domingo, 6 de octubre de 2019

Cisneros, Una Tragedia Argentina.

Dramaturgia y Dirección de Martín Ortíz.









Domingos 20 hs en El Excéntrico de la 18 ( Lerma 420 )

Un apasionante trhiller histórico con toques shakespereanos, llega con Cisneros, Una Tragedia Argentina, la última creación de Martín Ortiz, que navegando con maestría entre la ficción y la historia, nos ofrecerá una excelente propuesta.

La dramaturgia tiene una elaboración notable, sin contar demasiado de la trama, porque la intriga es un elemento importante en la obra, daremos algunas precisiones. El Cisneros que presenta la obra no es Baltasar Hidalgo de Cisneros, el último Virrey del Río de la Plata, sino Esteban uno de sus hijos, un militar español que se quedó viviendo en su estancia de la Provincia de Buenos Aires, en compañía de sus hijas y su criado Absalón.










Cisneros está viejo y enfermo, sumergido en el pasado, pasa sus días envuelto en la melancolía, recordando a su esposa y a su padre, ambos ya muertos. Es poco el incentivo que tiene en esta vida, se pasa sus horas encerrado en su cuarto, oyendo los acordes del piano que toca su fiel críado, mientras prepara su testamento a sabiendas, que no le queda mucho más tiempo de vida.

Allí es donde ingresa Shakespeare en la obra, que en realidad fue el disparador de la pieza, ya que la misma surgió cuando Ortíz, estaba participando en un taller de dramaturgia y le encomendaron escribir una ficción a partir de Rey Lear, una de las principales tragedias de Shakespeare. Como saliendo de allí, el autor construyó este texto tan rico, que remonta a hechos de nuestra historia, conectada con el presente, ya es responsabilidad de la mente creativa y la talentosa pluma de Martín Ortiz.









La conexión con Rey Lear, se materializa ya que Cisneros, al igual que el viejo monarca, está solo y enfermo recluído en su hogar, pensando la manera más justa de repartir la herencia familiar, entre sus tres hijas. Dos de ellas, Laura y Cordelia, las mayores, viven en la misma casa y no tienen una buena relación con su padre. Ana, la menor de ellas, es su debilidad, está ausente y su vuelta al hogar, es su máximo sueño Pero muchas veces cuando los deseos se concretan, la realidad no llega,  como se soñaba y en este caso la vuelta de su querida Ana, puede convertirse en su mayor pesadilla y no vamos a contar más, para que el espectador se sorprenda cuando venga la obra, como nos ocurrió a nosotros.

Esta historia tan interesante, encuentra eco en el muy buen elenco reunido para la ocasión, en el que hay una figura que se destaca de manera clara. Nos estamos refiriendo a Leonardo Odierna, un actor de gran experiencia, que realiza una composición brillante de Cisneros. Es admirable su interpretación, con una presencia escénica que impresiona, sus gestos, tonos de voz y silencios, están en consonancia perfecta, con lo que pide su personaje. Superlativa labor de Leonardo, para aplaudirlo un largo rato.










Pero no seamos injustos, que la interpretación magistral de Odierna, no tape otras actuaciones que debemos destacar y mucho. como las de sus hijas Laura ( Lorena Szekely )  y Cordelia ( Natalia Samoral ), las malvadas de la película, interesadas por las posesiones de su padre, no soportan la idea de que su hermana menor vuelva para quedarse con la parte de león del legado familiar. Magníficas las interpretaciones de Lorena y Natalia, con ese acento castizo muy logrado y una maldad que les surge de manera muy creíble.

Nos gustó muchísimo el trabajo de Mario Petrosini, como Absalón, el fiel lacayo del viejo Cisneros, muy orgulloso de estar al servicio de su amo. Con una lealtad absoluta y un sentido del deber marcado a fuego, no tiene dudas en que será su acompañante hasta su último día. Estupendo trabajo de Mario.










Completan el elenco Maggie Helou, como la impulsiva Ana y Pablo Shinji, como Porfirio, del que no revelaremos más su nombre, para no quitar sorpresa, ya que su personaje será clave en la historia. Ambos desde papeles secundarios y con menor participación, se acoplan bien a la pieza y no desentonan.

