sábado, 20 de febrero de 2021

Che, Amor

Sábados 20 hs en El Método Kairos ( El Salvador 4530 )






Dramaturgia y Dirección de Mariano Taccagni.

Volvimos al Método Kairos, convocados por esta nueva propuesta de Mariano Taccagni, actor, escritor , profesor de literatura y cantante, forjado en familias de artistas, que pesa a ser muy joven, ya cuenta con una muy buena experiencia en el género musical, tanto en el circuito comercial, como en el off.

El libro de Che, Amor, surgió en la larga cuarentena, a partir de una anécdota que le contaron  a Mariano y que disparó el proceso creativo, para que naciera esta obra que en principio estaba destinada para ir a un concurso, pero por cosas del destino, finalmente quedó en sus manos, Mariano tomó esto con una señal y decidió llevar el proyecto adelante para hacerlo presencial, siendo el director de la obra y eligiendo como protagonistas a Nicolás Leguizamón y Agustín Iannone, con quienes ya había trabajando antes, asegurando de esta manera contar con actores talentosos, con los que ya compartía experiencias y códigos.





La obra podemos catalogarla, como una comedia romántica con toques de humor negro y una distinguida cuota musical, ya que durante la trama, los protagonistas entonarán siete canciones cortas, que acompañarán el desarrollo de la pieza y le darán un impulso emocional muy grande, a las acciones que irán transcurriendo.

Sin adelantar demasiado, contaremos que Che, Amor es una historia de amor duradero, que se mantiene aún, sin que la muerte corte el vínculo. Decimos esto, porque la trama se iniciará con Diego regresando desde el más allá a su departamento, para visitar a su pareja Damián, que pasados dos meses ya desde la partida de su amado esposo, sigue de duelo. Está melancólico, le cuesta seguir adelante, recuerda mucho todo lo vivido con Diego y lo extraña demasiado.

La presencia de Diego en su antiguo hogar, no es percibida por Damián, aunque hay algo que nos dice, que la magia del teatro y principalmente del amor, en algún momento, hará de las suyas, para que de alguna manera aquel reencuentro imposible, se cristalice. Pero vamos a mantener el suspendo y no vamos a decir si la magia ocurrirá o no, preferimos que cuando vean la obra, puedan descubrirlo.







La historia es sensible y reconfortante, sin golpes bajos y tomando la muerte, con una cuota importante de humor que le permite jugar de manera muy hábil con dudas existenciales, como la vida después de la muerte, que sucede cuando vemos la luz blanca del túnel y develar que hay de cierto, sobre las posibles reencarnaciones de las que tanto se hablan, siendo este un tema que resulta siempre atractivo y nos mordemos la lengua, para no decir más nada.

La dramaturgia está muy bien elaborada, intercalando muy bien las fragmentos musicales, colaborando con un ambiente íntimo para la trama, que el espectador agradece, ya que le permite disfrutar en primer plano de una comedia romántica y musical, género este poco habitual en el teatro independiente. 






La actuación de la dupla protagónica es muy destacable. Nos gustó mucho el trabajo de Nicolás Leguizamón como un Diego muy vivaz, pese a su condición, con una energía muy especial y una sonrisa que interpela a una muerte que le llegó demasiado temprano y de manera bastante tonta. Muy buena la interpretación de Nicolás, mostrando todo su carisma, una presencia escénica notable y logrando componer un personaje muy querible.

Agustín Iannone, dá vida a un melancólico Damián, quien debe luchar por seguir solo adelante, intentando dejar atrás los recuerdos del pasado y pensando en un futuro, que no era el esperado Nos gustó mucho la actuación de Agustín con una sensibilidad a flor de piel, que le viene justo a su personaje, manejando muy bien los tiempos emocionales que requiere su papel, que muestra diferentes personalidades.

