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domingo, 6 de noviembre de 2022

El Método Gronholm

Dramaturgia de Jordi Galceran. Dirección de Ciro Zorzoli.






Miércoles a Domingos en Paseo La Plaza ( Av. Corrientes 1660  )

Regresa a la cartelera porteña, la obra escrita por el catalán Jordi Galceran, suceso en diversos escenarios del mundo y que se presentó con gran suceso en nuestro país hace 15 años en una versión que contaba con Gabriel Goity y Martín Sefeeld en en su elenco y que estuvo más de dos años en cartel con gran respuesta del público. Pasada más de una década, la obra retorna al mismo espacio teatral, en una versión renovada, bajo la dirección de Ciro Zorzoli.

La obra es una muy buena muestra, de hasta donde puede llegar el ser humano, para conseguir un objetivo, en este caso conseguir un empleo. Como si es necesario correrá los límites propios y lo que es peor, no tendrá miramientos en perjudicar a un tercero. La codicia y la ambición son las leyes que tienen algunas personas y tal vez el comportamiento incorrecto de algunos, repercute en el accionar de gente con buenos valores y principios, pero que ante una competencia desleal, deben modificar su conducta y entrar a la jungla que le proponen. La sociedad capitalista premia a las malas persona ?? Importa para un empleador, contratar buenas personas o lo único que interesa es que sepa cumplir los objetivos planeados, por más que su accionar sea despiadado ??






Yendo a la trama en si, en la misma veremos como cuatro candidatos a un alto cargo ejecutivo de una multinacional se presentan para la entrevista final. Las reglas de selección no parecen las convencionales. Se cita a los cuatro al mismo tiempo y pronto descubrirán que para obtener el puesto, deberán competir entre ellos y participar del misterioso juego que la empresa les propone. Y allí empiezan las primeras dudas. Vale la pena someterse a este extraño proceso de selección ?? La respuesta no es sencilla, pero tienen una certeza, aquel que no quiere avanzar con el proceso, tendrá la puerta de la sala abierta para irse. Eso sí, les aclararan que el abandona el lugar, ya no podrá volver.

La desconfianza reina entre los candidatos y se acentúa más cuando una voz en off, les indica que uno de ellos, no es realmente un postulante al cargo, sino un integrante de la empresa, que está allí infiltrado entre ellos y van a tener un tiempo para descubrirlo. Serán capaces de hacerlo ?? Será verdad que hay un topo allí o será una estrategia de parte de la empresa, para observar las reacciones y los comportamientos de cada candidato ???

Esa que les contamos será la primera de las pruebas. Pero llegaran otras y a medida que el tiempo transcurre los ánimos se irán caldeando en aquella oficina. Los perfiles de los diferentes candidatos irán apareciendo, junto a las miserias de cada uno de ellos. Hasta donde estarán dispuestos a soportar la presión ?? Vale la pena humillarse tanto por un puesto ?? El objetivo es obtener el empleo o derrotar a los otros ?? Hay una lucha de egos que queda al descubierto y hasta allí vamos a contar, porque el suspenso es una de las características del texto, donde las situaciones divertidas y los momentos de tensión se irán intercalando.






Momento de hablar del muy buen elenco reunido, formado por Laurita Fernández, Benjamín Vicuña, Rafael Ferro y Julian Cabrera. Cada uno de ellos mostrará rasgos diferentes de acuerdo al personaje que les ha tocado en suerte, siendo una muy buena pintura de las diferentes clases de personas con las que podemos cruzarnos en un ámbito laboral y en la vida en general.

Quienes se llevan las mayores miradas, son Benjamin Vicuña y Laurita Fernández, las figuras convocantes de la obra y ninguno de los dos, defraudará al público que los va a ver. Banjamín dá vida a un verdadero villano, que no dudará en pisar al otro para conseguir el puesto. Machista y discriminador, mostrará que para lograr un objetivo, no hay casi límite alguno que pueda detenerlo. Un personaje divertido y odiado a la vez, el de Benjamín, muy festejado por el público, que muestra una veta muy interesante en la comedia.

Rafael Ferro, es Enrique, el más experimentado y verborrágico de aquella sala, tratará de ser conductor de las acciones, pero no la tendrá sencilla, porque sus compañeros de búsqueda, no son nenes de pecho. Con mucho carisma Rafael, se destaca mucho y realiza una sólida composición. Julián Cabrera, será Carlos, el más calmado allí y que parece no querer traicionar sus convicciones. Con muchas experiencia en el teatro independiente, cumple muy bien su rol, en un elenco de figuras.






Para el final dejamos a Laurita Fernández, que a nuestro entender es quien se lleva los mayores elogios de la noche. Componiendo a Mercedes una atractiva e inteligente mujer, que con su look ejecutivo no se dejará avasallar por los hombres que compiten con ella. Mostrando gran presencia escénica y mucho carisma, es el personaje que a nuestro entender más se luce y junto con Benjamín, son los más festejados por el público. A Laurita la habiamos visto en Departamento de Soltero, obra que protagonizaba junto a Nico Cabré y ya nos había sorprendido gratamente. Aquí vuelve a mostrar sus condiciones, mostrando su crecimiento en cada nuevo trabajo y su confirmación como una actriz que además de convocar, luce mucho en cada interpretación.

La puesta de Ciro Zorzoli es minimalista y elegante, la historia se desarrolla en una especie de zoom en sintonia con los entornos laborales actuales que tienen un toque de modernidad y tecnología. Hay un muy buen diseño lumínico y un ítem que destacamos es el vestuario que lucen los protagonistas, destacando aquí un look moderno de Benjamín con traje y zapatillas y el conjunto salmón de la única dama del relato.






En definitiva, disfrutamos una versión actual de esta obra tan exitosa, que presenta como novedad alguna cuestión de genero que aquí no vamos a adelantar, mostrando además su plena vigencia, ya que las situaciones que se ven en la trama, son reconocidas por el público, que seguramente identifica entre los personajes, a algún compañero de trabajo o algún jefe que alguna vez tuvo y dejando ese interrogante de porque las sociedad muchas veces premia a personas sin buenos valores.

El Método Gronholm resulta una muy buena oportunidad para reírse, de algunas situaciones graciosas que se irán planteando pero también para reflexionar acerca de como muchas veces, la ambición, la codicia y la competencia, pueden llevar a las personas a comportarse de la peor forma. Así que a estar atentos en la butaca, disfrutar de las actuaciones y prepararse para un final impactante, que cumpliendo con el pacto que indica el programa, ningún espectador debe revelar.


Pensador Teatral.



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