Domingos 19 hs en Teatro Ludè. ( Montevideo 842 )
Obra escrita por Luis Longhi, Guillermo Fernández y Federico Mizrahi, con Dirección General y Puesta en Escena de Ignacio Gonzàlez Cano.
Nuestro teatro, tenía una deuda con Carlos Gardel, ya que si bien, hubo obras que hablaban del Zorzal Criollo, este es el primer musical que aborda la vida del famoso cantor.
El proyecto se hace realidad, por las ganas y la decisión de tres amigos gardelianos de todo la vida, como Longhi, Mizrahi y Guillermito Fernàndez.
No fue sencillo, plasmar la idea que tenían, trabajaron más de seis años, leyendo biografías, reportajes y todo trabajo sobre el célebre cantor que llegaba a sus manos.
Además, tuvieron que invertir mucho dinero, casi todos sus ahorros, para poder hacer realidad este sueño. El amor y la admiración que sentían por el Zorzal, les dió el impulso para que la idea se pudiera convertir en una realidad y Gardel, al fin tuviera su propia musical.
La obra se estrenó el año pasado en el Teatro Moliere, con gran éxito de público y crítica. Este año se reestrena en el nuevo Teatro Ludé, donde está actualmente en cartel, antes de salir de gira por el exterior.
La pieza emociona, Gardel es sinónimo de tango, una figura reconocida mundialmente y un verdadero símbolo de Buenos Aires, con una fama que trasciende todas las edades.
Aclaramos que obra es para todo público, no solo para los tangueros y esta apertura es un mérito de los autores, ya que decidieron retratar al Gardel hombre, contando la historia de su vida, arrancando desde cuando tenía 19 años, hasta llegar a su trágica muerte, cuando solo tenía 44 años, en aquel recordado accidente aéreo en Medellin. Cabe reflexionar, cuanto pudo lograr en una vida tan corta.
En base a pequeñas anécdotas,se irán repasando hechos importantes de la vida de Carlos, conoceremos a su madre, a su novia, su trabajo de changarín en el Mercado del Abasto, sus primeros pasos como cantor, las primeras presentaciones, su incipiente fama, la consagración, su ida a Parìs, su ingreso al mundo del cine, etc.
Se cuentan hechos muy pocos conocidos de su vida ( como por ejemplo que tenía una bala alojada en un pulmón que nunca le pudieron extraer ), sus amoríos clandestinos, la relación con las personas que marcaron su carrera, como Tito Lusiardo, Josè Razzano y hasta el encuentro con un adolescente Astor Piazzolla en los Estados Unidos.
Lógicamente, todas las historias, estarán acompañadas de las interpretaciones de Gardel, pero con el detalle y el mérito, que la mayoría de las canciones, son piezas especialmente creadas para este musical.
Es hora de hablar de los intérpretes, en el proyecto original el papel de Gardel, estaba a cargo de Guilermo Fernandez. Pero nosotros, presenciamos la versión 2017, justo en la función debut de Oscar Lajad, en el gran rol protagónico.
Siempre son difíciles los debuts, pero Oscar lo resolvió en forma admirable, tanto en las partes netamente de actuación, como en las cantadas.
Hay que decir que el parecido físico de Oscar con el Zorzal es impresionante, la caracterización es tan buena, que si cerramos los ojos en algún momento, al abrirlos veremos al Morocho del Abasto corporizado sobre el escenario y no exageramos.
Además de este gran parecido, hay que destacar el excelente registro vocal de Lajad, sin ser expertos en la materia, se lo notó muy seguro y luciendose en cada tema. Nuestra felicitación para Oscar, por su extraordinaria caracterización y su impecable interpretación. Un trabajo que emociona.
Pero Gardel no está solo en escena, lo acompaña un histriónico Tito Longhi, haciendo las veces de Tito Lusiardo, como presentador y desdoblando numerosos personajes, aportando mucho ritmo y momentos graciosos, porque este musical, tiene reservados momentos de humor.
El Chino Laborde es Josè Razzano, acompañante de Carlos, en sus primeros pasos en la música y nos deleita cantando a dúo con el Morocho del Abasto, en varios temas.
Las voces femeninas las aportan Alicia Vignola, que tambièn es Bertha la madre de Gardel y Anita Rodriguez, como Isabel su novia de los comienzos. Ambas con una voz privilegiada, cantan solas y a dúo con Carlos, regalando momentos muy disfrutables.
La puesta que propone, Ignacio González Cano es para destacar, aprovechando la posibilidades que ofrece el amplio escenario de este nuevo Teatro Ludè, al que visitamos por primera vez y nos pareció hermoso y moderno.
Hay una pantalla gigante en el fondo de la escena, en la que se proyectan distintas imágenes y fotos que complementan las escenas, la selección es excelente y es un gran recurso utilizado para embellecer la puesta.
Un diseño lumínico de Pablo Vaiana merece destacarse, al igual que un vestuario de época impecable en manos de Nèlida Bellomo. Por último, señalar el sonido perfecto, algo fundamental para un musical, pero que debemos decir no siempre se cumple, en este caso este aspecto técnico es perfecto.
Como pueden apreciar, una puesta de gran nivel, en la que se cuidan todos los detalles y gracias a ello, el resultado final es un espectáculo de gran calidad artística.
En definitiva, una gran propuesta la que nos ofrecen estos tres soñadores que se jugaron una patriada con este proyecto, posibilitando conocer muchos aspectos poco difundidos, de la vida de Gardel,
Al finalizar la función, los espectadores aplauden de pie a los protagonistas, con una mezcla de satisfacción y emoción, por los recuerdos y por el hermoso espectáculo que presenciaron.
Y no tengan dudas que desde el cielo, el Zorzal en ese mismo instante, les estará regalando a estos artistas, su mejor sonrisa y se quitará su fungi marrón, en señal de agradecimiento, por el hermoso homenaje que le tributaron.
Pensador Teatral.
miércoles, 14 de junio de 2017
Mi hijo solo camina un poco más lento.
Sábados y Domingos 11 30 y 14 hs en Apacheta Sala Estudio ( Pasco 623 )
Obra escrita por el joven dramaturgo croata Ivor Martinic y dirigida por Guillermo Cacace,
Arranquemos mencionado que a estas alturas, Mi hijo solo camina un poco más lento, ya se convirtió en un fenómeno del teatro off y son muchos los motivos para afirmar esto.
