domingo, 10 de octubre de 2021

Éter Retornable

Dramaturgia de Angie Oña y Dirección de Laura Álvarez.

 

 


 

Domingos 20 hs en Teatro Buenos Aires ( Av. Corrientes 1699 )

Nos llevamos una gratísima sorpresa, viendo Éter Retornable, ya que nos encontramos con un texto delicioso de la dramaturga uruguaya Angie Oña, que escribió en 2008, para presentarlo en un Ciclo de Teatro Uruguayo organizado en Buenos Aires, con muy buenas repercusiones. Varios años después, Laura Álvarez, se reencontró con este texto y se enamoró de inmediato del mismo, teniendo claro que la obra debía volver a escena, llegando nuevamente a nuestro teatro, en una puesta realmente atractiva, bajo su dirección.

 

 


 

Si tuviéramos que indicar el género de Eter Retornable, podemos definirla como una tragicomedia absurda, una obra que divierte y hace reír. Esa es su principal característica, pero no se queda en ello para nada, al contrario jugando con el humor absurdo, abordará temas filosóficos y profundos con el paso del tiempo, el sentido de la vida, la muerte y otras cuestiones existenciales que resultan cercanas al espectador y hacen muy atractivo al texto.

Yendo a la trama en sí, contemos que el relato nos mostrará a Elmer ( Pablo Rusconi ) y Madelón ( Camila Sebio ) una joven pareja, que se está separando, pero nunca termina de hacerlo. En el medio del proceso, sucederán cosas ... , planteos existenciales, discusiones sobre el reparto de bienes, dudas sobre el futuro, aparecerán los miedos normales en estas situaciones y los recuerdos de aquellos días donde reinaba la armonía en la pareja.

Y siempre rondando en el ambiente, estará el concepto del eterno retorno postulado por Nietzsche, que combina con el título de la obra, haciendo referencia a ese comportamiento cíclico que tenemos los seres humanos, por el que siempre reincidimos en los mismos lugares. Y hasta allí vamos a contar, para mantener el suspenso, porque como dijimos la obra que tiene una trama donde al absurdo y el humor ácido marcan el ritmo, pero esa, solamente es la cubierta, de todo lo que viene atrás.

 

 

 



 

Como siempre decimos, podemos tener un texto muy rico, buena intenciones, pero si luego, no se encuentran a los intérpretes adecuados, para llevarlo a escena, corremos el riesgo de quedar a mitad de camino. Algo que aquí, no ocurre para nada, por el contrario, en este caso la directora encontró en la dupla protagónica, a los actores justos para potenciar el texto y sacarle el máximo provecho al mismo.

Arranquemos por Camila Sebio, que resulta una enorme revelación, mostrando una presencia escénica sorprendente y adueñándose del escenario con autoridad, completando una composición magnífica. Camila es una actriz joven y muy talentosa, a la que habíamos visto y elogiado por sus trabajos en papeles dramáticos ( aún hoy recordamos su gran protagónico en Chocolate Amargo, obra que habla del abuso infantil, pieza también dirigida también por Laura Álvarez ). Aquí representando a Madelón, el desafío era grande, ya que debía mostrar su valía en un género totalemente diferente como el de la comedia y el absurdo, que requiere otros recursos actorales y viendo la calidad de su interpretación, podemos afirmar que Camila los tiene de sobra.





Se la nota muy cómoda con el texto, pasando por diferentes registros emociaonales, jugando mucho con la ironía, siendo ácida por momentos, mostrando sensualidad en otros y siendo delirante en gran parte de la trama. Sus tonos de voz, sus miradas y la complicidad con su compañero de escena, muestran su versatilidad y una madurez que debemos destacar, ya que notamos su crecimiento en cada nuevo trabajo donde la vemos. Estupendo el trabajo de Camila Sebio, aprovechando muy bien la vidriera que le brinda este protagónico, que sin dudas puede servirle de trampolín, para una carrera que viene en franco ascenso.

Pero con tantos elogios para Camila, no queremos ser injustos con Pablo Rusconi, como Elmer aquí, que funciona como un buen contrapunto del torbellino que es Madelón, soportando sus embates y mostrando sus cartas con estrategia. Muy gracioso su personaje, que tiene un estilo rockero particular, jugando mucho con lo corporal y sabiendo como irritar a su pareja, cada vez que le menciona a su prima Soraya, con la que mantiene une relación un tanto particular. Es la primera vez que vemos a Pablo en escena y nos gustó mucho su trabajo, mostrándose cómodo en el género del humor y el absurdo.

 

 



 

 

Luego de repasar los muy buenos trabajos individuales de Camila y Pablo, debemos destacar la buena química que muestran entre ellos, mostrando complicidad en el escenario, se ríen y se divierten, mientras actúan, siendo algo que el espectador nota y agradece, ya que esa buena vibra se contagia a la platea.

