Dramaturgia de Ulises Puiggrós y Dirección de Débora Longobardi.
Sábados 22 30 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )
Los tiempos de pandemia, dieron lugar a procesos creativos intensos y en el caso de Ulises Puiggrós, los resultados son contundentes, ya que en tiempos pandémicos salió a la luz este proyecto de su autoría, en el que Ulises representará a Lila, una famosa cantante española trans que regresa a Buenos Aires, para dar un show muy especial y además por motivos personales que no reveló a la prensa.
Decir de entrada, que el reto para Ulises era enorme, debía representar a una mujer trans y para lograrlo debía trabajar mucho en la composición del personaje. Si bien ya tenía una experiencia relacionada, cuando en el 2019, en el film La Sombra del Gato, interpretó a una drag queen, una cosa es filmar una película y algo muy diferente, es representar a una diva trans, que debe estar una hora solita, frente al público, dando un show, que entre otras cosas, incluye interpretar siete temas musicales.
El proceso creativo fue arduo, debió ponerse la peluca, aprender a maquillarse, a caminar con tacos altos, probarse la pechera de silicona y por sobre todas las cosas buscar que su costado femenino aparezca. Luego de ello, debía encontrar el tono de la diva española, de la cantante, encontrarle la voz exacta, caminar el escenario como una mujer, moverse y mirar como tal. Y por si fuera poco, debía hablar con acento español.
El desafío era inmenso, la exigencia parecía excesiva, pero con mucha perseverancia y un trabajo intenso, Ulises consiguió un resultado estupendo, ya que su transformación es increíble. Lo vimos muchas veces en el escenario antes y tal vez por eso quedamos asombrados con su gran metamorfosis, ya que cuando las luces se encendieron, quien estaba frente a nosotros era Lila, la diva de la canción española y no el actor al que conocíamos.
La composición de Ulises es superlativa, con una presencia escénica admirable, se adueña del escenario con autoridad y totalmente compenetrado en la piel de la famosa cantante llegada desde Madrid. Con un logrado acento español para monologar frente a los espectadores y sorprendiendo muy gratamente, en la interpretación de los temas musicales que presenta el relato, muestra una prestancia y un oficio, que hablan de su enorme versatilidad, sumado obviamente al trabajo previo de casi dos años en la búsqueda del personaje, que luego de ver la obra, podemos afirmar que logró plenamente.
La estructura de la obra presenta un formato que resulta muy atractivo, ya que si bien las acciones corren en tiempo real, podemos dividirlas en tres momentos, ocurriendo todas ellas en un café concert donde se realiza el show de Lila. En uno de ellos, la diva interpretará diferentes canciones, serán siete tema en total, seis son covers ( excelente la selección y versiones elegidas ) y uno de los temas es original y relacionado con la trama. En otra instancia, veremos a Lila en el escenario, compartiendo con los asistentes a su show, los momentos más relevantes de su vida, siempre con el humor con aliado.
Y el tercer momento, se da en el camarín de la diva, allí magia del teatro mediante, el espectador podrá compartir la intimidad de Lila, que deja de lado la estrella y muestra su faceta humana, dialogando con si mismo, con Manuel, el niño que era hace unos años atrás en cuerpo de mujer. Aflorarán los conflictos con su propia familia, que no apoyó su decisión, sus primeros pasos cuando estaba en la búsqueda de su identidad y debía luchar contra un entorno hostil.
El enorme trabajo de Ulises, encuentra anclaje en la dirección sensible de Débora Longobardi, que genera una puesta bellísima desde lo estético, con una escenografía que tiene reservados diferentes espacios para cada tema musical, aprovechando el amplio escenario del Callejón. El diseño de luces de Sebastián Francia suma mucho para lograr los diferentes climas que pide el relato. Un aspecto fundamental, que muchas veces es subestimado, es es el sonido perfecto que tiene la obra, con el volumen adecuado y sin ningún acople. Perfecto ese ítem, que cuando las obras tienen momentos musicales, resulta fundamental y no siempre se logra.
Párrafo especial para el vestuario de Lila, que hace varios cambios de ropa a lo largo del show, todos vestidos con mucho brillo y glamour, que la diva luce con estilo. Como puede apreciar el espectador, hay una preocupación extrema en el cuidado de todos los detalles y esto redunda en una puesta de enorme calidad. Además Débora, que es una actriz estupenda, tendrá participaciones menores en la trama, como asistente de Lila, que se disfrutan mucho.
Vimos varios trabajos juntos de Ulises y Débora, tienen una química increíble entre ellos, se entienden a la perfección y esto sin dudas potencia mucho cada una de las propuestas que comparten. En este caso Débora realizó un aporte muy importante, en esa búsqueda del personaje femenino que debió emprender Ulises y los resultados están a la vista.
Bien, creo que no debemos agregar mucho más, la propuesta de Lila es reamente valiosa, ya que presenta un show con excelentes temas musicales, momentos de humor, otros de profunda emoción y como si fuera poco, tal vez siendo el punto más importante, resulta un homenaje a todas esas personas, que siguieron a su corazón y se animaron a luchar por sus sueños, por su sentir profundo, superando el dedo acusador del otro, la discriminación, las agresiones y los cientos de obstáculos que aparecen en el camino elegido, sabiendo que con constancia, esfuerzo y siguiendo lo que dicta el corazón, se puede llegar al destino elegido, sin importar la la opinión de los otros.
Recomendamos especialmente Lila, se van a encontrar con una composición fantástica de Ulises Puiggrós, acompañado por una puesta bellísima que da el marco adecuado a un espectáculo que resulta un verdadero lujo para el teatro independiente y que de ninguna manera debemos dejar pasar.
Pensador Teatral.
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