La puesta es realmente lograda y perfectamente ambientada en los años 30, donde se desarrollan las acciones, con un distinguido vestuario de Jorgelina Herrero Pons y un inteligente diseño escenográfico de la misma Jorgelina, que aprovechando el amplio escenario de El Excéntrico de la 18, divide el plano en tres, al cuarto de Cisneros, dominado por un viejo escritorio, la sala con un cortinado imponente y los exteriores. Hay un muy bueno diseño lumínico de Eduardo Safigueroa y no podemos dejar de mencionar el diseño sonoro de Damián Ferraro, que enriquece una puesta, que cuida todos los detalles y se disfruta mucho.











En definitiva, quedamos gratamente sorprendidos con Cisneros, Una Tragedia Argentina, que a partir de una dramaturgia muy rica desde lo creativo, construye una historia que nos remite al pasado de la Argentina, apareciendo en la trama menciones de la Revolución 1810, batallas como las de Chacabuco y personajes de la talla de Rosas y San Martín.

La obra desde su estreno, está teniendo una gran recepción de parte del público y viendo agotando localidades en todas las funciones. Cuando vean la obra, entenderán rápidamente la razones de este suceso. Recomendamos especialmente Cisneros .... , el espectador disfrutará de esta historia cautivante, donde ficción, pasado y presente, serán protagonistas de una trama que atrapa al público desde que la función comienza, llegando a un final, donde resuenan los prolongados aplausos y emocionados de una platea que reconoce las magníficas actuaciones y la hermosa velada teatral vivida.




Pensador Teatral.



viernes, 4 de octubre de 2019

O la Muerte no Existe o Es lo Único que Existe

Viernes 21 hs de El Ópalo ( Junín 380 )









Dramaturgia de Laura Echaniz, Javier Omezzoli y Claudio Pereira. Dirección de Claudio Pereira.

Una propuesta original y muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver habitualmente en la cartelera teatral, llega de la mano de O la Muerte no Existe o Es lo Único que Existe, que ya desde su título parece querer desconcertar al espectador, pero les aseguramos que la obra es mucho más que un slogan ingenioso.










La obra tuvo un proceso creativo que duró más de 2 años, nació sin textos previos y se fue constituyendo en base a improvisaciones. Con el correr del tiempo, se fue dando forma al esqueleto, del producto final, que hoy es esta valiosa pieza, que requiere una precisión absoluta de parte de los actores que la interpretan , ya que los tiempos y las acciones, están milimetricamente cronometradas. Hay una admirable precisión y coordinación, en cada uno de los movimientos, algo que solo puede lograrse con muchísimas horas de ensayo, siendo esto algo que al espectador avezado, no se le escapa.

Explicar de que trata la obra, puede no ser una tarea sencilla, pero daremos algunas pistas, en primer lugar decir, que la palabra casi no aparece a lo largo de la obra, ya que estamos en presencia de un teatro predominante físico. El lenguaje oral es reemplazado, por los cuerpos, los gestos y  las miradas de los protagonistas, que casi no necesitan hablar, para hacerse entender.










La obra consta de tres actos diferentes, que en apariencia nada tienen que ver entre ellos, pero si estamos atentos, notaremos algún hilo conductor y coincidente. El director nos ofrece una pieza de interpretación abierta, donde cada espectador puede percibir sensaciones y mensajes diferentes. No llega un texto masticado, será el publico que irá recibiendo las emociones que llegan desde el escenario y construirá su propia realidad de lo que vé.

En una obra, que tiene mucho de abstracto, las interpretaciones tienen una importancia capital, por eso es realmente admirable, el trabajo que hacen Laura Echaniz y Javier Omezzoli, concentrados al máximo, casi en trance y como dijimos con una precisión absoluta, para realizar cada acción en el tiempo fijado, coordinando a la perfección con su compañero.

Excelente las composiciones de Laura y Javier, que además de ser los protagonistas de la obra, participaron de esta creación grupal, que se anima a escapar de los límites habituales y de las convenciones teatrales, para ofrecer un espectáculo diferente, que busca sacar al espectador de su área de confort, desafiándolo a estar atento y bien perceptivo, para disfrutar a pleno de una propuesta tan trabajada.











La puesta que nos propone Claudio Pereira, es inquietante para un espectador, que por momentos puede sentirse desconcertado ante una trama que avanza, dando pocas referencias concretas, Es probable que algún espectador aislado, quede descolocado por el contexto. Pero aquellos que se enganchan con la obra, irán tomando las pistas que van apareciendo y aplicando su propia lógica, tratará de anticipar o imaginar, lo que irá sucediendo.