Tanto Nicolás, como Agustín, ya han mostrado sus condiciones en musicales del circuito comercial y por eso resulta gratificante poder disfrutar de su trabajo en un ambiente intimista, como el que permite la sala del Kairos. Ambos además cantan muy bien y por lo tanto, se sienten cómodos en las partes musicales. Algo para destacar, es el excelente diseño sonoro que presenta la obra, ya que se escucha perfecto tanto lo hablado, como lo cantado, algo que no siempre ocurre, en los musicales y es algo fundamental. Aquí ese rubro, funciona a la perfección y es algo que no hay que resaltar.







Pero la dupla protagónica, no estará sola en escena. La obra tiene otros dos personajes, Gladys López es Claudia, una vecina chismosa, que visitará la casa del protagonista, para ver en que anda y también para ayudarlo con la venida de un fumigador que el consorcio ha contratado, por la aparición de un roedor en el departamento. Muy divertida Claudia, con esos pelos tupidos y el recuerdo de esa vecina metida que todos conocemos.

Completa el elenco, Matías Asenjo como Andy, que será un atractivo modelo y stripper, que aparecerá como una especie de tercero en discordia, llegando a la casa de Damián, con pocas intenciones de respetar el duelo del viudo y dando un vuelco gracioso a la historia. El personaje de Andy, aporta mucha frescura y es muy divertido, sabiendo jugar con las exageraciones y los estereotipos, despertando muchas sonrisas en la platea. Muy bueno lo de Matías, mostrando todo el desenado, que su papel requiere.

Como dijimos antes, hubo un muy buen trabajo del autor / director en la la elección de los actores, ya que se nota que los mismos están a gusto, con sus personajes. Además de las excelentes actuaciones, debemos destacar algunos rubros que hacen que la puesta de Che, Amor, además de íntima, sea muy bella desde lo estético.






Debemos mencionar entonces, la música original de Agustín Konsol, con su aporte fundamental a la trama, bien acompañada por las coreografías de Laura Montini. El diseño escenográfico de Sofía Escalante y Alejandro Vázquez, es armónico y dota de un marco adecuado al hogar de Damián. Taccagni ha formado un muy buen equipo, mostrando como muchas veces, con talento y buen gusto, se pueden lograr puestas muy bellas, sin contar con presupuestos millonarios.

No queda mucho por agregar, solo recomendar Che, Amor, una comedia que nos habla de la vida, de la muerte y principalmente de la fuerza del amor. Una propuesta donde se cuidan todos los detalles y que con actuaciones muy destacadas, permiten al espectador reír y disfrutar de una historia tierna y sensible.

Cuando se apagan las luces del Kairos, hay unos segundos de silencio de parte de los espectadores deseando que la historia siga, pero enseguida comprenden que el amor, seguirá fluyendo en la oscuridad y en nuestra imaginación, surgiendo los cálidos aplausos del público, que agradece a los protagonistas, el haber podido disfrutar in situ, de una sentida noche de teatro independiente.



Pensador Teatral.


domingo, 14 de febrero de 2021

Lo Escucho.

 Dramaturgia de Bénabar y Héctor Cabello Reyes. Dirección de Carlos Olivieri.




Miércoles a Domingos en Teatro Metropolitan Sura ( Av. Corrientes 1343 )

En épocas de pandemia, donde la gente está cansada del encierro y las malas noticias, poder tener una válvula de escape en el teatro, para olvidarse de los problemas y reírse a lo largo de la función, resulta un bálsamo y es por eso que los espectadores, agradecen el estreno de comedias, como Lo Escucho.

Llegada desde Francia, donde tuvo un gran suceso de público, se presenta en Buenos Aires, en esta versión local de Fernando Masllorens y Federico González, dirigida por Carlos Olivieri, que conservando la esencia de la obra original, introduce varios guiños locales en el texto, permitiendo que la trama sea más amigable, sin que por eso pierda efectividad.