El primero, el público que convoca. Son cuatro funciones semanales, algo no habitual en el teatro independiente y siempre se presenta a sala llena, es más cuesta mucho conseguir una butaca libre, hay que reservar con semanas de anticipación. La obra se estrenó en 2015 y desde ahí la convocatoria siempre fue en aumento, transformándose en una verdadera obra de culto.
Además, hay hechos muy particulares, como por ejemplo, su inusual horario del mediodía y primera hora de la tarde, elegidos para aprovechar la luz natural que ingresa por los ventanales de la sala, de Apacheta, su hogar, que se encuentra en Balvanera, barrio alejado del circuito teatral.
La obra emergió en el Festival Internacional de Dramaturgia Europa + América 2014 y allí la conoció el talentoso Guillermo Cacace, quien potenció de manera brillante, este gran texto y con una adaptación y una puesta magnífica, consiguió este éxito, que ya trascendió las fronteras del teatro alternativo, para ser considerada una de las mejores piezas teatrales de los últimos años en nuestro país y por eso no extrañan la multiplicidad de premios que obtuvieron la obra y sus intérpretes.
Ya hay que decirlo, la obra tiene once actores en escena, hay una llamativa, diversidad de edades en los personajes, hay abuelos, madres, hijos adolescentes, un registro variado que proporciona a la pieza, una variedad y una riqueza que abruman.
No vamos a contar mucho de la historia, para mantener el suspenso, solo comentar que la historia gira en torno a una familia numerosa e imperfecta, si bien el centro parece ser Branko, el hijo adolescente que está en silla de ruedas, por alguna enfermedad que no quiere mencionarse, en realidad la obra no se queda anclado en ese hecho, más bien se encarga de retratar a una familia numerosa, que nos resulta muy cercana. El guiòn no aparece haber sido escrito en los Balcanes, sino en cualquier bar porteño.
En ocasión del cumpleaños 25 de este adolescente especial, la casa recibirá a la familia en pleno y allì se darán infinidad de situaciones, algunas graciosas, otras crueles y muchas difíciles de clasificar, como ocurren en la mayoría de las familias de hoy, donde la incomunicación, la rutina, la insatisfacción y la falta de amor, son moneda corriente.
La discapacidad de ese hijo que no puede caminar, es algo que le cuesta mucho aceptar a la madre y que tanto incomoda al resto, que no sabe como reaccionar ante estos casos ( pensemos que esto mismo suele ocurrir en nosotros en nuestra vida cotidiana ). Pero como dijimos, la obra explora más allá, lo que aparece en escena, son los conflictos, habituales en las relaciones y vínculos familiares, el paso del tiempo, que es inexorable para todos y desemboca en la vejez, como estación previa a la muerte, pero también dejando lugar para un mensaje esperanzador, con el amor como tabla de salvación contra la infelicidad reinante.
Como pueden ver la obra refleja una variedad de temas, que no vamos a profundizar, dejaremos que sea el espectador cuando vea la obra, que descubra todas las sorpresas que tiene preparadas, esta pieza tan rica.
Las actuaciones son magníficas, indudablemente hay un gran trabajo del director, para conducir un elenco tan numeroso, se los nota cómodos con la obra, la disfrutan y eso se transmite al espectador.
Con el riesgo de ser injustos, vamos a mencionar a algunas interpretaciones, arrancando por Juan Tupac Soler, como Branko, el adolescente en su silla de ruedas, que transita con enorme dignidad su trance, parece aceptarlo, lo difícil está en la reacción del otro, que muchas veces en vez de ayudarlo, lo mortifica. Una gran interpretación la de Juan, real y sin caer en exageraciones, sensible, pero sin golpes bajos.
Y que decir de Mia ( Paula Fernandez Mbarak ) , su madre, ella lleva todo el peso de la situación, lo atiende a él, a su madre anciana, a su padre, convive con un marido ausente y con una hermana despiadada. Una interpretación fabulosa y plena de sensibilidad, que conmueve y emociona al espectador. Para aplaudirla.
En el mismo nivel de excelencia, aparece Clarisa Korovsky, como Rita, esa hermana verborrágica y egocéntrica, ella mira su ombligo y trata de imponer su realidad, transmitiendo su negatividad y desesperanza a todo aquel que se le cruza. Está enojada con el mundo y se le nota.
Y que decir de Pilar Boyle, ella es Sara, la amiga de Branko, quiere ser su novia. No quiere estar sola, ella se siente fea y sabe que habla mucho, pero también sabe que tiene mucho amor para dar. Pilar es conocida por los amantes del off, por su delicioso trabajo en La Pilarcita. Es una joven actriz, muy talentosa y con un estilo muy particular, que la hace sumamente querible. Acá ofrece una actuación magnífica, con una entrega total y con momentos de gran disfrute para la platea.
Otra mujer que tiene mucho lucimiento es Doris, Romina Padoan, la hermana de Branko, ella es linda y atractiva, tiene un novio y una vida en apariencia normal, aunque sufre por la desatención de su madre, nos gustó mucho su papel.
El lector atento, puede apreciar que solo nombramos mujeres hasta ahora, salvo Juan, es que una de las caracteristicas que tiene la pieza, es la participación activa y estridente de las mujeres. Los hombres aparecen en un segundo plano, como acompañando, con un aire de resignación por una vida gris, que no disfrutan como debieran.
Pero falta una mujer, que debemos destacar especialmente y es la abuela Ana, interpretada magníficamente por Pochi Ducasse, que estuvo en la función que vimos nosotros ( aclaramos esto, porque desde el elenco nos contaban que la abuela titular es Elsa Bloise que se esté recuperando de un golpe ) . Que decir de Pochi, que con sus más de 80 años, la rompe con su desparpajo y esa impunidad que le dan los años, con una actuación hermosa, que nos conmueve a nosotros y a sus compañeros que la ayudan con la letra en plena función y la abrazan emocionados al final de la función. Un lujo poder disfrutar de sus caras, sus silencios y sus malas palabras, para aplaudirla de pie, por su pasión y por su vitalidad. Un ejemplo para todos !!!
