Dramaturgia de Julio Mauricio. Dirección de Osvaldo Laport.
Viernes a Domingo en Teatro Broadway ( Av. Corrientes 1155 )
Arranque de temporada teatral en el 2023 y que lindo lujo que nos permitimos, al poder disfrutar en escena a un actor de la trayectoria de Arnaldo André, el galán eterno y con un vigencia que abruma, formando aquí dupla con Miriam Lanzoni, para protagonizar El Enganche, una tragicomedia que combina sordidez y ternura, ofreciendo momentos divertidos, tiernos y pasajes bien dramáticos, en una historia tan cruda como reconocible..
La obra que nos convoca, fue escrita por el prolífico autor argentino, Julio Mauricio, cuya pieza más reconocida es La Valija. El Enganche fue estrenada en la década del 80, coincidiendo con el retorno de la democracia y esto es algo que se aprecia en la dramaturgia, que en su concepción nos remite a a tiempos, donde la policía tenía un poder represivo y de coacción sobre las personas, que hoy felizmente ya no se respira. La obra de Mauricio, tuvo muchas representaciones, siendo tal vez la más recordada aquella versión protagonizada por Carlos Carella y Leonor Manso.
La historia es simple e íntima, desarrollándose las acciones en la habitación de un hotel alojamiento de dudosa reputación. Allí se encuentran una prostituta joven y un hombre mayor. Se respira un ambiente de tensión y de desconfianza entre los hasta el momentos desconocido. El estaba esperando un colectivo, cuando la vió en la calle y por algún motivo decidió contratar los servicios sexuales que ofrecía aquella mujer, que no parecía tan agraciada.
La situación se pone tensa, el acuerdo por el precio de aquel encuentro, parece no estar del todo claro y la actividad amorosa que debía darse en aquella habitación parece naufragar. El hombre se siente engañado y luce arrepentido de haber elegido a aquella mujer de la que no conoce ni siquiera el nombre y que luce un vestuario algo descuidado. La pasión perecía ausente y la velada llegaría de manera temprano a su fin, pero la noche les tenía reservada una sorpresa nada grata para ambos.
Desde la recepción del hotel, el conserje avisan que ha llegado un patrullero y que un oficial de policía está solicitando los documentos de los pasajeros de todas las habitaciones. La mujer entra en pánico, porque sabe que esta inesperada visita, puede terminar con ella presa en una comisaría por treinta días y sufriendo además los abusos que la fuerza policial ejerce de manera habitual sobre las trabajadoras de la calle.
Y hasta allí vamos a contar, solo diremos que la prostituta le rezará a la Virgencita, para que la salve de ese triste destino, mientras el hombre pensará alguna estrategia que les evite terminar la noche en la comisaría. Y allí será donde las tensiones irán quedando de lado, una cercanía llegará, quedando al descubierto dos historias humanas, de seres solitarios que atraviesan una vida sufrida y atravesada por los problemas económicos.
La dramaturgia puede mostrar algunos desniveles, más que nada por la época en que el texto fue escrito y que a los ojos actuales puede parecer algo medio alejado de la realidad. Por eso es importante tener en cuenta la temporalidad de la historia. Pero vale aclarar rápidamente que cualquier imperfección queda absolutamente disimulado gracias a una puesta efectiva de Laport en la dirección y principalmente por la estupenda prestación de la dupla protagónica.
Llega el momento de hablar de las actuaciones, que sin dudas son el punto fuerte de la noche y debemos arrancar por la gran actuación de Arnaldo André, un señor actor, que nos deleitó en los años ochenta, con sus protagónicos en novelas como El Infiel y Amor y Señor, con aquella famosa dupla que conformó con Luisa Kuliok. Para aquellos lectores jóvenes, les contamos que el país se paralizaba con estas novelas y la mayoría de las mujeres, por no decir todas, se derretían cuando aparecía en escena el recio galán paraguayo.
Los años pasaron, pero Arnaldo André muestra una vigencia absoluta, con una presencia escénica que abruma, mostrando su carisma, su aire seductor y ese tono de voz inconfundible que marca registrada. Aquí será un hombre solo, que trata de ganarse la vida como corredor inmobiliario, tratando de combatir la soledad, con encuentros furtivos, como los que ocurren en aquella habitación de hotel o en una disqueria del centro. Pero realmente su personaje es una excusa, el público disfruta viéndolo en escena y cuando lo vé actuar no puede creer la edad que marca su documento.
No hay dudas que Arnaldo André es la figura convocante de la obra y que mayoría de la gente concurre al teatro para verlo a él, pero no seamos injustos con la otra protagonista, nos referimos a Miriam Lanzoni, a quien vemos por primera vez en escena y nos sorprendió muy gratamente. El texto de Mauricio, le dá un mayor recorrido al rol de la mujer en la historia, ya que explora mucho en su oficio y en todos los prejuicios que tiene la profesión. Por ello y en un un papel muy exigente, Miriam responde realmente muy bien, dando a su personaje la emocionalidad y el peso dramático que el personaje pide. Nos gusto mucho verla aquí y esperamos verla pronto en otro otro rol.
Antes de ver la obra, teníamos la intriga de como podría funcionar este dupla protagónica, más que nada por la diferencia de edad y realmente nos agradó la misma, ya que mostraron muy buena química entre ellos, transitando con habilidad los momentos graciosos que tiene el texto y también los momentos dramáticos.
Seguramente aquí hay mérito de Osvaldo Laport, que desde la dirección puede aportar su gran experiencia como actor, para lograr que ambos protagonistas, estén en la misma sintonia, algo que se consigue con creces. La puesta es austera, solo mencionar el buen diseño escenográfico y el resto es el gran trabajo actoral de André y Lanzoni, para darle volúmen a una historia que es cruda y descarnada, pero que se hace digerible por los momentos divertidos que presenta.
En definitiva, El Enganche es una historia, que nos hará reír y también emocionar. Una trama que arranca con la frialdad entre los protagonistas y que con el correr de los minutos y los diálogos que mantienen se irán acercando y mostrando una faceta humana, que forma personajes queribles para el público.
Entonces, muy buen arranque de año teatral y como dijimos al comienzo, un verdadero lujo poder ver a Arnaldo André encabezando obra en la Calle Corrientes, con el muy buen acompañamiento de Miriam Lanzoni y la dirección de Laport. El aplauso sostenido con que los espectadores despiden a los protagonistas al final de la función, coronan la noche de teatro vivida y los talentos reunidos.
Pensador Teatral.
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