No queremos contar mucho más, ya que el elemento sorpresa es un componente importante en O la Muerte no Existe ,,,, pero si diremos que aparecerán varios objetos en escena, como una pasta linda, infladores y maderas que serán cortadas con un serrucho, por mencionar solo algunos. Con ese pequeño anticipo, se darán cuenta, que cuando les dijimos que la propuesta era original, no exagerábamos. La obra es extremadamente sensorial, por lo que hay que estar muy atentos a los estímulos sonoros, que irán apareciendo en la trama. Por último mencionar, un diseño lumínico muy destacado, que juega mucha con la oscuridad, colaborando con una atmósfera de misterio e intriga que predominan el la trama. Otro ítem que resaltamos, es el del vestuario, pintoresco y diferente para cada uno de los actos y totalmente atemporal.












Bueno, vamos a cumplir con lo dicho y no contaremos más,  O la Muerte no Existe o Es lo Único que Existe, es una obra que de ninguna manera puede pasar desapercibida y que tendrá diferentes lecturas según la mirada de cada espectador. En nuestro caso, nos remitió a la alienación en el trabajo, los procesos repetitivos y esa competencia inherente a los seres humanos, cualquiera sea la actividad que emprenden. Además, ronda la idea de la incomunicación, que en la actualidad, aparece en la mayoría de los vínculos humanos, Otro factor común, que detectamos, es que la muerte y la violencia, lamentablemente, en muchos casos puede ser la manera más sencilla, de resolver nuestras diferencias.

Quien escribe esta reseña, está acostumbrado a ver mucho teatro cada semana, por eso celebra cada vez que aparecen este tipo de propuestas tan originales, que se animan a romper los esquemas tradicionales y las convenciones establecidas, para ofrecer un espectáculo diferente, que incomoda al espectador, lo inquieta y lo invita a emprender un viaje con códigos particulares. En nuestro caso, compramos el pasaje y disfrutamos mucho la propuesta, además de valorar la entrega y las excelentes composiciones de los protagonistas.





Pensador Teatral.

miércoles, 2 de octubre de 2019

Tozsamosc

Dramaturgia y Dirección de Carolina Calema.








Miércoles 21 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )

Una entrañable propuesta llega de la mano de Carolina Calema, autora y directora argentina, que con Tozsamosc (  Identidad en polaco ) , traerá a escena una historia real y muy cercana sus afectos, ya que narra la historia de sus abuelos, que escapando de la 2da Guerra Mundial, llegaron a la Argentina, tal como hicieron como tantos inmigrantes, en aquellos barcos que zarpaban de Europa, anhelando un futuro mejor en América.










Tozsamosc es una historia de amor y también de desamor, que nos hará una semblanza de los horrores de la guerra, del hambre, la muerte y de esa búsqueda esperanzada de encontrar esa nueva tierra que pueda dar refugio. Y con esa búsqueda, llega el desarraigo, la difícil decisión, de dejar atrás la tierra que nos vió nacer, familia que quedará lejos y la necesidad de adaptarse a una nueva vida, extrañando tantas cosas.

En la historia que nos relata Carolina, aparecerán sus abuelos, Ernest ( Marcelo Xicarts ) y Giuseppina ( Mara Guerra ) que se conocen en Roma, en las difíciles épocas de la Segunda Guerra Mundial. Giuseppina trabaja a destajo como enfermera en un hospital, atiborrado de heridos de esa maldita guerra. Ella carga con el estigma, de ser madre soltera, algo muy mal visto para la época, del pequeño Pichino.

Cansada ya de jornadas de trabajo agotadoras y atormentada por la ausencia del padre de su hijo, conoce a Ernest, un hombre de orígen polaco, varios años mayor,  que se enamora perdidamente de ella. Pese a no hablar, casi ni una palabra de italiano, Ernest, soldado también en esa guerra, se las ingeniará, para declararle su amor.










Mediante cartas, que se escriben estando él en el frente y ella en Roma, la relación se irá tornando más estrecha y el amor de Ernest por aquella ragazza, parece no tener límite. Tanto es así, que al volver del frente, le propondrá a Giuseppina, proyectar un vida en común juntos, lejos del hospital y del horror de la guerra. Le propone a ella y a su hijito, irse a hacer la América, bien lejos de Italia, a una Argentina, que en esos momentos era considerado el granero del mundo.