Algo larga se hizo la descripción de los personajes y aún quedamos en deuda con algunos, pero creemos que semejantes interpretaciones merecían al menos unas líneas, ya que todos componen personajes entrañables y en ellos seguro vemos reflejados a uno o màs de nuestros familiares. Además se nota que tienen una gran humildad, no hay aires de divismo en ellos, tal vez por eso resultan tan queribles.
Llega el momento de hablar de la puesta que propone Guillermo Cacace, que con una escenografía absolutamente despojada, en la que solo aparecen algunas sillas desperdigadas. Se le dá preponderancia al texto, aquí manda la palabra y la falta de ella, ya que abundan los silencios, muy bien introducidos.
Hay infinidad de recursos al servicios de la obra que podrìamos mencionar, como por ejemplo, que los actores en todo momento están a la vista del espectador, cuando no están en escena se sientan en una silla al costado, esperando su turno, mirando al espectador, midiendo sus reacciones y viviendo ellos mismos la obra, como si fueran espectadores como nosotros. Por ahí no es fàcil de explicar, hay que verlo para entenderlo, ya que la obra tiene un estilo particular y muy original, si hasta hay un narrador, que se encarga de anunciar las didascalias y acciones que los actores en vez de escenificar, se limitan a escuchar.
El director propone, una puesta mìnima e ìntima, en la cual el espectador se siente, casi dentro de la obra, la la cuarta pared, se derrumba desde antes que arranque la función, cuando los actores ya en escena y esperando que todos se acomoden, ofrecen galletitas y hasta mates al espectador y durante la misma obra, cuando alguno de los actores hace una pregunta al público y espera su respuesta.
Cuando decimos que Mi hijo solo camina un poco màs lento, es una obra muy especial , el lector de estas lineas, ya se habrá dado cuenta, que no exageramos en nada.
La pieza conmueve y emociona, por su simpleza y por su profundidad, con un guión exquisito made in Croacia, un director talentoso y nuestro que propone una trama imparable, dotada de encanto y magnetismo, valiéndose de un elenco diverso que ama la obra y la representa con pasión.
Como conclusión, sin dudas, estamos en presencia, de una obra de visión obligatoria, son esas piezas que aparecen muy de vez en cuando y que dejarán una huella dentro de nuestro teatro independiente. Dentro de décadas, seguramente todos recordaremos haber sido testigos de esta verdadera ceremonia teatral, llamada Mi hijo solo camina un poco más lento.
Por eso amigo espectador, si usted todavía no la vió y es amante del teatro, creo que ya es tiempo que se suba a este tren que llego de Croacia para quedarse.
Pensador Teatral.
Obra escrita por el joven dramaturgo croata Ivor Martinic y dirigida por Guillermo Cacace,
Arranquemos mencionado que a estas alturas, Mi hijo solo camina un poco más lento, ya se convirtió en un fenómeno del teatro off y son muchos los motivos para afirmar esto.
El primero, el público que convoca. Son cuatro funciones semanales, algo no habitual en el teatro independiente y siempre se presenta a sala llena, es más cuesta mucho conseguir una butaca libre, hay que reservar con semanas de anticipación. La obra se estrenó en 2015 y desde ahí la convocatoria siempre fue en aumento, transformándose en una verdadera obra de culto.
Además, hay hechos muy particulares, como por ejemplo, su inusual horario del mediodía y primera hora de la tarde, elegidos para aprovechar la luz natural que ingresa por los ventanales de la sala, de Apacheta, su hogar, que se encuentra en Balvanera, barrio alejado del circuito teatral.
La obra emergió en el Festival Internacional de Dramaturgia Europa + América 2014 y allí la conoció el talentoso Guillermo Cacace, quien potenció de manera brillante, este gran texto y con una adaptación y una puesta magnífica, consiguió este éxito, que ya trascendió las fronteras del teatro alternativo, para ser considerada una de las mejores piezas teatrales de los últimos años en nuestro país y por eso no extrañan la multiplicidad de premios que obtuvieron la obra y sus intérpretes.
Ya hay que decirlo, la obra tiene once actores en escena, hay una llamativa, diversidad de edades en los personajes, hay abuelos, madres, hijos adolescentes, un registro variado que proporciona a la pieza, una variedad y una riqueza que abruman.
No vamos a contar mucho de la historia, para mantener el suspenso, solo comentar que la historia gira en torno a una familia numerosa e imperfecta, si bien el centro parece ser Branko, el hijo adolescente que está en silla de ruedas, por alguna enfermedad que no quiere mencionarse, en realidad la obra no se queda anclado en ese hecho, más bien se encarga de retratar a una familia numerosa, que nos resulta muy cercana. El guiòn no aparece haber sido escrito en los Balcanes, sino en cualquier bar porteño.
En ocasión del cumpleaños 25 de este adolescente especial, la casa recibirá a la familia en pleno y allì se darán infinidad de situaciones, algunas graciosas, otras crueles y muchas difíciles de clasificar, como ocurren en la mayoría de las familias de hoy, donde la incomunicación, la rutina, la insatisfacción y la falta de amor, son moneda corriente.
La discapacidad de ese hijo que no puede caminar, es algo que le cuesta mucho aceptar a la madre y que tanto incomoda al resto, que no sabe como reaccionar ante estos casos ( pensemos que esto mismo suele ocurrir en nosotros en nuestra vida cotidiana ). Pero como dijimos, la obra explora más allá, lo que aparece en escena, son los conflictos, habituales en las relaciones y vínculos familiares, el paso del tiempo, que es inexorable para todos y desemboca en la vejez, como estación previa a la muerte, pero también dejando lugar para un mensaje esperanzador, con el amor como tabla de salvación contra la infelicidad reinante.
Como pueden ver la obra refleja una variedad de temas, que no vamos a profundizar, dejaremos que sea el espectador cuando vea la obra, que descubra todas las sorpresas que tiene preparadas, esta pieza tan rica.
Las actuaciones son magníficas, indudablemente hay un gran trabajo del director, para conducir un elenco tan numeroso, se los nota cómodos con la obra, la disfrutan y eso se transmite al espectador.
Con el riesgo de ser injustos, vamos a mencionar a algunas interpretaciones, arrancando por Juan Tupac Soler, como Branko, el adolescente en su silla de ruedas, que transita con enorme dignidad su trance, parece aceptarlo, lo difícil está en la reacción del otro, que muchas veces en vez de ayudarlo, lo mortifica. Una gran interpretación la de Juan, real y sin caer en exageraciones, sensible, pero sin golpes bajos.
