Dramaturgia de Cristina Clemente y Marc Angelet. Dirección de Nelson Valente.
Miércoles a Domingo en Multiteatro ( Av. Corrientes 1283 )
Mucho nos habían recomendado Laponia, que nos resultaba atractiva de entrada por su título y mucho más por el elenco reunido, sumado a un director exitoso y a los premios acumulados en la pasada temporada, que fue la de su estreno. Todo ello la convertían en una propuesta que no queríamos perdernos y luego de haberla visto, pudimos confirmar todos los buenos presagios.
Pero vayamos por el comienzo, de esta pieza escrita por los catalanes Marc Angelet y Cristina Clemente, que se estrenó el año pasado en Buenos Aires, en esta versión local adaptada por Ignacio Gómez Bustamente y dirigida por Nélson Valente, el prolífico director, al que muchos recuerdan por El Loco y la Camisa, pieza emblemática del off de su autoria, que además dirigió.
Las acciones aquí se sitúan en Laponia, en la región Norte de Finalndia y bien cerca del Polo, tierras en las que cuentan tienen su hogar Papá Noel y que además es reconocida por ser uno de los mejores escenarios para observar las auroras boreales. Allí viven Olavi ( Jorge Suarez ) , un finés de pura cepa con su esposa argentina Ana ( Paula Ransenberg ) y Aina su hijita de 4 años. En su casa recibirán la visita de Mónica ( Laura Oliva ) la hermana de Ana, que viaja desde Argentina junto a su esposo Germán ( Héctor Díaz ) y su pequeño hijo Martin.
La razón del viaje, además del reencuentro familiar, es que Martín puede pasar las Navidades, en la tierra natal de Santa Claus. El motivo es realmente tentador, pero como muchas veces ocurre las cosas pueden complicarse y no salir como una planifica. No vamos spoilear los motivos, pero pronto el espectador notará que algo no salió bien allí, a juzgar por la cara larguísima y el mal humor de Mónica, que luce una mezcla de enojo e indignación, que parece no tener fin. Cuando las acciones avancen, vamos a descubrir los motivos del enojo y podremos juzgar si Mónica exagera o no.
El diálogo familiar ocurre en el interior de la casa, protegidos del impiadoso frío que reina en el exterior. Pero el clima es tenso y la calidez parece esfumarse. La trama es muy divertida y sabe jugar con el choque cultural y las diferencias entre la ordenada cultura escandinava y la caótica idiosincrasia argentina. Sin dudas que nos vamos a identificar y avergonzar un poquito con los estereotipos del argentino medio, al que el sagaz y estructurado Olavi, le sacó la ficha hace tiempo.
Pero muchas veces los mandatos y los estereotipos se rompen. Todo es blanco o negro ?? O existen grises ?? Somos tan desastrosos los latinos y tan ordenados los escandinavos ?? La vida en Finlandia es siempre una maravilla o tiene sus matices ?? No es cierto por ejemplo que tiene una alta tasa de suicidios ?? A lo largo de la trama y de manera muy divertida los personajes irán desentrañando algunas de estas cuestiones, siempre con mucho humor.
La trama recorre tópicos variados, como la importancia que tiene decir siempre la verdad o esto no debe ser siempre así, debe existir la magia o hay que develar los trucos y más terrenalmente cual es la mejor manera de educar a nuestros hijos. Todos estos temas y algunos más, se mezclarán en las discusiones familiares, envueltas en esa atmósfera navideña que ronda en el aire. Y hasta allí vamos a contar, porque la trama tiene momentos muy divertidos y algunas sorpresas que el espectador irá descubriendo a medida que el relato avance.
Momento de hablar de elenco reunido para la obra, algo que sin dudas resulta un punto muy alto, por la calidad del mismo. Entendemos que la actuación más destacada y lucida de la pieza, queda en manos de Jorge Suárez, que representa a un Olavi muy divertido, que pone todo de sí, para hablar en castellano y logra hacerlo de manera muy decente, teniendo algunas dificultades con ciertas pronunciaciones, algo que el público disfruta mucho. Un verdadero animal de teatro Jorge, que siempre logra lucir en el papel que le toca en suerte y que en este caso le saca el máximo provecho a un personaje que tiene mucho que dar.
Al mismo nivel de lucimiento, colocamos a Laura Oliva, como una Mónica temperamental y con pocas pulgas, que se sacará chispas con Olavi, su hermana y con quien se anime a contradecirla. Con gran presencia escénica y un histrionismo a flor de piel, redondea una composición estupenda, muy festejada por la platea.
Héctor Diaz otro actor todo terreno, encaja perfecto en el esquema actoral que presenta la trama y realiza un muy buen trabajo, como un marido sometido y temeroso. Impecable lo de Héctor. Completa el elenco, Paula Ransenberg, una actriz exquisita y a la que elogiamos muchas veces desde sitio, recordando por ejemplo sus trabajos en Nerium Park y Juicio a una Zorra, dos estupendas obras del off que vimos en Timbre 4 . Aquí como de costumbre, nos regala una muy buena composición. Paula es una actriz que nos encanta ver siempre en escena.
El lector podrá darse de cuenta, de la muy buena factura de las actuaciones que presenta la obra, algo que no extraña por la calidad y lo parejo que resulta el elenco elegido, teniendo muy buena química entre ellos, algo que agrega valor, para apuntalar una trama que ya por sí sola resulta atractiva y que con sus trabajos sin dudas potencian.
No debemos quitar mérito a Nelson Valente, que desde la dirección logra que todos los personajes tengan espacio para el lucimiento y funcionen muy bien en el conjunto. Rubros a destacar el diseño escenográfico de Rodrigo González Garillo y la iluminación de Matías Sendón, que logran darle calidez al hogar y al relato.
Momento oportuno para recordar que Laponia obtuvo 4 Premios Ace, entre ellos el de Mejor Comedia y 3 Premios Estrellas de Mar, distinciones que luego de ver la obra, se entiende que son más que justificadas.
Por todo lo mencionado, recomendamos vean la obra, se encontrarán con una comedia, que además de hacer reír, tiene un argumento que atrapa e invita a la reflexión, ya que detrás de ese marco divertido que tiene la trama, deja mucho espacio para la reflexión. Un texto inteligente, una dirección dinámica y cuatro trabajos actorales de calidad, son la combinación justa para pasar un excelente momento teatral, mientras de fondo vemos a Santa Claus repartiendo regalos desde su trineo en las heladas tierras polares.
Pensador Teatral.
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