Bueno ya contamos demasiado, no adelantaremos más, solo diremos que la apuesta de Giuseppina y de Ernest era arriesgada, no había un amor sólido entre ellos, en verdad solo Ernest era el enamorado, pero la idea de formar una familia en un país que ofrecía oportunidades, era muy tentadora para Pina y era muy probable, que con la prosperidad que llegaría en el nuevo destino, nacería un amor verdadero. Cuando vean la obra, descubrirán si este futuro prometedor, realmente los estaba esperando o el desarraigo y los momentos de incertidumbre, serían los anfitriones.










Este texto tan rico y humano, encuentra eco, en la dupla protagónica conformada por Mara Guerra y Marcelo Xicarts, que no solo interpretarán a Giuseppina y Ernest, sino que desdoblarán otros personajes presentes, en esta historia familiar. A Mara, recordamos haberla elogiado por su estupenda actuación en Una Fuga de Agua, el año pasado en este mismo Callejón. Aquí compone de manera notable a una mujer sensible y muy sufrida, dispuesta a luchar por un vida mejor. Marcelo Xicarts, por su lado interpreta de manera estupenda, a un polaco soñador, que se la jugará por esa bella y joven mujer, apostando todo en una relación bastante desigual, por lo que cada uno aporta.

Para destacar, la entrega y el entendimiento que logran en el escenario Mara y Marcelo, quienes además se muestran identificados y absolutamente comprometidos con el texto de la autora, siendo esto, algo fundamental para darle credibilidad y emocionalidad a la historia.

Hay una puesta muy cuidada, que muestra elementos que debemos destacar, como el muy buen diseño escenográfico de Esteban Siderakis, el diseño lumínico de Paula Fraga y el elegante vestuario de época de Alejandra Robotti. Todos elementos que sirven como marco y crean la atmósfera que la trama requiere.










Es importante mencionar que Tozsamosc es una coproducción entre Argentina y España y fue la Obra Ganadora del Proyecto Iberescena 2019, incentivo fundamental para que la propuesta llegue finalmente al escenario.

Recomendamos esta valiosa propuesta, que de la mano de la historia familiar de la autora, nos invita a que tengamos memoria de nuestros orígenes y busquemos resignificar nuestro pasado. Tozsamosc, es una historia de amor, de guerra y de inmigrantes que buscan mejores horizontes, bien lejos de sus tierras y sus tradiciones.

Una historia que emociona y moviliza, una puesta atractiva y magníficas actuaciones, se unen para configurar esta entrañable obra, que el teatro independiente nos quiere contar.





Pensador Teatral.



sábado, 28 de septiembre de 2019

Aguja

Dramaturgia y Dirección de Matías Santos.










Sábados 20 15 hs en Belisario Club de Cultura ( Av.Corrientes 1624 )

Una propuesta con un importante componente filosófico y existencialista, nos presenta Matías Santos en formato de thriller psicológico. Una dramaturgia construida con dedicación y un texto que requirió dos años de ensayos antes de salir a escena, hablan de la complejidad y profundidad de un guión que tiene como objetivo inquietar al espectador, invitándolo a la reflexión.










La obra nos propone una mirada hacia nuestro interior, poniendo la lupa en la lucha del hombre contra si mismo, contra sus miedos, traumas y fantasmas que lo atormentan. Los distintos caminos que podemos elegir, la pasión por nuestro trabajo, el amor y la muerte, siempre presentes y como cada decisión que tomamos, puede cambiar nuestro destino, serán tópicos presentes a lo largo de la trama.

La historia que nos propone el autor, nos hablará de Hugo, un físico brillante, que necesita el apoyo de su psiquiatra, para seguir adelante. Lo real y lo imaginario se mezclan en su mente de manera constante, momentos de lucidez y de oscuridad se intercalan, alucinaciones, personajes imaginarios y el fantasma de la esquizofrenia, amenazan la carrera y la vida del científico.

El espectador deberá estar muy atento, tratando de detectar donde la realidad le deja lugar a lo onírico y viceversa. El lenguaje de la obra, tiene mucho de física, de química, de ciencias duras en general, algo que no es muy usual en nuestro teatro independiente. Estarán presentes en la trama, teorías científicas, postulados y experimentos como el del gato de Schrodinger, que llegarán de manera didáctica, para un espectador, que se muestra receptivo ante un texto desafiante.









Si bien como señalamos el guión presenta algunas complejidades por el lenguaje científico que emplea, el autor inteligentemente no se queda allí, sino que introduce en la trama temas cotidianos, como la convivencia, el amor y la psicología como herramienta fundamental para la liberación humana.