Y que decir de Mia ( Paula Fernandez Mbarak ) , su madre, ella lleva todo el peso de la situación, lo atiende a él, a su madre anciana, a su padre, convive con un marido ausente y con una hermana despiadada. Una interpretación fabulosa y plena de sensibilidad, que conmueve y emociona al espectador. Para aplaudirla.
En el mismo nivel de excelencia, aparece Clarisa Korovsky, como Rita, esa hermana verborrágica y egocéntrica, ella mira su ombligo y trata de imponer su realidad, transmitiendo su negatividad y desesperanza a todo aquel que se le cruza. Está enojada con el mundo y se le nota.
Y que decir de Pilar Boyle, ella es Sara, la amiga de Branko, quiere ser su novia. No quiere estar sola, ella se siente fea y sabe que habla mucho, pero también sabe que tiene mucho amor para dar. Pilar es conocida por los amantes del off, por su delicioso trabajo en La Pilarcita. Es una joven actriz, muy talentosa y con un estilo muy particular, que la hace sumamente querible. Acá ofrece una actuación magnífica, con una entrega total y con momentos de gran disfrute para la platea.
Otra mujer que tiene mucho lucimiento es Doris, Romina Padoan, la hermana de Branko, ella es linda y atractiva, tiene un novio y una vida en apariencia normal, aunque sufre por la desatención de su madre, nos gustó mucho su papel.
El lector atento, puede apreciar que solo nombramos mujeres hasta ahora, salvo Juan, es que una de las caracteristicas que tiene la pieza, es la participación activa y estridente de las mujeres. Los hombres aparecen en un segundo plano, como acompañando, con un aire de resignación por una vida gris, que no disfrutan como debieran.
Pero falta una mujer, que debemos destacar especialmente y es la abuela Ana, interpretada magníficamente por Pochi Ducasse, que estuvo en la función que vimos nosotros ( aclaramos esto, porque desde el elenco nos contaban que la abuela titular es Elsa Bloise que se esté recuperando de un golpe ) . Que decir de Pochi, que con sus más de 80 años, la rompe con su desparpajo y esa impunidad que le dan los años, con una actuación hermosa, que nos conmueve a nosotros y a sus compañeros que la ayudan con la letra en plena función y la abrazan emocionados al final de la función. Un lujo poder disfrutar de sus caras, sus silencios y sus malas palabras, para aplaudirla de pie, por su pasión y por su vitalidad. Un ejemplo para todos !!!
Algo larga se hizo la descripción de los personajes y aún quedamos en deuda con algunos, pero creemos que semejantes interpretaciones merecían al menos unas líneas, ya que todos componen personajes entrañables y en ellos seguro vemos reflejados a uno o màs de nuestros familiares. Además se nota que tienen una gran humildad, no hay aires de divismo en ellos, tal vez por eso resultan tan queribles.
Llega el momento de hablar de la puesta que propone Guillermo Cacace, que con una escenografía absolutamente despojada, en la que solo aparecen algunas sillas desperdigadas. Se le dá preponderancia al texto, aquí manda la palabra y la falta de ella, ya que abundan los silencios, muy bien introducidos.
Hay infinidad de recursos al servicios de la obra que podrìamos mencionar, como por ejemplo, que los actores en todo momento están a la vista del espectador, cuando no están en escena se sientan en una silla al costado, esperando su turno, mirando al espectador, midiendo sus reacciones y viviendo ellos mismos la obra, como si fueran espectadores como nosotros. Por ahí no es fàcil de explicar, hay que verlo para entenderlo, ya que la obra tiene un estilo particular y muy original, si hasta hay un narrador, que se encarga de anunciar las didascalias y acciones que los actores en vez de escenificar, se limitan a escuchar.
El director propone, una puesta mìnima e ìntima, en la cual el espectador se siente, casi dentro de la obra, la la cuarta pared, se derrumba desde antes que arranque la función, cuando los actores ya en escena y esperando que todos se acomoden, ofrecen galletitas y hasta mates al espectador y durante la misma obra, cuando alguno de los actores hace una pregunta al público y espera su respuesta.
Cuando decimos que Mi hijo solo camina un poco màs lento, es una obra muy especial , el lector de estas lineas, ya se habrá dado cuenta, que no exageramos en nada.
La pieza conmueve y emociona, por su simpleza y por su profundidad, con un guión exquisito made in Croacia, un director talentoso y nuestro que propone una trama imparable, dotada de encanto y magnetismo, valiéndose de un elenco diverso que ama la obra y la representa con pasión.
Como conclusión, sin dudas, estamos en presencia, de una obra de visión obligatoria, son esas piezas que aparecen muy de vez en cuando y que dejarán una huella dentro de nuestro teatro independiente. Dentro de décadas, seguramente todos recordaremos haber sido testigos de esta verdadera ceremonia teatral, llamada Mi hijo solo camina un poco más lento.
Por eso amigo espectador, si usted todavía no la vió y es amante del teatro, creo que ya es tiempo que se suba a este tren que llego de Croacia para quedarse.
Pensador Teatral.
lunes, 12 de junio de 2017
Presidio
Sábados 17 hs en Patio de Actores ( Lerma 568 )
Dramaturgìa y Dirección de Lucio Bazzalo.
Presidio, es un producto del Laboratorio del Experimentación Teatral ( LET ), que luego de 3 años de investigación en teatro fìsico, estrena su primer espectáculo.
Hay muchísimo trabajo previo y esto se nota en la puesta, con una obra original, donde el protagonismo, no lo tiene el texto, como es costumbre, aquí manda el lenguaje corporal, es el movimiento constante de esos cuerpos el que nos habla y nos invita a reflexionar.
La acción arranca, con personas que caminan bordeando un cuadrado iluminado, se mueven como autómatas, ensimismados en sus pensamientos y repitiendo algunas palabras sueltas, que parecen no tener coherencia.
Por ese afuera, parecen robots, que caminan sin parar, todos iguales y sin escapatoria, sin poder apartarse de ese destino de enajenación, que parecen tener marcado.