La obra se desarrollará en el consultorio de un psiquiatra ( Jorge Suárez ) que recibe la visita de un nuevo paciente ( Gabriel Goity ) que luce desesperado, ya que su esposa acaba de dejarlo. Hasta allí todo parece normal, pero la pieza dará un giro, cuando el paciente responsabiliza al terapeuta por la decisión que tomó su ex y le deja claro que ahora deberá solucionar lo que ha provocado. Y el pedido no será por las buenas, ya que se presenta en el consultorio, munido de lo necesario, para que el profesional se sienta obligado a ayudarlo.

Lo Escucho, tiene un estilo de comedia de enredos, donde a medida que la trama avanza, la relación conflictiva entre psiquiatra y paciente del comienzo, irá ganando en confianza y por momentos parecerán viejos amigos, que en tono de confesión, comentan sus penas de amores. Para mantener el suspenso, no vamos a contar más, solo adelantaremos que como el público bien imagina, el climax de la historia llegará cuando justamente llegue a ese consultorio, la esposa del hombre abandonado y allí llegarán los momentos más graciosos de la historia.





La trama fluye y el púbico ríe, esto se explica por un texto efectivo y por la muy buena química que tiene la dupla protagónica conformada por el Puma Goity y Jorge Suarez, que se conocieron en el Conservatorio de Arte Dramático en 1981, cumpliendo este año, nada más , ni nada menos, que cuarenta años de amistad,. Esto se nota en todo momento, por el entendimiento y la complicidad que tienen los protagonistas, que se nota disfrutan la obra y el estar juntos en escena.

El Puma Goity, es la figura convocante de la pieza y si bien el mismo actor reconoce que le resulta más cómodo representar personajes dramáticos, también declara que ama la comedia y le encanta que lo convoquen para protagonizarlas, aunque esa no sea su zona de confort y sienta que el desafío siempre es mayor en una comedia, porque no hay nada más difícil que hacer reír a la gente.

Más allá del pensamiento del propio del Puma, que nos resulta interesante compartir, viéndolo en escena queda claro, porque los productores lo convocan seguido para protagonizar comedias. Dueño de un carisma indudable, sus gestos, su postura, sus tonos, todo en él fluye para ser un cómico extraordinario y que el público festeje cada una de sus intervenciones.





En este caso, que Jorge Suarez, sea su compañero, ayuda a potenciar su lucimiento. Que podemos decir de Jorge, un verdadero animal de teatro, un profesional como pocos, al que vimos lucirse en el teatro oficial, en el comercial y en off, llevando adelante todo tipo de papeles. En este caso, el rol de terapeuta, le cae perfecto y ya lo ha hecho anteriormente, pero Jorge, una vez más confirma que es un todo terreno, que cumple siempre.

 Como dijimos antes en este caso, el conocimiento y la confianza que tiene la dupla protagónica, agregan mucho valor a la puesta y contribuyen a la efectividad de esta comedia, que no los tiene solos en escena.

Por aquel consultorio, desfilarán también Ricardo Cerone y Daniela Pal, a quien vimos en varias obras obras del off, acá tienen papeles pequeños, pero en los pocos minutos que están en escena, muestran su valía.






Párrafo aparte para Julieta Vallina, una actriz que nos gusta mucho y que recordamos haber elogiado mucho, por su actuación en Los Vecinos de Arriba. Aquí llegará en la parte final de la pieza, aportando su frescura y siendo clave para cerrar la historia. Muy bueno lo de Julieta, completando el triángulo virtuoso que ofrece la obra.

En resumen, Lo Escucho cumple a las claras, con su objetivo, hacer reír a los espectadores que la eligieron. Consigue esto, con una historia ágil y efectiva, que resulta muy reconocible para un público que se siente identificado con la trama, que involucra una buena crítica al psicoanálisis y que disfruta mucho de las actuaciones.

Nos reímos mucho a lo largo de la función y por eso recomendamos la obra. Como dijimos en el comienzo, siempre las comedias son bien recibidas por el público, pero en estos momentos, donde abundan las preocupaciones y las malas noticias, poder encontrar una obra que nos haga reír y nos permita olvidarnos de los problemas, es algo que debemos agradecer y valorar.