Hay mucho mérito del elenco, ya que hay una exigencia mayor a la normal, debido a lo profuso del texto, que requiere una memoria muy aceitada y muchas horas de ensayo. Ambos ítems se cumplen, ya que todos consiguen dar fluidez al relato, algo que solo puede explicarse, por los meses dedicados el proyecto. Repasemos a los integrantes del elenco, que sus trabajos lo ameritan.










Mariano Botindari, es Hugo, el físico que lucha contra si mismo y que trata de resolver en terapia, los problemas que arrastra de la infancia, que indudablemente se agigantaron en su adultez y ahora amenazan su estado mental, que parece severamente afectado. Gran trabajo el de Mariano, con una entrega física notable.

Lola Nuñez, tiene el desafio, de componer a un personaje masculino, ya que será Enrique el psiquiatra de Hugo y logra salir airosa del reto. Las razones por las que el director eligió una mujer para este personaje, las encontrarán en el final de la trama y al conocerlas, coincidirán en que fue una muy buena decisión.

Mili Senders, es Olivia, fundamental para la historia, aporta una cuota de frescura y femineidad que oxigena la trama. Con mucha presencia escénica y un tono de voz muy firme, logra destacarse en cada escena que interviene. Nos gustó mucho el trabajo de Mili.





Para el final dejamos a Gerónimo Gutierrez, que en actuaciones parejas por lo buenas, es para nosotros quien realiza la actuación más destacada de la noche. Interpreta a Hidalgo, un personaje bastante misterioso, que navega entre el mundo real y el fantástico. Con mucha energía y un histrionismo a flor de piel, consigue redondear una magnífica composición.

En definitiva, nos encontramos con cuatro actuaciones muy buenas, para un texto complejo y exigente, que requiere compromiso actoral, entendimiento y mucha entrega física, todos casilleros que se completan.

La puesta presenta un espacio escénico despojado, son pocos los objetos que acompañarán una trama, en la que la palabra es la que manda. Destacamos el diseño de luces de Marco Pastorino, que colabora con la atmósfera lúgubre que presenta la puesta,







En definitiva, estamos en presencia de un trhiller psicólogico, con mucho suspenso, que indagará en los fantasmas que todos tenemos dentro y en esa lucha interior, que mantenemos a diario, para dejarlos atrás, El miedo a la muerte, la amenaza de la locura y el amor como medio de sanación estarán presentes a lo largo de la noche.

Una propuesta diferente e inquietante la que nos ofrece Matías Santos con Aguja, un viaje hacía el inconsciente, apoyado en un texto rico con muchos vericuetos y actuaciones magníficas. Recomendamos al espectador estar siempre atento, para no perder detalle de lo que sucede en el escenario y prepararse para un final tan impactante, como inesperado.




Pensador Teatral.




viernes, 27 de septiembre de 2019

Los Amantes de la Casa Azul

Dramaturgia de Mario Diament y Dirección de Daniel Marcove.











Viernes 20 hs y Sábados 22 15 hs en El Tinglado ( Mario Bravo 948 )

El teatro muchas veces tiene el mérito de traer al escenario, hechos de la historia no tan recordados y que además de ser importantes, tienen una relevancia muy particular, debido al peso específico de los personajes involucrados.









En esta oportunidad, el reconocido dramaturgo Mario Diament, convoca a escena a dos personajes notables, como León Trotsky y Frida Kahlo, que a primera vista, podemos pensar no tienen nada en común, pero buceando en la historia, veremos que si lo tuvieron.

La pregunta que sirvíó de disparador para este proyecto, era confirmar si realmente existió un romance secreto entre el revolucionario ruso y la artista pintora mexicana o fue un simple rumor que ganó volumen con el correr de los años. Las diferencias generacionales ( Trotsky era treinta años mayor que Frida ) y culturales, harían pensar que la conexión era imposible y serían puras habladurías.











Hagamos un poco de historia, para llegar al momento en que las vidas de Trotysky y Frida, se conectan. Allá por 1927, diez años después de la revolución que lo tuvo como principal protagonista, Trotsky tuvo que abandonar su país, luego de sus críticas al régimen stalinista. El exilio se inició en Turquia, de allí a Francia, en momentos que Hitler, llegaba al poder, luego vino su paso por Noruega, llegando finalmente a México en 1937.

