lo consigue a la perfección. Sofía Black Kali, es una dulce y sensual Micaela, su buen corazón le permite mirar más allá de su entorno, pero deberá luchar contra su propia familia. Martina Bajour es Sol, manipulable y algo perdida en la vida, seguirá la corriente de su entorno. Muy buenos trabajos de Sofía y Martina, con mucha entrega corporal ambas.










Se hizo larga la descripción, pero creemos que era necesario hacerlo, ya que los seis jóvenes protagonistas, son parte importante de la historia, entregándose por completo desde lo actoral y lo físico, bajo la supervisión, de una directora, que tiene mucho mérito en el armado.

La escenografía en este caso, es menos cargada que en Menea, simplemente un muro, que simboliza la separación entre ambas mundos, es suficiente para crear el entorno. Hay un diseño sonoro potente, necesario para una puesta que tiene un alto componente musical, donde aporta lo suyo también Milagros Zabaleta con su guitarra en vivo. Un destacado diseño de luces de Gustavo Lista y un vestuario que luce mucho en manos Mariana Bustinza. Queriamos mencionar a los integrantes de la puesta, ya que todos contribuyen a crear la atmósfera que pide la obra y enriquecen la misma.











En definitiva, nos fuimos muy satisfechos de El Extranjero, con Lo que quieren las Guachas, una espectáculo muy distinto a los que estamos acostumbrados a ver habitualmente en el teatro independiente, ya que le dá visibilidad a una temática como la marginalidad y lo hace desde un ángulo diferente y humano, algo que no es habitual y que sin dudas ayuda a romper con muchos prejuicios, que la sociedad tiene.

Por todo lo comentado, recomendamos fervorosamente Lo que quieren las Guachas, una excelente propuesta, ya que además de ser una una obra que presenta una temática actual y con una vigencia absoluta, es una pieza que de ninguna manera, dejará indiferente al espectador, por el contrario lo movilizará y lo invitará a reflexionar, logrando de mínima,  tal vez, que la próxima vez que un chico nos ofrezca un par de medias en un semáforo, aunque no le compremos, al menos le devolvamos una sonrisa. Y cuando el teatro logra esto, no queda otra que celebrarlo.




Pensador Teatral.



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