Hay mucho  mérito también, en la dirección de Laura Álvarez, la impulsora del proyecto, que acertó en la elección de los actores y les brinda terreno fértil para que se luzcan, con una puesta de su autoría, dinámica y muy bella desde lo estético. Nos gustó mucho el diseño lumínico que tiene la obra y el diseño escenográfico armónico con muchos objetos que suman el relato, además aprovecha muy bien las dimensiones de la sala del Buenos Aires, dando un ambiente íntimo al relato, acorde con lo que pide el texto.

 




En definitiva, nos fuimos muy contentos a casa, por la noche de teatro que disfrutamos, valorando mucho la aparición de comedias de este tipo, que además de divertir y hacer reír, algo básico para el género, logra ir más allá, aportando un texto rico y con toques delirantes, que se anima a abordar con irreverencia cuestiones existenciales, que a todos nos involucra, invitando además a la reflexión.

Por todo lo comentado, solo nos queda recomendar Éter Retornable, una opción fresca y joven, que quiere pisar fuerte en la Calle Corrientes, de la mano de un texto inteligente, una puesta dinámica y magníficas actuaciones. La mesa teatral está puesta y al juzgar por los aplausos que resuenan al final de la función, el menú presentado gustó mucho.


Pensador Teatral.




La Gracia Perdida

Dramaturgia y Dirección de Gabriela Romeo.

 

 


Domingos 18 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3380 )

Una linda y emocionante historia llega con La Gracia Perdida, obra que nos habla de los sueños y de las ilusiones de un grupo de actores, que con todas sus ilusiones a cuestas, no dudarán en someterse a  sacrificios y pasar privaciones en nombre de esa pasión que abrazan.

 Las acciones arrancan con los integrantes de una modesta compañía teatral, llegando a una habitación de un hotel de la localidad de Zapala. Afuera hay una tormenta de nieve y un viento que asusta. Las caras no son las mejores, Rolo Cepillo, el empresario que los contrató para la gira no aparece por ningún lado, tienen hambre, hace frío adentro de la habitación y con semejante tormenta cuesta pensar que puedan hacer alguna función, ya que nadie iría a verlos.

 

 


 

Las tensiones  y el desanimo, van en aumento, pese a que Arturo, el delegado de la compañía teatral, quiere llevar tranquilidad, diciendo que Rolo va a cumplir lo prometido, pero nadie le cree. El hambre y el frío, empiezan a hacer de las suyas y comienzan las internas en el grupo, surgen historias de amores cruzados, sueños que parecen naufragar y pese a la desesperanza que reina en el ambiente, las ilusiones de esos actores no quieran desaparecer, todos están allí, esperando tener la oportunidad de poder mostrar su valía.

Comienzan a suceder algunas cosas extrañas por esas latitudes. Estarán solos allí realmente o alguien los está mirando desde algún lado y en silencio los ayuda a sobrellevar la situación ??  Las horas pasan, la desesperación y la fatiga parecen imponerse, pero aquel famoso dicho de Dios aprieta pero no ahorca parece cumplirse al pie de las letras y algunos pequeños milagros que ocurren parecen certificar aquel dicho, pero no vamos a contar más, para mantener el suspenso.

El relato se apoya en las muy buenas actuaciones que presenta la pieza, por lo que dedicaremos algún párrafo para cada uno de los actores. Arranquemos por Mario Narciso, como Arturo. Es quien lleva la voz cantante y busca mantener la esperanza del grupo. Fue quien hablo con el secretario de Rolo Cepillo y tiene la certeza que no les va a fallar. No quiere defraudar a sus compañeros y mucho menos a Débora, la primera actriz de la compañía. Muy buen trabajo el de Mario, con fuerte presencia escénica. Agustín Ferreyra es el Lindo, el más joven del grupo, su acento cordobés y su entusiasmo parecen contagiar al resto. Y también mirará con buenos ojos a Débora. Aporta frescura a la trama con su presencia.

 

 


 

Mariana Judez es precisamente quien representa a Débora. Lamenta haber tenido que dejar a su hijita en casa, para salir de gira, pero sabe que todo el dinero que gane en su carrera, será para ella, por eso sabe que debe sacrificarse. Nos gustó mucho la interpretación de Mariana, dándole mucha pasión a su personaje y luciéndose mucho al relatar su fantástico encuentro con Meyerhold. Por último, mencionamos a Cristina Pérez Pol, como Concepción, la actriz de más experiencia de la compañía. La invaden los recuerdos de su juventud y de los amores que cosechaba en esos años. Querida y respetada por los integrantes de la compañía, compone un personaje entrañable y muy querible para el público.

Resultaron una muy grata sorpresa las actuaciones, ya que en algunos casos, se trata de actores sin tanta experiencia, a los que le podía costar presentarse en una sala con tanta historia como la del Extranjero, pero al contrario, esta exigencia pareció potenciar sus interpretaciones, estando todos muy seguros y respondiendo muy bien, tanto en lo grupal, como en lo individual, ya que el texto les reservó a todos un momento para el lucimiento individual, que aprovecharon muy bien.