Pensador Teatral.

viernes, 12 de febrero de 2021

Jauría

 Dramaturgia de Jordi Casanovas y Dirección de Nelson Valente.





Jueves a Sábados a las 20 hs en Teatro Picadero ( Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857 ) 

Llega desde España, esta pieza fuerte y actual, que fue creada por el talentoso dramaturgo catalán Jordi Casanovas, tomando como base las transcripciones de un juicio que conmocionó a la sociedad española, nos estamos refiriendo al caso de " La Manada ", un grupo de cinco amigos que en ocasión de la Fiesta de San Fermín 2016, violaron a una joven de 18 años.

La obra se ubica dentro del género del teatro documental, ya que la dramaturgia se basa en hechos reales. En este caso, el autor recopiló los testimonios que se fueron dando a lo largo del juicio, incluyendo las declaraciones de los acusados y de la víctima, los interrogatorios de los abogados defensores, la participación de la fiscal y del juez. Gracias a un minucioso trabajo, Casanovas recopiló toda la información periodística disponible y con ese material, pudo construir esta pieza, que tuvo un enorme suceso de público y de crítica en su país, donde recibió varios premios y tiene como característica particular, que no tiene ni una línea de ficción, cada frase que se escuchará en el escenario, surgió del juicio ocurrido en España entre 2017 y 2019, por lo que la obra cuenta con una autenticidad que debemos resaltar.




El caso tuvo una enorme trascendencia en España, fue tapa de los principales medios de comunicación durante varios meses y causó grandes divisiones en la sociedad española, ya que por algunas características que tuvo el hecho, se generó una polémica, que a la distancia cuesta entender, ya que hubo muchas personas que optaron por dar crédito a la versión de los acusados y dudar de los dichos de la víctima.

La versión local dirigida por Nelson Valente, es fiel a la original, respetando los textos y alternando con inteligencia las acciones de lo que ocurrió aquella fatídica noche del 2016 en Pamplona, donde los integrantes de La Manada, lucían eufóricos e impunes, en contraposición con su andar errático en el juicio, donde querían parecer ajenos a los hechos y siguiendo a rajatabla el libreto de negar comprender la gravedad de sus acciones.





La obra es descarnada y muy dura, la tensión se respira en la sala desde el arranque, el relato es crudo, pero tiene la virtud de no caer nunca en golpes bajos, sorprendiendo al espectador, por el curso que tomó un juicio, que parecía tener como objetivo, confrontar y dudar del relato de la víctima, sospechando de sus dichos, cuestionando sus reacciones y en varios pasajes, tratando de justificar a los acusados, en vez de poner la lupa, en la gravedad del delito que cometieron, que siguen sin admitir y por lo tanto, lejos están de mostrar algún signo de arrepeniemiento.

Las actuaciones que tiene la pieza, en una obra que al tener mucho de relato real, no resultan sencillas,  son muy buenas. Creemos que los mayores elogios se los lleva Vanesa González, que realiza una composición soberbia, en un papel realmente complejo. Con un tono adrede monocorde, con las emociones contenidas y casi en un estado de shock continuo, logra transmitir de manera cabal, el trance que tuvo que afrontar aquella adolescente, en la noche en Pamplona, donde fue violada y más tarde, el dolor que tuvo que soportar, por ser parte de un juicio, donde ella parecía ser la acusada, que debía rendir cuentas.  Además del papel de víctima, en un momento se convertirá en una fiscal implacable,  mostrando un cambio de rol abrupto que muestra su versatilidad. Excelente trabajo de Vanesa, que supero con creces el desafío actoral, que suponía este papel.






Los integrantes de La Manada, son interpretados por Martín Slipak, Gustavo Pardi, Lucas Crespi, Gastón Cocchiarale y Julián Ponce Campos. Muy buenas sus tareas, representando con mucha credibilidad a un grupo de amigos, que actúa como bloque, con complicidad, agrandando sus actos y alardeando una virilidad mal entendida, donde la mujer resulta un trofeo de guerra, que se sumará a sus correrías.

