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viernes, 6 de mayo de 2022

El Almacén del Fin del Mundo

Dramaturgia y Dirección de Martín Henderson.






Viernes 20 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3378 ) 

No quedan dudas que la pandemia, modificó por completo nuestras vidas, las paralizó por un tiempo, trayendo miedo y paranoia con ella. Los vínculos humanos se modificaron por completo y luego de un período de estudio, la humanidad se adaptó y buscó la manera de seguir adelante, respetando protocolos y ciertas normas que si alguien las hubiera pronosticado hace unos años, seguramente lo hubieran tildado de loco.

Hasta acá nada de lo que dijimos resulta novedoso, pero transcurrido ese período inicial de parálisis, que incluyó el cierre de las salas teatrales, sin tener en ese momento alguna perspectiva cierta de retorno, el arte recogió el guante y de a poco empezaron a aparecer algunos textos que comenzaron a reflejar en alguna medida esos momentos de incertidumbre y cierta locura que la humanidad atravesó.







Y precisamente Martín Henderson, el autor de El Almacén del Fin del Mundo, tomando algunos hechos de la realidad y la angustia acumulada en todos estos meses, construyó una ficción muy potente, que en tono de comedia dramática, con toques futuristas y llevando algunas situaciones al absurdo, supo  exponer como el ser humano tuvo que adaptarse a una realidad obligada, como método de supervivencia.

Yendo a la obra en si, las acciones se desarrollan en un exclusivo y particular restaurante, que debido a una epidemia que sola la ciudad, cumpliendo todas las medidas de seguridad y protocolo, habilita su salón, solo con una mesa para dos comensales. Las instalaciones cuentan, con una sala de espera, una pista de baile y un espacio equipado con un micrófono, para que los propios cliente puedan demostrar sus habilidades para el canto. Obviamente para ingresar al lugar, los visitantes deberán dejar sus abrigos y pasar por una cabina sanitizante.

El protocolo es muy estricto, obviamente no está permitido el contacto entre los comensales, respetar la distancia mínima es una medida que debe cumplirse a rajatabla. Y quien se encargará de que se cumpla sin excepciones con todos los protocolos, será un particular mozo, que además parece el dueño del establecimiento.







Quienes concurrirán al restaurante, serán un hombre y una mujer de edad mediana, que se estaban empezando a conocer antes de que llegue la epidemia y ahora luego de superado el período de aislamiento, se reencuentran con expectativas, más que nada de parte de él, de conocerse más y poder formar pareja. Pero el desafío para ambos, será grande, no es tarea fácil, enamorar al otro, con tantas restricciones que cumplir, sin contacto físico y además con poca intimidad en la charla, debido a la mirada permanente de un mozo, que parece empeñado en que la velada fracase.

Creemos que es importante mantener la sorpresa y no adelantar demasiado de la trama, solo diremos que la historia se divide en tres actos, en los que la misma pareja llegará al establecimiento y en cada encuentro se notarán cambios en el lugar y en ella, que a medida que la epidemia avanza, irá tomando un rol más comprometida con la misma.






Se darán muchas situaciones graciosas, el público se reíra con algunas medidas de prevención que parecen exageradas, pero que si miramos con un ojo avezado, mucho se parecen a las que debimos soportar verdaderamente y en parte seguimos llevando adelante en la actualidad. Creemos que uno de los grandes aciertos que tiene el texto, es que el público se identifica a pleno, con las situaciones que el relato nos irá acercando.

La historia cautiva al espectador y ellos se debe a las estupendas actuaciones que presenta la obra, de parte de un trío protagónico, que muestra muy buena química entre ellos, ofreciendo deliciosas composiciones individuales, que se potencian en el conjunto. Arranquemos por Martín Henderson, al que ya mencionamos antes, ya que es al autor de la obra, llevando adelante el papel de un mozo meticuloso y algo autoritario, que no tendrá problemas en incomodar con su presencia a quienes llegan a su establecimiento, ya que cumplir los protocolos es lo primordial. Además tiene un costado algo perverso, en el que no vamos a ahondar acá. Con muy buena presencia escénica, Martín realiza una excelente personificación.

Leonardo Saggese uno de los comensales y quien más sufre las impertinencias de un mozo intenso, que no lo mira con buenos ojos, debiendo soportar sus constantes verdugueos. Nos gustó mucho el trabajo de Leonardo, histriónico y dando mucho carisma al personaje querible que construye, debiendo remarla toda la noche, siempre con una sonrisa, para soportar al mozo y tratar de enamorar a su invitada.







Para el final dejamos a Dolores Ocampo, que en actuaciones muy parejas por lo buenas, es quien más logra destacarse, mostrando gran potencia escénica y un enorme talento. Su personaje es el que más se compromete con lo la epidemia que asola a la ciudad y eso indudablemente tendrá sus consecuencias. Además de destacarse en las partes actuadas, su performance tiene un importante plus. Recuerdan que les dijimos que el restaurante, tiene un micrófono, donde los comensales pueden mostrar sus condiciones para el canto. Bien y vaya si las muestra Dolores, que canta hermoso en francés, regalando bellísimos momentos musicales a los espectadores que agradecidos disfrutan su notable registro vocal. Es la primera vez que vemos a Dolores en escena y sinceramente quedamos deslumbrados con su labor.

La puesta que presenta la obra es muy atractiva, con un diseño escenográfico muy logrado. Se logra formar una atmósfera futurista y algo tenebrosa a la vez, a tono con el relato, que a medida que avanza se irá tornando cada vez más oscuro. Es muy bueno el diseño lumínico de Christian Gadea y merece un párrafo también el vestuario de Julio Cesar Fernández y Matias Begni. Son muchos los detalles que se tienen en cuenta, para agregar valor a una puesta que seduce al espectador.






No queda mucho más para agregar, nos gustó mucho El Almacén del Fin del Mundo, una propuesta original y arriesgada, que se anima a aportar una mirada diferente y profunda sobre las consecuencias de la pandemia que vivimos, poniendo en el centro de atención en las relaciones humanos y como debimos adaptarnos a muchas medidas que se tomaron, algunas de ellas con muy poca lógica, no teniendo otra posibilidad que aceptar las normativas vigentes, ya que en caso de no cumplirlas, el estado y la misma sociedad, lo exijían.

Valoramos mucho esta propuesta, que nos habla del amor en los tiempos de pandemia y siempre el humor es un buen método para hablar de los temas más complejos. Disfrutamos de una estupenda velada teatral y de magníficas actuaciones, en una historia original y movilizante, mostrando una vez más como el arte puede resultar sanador y que el teatro independiente, siempre nos brinda una luz, aún en los momentos donde reina la oscuridad.



Pensador Teatral.




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