Hay que darle mérito seguramente a Gabriela Romeo, autora y directora de la obra, que les dio el espacio y la libertad, para que se sintieran cómodos en la composición de los personajes y además les brindó una puesta realmente atractiva, donde queremos destacar el diseño escenográfico y el vestuario de Alejandro Mateo, la iluminación de Horacio Novelle y párrafo especial para Santiago Hernández en el diseño sonoro, permitiendo que el viento tan fuerte en esas latitudes sea un personaje fundamental de la trama. Muy buen ejemplo, para demostrar que no siempre es necesario contar con grandes recursos económicos, para logar buenas puestas, muchas veces el ingenio, vale mucho más. 

 

 


 

En definitiva, nos resultó muy entretenida la propuesta de La Gracia Perdida, una obra que nos habla de las ilusiones y los anhelos que en este caso tienen un grupo de actores, pero que puede trasladarse a otras profesiones, para seguir adelante en la búsqueda de nuestros sueños, aunque en el camino nos espere una tormenta de nieve y un empleador medio tramposo, porque siempre que nos impulse la pasión, vamos a tener un par de jugadas extras.

En lo personal, valoramos mucho obras como esta, que llegando desde lo profundo del teatro independiente, presentan una dramaturgia cercana y entrañable, una puesta cuidad y actuaciones más que meritorias, que uniendo todos esos ingredientes, nos permitirán disfrutar de un momento teatral con mucha magia, teniendo como corolario, el aplauso que los espectadores que llenaron la sala de El Extranjero, les tributa a este grupo de actores, que superando todos los obstáculos que aparezcan, siempre darán los mejor, para intentar alcanzar sus sueños.


Pensador Teatral.



viernes, 8 de octubre de 2021

Cosméticos

Dramaturgia de Bernardo Carey. Dirección de Julio Ordano ( homenaje póstumo )

 

 


 

Viernes 20 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 ) 

Cosméticos es una obra con mucha historia, escrita en 1979 por Bernardo Carey, fue la primer obra de su autoría estrenada en teatro y ese estreno tuvo lugar en el viejo Teatro del Pueblo, bajo la dirección de Julio Ordano. Pasaron cuarenta años desde aquella fecha, el Teatro del Pueblo se mudó a su locación actual en Abasto y se eligió a Cosméticos para abrir su programación en Marzo del 2020, por lo que autor y director se reunieron para el esperado reestreno.

Pero la pandemia tenia otros planes, solamente se pudo realizar un ensayo general, antes del obligado parate que tuvo la actividad teatral y el estreno como otros tantos debió postergarse. Lamentablemente en Mayo de este año, falleció Julio Ordano, prestigioso actor, director, docente y un referente de nuestro teatro, sin poder ver el estreno de la obra.

 

 


 

 

A manera de homenaje, las actrices que estaban trabajando en el proyecto, decidieron seguir adelante con el mismo y finalmente estrenar, por lo que advertimos que la obra más allá del peso propio que tiene por su dramaturgia fuerte e inteligente, tiene una carga emocional importante, de parte del grupo de actrices, que se nota muy identificadas con el texto y del homenaje que le dedican a quien era el director de la misma, resultando una gran satisfacción que la obra finalmente pueda verse en el Teatro del Pueblo, luego de tantos contratiempos.

La obra es fuerte y profunda, con una trama ambientada en Buenos Aires de 1979, que mostrará a cuatro mujeres, envueltas en una atmósfera de tensión, donde la mentira y la manipulación dominan el ambiente. La lucha de poder entre la abuela, la madre y la nieta, parece no tener límites, las agresiones verbales y los difusos recuerdos por un pasado que se añora, estarán a la orden del día.

El presente es triste, en la casa de respira el olor a la muerte y a la soledad, ya que aunque quieran disimularlo, son mujeres profundamente solas. El texto pese a haberse escrito hace más de cuarenta años muestra su absoluta vigencia y permite observar, como a pesar de los años transcurridos, algunas cosas se mantienen intactas y otras están cambiando, como por ejemplo el rol de la mujer en la sociedad, que antes era absolutamente secundario y de sometimiento respecto al hombre. En la actualidad, la mentalidad cambió luego de años de una lucha, que aún continua, pero en estos tiempos, la visión del rol de la mujer es absolutamente diferente y si bien faltan las cosas para corregir, hay un empoderamiento de la mujer indudable y situaciones que hace cincuenta años, eran normales, hoy serían inaceptables.

 

 


 

 

Las actuaciones que presenta la obra, son realmente muy buenas, pero con el riesgo de ser injustos con el resto, entendemos que los mayores elogios se los lleva Roxana Randón, como la implacable Doña Generosa, la abuela, la mayor de la casa, una experta en el arte de la manipulación, es quien lleva las riendas de esa casa, quien tiene el poder y estará siempre lista para marcar las faltas de los otros. Magnífico trabajo de Roxana, en una deliciosa composición de una anciana de lengua filosa y bastante desalmada, siendo la gran protagonista de la historia y el personaje más festejado por el público.

