Libro de Juan José Campanella y Emanuel Díaz. Dirección de Juan José Campanella.
Campanella,ya es marca registrada en nuestro espectáculo, prestigioso guionista y director, con películas de enorme suceso, como El Hijo de la Novia, Luna de Avellaneda o El Secreto de sus Ojos, vuelve a incursionar en el teatro, tras el exitazo que tuvo con Parque Lezama, superando las 800 funciones y cumpliendo tres años a sala llena.
En esta oportunidad, el género que elige, es la comedia, una obra con un humor ácido y con mucho grotesco, que logra generar carcajadas en la platea y como sostiene el propio Campanella, el humor siempre sirve y en momentos complicados , hacer reír tiene mucho mérito y es bienvenido por los espectadores.
El disparador es sencillo, en un departamento porteño, se realiza una reunión de consorcios extraordinaria, donde la orden del día, tiene un tema excluyente.Definir si Walter, el encargado del edifico, debe continuar en su puesto o debe ser despedido.
La discusión se produce en el hall de entrada de un edificio, lugar donde habitualmente ocurren las reuniones de consorcio, allí con poca participación, pero en forma acalorada, los vecinos asistentes a las convocatoria, darán sus argumentos y puntos de vistas, para definir si Walter debe conservar su puesto o no.
El diálogo entre los vecinos, no tiene desperdicio, siempre con humor y una buena carga de ironía, expondrán sus puntos de vista respecto del encargado, pero no dejarán pasar la oportunidad, de pasarse facturas entre ellos y sacar a luz, todos los conflictos resultantes de vivir en el mismo edificio.
La división entre los vecinos, parece por momentos, reflejar las diferencias que existen en la sociedad, donde cada uno adopta una posición, a veces extrema y sin estar dispuestos a escuchar los argumentos del otro. Solamente importa el pensamiento propio y descalificar al que piensa diferente.
No vamos a contar más del argumento, dejaremos que el espectador, cuando vea la obra, descubrirá cual será la suerte de Walter, solo aseguramos, que la risa estará presente en toda la trama y que a veces las cosas, no salen como pensamos.
Juan José, explota su experiencia de haber participado en tantos castings para sus películas y no falla en la elección de los actores justos para cada personaje, optando por actores con mucho oficio en la comedia y con características, bien diferenciadas entre ellos.
Arranquemos por Miguel Angel Rodríguez, el presidente del consorcio, trabaja en una farmacia cercana al departamento. Humanitario y bonachón, quiere que Walter siga en su puesto, ya que es una gran persona, digna de la confianza de todos, que no limpie demasiado es un detalle. Miguel Angel, con todo su carisma, es uno de los grandes protagonistas de la historia.
Su antagonista en la reunión, es Karina K, periodista y comunicadora, es despiadada en sus comentarios, cada una de sus palabras son dardos, no solo dirigidos a Walter, sino a cualquiera que la contradiga. Estupenda la actuación de Karina, que se consolida cada vez más, como una actriz de elite..
Los más jóvenes de la reunión son Victoria Almeida, que está de cuerpo presente en la reunión y con la mente en el celular, ya que a cada rato discute con su marido, al que de manera desopilante, quiere ponerlo al tanto, de lo que se está debatiendo en la reunión, dándose paso de comedias muy divertidos. Muy bueno lo de Vicky, aportando frescura a la puesta.
Y el otro jóven, es Federico Otone, estudiante de abogacía, con madre adinerada, transmite sus ideales socialistas, en contra de la explotación laboral. Araceli Dvoskin, en su silla de ruedas y con su recelo hacia los extranjeros, hace reír mucho a los espectadores.
Walter está interpretado por Fabio Aste, toda una revelación, para interpretar a ese encargado bonachón de origen misionero y también a otro personaje, que dejaremos el espectador descubra.
Y para el final, dejamos adrede a Martín Campilongo o simplemente Campi, en el papel de Jauregui, el administrador. Se come la obra literalmente. Su personaje tiene de todo, tipico chanta y ventajero, siempre tratará de hacer el mínimo esfuerzo y aparentar algo que no es. Hay un quiebre, cuando Campi aparece en la obra, a partir de su entrada, las carcajadas de multiplican y cada una de sus intervenciones será festejada especialmente por el público. Fenomenal lo de Campi, que encuentra el papel justo, para lucirse muchísimo y ponerse a la gente en el bolsillo.
Sin dudas, se nota la mano de Campanella, en la elección de los actores y en saber explotar lo mejor de cada uno de ellos, permitiendo que se luzcan, en esos largos diálogos que el autor propone y disfruta poder hacerlos, ya que en el cine, esto no sería posible.
Yendo a la puesta, hay un diseño escenográfico fantástico de Cecilia Monti, simulando el hall de un departamento, con la puerta de entrada, escaleras y un ascensor que será gran protagonista de la noche. También destacar, el muy buen diseño de luces de Eli Sirlin.
El autor logra que espectador se enganche en todo momento con la historia, que le resulta cercana y creíbl3, ya que todos alguna vez participamos de una reunión de consorcio y nos encontramos con personajes, como los que caracteriza el autor, algunos nos resultarán simpáticos y otros detestables.
Con la minuciosidad de siempre y de la mano de un humor transgresor y políticamente incorrecto, Campanella valiéndose de un guión sencillo, pero efectivo y con magníficas actuaciones de un elenco de probada valía, consigue lo que toda comedia que se precie quiere, hacer reír a los espectadores.
Por el suceso que está tendiendo la obra, que desde su estreno, siempre estuvo entre las más taquilleras, no quedan dudas que los espectadores están ávidos de ver comedias y por eso, asisten todas las semanas a esta reunión de consorcios tan especial que se celebra en el Multiteatro, para reírse y conocer cuál será el destino de Walter.
Pensador Teatral.
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