Con el riesgo de ser injustos, vamos a destacar a Martín Slipak, un actor que nos gusta mucho y que siempre nos regala muy buenos trabajos, aquí siendo uno de los líderes del grupo y al mismo tiempo, jugando muy bien sus momentos como abogado defensor. Otro trabajo que destacamos es el Gastón Cocchiarale, al que vimos en muchas obras del off, siempre con mucha carisma y dando credibilidad a sus composiciones. Por último destacar la presencia escénica y la potencia de Gustavo Pardi, otro actor con mucho rodaje en el teatro independiente.






En definitiva, el director supo encontrar de manera acertada al grupo de actores jóvenes que pedía el libro. Se los nota a todos comprometidos con la historia, la exigencia es grande, porque requiere mucha concentración, al haber mucho texto en paralelo, ya que los actores están juntos en escena, pero en la mayoría de los pasajes intervienen de manera individual. Por eso debemos valorar el trabajo de todo el equipo, que además debió superar todos los inconvenientes que provocó la pandemia, ya que la idea era estrenar la obra el año pasado, pero recién se pudo llegar a escena este año. 

La puesta es despojada y austera. Predomina el color negro, hay pocos elementos en escena, alcanzan unas pocas sillas, un banco, unos paneles y poco más. Jauría, es una pieza, donde el texto es el que manda y con una contundencia, que casi no necesita, agregados para ser efectiva.

No queda mucho más para agregar, indudablemente Jauría es una obra que recomendamos mucho y merece verse. Se van a encontrar con un caso que fue resonante en España y no tengas dudas, que cuando salgan de la sala, tan interesados quedarán con lo que vieron, que buscarán en internet, algunos detalles extras del juicio y las repercusiones de una sentencia, que tuvo sus idas y vueltas y aún hoy sigue dando que hablar.



 

 




Pero más allá, del hecho original que se recrea en la obra, lo valioso de la misma, es introducir con rigurosidad, en nuestro teatro, una temática tan vigente en la Argentina, como la cuestión de género, la violencia contra las mujeres, el patriarcado y las diferentes formas de sometimiento que encuentran, contando para ello, con la complicidad de un sistema político y de una justicia inoperante, que siempre aparece, cuando ya es demasiado tarde.

Jauría, es una pieza de una actualidad absoluta, una obra necesaria, para tomar conciencia y también para reflexionar, acerca sobre como muchas veces, actores fundamentales de nuestra sociedad, en vez de empatizar con las víctimas y protegerlas, prefieren ponerse del lado de los victimarios.



Pensador Teatral.




martes, 9 de febrero de 2021

Muñeca

Dramaturgia y Dirección de Florencia Laval y Lucas Suryano.








La vuelta del teatro independiente, nos está dejando excelentes sensaciones y muy gratas sorpresas, como ocurrió en este caso con la presentación de Muñeca ( Punto y coma, el que no se escondió se embroma ), una obra muy fuerte, escrita por autores jóvenes y que realza su valor, ya que está basada en una historia real.

La historia que se nos cuenta es la de María, una niña que se está convirtiendo en adolescente con muchas dificultades. Se la nota sola, triste y con un cuerpo que le devuelve dolores y preocupaciones. La trama nos irá dando pistas de a poco y no vamos a revelar mucho en estas líneas para mantener el suspenso. Solo diremos que María padece una enfermedad congénita, que le genera problemas en su brazo y eso será la punta de un ovillo, que a medida que las acciones transcurran, se irá desenredando, dejando la verdad al descubierto.








La obra es intensa, desbordante de emociones y dotada de una sensibilidad que el espectador percibe desde la primera escena. María quiere ser una una chica más, pero le cuesta horrores serlo, ya que el dolor la invade. El dolor físico por las operaciones a las que debe someterse periódicamente  y el emocional, al tener que soportar la mirada impiadosa de sus compañeros en la escuela, que la observan con esa crueldad impiadosa que tienen los chicos, cuando alguien es diferente.