 Pero como dijimos antes, no queremos ser injustos con el resto de las actrices, ya que todas realizan muy buenos trabajos. Arrancando como Cecilia Labourt, como Raquel, que luce absolutamente desbordada por la situación que se vive en la casa, debe lidiar con la enfermedad de su compañero Tucho, que está agonizando en una de las piezas, la ausencia de una hija que ahora quiere volver y principalmente con una implacable Doña Generosa, que no pierde oportunidad de juzgarla. Nos gustó mucho el trabajo de Raquel. 

Mariángeles Bonello, es Agatha, la niña rebelde que dejó la casa hace años, la que tiene ideas peligrosas, como todos los jóvenes rebeldes. Y para colmo tiene recuerdos no convenientes de la época en que era una nenita y el abuelo le daba golosinas a cambio de algún cariño. Personaje complejo el de Agatha, muy sufrido y llevado adelante en gran forma por Mariángeles, con mucha presencia escénica y redondeando una composición muy destacada.

 

 


 

Por último mencionar a María Laura Cali como Otilia, la sirviente de la casa, con algún retardo mental, es el último eslabón de la cadena de poder diseñada en la casa. Además de encargarse de las tareas domésticas, funciona como una especie de informante de Doña Generosa, deberiendo soportar el maltrato y las órdenes cruzadas. Un personaje muy querible el que lleva adelante Maria Laura.

Como dijimos antes, si bien el personaje de Doña Generosa, es quien marca el ritmo de la casa y por eso quien más se destaca, las cuatro actrices realizan muy buenos trabajos individuales, que se potencian en el conjunto. Representando todas ellas, personajes muy sufrientes, que vivieron bajo la sombra de los hombres y a los que la vida no les resulta nada sencilla.

 La puesta tiene varios puntos para destacar y aquí corresponde mencionar a Alejandro Mateo, encargado del diseño de vestuario y la escenografía y Roberto Traferri, a cargo del diseño lumínico, siendo importante sus aportes, para darle la ambientación que pide el relato. 





 En definitiva, Cosméticos resulta un texto escrito en otros tiempos, que perfectamente muestra su vigencia en la actualidad, ya que nos de habla de las apariencias, de como el ser humano puede mentir sin reparos, para marcar el dominio de una relación y someter al otro, sin cuestionarse nada. Las diferencias entre los hombres y las mujeres, el resentimiento, la violencia y ese patriarcado dominante en décadas pasadas, que aún en estos días, cuesta combatir, ya que tiene raíces muy arraigadas en nuestra sociedad son temas candentes en nuestra sociedad.

 Por todo lo mencionado, recomendamos la pieza, que presenta un texto fuerte y profundo, una trama que no dá respiros y excelentes actuaciones, es decir, están todos los elementos dados, para compartir una noche con el mejor teatro independiente, coronado al final de la función con el aplauso sostenido del publico que colmó la sala y en especial con ese aplauso que llega desde lo alto de la sala, ya que seguramente Julio desde arriba, estuvo dando indicaciones a sus artistas y disfrutó mucho la función.


Pensador Teatral.


miércoles, 6 de octubre de 2021

Desperfectos

Dramaturgia y Dirección de Julián Marcove.

 

 


 

Miércoles 21 hs en Nun Teatro ( Ramírez de Velasco 419 )

Una propuesta muy divertida llega de la mano de Desperfectos, obra escrita por el joven dramaturgo Julián Marcove, que presenta un argumento simple, pero efectivo, dos vecinos que no se conocen quedarán encerrados en al ascensor y a partir de allí se darán varias situaciones graciosas y también mucho material para la reflexión.

Hay alguna situación más incómoda que viajar en ascensor con un desconocido ?? Si que la hay, que por alguna falla mecánica del aparato, quedemos encerrados con ese compañero circunstancial de viaje. Eso justamente, es lo que les sucede a Víctor ( Fernando de Rosa ) y Héctor ( Federico Ottone ), viven en el mismo edificio, son vecinos, pero se conocen solo de vista, nunca habían hablado antes y el destino quiso que se encontraran en esta situación nada agradable.

 

 


 

La espera comienza a alargarse e indefectiblemente deberán cruzar alguna palabra. El momento es incómodo, el espacio es reducido y deberán moverse cuidado para no rozar al otro. En un principio, intentarán pedir auxilio a los gritos, pero rápidamente desisten, nada peor que ponerse a gritar en un espacio tan pequeño. Aparecen las culpas dirigidas a Silva, el administrador del edificio. No es de extrañar, que con el nulo mantenimiento que brinda a las instalaciones, el ascensor puede fallar, sentencia Víctor, que al parecer conoce todos los movimientos de lo que ocurre en aquel edificio.