Llegó a tierras mexicanas, con su esposa Natalia Sedova, huyendo de de las garras de un Stalin implacable, que quería asesinarlo a como diera lugar. Diego Rivera, pintor mexicano, que fue miembro del Partido Comunista mexicano y lo invitó, con la autorización del presidente Cárdenas, con la condición que Rivera le brindará cobijo.











Fue así como Diego y Frida, le ofrecieron alojamiento a los Trotsky en La Casa Azul, ubicada en Coyoacán y bautizada así por el color de sus paredes. Ellos mientras tanto se mudaron al estudio de Rivera en San Angel, a poca distancia de allí, lo que  permitía que las dos parejas, se vieran con frecuencia, ganando en confianza y comunicación, superando de a poco, las barreras ideomáticas.

Bueno no vamos a contar mucho más, el texto es realmente muy interesante y cuando vean la obra, descubrirán que realmente existió un romance entre el líder revolucionario y la artista mexicana. A un libro tan rico, se le suma la acertada dirección de Daniel Marcove, que en dupla con Diament, ya tienen un par de trabajos exitosos en su haber,  como Tierra del Fuego y Moscú, por mencionar solo dos de ellos.








La obra necesitaba encontrar los intérpretes adecuados y creemos que la elección del elenco fue un gran acierto.  Hay un magnífico trabajo de Roberto Mosca, dando vida a un Trotsky lejos del poder y viviendo un exilio, que lo muestra humano y vulnerable. No era un personaje sencillo de representar y debemos destacar la composición de Roberto. Sofía Kanter, como Natalia la esposa del lider ruso y David di Napoli como el panzón Diego Rivera, el esposo de Frida, cumplen muy buenas actuaciones.

Para el final dejamos a la gran figura de la noche, nos referimos a Maia Francia, que realiza una fantástica composición de Frida Kahlo. Con una presencia escénica que impresiona, Maia es quien dirige el ritmo y los momentos de la trama, abriendo juego al resto de los personajes. Sabe transmitir el dolor que tiene su personaje y esa energía, que la impulsó en su vida, superando todos sus problemas de salud y viviendo cada uno de los momentos,como si fuera el último. Este año, ya elogiamos copiosamente a Francia por su actuación en Anita o La Tragedia de las Partes en este mismo teatro y aquí volvemos a verla brillar en el escenario, con una entrega conmovedora y una interpretación soberbia. Un verdadero goce para los sentidos ver a Maia en el papel de un personaje tantas veces representado como Frida y estando más que a la altura del desafio, confirmando que es una de las mejores actrices que el teatro independiente, puede ofrecer actualmente.










La puesta de Daniel Marcove, es muy dinámica, con algunos elementos que queremos resaltar como, los momentos en que las acciones se detienen y todos los personajes quedan congelados, salvo uno de ellos, que recibiendo iluminación propia, inicia un monólogo, consiguiendo momentos de intimidad muy logrados, que el público disfruta.

Siguiendo con la puesta, ítems a destacar son el diseño escenográfico de Daniel Epstein, que aprovecha muy bien las generosas dimensiones de El Tinglado, el acertado diseño lumínico de Miguel Morales y el vestuario de Paula Molina, realzando las personalidad de los personajes.











En definitiva, estamos en presencia de uno de los estrenos más esperados que el teatro independiente, nos tenía reservados para este año, con un texto muy rico, que nos trae un hecho histórico de indudable interés, potenciado con una dirección precisa y actuaciones magníficas.

Solo nos queda recomendar Los Amantes de la Casa Azul, una propuesta muy valiosa, que el público reconoce y agradece con esos merecidos y prolongados aplausos, al termino de la función, que celebran las estupendas interpretaciones y la posibilidad de ver juntos en escena en pleno Almagro, a dos personajes de la talla de León Trotsky y Frida Kahlo, un lujo que el teatro independiente nos concede.




Pensador Teatral.

martes, 24 de septiembre de 2019

El Deseo del Otro

Libro de Mario Schajris, Belén Wedeltoft y Ana Maugeri. Dirección de Mario Schajris.








Martes 20 30 hs en El Tinglado ( Mario Bravo 948 )

Una comedia dramática con aires lacanianos, llega a El Tinglado, haciendo foco en el tema de los deseos que todos tenemos y que muchas veces por distintas circunstancias de la vida, no podemos concretar y terminamos siguiendo un camino alternativo, que no es la opción que nos hubiera gustado elegir.