Pero cuando entran a ese cuadrado, todo cambia, allí están en el centro de la escena, allí se vinculan con el otro, pero generalmente de manera sufrida, violenta, hay situaciones de rechazo, pero también hay momentos de amor, de sexo primitivo y lujurioso.
Allí adentro, los cuerpos se expresan, se golpean, se rechazan, se repelen, pero también se tocan, se besan y se aman.
Todo ocurre en ese cuadrado, el ambiente es de opresión, el vértigo,y la violencia están presente. Ese espacio, puede entenderse con la metáfora de una vida difícil que debemos afrontar, las obligaciones, el matrimonio, la paternidad. Parece que fuera una existencia que nos asfixia, como si estuviéramos dentro de una cárcel.
Pero aunque ocurran hechos desagradables, siempre hay que sonreír para el afuera, para el otro, que no debe enterarse de nuestro sufrimiento, por eso esos cuerpos exageran una mueca de sonrisa permanente hacia el exterior.
La puesta, tiene muchísima energía, la entrega y la exigencia física que tienen los actores es absoluta, están en permanente movimiento durante toda la obra, vemos cuerpos que caminan, que corren, que sufren y que gozan, pero que siempre están en movimiento, no hay tiempo para parar ni un minuto, la vida moderna, nos obliga a no parar nunca.
Encabezados por una Heidi Fauth, gran actriz, que este año vimos brillar en Todas las Rayuelas, aquí se luce con un personaje que impresiona por su impresionante gestualidad, todos los sentimientos pasan por su rostro. Deliciosa actuación.
Que decir de Gisel Gainsborg, componiendo magníficamente, un ser andrógino que realmente impresiona y atemoriza. Ademas de actuar, está a cargo de las coordinadas y trabajadas coreografías que presenta la pieza.
Martina Federica Medaña, es energía y sensualidad, su cuerpo tiene mucha carga sexual y se encarga de manifestarlo, sola o con Rodrigo Martìnez Frau, el único hombre de la trama, musculoso y con una expresividad para destacar, es otro de los que se luce mucho en escena. Además, ambos, son los hijos de esos padres, que no se llevan bien.
Los cuatro protagonistas están más que a la altura del enorme desafío que representa la obra y donde deben ostentar un estado físico admirable, para responder a una trama exigente que no les ofrece tregua.
La puesta en un teatro, muy cómodo como Patio de Actores, es estridente y tiene un tinte fuertemente futurista, con un diseño lumínico que se destaca, al igual que la música original de Alejandro Kauderer y un vestuario donde predomina el blanco, todos recursos puestos en beneficio, de esos cuerpos, que deben lucirse y ser protagonistas.
En conclusión, un verdadero privilegio, poder ser testigos de propuestas innovadoras, como la que propone Presidio, que decide romper con lo convencional y apostar a algo distinto, a un teatro físico , donde el lenguaje corporal es el medio de expresión, haciendo llegar un mensaje a través, de esos cuerpos alienados y prisioneros de una realidad que nos abruma. Al ser una pieza para mentes abiertas, proponemos al espectador, que vea la obra, evaluar si coincide con nuestro punto de vista y con ese mensaje que nosotros percibimos.
En lo personal, la satisfacción que lleguen a escena, espectáculos que tienen tanto trabajo previo de investigación y ensayos, consiguiendo que el resultado final sea una obra como Presidio, dotada de una exquisita riqueza visual y artística, que sin dudas, aporta un toque de distinción a nuestra nutrida cartelera teatral.
Pensador Teatral.
Dramaturgìa y Dirección de Lucio Bazzalo.
Presidio, es un producto del Laboratorio del Experimentación Teatral ( LET ), que luego de 3 años de investigación en teatro fìsico, estrena su primer espectáculo.
Hay muchísimo trabajo previo y esto se nota en la puesta, con una obra original, donde el protagonismo, no lo tiene el texto, como es costumbre, aquí manda el lenguaje corporal, es el movimiento constante de esos cuerpos el que nos habla y nos invita a reflexionar.
La acción arranca, con personas que caminan bordeando un cuadrado iluminado, se mueven como autómatas, ensimismados en sus pensamientos y repitiendo algunas palabras sueltas, que parecen no tener coherencia.
Por ese afuera, parecen robots, que caminan sin parar, todos iguales y sin escapatoria, sin poder apartarse de ese destino de enajenación, que parecen tener marcado.
Pero cuando entran a ese cuadrado, todo cambia, allí están en el centro de la escena, allí se vinculan con el otro, pero generalmente de manera sufrida, violenta, hay situaciones de rechazo, pero también hay momentos de amor, de sexo primitivo y lujurioso.
Allí adentro, los cuerpos se expresan, se golpean, se rechazan, se repelen, pero también se tocan, se besan y se aman.
Todo ocurre en ese cuadrado, el ambiente es de opresión, el vértigo,y la violencia están presente. Ese espacio, puede entenderse con la metáfora de una vida difícil que debemos afrontar, las obligaciones, el matrimonio, la paternidad. Parece que fuera una existencia que nos asfixia, como si estuviéramos dentro de una cárcel.
Pero aunque ocurran hechos desagradables, siempre hay que sonreír para el afuera, para el otro, que no debe enterarse de nuestro sufrimiento, por eso esos cuerpos exageran una mueca de sonrisa permanente hacia el exterior.
La puesta, tiene muchísima energía, la entrega y la exigencia física que tienen los actores es absoluta, están en permanente movimiento durante toda la obra, vemos cuerpos que caminan, que corren, que sufren y que gozan, pero que siempre están en movimiento, no hay tiempo para parar ni un minuto, la vida moderna, nos obliga a no parar nunca.
Encabezados por una Heidi Fauth, gran actriz, que este año vimos brillar en Todas las Rayuelas, aquí se luce con un personaje que impresiona por su impresionante gestualidad, todos los sentimientos pasan por su rostro. Deliciosa actuación.
Que decir de Gisel Gainsborg, componiendo magníficamente, un ser andrógino que realmente impresiona y atemoriza. Ademas de actuar, está a cargo de las coordinadas y trabajadas coreografías que presenta la pieza.
Martina Federica Medaña, es energía y sensualidad, su cuerpo tiene mucha carga sexual y se encarga de manifestarlo, sola o con Rodrigo Martìnez Frau, el único hombre de la trama, musculoso y con una expresividad para destacar, es otro de los que se luce mucho en escena. Además, ambos, son los hijos de esos padres, que no se llevan bien.