 Los extraños se miden, se manejan con cautela, tratan de no mostrar sus nerviosismo, pero a medida que los minutos pasan, les irá ganando la angustia y se hace imposible mantener la compostura. Pero el momento crucial, se dará,  cuando descubran que nadie los espera afuera del ascensor. Su ausencia no causará inquietud en ninguna persona. Ambos viven solos en su departamento, ni mascota tienen. Son casualmente dos almas solitarias que allí se han cruzado.

 La obra que tiene una trama divertida y desopilante, que genera muchas risas en los espectadores, el trasfondo nos habla de la soledad, de vidas rutinarias y con pocas emociones, vacíos existenciales y como el destino a veces parece confabularse, para que algo cambie, para que dos personas solas y desamparadas, se encuentren. Sera pura casualidad aquel encuentro fortuito o el destino preparó la ocasión  ?? La pieza dispara varios interrogantes, que nosotros no vamos a develar aquí para mantener el suspenso. Cuando vean la obra, descubrirán que sucederá con estas dos almas perdidas y fundamental si logran salir o no del ascensor.

 

 

 

 

El relato se apoya en dos excelentes actuaciones. Con personajes contrapuestos, tienen muchos puntos en común que irán apareciendo a lo largo que el relato avanza. Son estupendas las composiciones de Federico Ottone y Fernando de Rosa, que aprovechan el reducido espacio, para jugar mucho con lo corporal y lo gestual. Sus personajes muestran sus miedos, manías y esa profunda soledad que los atraviesa. Federico y Fernando se lucen mucho desde lo individual, pero sin dudas que juntos logran potenciarse y construyen interpretaciones de muy buena factura, que son muy festejadas por el público.

La puesta de Julián Marcove es minimalista, jugando con el ascensor que con paneles móviles que irán moviéndose, permitirán que el espacio de los actores se agrande o se achique según el momento del relato y además modificará el ángulo de visión de los espectadores. Mérito aquí de Félix Padrón a cargo del diseño escenográfico y también del diseño lumínico, que resulta importante para generar los diversos climas que irá pidiendo la trama.

 

 


 

Nos reímos mucho con Desperfectos, que casualmente llega en estos tiempos, luego de que tuvimos que estar mucho tiempo encerrados en nuestra casa por la pandemia. Aquí las circunstancias son diferentes, pero el encierro se repite y parece que en esas situaciones angustiantes, muchas veces tenemos tiempo de reflexionar sobre nuestra existencia, algo que sin dudas les ocurre a los personajes de la obra

En estos momentos donde reinan las malas noticias y cuesta encontrar momentos divertidos, resulta una excelente idea ver una obra como Desperfectos, que nos invita a olvidar de nuestros problemas y a reírnos mucho, juntos a estos dos perdedores, dos almas solitarias, a los que la mala suerte se empecina en perseguir, obligándolos  a soportar un largo rato encerrados con el otro, que tal vez por designio del destino y de un encierro paradójicamente liberador, puede resulta una oportunidad para encontrar un amigo, algo que ambos, aunque no lo confiesan, desean casi con desesperación.


Pensador Teatral.


lunes, 4 de octubre de 2021

Es lo que Es

Dramaturgia y Dirección de Juan Washington Felice Astorga.

 

 


 

Domingos 18 30 hs en No Avestruz ( Humboldt 1857 )

La pandemia llegó de manera inesperada y sin que nadie la llamara, modificando nuestras vidas de manera dramática. De un día para otro tuvimos que modificar nuestros hábitos, debimos encerrarnos en nuestras casas y organizarnos de alguna manera para conseguir las provisiones básicas. A esta altura, esto parece un recuerdo lejano que queremos borrar de nuestras mentes, pero hacíamos colas interminables para comprar en el supermercado, conseguir alcohol en gel por momentos era misión imposible y mientras todo esto ocurría, el miedo nos sobrevolaba de manera amenazante, ya que nos atacaba un virus nuevo, desconocido, letal, que de momento no tenía cura, ni vacunas y se cobraba vidas poro todo el mundo.

 

 


 

Sin dudas, que nuestra normalidad quedó archivada, había que adaptarse a una nueva realidad de manera obligatoria y urgente, debíamos cuidarnos y quedarnos en casa, ya que cualquier error podía ser fatal y llevarnos al peor de los escenarios. Por último mencionar, que sin dudas, si hay algo que la pandemia modificó fue la manera en que nos relacionamos con los otros, los vínculos con nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, novios, amantes, etc, ya no podía ser lo que eran antes. Había que reconfigurar nuestras relaciones de una manera totalmente diferente.

Dejando de lado esta introducción, que realmente viene muy cuento, porque la dramaturgia de Washington Astorga, con mucha habilidad, toma todo lo que mencionamos, sacando la foto a una realidad que todos vivimos y sin centrarse en la pandemia, logra un relato que con humor e ironía, da cuenta de aquellos días que fueron tan complejos y donde todos debimos adaptarnos rápidamente a un nuevo contexto con tintes apocalípticos.

