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miércoles, 3 de julio de 2024

Una puerta, un hombre y otro hombre

Dramaturgia de Darío Bonheur. Dirección de Adriana Garibaldi.






Miércoles 20 30 hs en Felisberto Teatro ( Yatay 112 )

La talentosa pluma de Darío Bonheur nos sorprende en esta ocasión, al incursionar en el género del absurdo, reconocido en autores como el rumano Eugene Ionesco, sin dudas el principal exponente de este tipo de teatro, que se caracteriza por explorar la naturaleza humana y cuestionar algunos aspectos de su realidad. Esto por lo general se logra a través del humor y jugando con la incoherencia, el disparate y algunos comportamientos carentes de lógica.






Todos los aspectos mencionados se encuentran en este texto de Darío y además logra darle una vuelta de tuerca, ya que consigue darle profundidad a su texto porque siempre con el humor como bandera, nos invitará a reflexionar acerca de las diferentes percepciones que podemos tener de la realidad y de como muchas veces la felicidad es un simple estado de ánimo que se puede alcanzar, con nuestra actitud y forma de pensar, más allá de las circunstancias reales. Lo importante muchas veces, es la manera en que miramos las cosas. Osea ante un mismo hecho, alguien puede alegrarse y alcanzar un alto estado de felicidad y otra persona puede tener ante la misma situación, la reacción contraria. Así de misteriosa y compleja es la mente humana.

Yendo a la obra en si, nos encontraremos con un argumento tan sencillo como interesante. Fran ( Gabriel Nicola ) ha comprado una casa e invita a su amigo Gálvez ( Miguel Sorrentino ) para que la conozca. Fran está feliz con la adquisición y quiere compartir con su amigo aquella felicidad. Pero la mirada de Gálvez no es condescendiente y le cuesta entender como su amigo compró aquella casa de dimensiones reducidas, sin muebles y solamente con una ventana bien alta, por la que entra un hilito de luz. Para colmo, se entera que ha pagado una fortuna por aquella casa, que a simple vista no presenta ningún atractivo.






Pero Fran sigue en su postura y le explica a su amigo, que el siempre deseó una casa única, que no se pareciera a ninguna otra y que pese a que esta no estaba en su perfil de búsqueda inicial, cuando el vendedor se la mostró, de inmediato supo que debía comprarla. Gálvez cada vez se irrita más y empieza a pensar que ese vendedor en realidad es una estafador que se aprovecha de los incautos. Los diálogos divertidos y algo disparatados se sucedían entre los amigos, hasta que luego de dar muchas vueltas, ya que el vendedor le pidió que no revele el secreto a nadie, Franz casi en secreto, contará que lo que hace tan especial a aquella casa, era una puerta.

Una puerta que estaba cerrada, pero que según las palabras justas del vendedor, escondía algo increíble. Y hasta allí vamos a contar. Solo diremos que desde ese momento la postura de Gálvez cambia por completo, ya que hasta ese instante, deseaba irse lo antes posible de esa casa inhóspita,  pero ahora eso cambió y solo lo invade un irrefrenable deseo abrir por abrir esa puerta y saber que hay dentro. El tema es que el nuevo dueño de casa, no está tan seguro, si abrir esa puerta es una buena idea y comenzará un divertido intercambio entre ambos amigos, discutiendo los pro y los contras de hacerlo. Y obviamente, para saber si finalmente abrirán o no aquella puerta y en caso de abrirla con que se encontrarán, deberán ver la obra.

El texto y la dinámica de la trama, requiere muy buenos actores para poder llevarla adelante y esto sin dudas se logra con creces, ya que sin lugar a dudas uno de los puntos bien altos que tiene la obra, son las excelentes actuaciones que presenta. Y vamos a arrancar por Gabriel Nicola, que a nuestro entender la rompe, como Fran, el flamante propietario que no entra en su cuerpo de lo feliz que está. La composición de Gabriel es lúdica y minuciosa y en una pieza que exige mucha corporalidad de los actores, ver como su alta figura se contornea, se tira el piso y por momentos se mueve de manera frenética, generaba ya solo con eso las risas de la platea. Fenomenal la composición de Nicola, transmitiendo el sentimiento un persona que irradia felicidad y alegría.






Pero por favor que tantos elogios a Gabriel, no opaquen el excelente trabajo de Miguel Sorrentino como Galvez. En su caso, le toca dar cuenta del personaje más racional de la historia, si es que podemos considerar que alguno de los dos, lo sea. En una atmósfera donde el disparate manda tratará de aportar algo de cordura, aunque no tendrá demasiado éxito con aquella misión. Su personaje de Gálvez marca un muy buen contrapunto con el de Fran, con una visión menos optimista de las cosas y ambos en el conjunto,  forman una gran dupla. Para destacar también toda la corporalidad de Miguel, en un obra donde lo físico y lo clownesco tienen relevancia.

Tiempo de hablar de la atractiva puesta de Adriana Garibaldi, que le saca mucho jugo al texto y potencia las actuaciones que resultan el motor de la propuesta. Hay que destacar el original y vistoso diseño visual de Gustavo Acevedo, muy poco visto en el teatro independiente, con proyecciones de imágenes, que no queremos adelantar para mantener la sorpresa, pero que enriquecen mucho la puesta. El mismo Gustavo tiene a cargo, los rubros del diseño lumínico y el vestuario, ambos ítems destacados. 





En resumen, nos gustó mucho la propuesta de Una Puerta, un hombre y otro hombre, ya que es realmente original y resulta soplo de un aire fresco para la cartelera porteña, ya que incursiona en el género del teatro del absurdo, con una creación de un joven y talentoso autor argentino. Un texto que divierte y nos invita a reflexionar, sobre las diferentes miradas que podemos tener de la realidad y como ante una misma situación, algunas personas pueden tener una mirada positiva y otros la contraria. La obra además nos habla de la amistad y de la búsqueda de la felicidad, como una constante en el comportamiento humano.

Por todo lo comentado, los invitamos a que conozcan Felisberto, un nuevo y bello espacio teatral que abre sus puertas en el barrio de Almagro, en momentos en que el arte tanto lo necesita. Y lo hace de la mejor manera, ya que presenta una obra que se anima a arriesgar y salir de la zona de confort, de la mano de un texto estupendo, una dirección atractiva que atrapa al espectador desde el arranque y con una dupla protagónica, que se siente a gusto en la faceta lúdica que la pieza propone y nos invita a abrir la puerta del buen teatro independiente.


Pensador Teatral.



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