Los cuatro protagonistas están más que a la altura del enorme desafío que representa la obra y donde deben ostentar un estado físico admirable, para responder a una trama exigente que no les ofrece tregua.
La puesta en un teatro, muy cómodo como Patio de Actores, es estridente y tiene un tinte fuertemente futurista, con un diseño lumínico que se destaca, al igual que la música original de Alejandro Kauderer y un vestuario donde predomina el blanco, todos recursos puestos en beneficio, de esos cuerpos, que deben lucirse y ser protagonistas.
En conclusión, un verdadero privilegio, poder ser testigos de propuestas innovadoras, como la que propone Presidio, que decide romper con lo convencional y apostar a algo distinto, a un teatro físico , donde el lenguaje corporal es el medio de expresión, haciendo llegar un mensaje a través, de esos cuerpos alienados y prisioneros de una realidad que nos abruma. Al ser una pieza para mentes abiertas, proponemos al espectador, que vea la obra, evaluar si coincide con nuestro punto de vista y con ese mensaje que nosotros percibimos.
En lo personal, la satisfacción que lleguen a escena, espectáculos que tienen tanto trabajo previo de investigación y ensayos, consiguiendo que el resultado final sea una obra como Presidio, dotada de una exquisita riqueza visual y artística, que sin dudas, aporta un toque de distinción a nuestra nutrida cartelera teatral.
Pensador Teatral.
Cactus Orquidea
Sàbados 20 hs en Teatro Anfitrión ( Venezuela 3340 )
Dramaturgía y Dirección Cecilia Meijide.
Teníamos muchas expectativas en ver Cactus Orquidea, una obra del off, que lleva cuatro temporadas en cartel, algo que muy pocas piezas consiguen. Generalmente a las obras del teatro independiente, se les hace difícil, permanecer más de una temporada, pero en este caso la obra producida por el grupo teatral El Ensamble Orgánico, ya transita su 4to año consecutivo en el horario central de los sábados en un teatro como el Anfitrión, que siempre acostumbra a ofrecer muy buenas propuestas y el enrome mérito, es que lo logra sin ninguna publicidad, sólo se nutre, con el boca a boca de los espectadores, que ven la obra y la recomiendan, esa manera, amigo lector, es la fórmula mágica, que provoca que una obra del off, logre mantenerse en cartel.
Con esta expectativa, nos dispusimos a ver la obra y a tratar de descubrir cual era el secreto, del éxito de Cactus Orquidea y ver si coincidíamos con la mayoría, que nos daba excelentes referencias de la obra. Sabrán ustedes que muchas veces, nos recomiendan una película, nos dicen, es buenísima, infalible, te va a encantar y cuando la vemos, no nos gusta tanto y nos desilusionamos.
Pero bueno, despejemos la duda, acá eso felizmente no ocurrió, nos encantó Cactus Orquidea, una pieza deliciosa, una historia entrañable o varias, ya lo explicaremos, de esas que podemos recomendar a todo público, porque no hay dudas que gustará.
Estamos en presencia de una obra coral, para que el que no conoce el término, les contamos que se denomina coral a la pieza que presenta varias historias y personajes, que transcurren en paralelo, por separado, y que recién se conectarán en el final. Generalmente es un género, que vemos en el cine, ya que hacerlo en el teatro, es muy complejo, porque entre otros factores, se necesitaría contar con muchos decorados, pero bien, aquí el talento de la directora y de su grupo de actores, logra plasmar la idea, de una manera admirable.
La historia principal, arranca con un escritor en un bar, que intenta escribir una novela, pero le cuesta inspirarse, justo a ese bar, ingresa una chica muy risueña con una plantita en la mano ( será la cactus orquidea ?? existe esa planta de nombre tan raro ??? ) . Ese encuentro casual y la pregunta simple de saber que hace con esa plantita, servirá como disparador y mágicamente, aparecerán diversas historias, naciendo entrañables personajes, para el deleite del espectador, que sin dudas se zambullirá en estas historias simples, que lo atraparán por su cercanía y por su belleza.
No vamos a relevar mucho, solo contar que las historias, girarán todas en torno al amor, a la búsqueda del ser amado, al dolor por el amor perdido y a la soledad, todo un símbolo de esta época.
Y también nos hablarán de Buenos Aires, de sus bares, sus rincones escondidos, sus barrios, realmente es muy rico y con un aire porteño, el guión escrito por Meijide.
Sin temor a equivocarnos, podemos decir que uno de los factores del éxito de la pieza, radica en su elenco joven y talentoso, que compone una gran cantidad de personajes y lo hacen mucha pasión y compromiso, algo que sin dudas se nota y les agrega valor.
Lucas Avigliano, es Isaías el joven escritor, que arranca la historia en un bar, tratando de escribir la novela, pero también es el Peque, el ayudante memorioso de Boris en la ferretería, en un personaje que cautiva a todos, por su bonhomía.
Ignacio Bozzolo, es ese Boris que mencionamos, el barbado de antepasados rusos que tiene una ferretería en Flores y que extraña a su mujer fallecida hace unos años, un papel entrañable.
Laila Duschatzky, es Imelda, la atractiva chica que entró al bar con la plantita y que trabaja en el Museo de Bellas Artes. Su hobby es enamorarse de los turistas que visitan el museo, una buena forma de no hacerse novios duraderos. Deliciosa su actuación, fresca y siempre con una sonrisa.
Gastón Filgueira Oria, es Denzel, empleado bancario, que se encarga de aclarar a todo aquel que le pregunta que nada tiene que ver con el actor de Hollywood, o si tiene que ver ??? Un actor, al que ya vimos lucirse recientemente en En el Columpio y aquí vuelve a hacerlo.
El quinteto se completa con María Estanciero, ella viene de México y es camarera en un bar, suele estar de mal humor, solo la sacan de ese estado, las plantas y Frida Kahlo, su personaje favorito.
Como mencionamos antes, nombramos solamente alguno de los personajes que representar estos actores, ya que desdoblan varios.Es todo un desafío, poder representar tantos personajes, la obra los pone a prueba y finalmente permiten que se luzcan y mostrar su versatilidad y sus condiciones. .