Las teorías del psicoanalista francés Jacques Lacan, señalan que muchas veces hacemos cosas que satisfacen a los otros y  no a  nosotros mismos. Además de dar el título a la obra, este será el disparador para esta comedia dramática,  que para nada se queda en lo teórico y sabe bajar al llano, para mostrar como en una relación de pareja, aparecen permanentemente estas cuestiones, aunque no sepamos quien era Lacan.










La historia nos hablará del matrimonio formado por Roberto ( Ernesto Claudio ) y Silvia ( Gabriela Licht ). Pese a estar juntos hace muchos años, tienen maneras de ser casi apuestas y parecen tener pocos puntos de coincidencia. Roberto, es hijo de españoles, un hombre de barrio, sensible, familiero y apasionado por el fútbol. En cambio, Silvia, de familia judía, es psicoanalista, seguidora de Lacan y muy hábil para la dialéctica. Ese marcado contraste, provocará que las charlas e intercambios verbales que mantengan , sean tan divertidos, como picantes, especialmente por la lengua filosa de ella.

No queremos contar mucho más, para conservar la sorpresa, solo adelantaremos, que habrá una novedad que hará tambalear la rutina del hogar. La hija adolescente se irá de la casa y muy lejos, ya que acompañará a Francia, a su novio, que debe viajar a París, para radicarse allí,  por una interesante oferta laboral.
La noticia conmueve el equilibrio hogareño y una decisión que parece menor, como resolver que destino se dará a la la habitación de la hija que ahora quedará desocupada, desencadenará una tormenta en un matrimonio, que evidentemente tenía muchas cuentas pendientes y que entiende es el momento adecuado, para hacer catarsis y sacar todos los trapitos al sol.










Hasta allí revelamos, el resto lo reservamos,  para que el espectador lo descubra cuando vea la obra. El libro es realmente atractivo y se apoya con firmeza en la dupla protagónica, que se compromete con la obra y cumple actuaciones magníficas.

Ernesto Claudio, realiza una composición estupenda, es un apasionado del futbol y de su Huracán, relator frustrado, no pudo dedicarse al periodismo deportivo, por acompañar a su esposa a Israel primero y luego trabajar en un negocio familiar. Nos encantó la interpretación de Ernesto, con un histrionismo a flor de piel y generando muchas risas en la platea, con su bonachón Roberto.

Gabriela Licht, se destaca de igual manera. Más lógica y pensante, analiza cada palabra de su esposo y por momentos lo trata como si fuera uno de sus pacientes. A diferencia de su marido, ella sí pudo seguir su vocación y esa diferencia, puede desatar al conflicto.











Para resaltar la química que muestran ambos protagonistas, siendo muy creíbles en las discusiones que entablan. El director además les otorgará , en el transcurso de la trama, un momento, para ensayar una especie de confesión, que ambos aprovechan a la perfección , para lucirse en lo individual, siendo momentos que el espectador disfruta muchísimo.

Completa el elenco, Mora Monteleone, una joven actriz, a quien recordamos haber elogiado mucho en oportunidad de su actuación en A la Deriva, entrañable obra del off. Aquí desde un papel secundario, logra aportar frescura y dulzura, en una trama que por momentos se torna álgida, por la alta temperatura, que levantan las discusiones de sus padres.










La puesta de Mario Schajris tiene varios elementos para destacar, como por ejemplo el diseño escenográfico de Paula Molina, que reproduce con fidelidad un living típico de clase media, aprovechando la amplitud del escenario de El Tinlgado, además hay un muy buen diseño de luces de Sebastián Crasso colaborando con los climas que va teniendo la trama, como por ejemplo en los monólogos que mencionamos antes.

A nuestro entender, para que un guión atraiga al público, es fundamental que el texto resulte creíble y cercano, algo que se logra con creces aquí, ya que el espectador se identificará plenamente con los diálogos y sin dudas hace algún paralelismo con alguna situación propia o familiar, pensando en los anhelos personales nunca cumplidos.










Por todo lo mencionado, recomendamos El Deseo del Otro, disfrutarán de excelentes actuaciones y se encontrarán con una historia muy entretenida que nos hará reír mucho, pero a la vez, el texto está dotado de una profundidad tal, que al final de la obra, la obra nos movilzará y nos invitará a reflexionar sobre nuestros sueños postergados, haciendo un repaso mental, acerca de las pasiones y aficiones, que tuvimos que resignar en nuestras vidas, en búsqueda de conformar a los demás.