 

 


 

Yendo a la obra en si, la historia es sencilla, pero absolutamente cercana para el espectador, que se reconoce en la cotidianeidad que observa. Tendremos a una abuela que transita la cuarenta encerrada en la casa, acompañada por su nieta. La convivencia no es sencilla, el encierro por momentos asfixia y cualquier chispa, puede ser una buena excusa para arrancar una discusión. Los encuentros pasan a ser virtuales, una buena señal de internet, vale más que el oro en polvo.

La abuela está nostálgica, el aire trágico que se respira en las noticias, no es buena consejera, aparece un álbum de recuerdos, para rememorar esas épocas donde era feliz en compañía de su difunto esposo, Que tiempos aquellos, tan diferentes a estos actuales, donde no se puede ni salir a tomar mate a una plaza y encima debe soportar los retos de su nieta, que le implora que se cuide, mientras su hijo, un verdadero desastre, solo le da disgustos.

 

 


 

La obra tiene muy buenas actuaciones y pone el foco en la relación entre una abuela cascarrabias ( Marisa Picollo ) y una nieta dulce ( Mariel Beninca ) que trata de ser lo más paciente posible. Muy festejada la interpretación de Marisa, de una abuela malhumorada y mal hablada, que está literalmente harta de soportar el encierro y los retos de su nieta. La abuela genera los momentos más divertidos de la noche y genera mucha risas en la platea. Muy buen trabajo de Marisa, con mucho carisma.

Por su lado Mariel Beninca, da vida a una nieta que se siente responsable del cuidado de su abuela, sabe que no puede encontrarse con nadie, porque vive con una paciente de riesgo y tiene que extremar los cuidados. Un personaje muy tierno el de Mariel, que con mucho amor hace masajes a su abuela y trata de estar lo mejor de ánimo posible, pese a que a ella tampoco le está yendo muy bien. Nos gustó mucho también el trabajo de Mariel.

 

 


 


Completa el elenco, con una participación menor, pero efectiva, Ricardo Schneider el simpático novio de la nieta, a la que no puede ver hace tiempo por el encierro impuesto y debe conformarse con verla por zoom.

Un sello distintivo de la obra, es su original puesta. No queremos adelantar mucho, para mantener el suspenso, pero los espectadores se van a sorprender, cuando vean a los actores parados en las alturas, sobre figuras geométricas inspiradas en Vasili Kandinsky, pintor ruso, uno de los precursores del arte abstracto y de la inclusión de la geometría en el arte. Sin dudas, novedosa y llamativa la puesta y el ver a los actores elevados y no sobre el escenario, como es habitual.

Esta novedad, para nosotros le otorga un aire de videojuego a la puesta y a los actores, algo que se acentúa con un vestuario colorido de cada uno de los protagonistas, que hace juego con las figuras geométricas. Hay también momentos donde los protagonistas, se expresan con mímicas, dándose situaciones muy graciosas.

 

 



 

En definitiva, Es lo que Es, funciona como una propuesta fresca, que consigue tomarse con humor, todo lo que nos pasó en la pandemia, momentos que recordaremos por mucho tiempo, por lo poco amigables que fueron, siendo una muestra clara, de como el ser humano, en su lucha por adaptarse al contexto y sobrevivir, hará cosas que tiempo atrás hubiera costado siquiera imaginar.

Los invitamos a que conozcan a esta abuela gruñona y mal hablada que junto a su tierna nieta, tratarán de pasar la pandemia de la mejor manera, comiendo tortas fritas, haciendo el tuco para los fideos y escapando a la placita cercana, para bajarse el barbijo y tomar una bocanada de aire fresco, que nos ayude a olvidarnos de esa pesadilla que fue la pandemia.


Pensador Teatral.


domingo, 3 de octubre de 2021

Lila

Dramaturgia de Ulises Puiggrós y Dirección de Débora Longobardi.

 

 


 

Sábados 22 30 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )

Los tiempos de pandemia, dieron lugar a procesos creativos intensos y en el caso de Ulises Puiggrós, los resultados son contundentes, ya que en tiempos pandémicos salió a la luz este proyecto de su autoría, en el que Ulises representará a Lila, una famosa cantante española trans que regresa a Buenos Aires, para dar un show muy especial y además por motivos personales que no reveló a la prensa.

 

 


 

Decir de entrada, que el reto para Ulises era enorme, debía representar a una mujer trans y para lograrlo debía trabajar mucho en la composición del personaje. Si bien ya tenía una experiencia relacionada, cuando en el 2019, en el film La Sombra del Gato, interpretó a una drag queen, una cosa es filmar una película y algo muy diferente, es representar a una diva trans, que debe estar una hora solita, frente al público, dando un show, que entre otras cosas, incluye interpretar siete temas musicales.

El proceso creativo fue arduo, debió ponerse la peluca, aprender a maquillarse, a caminar con tacos altos, probarse la pechera de silicona y por sobre todas las cosas buscar que su costado femenino aparezca. Luego de ello, debía encontrar el tono de la diva española, de la cantante, encontrarle la voz exacta, caminar el escenario como una mujer, moverse y mirar como tal. Y por si fuera poco, debía hablar con acento español.