La puesta tiene muchos aspectos para destacar, tal vez el principal, sea el original y magnífico diseño escenográfico creado por Javier Drolas y Soledad Ruíz Calderón, que son los que permiten que la idea de la directora, de crear una obra coral, puede llevarse a la práctica. Lo logran, permitiendo que los mismos actores, levantando y plegando paneles del piso, puedan crear los muebles y los espacios escénicos que la trama va pidiendo, así aparecen y desaparecen mesas, bares, la ferretería, el museo, etc. También se trasladan marcos de puerta o de ventanas para estas creaciones. Hay que verlo para entenderlo bien pero es otra excelente muestra, que no siempre hace falta una gran suma de dinero para crear escenografías, muchas veces con ingenio y mucha creatividad como en este caso, se consiguen resultados excelentes.
Algo que no dijimos, los actores a su vez son los tramoyistas ( hasta aparecen ataviados con guardapolvos negros para la labor ) , además son los que suben y bajan las luces o ponen la música cuando alguna escena lo requiere , todo esto a la vista del público. La directora explica que quiso hacer una obra sincera, donde los artificios se ponían en evidencia, sin engañar al espectador, que puede notar todos los movimientos que se requieren.
Hay que destacar el vestuario, tantos personajes, requieren muchísimos cambios de vestimenta y hacerlo muy rápido, hay también algunos objetos, muy particulares creados para la ocasión, que enriquecen la puesta, vamos a mencionar solo al pajaro Solaris, al que descubrirán cuando vean la pieza.
Con todo lo que contamos, ya pueden darse una idea, sobre las múltiples razones, por los que la obra se mantiene vigente hace años, llenando la sala, sábado a sábado. Confluyen un guión delicioso, historias de amor cotidiano, llevadas adelante por actores jóvenes y talentosos que dan vidas a personajes entrañables, en una puesta bella y muy ingeniosa que propone la directora, para darle el merecido marco a la obra.
Como conclusión, Cactus Orquidea es una hermosa obra del off, cálida y sensible, que recomendamos y que sin dudas merece verse. Como dijimos al comienzo, una obra del off, se mantiene en el tiempo, por el boca a boca, espectadores que la ven y que la recomiendan a sus conocidos..
Por eso sea uno más del eslabón, primero regalese una linda noche de teatro viendo la obra, aplauda a este grupo de actores y luego recomiende la obra, que sin dudas, sus amigos se lo van a agradecer.
Pensador Teatral.
Dramaturgía y Dirección Cecilia Meijide.
Teníamos muchas expectativas en ver Cactus Orquidea, una obra del off, que lleva cuatro temporadas en cartel, algo que muy pocas piezas consiguen. Generalmente a las obras del teatro independiente, se les hace difícil, permanecer más de una temporada, pero en este caso la obra producida por el grupo teatral El Ensamble Orgánico, ya transita su 4to año consecutivo en el horario central de los sábados en un teatro como el Anfitrión, que siempre acostumbra a ofrecer muy buenas propuestas y el enrome mérito, es que lo logra sin ninguna publicidad, sólo se nutre, con el boca a boca de los espectadores, que ven la obra y la recomiendan, esa manera, amigo lector, es la fórmula mágica, que provoca que una obra del off, logre mantenerse en cartel.
Con esta expectativa, nos dispusimos a ver la obra y a tratar de descubrir cual era el secreto, del éxito de Cactus Orquidea y ver si coincidíamos con la mayoría, que nos daba excelentes referencias de la obra. Sabrán ustedes que muchas veces, nos recomiendan una película, nos dicen, es buenísima, infalible, te va a encantar y cuando la vemos, no nos gusta tanto y nos desilusionamos.
Pero bueno, despejemos la duda, acá eso felizmente no ocurrió, nos encantó Cactus Orquidea, una pieza deliciosa, una historia entrañable o varias, ya lo explicaremos, de esas que podemos recomendar a todo público, porque no hay dudas que gustará.
Estamos en presencia de una obra coral, para que el que no conoce el término, les contamos que se denomina coral a la pieza que presenta varias historias y personajes, que transcurren en paralelo, por separado, y que recién se conectarán en el final. Generalmente es un género, que vemos en el cine, ya que hacerlo en el teatro, es muy complejo, porque entre otros factores, se necesitaría contar con muchos decorados, pero bien, aquí el talento de la directora y de su grupo de actores, logra plasmar la idea, de una manera admirable.
La historia principal, arranca con un escritor en un bar, que intenta escribir una novela, pero le cuesta inspirarse, justo a ese bar, ingresa una chica muy risueña con una plantita en la mano ( será la cactus orquidea ?? existe esa planta de nombre tan raro ??? ) . Ese encuentro casual y la pregunta simple de saber que hace con esa plantita, servirá como disparador y mágicamente, aparecerán diversas historias, naciendo entrañables personajes, para el deleite del espectador, que sin dudas se zambullirá en estas historias simples, que lo atraparán por su cercanía y por su belleza.
No vamos a relevar mucho, solo contar que las historias, girarán todas en torno al amor, a la búsqueda del ser amado, al dolor por el amor perdido y a la soledad, todo un símbolo de esta época.
Y también nos hablarán de Buenos Aires, de sus bares, sus rincones escondidos, sus barrios, realmente es muy rico y con un aire porteño, el guión escrito por Meijide.
Sin temor a equivocarnos, podemos decir que uno de los factores del éxito de la pieza, radica en su elenco joven y talentoso, que compone una gran cantidad de personajes y lo hacen mucha pasión y compromiso, algo que sin dudas se nota y les agrega valor.
Lucas Avigliano, es Isaías el joven escritor, que arranca la historia en un bar, tratando de escribir la novela, pero también es el Peque, el ayudante memorioso de Boris en la ferretería, en un personaje que cautiva a todos, por su bonhomía.
Ignacio Bozzolo, es ese Boris que mencionamos, el barbado de antepasados rusos que tiene una ferretería en Flores y que extraña a su mujer fallecida hace unos años, un papel entrañable.
Laila Duschatzky, es Imelda, la atractiva chica que entró al bar con la plantita y que trabaja en el Museo de Bellas Artes. Su hobby es enamorarse de los turistas que visitan el museo, una buena forma de no hacerse novios duraderos. Deliciosa su actuación, fresca y siempre con una sonrisa.
