Dramaturgia y Dirección de Toto Castiñeiras.
Jueves 21 hs en Nun Teatro ( Ramírez de Velazco 1416 )
El teatro en muchas oportunidades, nos cuenta historias que nos invitan a volar con la imaginación y viajar hacia un mundo onírico, donde lo real se fundirá con lo fantástico, apareciendo personajes que parecen sacados de algún cuento, que leímos en nuestra infancia.
Voraz y Melancólico, además tiene el plus de ser escrita por el talentoso Toto Castiñeiras, actor y clown marplatense, integrante por varias temporadas de la troupe del Cirque du Soleil, que en los últimos años, se dió el gusto de explorar su veta de autor y escribió un par de textos que llegaron a la cartelera porteña, con muy buena respuesta del público. En todas sus obras, queda al descubierto su alta creatividad y el manejo de un lenguaje propio, en donde lo corporal y la destreza física de los actores, es igual de importante el texto, generándose entonces, puestas muy dinámicas, en las que el teatro físico tiene un espacio fundamental.
En este propuesta, el relato nos acercará una historia de amor fallida, entre un tímido joven ( Ignacio Torres ) , que es el séptimo hijo varón, apadrinado por el presidente y la Rubia, la hija de un comisario, que rebelde y con un cuerpo, que le trae algunos disgustos. Ambos personajes no conocen el amor verdadero aún, por eso la atracción mutua que sienten, tiene una intensidad que se manifiesta.
Uno de los ejes que ronda la obra, es la leyenda del lobizón, que con algunas variantes, menciona que el séptimo hijo varón de una pareja, los Viernes de Luna Llena se convierte en lobo, retornando al día siguiente a su morfología normal. El problema es que cuando se produce la metamorfosis, el lobizón suele cometer tropelias que luego no recuerda. Un detalle importante, la única manera de matarlo, es con una bala de plata, por lo que deberá estar muy atento, para que no ser cazado.
Dejando la leyenda a un costado y volviendo a la obra que nos convoca, contamos que las acciones se desarrollarán en un pueblito del Norte argentino, no especificado, más precisamente en la tarima de una kermese, con muchas referencias folklóricas. En el marco de la Fiesta del Mate, se desarrollará esta particular historia de amor. El autor introduce de manera muy inteligente en el texto, la liturgia de las fiestas patronales y de los festejos en los pueblos chicos, que es la excusa justa, para que todos los habitantes del pueblo, salgan a la calle, para sumarse a los festejos.
El relato tendrá un ritmo vertiginoso y no se detendrá nunca. En una pantalla de fondo se anunciará el título de los cuadros que se irán desarrollando, con una dinámica muy lograda y esto es mérito del elenco reunido que realiza un excelente trabajo, ya que la obra es muy exigente, por el desgaste físico y también por el texto, que tiene muchos vaivenes y requiere mucha concentración de parte de los actores.
Vamos a mencionarlos ya, porque realmente lo merecen. Ignacio Torres como el Lobo, realiza una magnífica composición de un personaje, humano y feroz a la vez. Destacamos su gestualidad y carisma, estando a la altura en un protagónico nada sencillo y muy demandante. A Ignacio lo habíamos visto, ya en otras obras, el año pasado en Las Cosas de Mabel y aquí vuelve a destacarse, mostrando su versatilidad.
La gran revelación de la noche, en nuestra opinión es Micaela Rey, como La Rubia. Indignada por no haber sido seleccionada para participar en el concurso de la Reina del Mate, buscará encontrar al amor, para ahogar sus penas. Es excelente el trabajo de Micaela, con mucha presencia escénica y con varias facetas Por momentos arrolladora y erótica y en otros dulce y virginal. Otro papel muy complicado y resuelto en gran forma.
Pero no seamos injustos con Santiago García Ibañez, el Niño, la tercera pata de esta historia, compartiendo el escenario en todo momento y siendo una especie de banda de sonido en vivo, tocando la guitarra, la flauta, el bombo y otros instrumentos, siendo muy importante para apuntalar el relato, teniendo espacio también para mostrar su histrionismo.
Las tres actuaciones son realmente muy buenas, tres actores jóvenes, que encuentran la sintonia que pide Toto Castiñeiras, que tiene un estilo muy particular como autor y director, ya como dijimos le dá una gran importancia, al teatro físico, sin dudas influenciado por su faceta de clown, por lo que a lo largo de la obra, veremos a los protagonistas, revolcarse en muchas oportunidades por el piso.
La puesta presenta una escenografía desprovista, son los actores el centro de atención y los que tienen como misión, despertar la imaginación de los espectadores. Nos gustó mucho el particular diseño de vestuario de Daniela Taiana, acorde con la historia y debemos destacar el componente musical que tiene la obra, mérito aquí de Juan Ignacio Blanco.
No queda mucho para agregar, Voraz y Melancólico arranca su segunda temporada, que seguramente, repetirá la buena recepción que tuvo en su primer año. Es una propuesta original, muy bella desde lo estético y altamente creativa. Además, consideramos muy valioso, el toque autóctono que tiene el texto, repasando historias y leyendas que hacen a nuestra acervo cultural.
Por todo ello, recomendamos la obra, disfrutarán de un verdadero cuento teatral, con personajes entrañables y actuaciones superlativas. Emprendan este bello viaje, al que el teatro independiente nos invita, eso si, cuando salgan del teatro, miren al cielo y si hay una llena, aceleren el paso, por si alguna criatura amiga, viene bajando del monte.
Pensador Teatral.
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