María se siente sola, seguramente por eso se aferra a Amanda, su muñeca que la acompaña con una incondicionalidad, que no encuentra en su entorno. La relación con sus padres no es nada fácil. En especial con su madre, que en vez de darle el cariño necesario, le brinda frialdad y enojo. Su padre resulta más comprensivo y trata de acercarse, pero no hay dudas que en esa casa, la que lleva la batuta acciones es la madre y eso repercute negativamente en las relaciones que se construyen en aquella familia.









Vamos a cumplir lo dicho antes y no contaremos más, para conservar el suspenso. Solo diremos que Muñeca, además de ofrecernos una trama fuerte, que atrapa al espectador desde el comienzo, dejará lugar para reflexionar sobre varias cuestiones. Entre ellas determinante vínculo madre - hija, ver que sucede cuando el crecimiento de un hijo no marcha como pensamos, el bullying que sé dá en las escuelas, por solo nombrar algunos de los tópicos que se nos irán presentando.

Es momento de hablar de quienes dan vida a este drama tan sentido y es obligado resaltar la estupenda interpretación que nos regala Pina Spena, como María la gran protagonista de la noche, creando un personaje pleno de sensibilidad. El papel requiere un compromiso mayúsculo y la prestación de Pina, es sobresaliente. Se entrega en cuerpo y alma en el escenario, emocionando y sabiendo llegar al corazón de los espectadores. Enorme trabajo de Pina, a quien ya habíamos elogiado por anteriores trabajos.







Pero la historia no estaría completa, sin el aporte de los padres de María, que aportan lo suyo. Viviana Valero es Ana, una madre severa, extremadamente dura y con aires de dictadora. Le cuesta aceptar la realidad de su hija y el enojo parece ser su coraza, para luchar contra una realidad que le resulta irritante. Muy buena la interpretación de Viviana, caracterizando en buena forma su personaje.

Nos gustó mucho también, lo de Eduardo Pérez Bordalejo como Rubén, un padre más comprensivo, pero ausente a la vez. Se nota que tiene un amor muy grande por su hija, pero la situación lo supera  muchas veces lo supera y eso le genera una impotencia, que logra transmitir en un personaje, que tiene una energía y una pasión , que chocan con la frialdad y la manipulación de su esposa. 









En verdad, es muy bueno el trabajo de los tres protagonistas. Si bien Pina es quien se lleva los mayores miradas, por su estupenda interpretación , el acompañamiento de Viviana y de Eduardo, es fundamental para dar marco a la historia y para permitir el lucimiento de la protagonista. Hay una muy buena conjunción del elenco, que se nota muy comprometido con la historia.

La puesta que proponen Flor Laval y Lucas Suryano, es minimalista y logra darle un ambiente íntimo que el texto pide y a la vez agradece. Debemos destacar el excelente diseño lumínico de Sofía Gatti, que aporta belleza y colorido a la puesta. Otro rubro a destacar el diseño sonoro, que se disfruta en varios pasajes. Muñeca es otra muy buen ejemplo, de como muchas veces el teatro independiente, con pocos recursos económicos, pero mucho talento, consigue puestas bellas y logradas, este sin dudas, es uno de esos casos.








No queda mucho más por contar, solo recomendar la obra y mencionar que una vez más nos vamos muy contentos de El Tinglado, un teatro que nunca defrauda con su cartelera- En este caso, nos ofrece una historia de vida, muy fuerte, que al basarse en una historia real, permite el espectador imaginar el dolor que vivió la María real y pone el foco, sobra las dificultades que pueden presentar la crianza de los hijos y como muchas veces el egoísmo de los padres y la negación, son los sentimientos que predominan en la relación, sin importar cuanto perjudican a sus hijos, quedando el amor verdadero relegado a un segundo plano.

Recomendamos Muñeca, aquellos que la vean se encontrarán con un drama fuerte, emociones a flor de piel, excelentes actuaciones y una nueva demostración que el teatro independiente siempre nos tiene reservadas, valiosas historias de vida, que merecen ser contadas.



Pensador Teatral.