Lo valioso del texto, es que además de abrirnos la puerta de la reflexión, nos deja un mensaje esperanzador, marcando que nunca es demasiado tarde, para cumplir nuestros sueños, solo hay que tener el suficiente coraje, para hacerlo.




Pensador Teatral.

domingo, 22 de septiembre de 2019

Ulises Dormido y los Zapatos Desalmados

Dramaturgia y Dirección de Gabriela Romeo.








Domingos 19 hs en Espacio Templum ( Ayacucho 318 )

La autora y directora Gabriela Romeo, nos revela que esta obra tiene como génesis a Nevisca, pieza  escrita por ella hace un par de años, la misma fue presentada al maestro Ricardo Monti, que le señaló la riqueza del texto y la alentó para que volviera a escribirla. Fue de esta manera, que conservando algunas cosas de la obra original, agregando otras y sumando un nuevo personaje, nace Ulises Dormido y los Zapatos Desalmados.

La obra tiene un alto componente creativo y juega mucho con lo onírico, por lo que el espectador al entrar a la sala, ya ingresará en el universo fantástico que propone la autora, tratando de develar si lo que está viendo es real o forma parte de la imaginación de los protagonistas.







Ulises Dormido ....  nos hablará de los sueños y de los obstáculos que muchas veces aparecen en el camino, para que alcanzarlos no sea tarea sencilla, debiendo luchar contra miedos reales y contra aquellos creados por nuestra mente, verdaderos monstruos que estarán al acecho, para complicarnos la existencia.

Los personajes que presentan la obra nos muestran la riqueza creativa que mencionamos al comienzo, En una casa que parece surgida de un cuento, viven Ulises y María Nieves, una pareja muy especial, ya revelaremos pronto porque decimos esto.




Ulises ( Nacho Stamati ) padece narcolepsia, una rara enfermedad heredada de su padre, por la que sufre ataques repentinos de somnolencia, que lo obligan a dormir en cualquier momento. Su sueño es construir un túnel para llegar a La Ciudad Subterránea.Cuentan que aquellos que logran llegar allí, son recibidos con honores y pueden vivir en una sociedad avanzada, donde no existe el sufrimiento. Un personaje complejo, que Nacho resuelve en muy buena forma.

Su esposa María Nieves ( Brenda Margaretic ) padece ataques de pánico que le impiden salir de la casa. Pasa los días,, encerrada en su hogar, hablando con los zapatos que están de a montones, desparramados por el piso. Necesita encontrar los zapatos que le permitan salir al exterior, para ir en búsqueda de su padre, que seguramente la estará esperando en algún lado.  Nos encantó el trabajo de Brenda, para nosotros la revelación de la noche, componiendo un personaje sensible y frágil, que luchará para lograr vencer sus miedos.  Un plus, su hermosa voz, que de disfruta en un par de canciones, que entona.

Ricardo Pelliza, es Pino, un doctor en calzados que acude a la casa de María Nieves, para ayudarla a comunicarse con los zapatos, debiendo llegar al alma de los mismos, para conseguirlo. Un personaje que irradia paz y tiene una aura mística.









Para el final dejamos a Cristina Fernández, una actriz con mucha experiencia en televisión y teatro, que sorprende a propios y extraños, como una composición de personaje estupenda, en el papel de Cata, una rockera, fanática de Papo y de las Harley Davidson. Es la madre de Ulises y pese a que la rema, no logra recomponer la relación con su hijo, que la acusa de ser la responsable de la muerte de su padre.

La puesta que propone la directora es intimista y tiene un halo de misterio, con un espacio escénico repleto de zapatos, con muebles, electrodomésticos y vajilla en miniatura, que parecen provenir de una casa liliputiense.. Logrado diseño escenográfico de Daniela Berón y un diseño de luces de Horacio Novelle, en sintonía con el clima que propone la obra.









Ulises Dormido y los Zapatos Desalmados, resulta una propuesta sensible  y poética que nos hablará de locura y de sueños, de miedos que paralizan y ausencias que angustian. La trama no es cerrada y deja espacio para que el espectador interprete matices de una historia, según su entender.

Estamos en presencia de una obra dedicada a aquellos que persiguen sus sueños, regalando una mirada optimista, donde jugar resulta el mejor antídoto para soportar una vida que sin un toque lúdico, resultaría insoportable-




Pensador Teatral.