 

 


 

El desafío era inmenso, la exigencia parecía excesiva, pero con mucha perseverancia y un trabajo intenso, Ulises consiguió un resultado estupendo, ya que su transformación es increíble. Lo vimos muchas veces en el escenario antes y tal vez por eso quedamos asombrados con su gran metamorfosis, ya que cuando las luces se encendieron, quien estaba frente a nosotros era Lila, la diva de la canción española y no el actor al que conocíamos.

La composición de Ulises es superlativa, con una presencia escénica admirable, se adueña del escenario con autoridad y totalmente compenetrado en la piel de la famosa cantante llegada desde Madrid. Con un logrado acento español para monologar frente a los espectadores y sorprendiendo muy gratamente, en la interpretación de los temas musicales que presenta el relato, muestra una prestancia y un oficio, que hablan de su enorme versatilidad, sumado obviamente al trabajo previo de casi dos años en la búsqueda del personaje, que luego de ver la obra, podemos afirmar que logró plenamente.

 

 


 

 

La estructura de la obra presenta un formato que resulta muy atractivo, ya que si bien las acciones corren en tiempo real, podemos dividirlas en tres momentos, ocurriendo todas ellas en un café concert donde se realiza el show de Lila. En uno de ellos, la diva interpretará diferentes canciones, serán siete tema en total, seis son covers ( excelente la selección y versiones elegidas  ) y uno de los temas es original y relacionado con la trama. En otra instancia, veremos a Lila en el escenario, compartiendo con los asistentes a su show, los momentos más relevantes de su vida, siempre con el humor con aliado.

Y el tercer momento, se da en el camarín de la diva, allí magia del teatro mediante, el espectador podrá compartir la intimidad de Lila, que deja de lado la estrella y muestra su faceta humana, dialogando con si mismo, con Manuel, el niño que era hace unos años atrás en cuerpo de mujer. Aflorarán los conflictos con su propia familia, que no apoyó su decisión, sus primeros pasos cuando estaba en la búsqueda de su identidad y debía luchar contra un entorno hostil.

El enorme trabajo de Ulises, encuentra anclaje en la dirección sensible de Débora Longobardi, que genera una puesta bellísima desde lo estético, con una escenografía que tiene reservados diferentes espacios para cada tema musical, aprovechando el amplio escenario del Callejón. El diseño de luces de Sebastián Francia suma mucho para lograr los diferentes climas que pide el relato. Un aspecto fundamental, que muchas veces es subestimado, es es el sonido perfecto que tiene la obra, con el volumen adecuado y sin ningún acople. Perfecto ese ítem, que cuando las obras tienen momentos musicales, resulta fundamental y no siempre se logra.

 

 



Párrafo especial para el vestuario de Lila, que hace varios cambios de ropa a lo largo del show, todos vestidos con mucho brillo y glamour, que la diva luce con estilo. Como puede apreciar el espectador, hay una preocupación extrema en el cuidado de todos los detalles y esto redunda en una puesta de enorme calidad. Además Débora, que es una actriz estupenda, tendrá participaciones menores en la trama, como asistente de Lila, que se disfrutan mucho. 

Vimos varios trabajos juntos de Ulises y Débora, tienen una química increíble entre ellos, se entienden a la perfección y esto sin dudas potencia mucho cada una de las propuestas que comparten. En este caso Débora realizó un aporte muy importante, en esa búsqueda del personaje femenino que debió emprender Ulises y los resultados están a la vista.







Bien, creo que no debemos agregar mucho más, la propuesta de Lila es reamente valiosa, ya que presenta un show con excelentes temas musicales, momentos de humor, otros de profunda emoción y como si fuera poco, tal vez siendo el punto más importante, resulta un homenaje a todas esas personas, que siguieron a su corazón y se animaron a luchar por sus sueños, por su sentir profundo, superando el dedo acusador del otro, la discriminación, las agresiones y los cientos de obstáculos que aparecen en el camino elegido, sabiendo que con constancia, esfuerzo y siguiendo lo que dicta el corazón, se puede llegar al destino elegido, sin importar la la opinión de los otros.

Recomendamos especialmente Lila, se van a encontrar con una composición fantástica de Ulises Puiggrós, acompañado por una puesta bellísima que da el marco adecuado a un espectáculo que resulta un verdadero lujo para el teatro independiente y que de ninguna manera debemos dejar pasar.


Pensador Teatral.


sábado, 2 de octubre de 2021

Los Actores Infelices

Dramaturgia y Dirección de Gabriel Gavila.

 

 



 

Sábados 19 hs en El Excéntrico de la 18 ( Lerma 420 )

Una propuesta valiente y disruptiva, llega de la mano de Los Actores Infelices, una obra que aborda el tema de la precarización laboral de los actores que trabajan en el teatro independiente. Sin pensarlo demasiado, podemos darnos cuenta, que los actores son el elemento indispensable y fundamental para que el teatro exista. Podemos prescindir de todos los rubros,  pero sin actores no habría hecho teatral. Esta conclusión obvia, deberíamos suponer que loa actores deberían tener un trato preferencial, de los demás integrantes del circuito teatral, algo que el texto de Gavila, se encarga de desmentir de manera categórica.





Es más, hasta podríamos redoblar la apuesta y afirmar que paradójicamente, el actor es el último orejón del tarro. La obra plantea una serie de interrogantes sin respuestas sencillas ?? Es lógico que el actor trabaje gratis ?? Porque otros rubros técnicos, como por ejemplo un escenógrafo o un vestuarista cobra por su trabajo y el actor, no ??? Es justo que los actores no perciban remuneración por su trabajo ?? Estudiaron años, rendieron exámenes y finalmente se recibieron, pero el sistema decidió que si trabajan el el circuito independiente deben trabajar gratis o lo que es peo, deben poner plata de su bolsillo, para poder cubrir los viáticos, la comida y todo gasto relacionado con su tarea.

La trama juega mucho con el humor y la ironía, pero expone de manera clara una situación de la que casi ninguna dramaturgia habla, la precarización de los actores. En nombre de una supuesta vocación, de la pasión que sin dudas tienen por la profesión, se decidió que los números no dan para que ellos cobren por su trabajo y eso es algo que está naturalizado y nadie se atreve a discutir. Seguramente hay un autoengaño, un auto convencimiento. Hacemos los que nos gusta, mira si nos van a pagar encima. Pero el resto de los mortales, cuando hacen un trabajo que les gusta, lo hacen gratis o ellos cobran ??

 

 


 

La mirada se amplia y plantea el interrogante, acerca sobre si la actividad del teatro independiente es rentable. El autor es claro en este punto, de ninguna manera puede ser rentable un espectáculo que se presenta solamente una vez por semana, en salas que deben programar varias obras el mismo día para que la sala sobreviva, sin casi ninguna selección, la idea es sumar obras, para cubrir los costos fijos, algo que sin dudas atenta contra la calidad de las piezas que se presentan.

Y por último, si la actividad cultural es tan importante como se pregona, todos escuchamos que Buenos Aires es la capital mundial del teatro independiente y la cultura forma parte de nuestro ADN. Y entonces, porque el estado no brinda la ayuda necesaria al sector, para que la actividad pueda jerarquizarse y no pasar penurias, como sucede ahora. 





Y no vamos a contar más,  la obra por momentos es cruda, despiadada, alguno podría decir que es carente de romanticismo, pero da la sensación que en nombre de un supuesto romanticismo, el sistema desde hace tiempo viene validando conductas y realidades, que perjudican a todo el arco de las artes escénicas y principalmente a los actores.

 Es momento de hablar de las actuaciones que presenta la obra, ya que es una obra donde los discursivo predomina y entonces requieren actores comprometidos con el texto, algo que aquí se ve totalmente. El joven trío protagónico conformado por Leandro Sturla, Bautista Barreiro y Gonzalo Bourren, realiza un gran trabajo. La trama requiere una entrega actoral y física muy exigente y los tres actores, están a la altura de la misma. Todos encuentran momentos para su lucimiento individual y también en el conjunto. Nos gustaron muchos sus trabajos.

La puesta de Gavila es potente, perturbadora por momentos, ya que los protagonistas en más de una oportunidad, rompen la cuarta pared y buscan a involucrar al público en la trama. Que rol tienen los espectadores en todo lo que los actores denuncian ?? Se preocupan por esa realidad del actor o prefieren mirar para otro lado y pensar que su rol es pasivo y no es un problema que los atañe ??




Ahora sí cumplimos con nuestra palabra y no contamos mas, Los Actores Infelices sin dudas es una propuesta original, que mira hacia el interior del teatro independiente, desnudando su intimidad. La expone con humor, pero con crudeza, buscando genera el debate de lo que sucede en particular con los actores, pero con una mirada general que obliga a replantear el universo todo del teatro independiente, donde la situación económica viene complicada desde hace años y la pandemia sin dudas acentuó la problemática.

Valoramos mucho propuestas de este tipo, que deciden hablar de lo que muchos callan, de situaciones que se toman como naturales, pero si las miramos apenas en detalle, notaremos que no lo son. Entiendo que a algunos espectadores la temática puede no interesarle, por considerarlo algo de la interna, algo que a nosotros no nos ocurrió para nada, todo lo contrario, nos hizo interesar por la cuestión. Alcanza mayor mérito aún la pieza, porque consigue instalar el debate y la reflexión, con una puesta potente y excelentes actuaciones.

Por todo lo que comentamos, recomendamos Los Actores Infelices, obra indispensable para todo público relacionado con el teatro independiente, de cualquier lado del mostrador que se encuentre. Y sin spoilear nada, a los espectadores les aconsejamos que estén muy atentos, porque la pieza tiene reservado un final inusitado, que pocos imaginan.

 

Pensador Teatral.