Gastón Filgueira Oria, es Denzel, empleado bancario, que se encarga de aclarar a todo aquel que le pregunta que nada tiene que ver con el actor de Hollywood, o si tiene que ver ??? Un actor, al que ya vimos lucirse recientemente en En el Columpio y aquí vuelve a hacerlo.
El quinteto se completa con María Estanciero, ella viene de México y es camarera en un bar, suele estar de mal humor, solo la sacan de ese estado, las plantas y Frida Kahlo, su personaje favorito.
Como mencionamos antes, nombramos solamente alguno de los personajes que representar estos actores, ya que desdoblan varios.Es todo un desafío, poder representar tantos personajes, la obra los pone a prueba y finalmente permiten que se luzcan y mostrar su versatilidad y sus condiciones. .
La puesta tiene muchos aspectos para destacar, tal vez el principal, sea el original y magnífico diseño escenográfico creado por Javier Drolas y Soledad Ruíz Calderón, que son los que permiten que la idea de la directora, de crear una obra coral, puede llevarse a la práctica. Lo logran, permitiendo que los mismos actores, levantando y plegando paneles del piso, puedan crear los muebles y los espacios escénicos que la trama va pidiendo, así aparecen y desaparecen mesas, bares, la ferretería, el museo, etc. También se trasladan marcos de puerta o de ventanas para estas creaciones. Hay que verlo para entenderlo bien pero es otra excelente muestra, que no siempre hace falta una gran suma de dinero para crear escenografías, muchas veces con ingenio y mucha creatividad como en este caso, se consiguen resultados excelentes.
Algo que no dijimos, los actores a su vez son los tramoyistas ( hasta aparecen ataviados con guardapolvos negros para la labor ) , además son los que suben y bajan las luces o ponen la música cuando alguna escena lo requiere , todo esto a la vista del público. La directora explica que quiso hacer una obra sincera, donde los artificios se ponían en evidencia, sin engañar al espectador, que puede notar todos los movimientos que se requieren.
Hay que destacar el vestuario, tantos personajes, requieren muchísimos cambios de vestimenta y hacerlo muy rápido, hay también algunos objetos, muy particulares creados para la ocasión, que enriquecen la puesta, vamos a mencionar solo al pajaro Solaris, al que descubrirán cuando vean la pieza.
Con todo lo que contamos, ya pueden darse una idea, sobre las múltiples razones, por los que la obra se mantiene vigente hace años, llenando la sala, sábado a sábado. Confluyen un guión delicioso, historias de amor cotidiano, llevadas adelante por actores jóvenes y talentosos que dan vidas a personajes entrañables, en una puesta bella y muy ingeniosa que propone la directora, para darle el merecido marco a la obra.
Como conclusión, Cactus Orquidea es una hermosa obra del off, cálida y sensible, que recomendamos y que sin dudas merece verse. Como dijimos al comienzo, una obra del off, se mantiene en el tiempo, por el boca a boca, espectadores que la ven y que la recomiendan a sus conocidos..
Por eso sea uno más del eslabón, primero regalese una linda noche de teatro viendo la obra, aplauda a este grupo de actores y luego recomiende la obra, que sin dudas, sus amigos se lo van a agradecer.
Pensador Teatral.
domingo, 11 de junio de 2017
El Padre
Miércoles 20 30 hs en La Carpintería ( Jean Jaurés 858 )
Obra escrita por August Strindberg, con dirección de Marcelo Velázquez.
La cita, es con este clásico autoría del notable escritor y dramaturgo sueco, que fue escrito en 1887. Considerado como uno de los escritores más importantes que dió la historia de su país, Strindberg fue reconocido mundialmente, ya que sus obras tuvieron gran influencia en el teatro moderno y forman parte del repertorio universal.
Como dato interesante, mencionar que Strindberg se casó tres veces, tuvo hijos en todos sus matrimonios y fracasó rotundamente en las tres experiencias, hecho que indudablemente, marcó sus relatos, con una fuerte critica a la institución matrimonial, asignando a las mujeres, en muchas de sus escritos, el rol de villanas, trastocando esa imagen de la mujer, como sinónimo del sexo débil.
Esta es la segunda obra en el año, que vemos de este autor, la anterior fue Señorita Julia y en esa pieza, también se la asigna un rol poderoso a la mujer.
Pero vayamos a El Padre y a la puesta que nos ofrece este talentoso director. Recordemos, que siempre se asumen riesgos, con las puestas de clásicos como el que nos ocupa, que fue escrito hace 130 años y donde se puede correr el riesgo de quedar totalmente fuera de sintonía de época, si la adaptación, no es virtuosa.
En este caso, Velázquez supera con creces el desafío, ya que presenta en La Carpintería, una excelente versión de El Padre, que conservando los lineamientos básicos de la obra original, logra aggiornarla a estos tiempos, con una puesta actual y dotándola de una dinámica ágil, logrando mantener la tensión y la atención del espectador en todo momento.
El Padre, nos muestra a Adolfo ( Edgardo Moreira ) ,otrora capitán del ejercito y hoy un científico respetado, que vive una existencia perturbada, ya que es el único hombre de la casa, conviviendo con cuatro mujeres, su esposa Laura ( Marcela Ferradás ), su hija Bertha ( Denise Gómez Rivero ) y Margarita ( Ana María Castel ), nodriza y ama de llaves, además de su suegra.
Estar rodeado de tantas mujeres, es algo difícil de tolerar, para el Capitán, ya que la lucha de sexos, aparece en todo momento y él está en clara desventaja. El conflicto principal que marcará el eje de la historia, es la discusión con su esposa, por la educación futura de la hija, que tienen en común.
Para él, lo conveniente, es que su hija se vaya a la ciudad, para que tenga una educación laica, pero la esposa tiene la idea totalmente opuesta, ella prefiere que su hija se quede en la casa, no tolera que se aleje de la casa y siga las enseñanzas de un libre pensador, en desmedro de sus ideas.
Las leyes de la época, priorizaban la decisión del hombre, pero Laura no se resignará a aceptar una decisión trascendental tan opuesta a su pensamiento y emprenderá una lucha sin cuartel contra su esposo. Será una batalla sin concesiones, en la que buscará demostrar que su marido, sea declarado insano, para poder dejarlo legalmente, incapaz de tomar decisiones.
Para lograr su cometido, invitará al nuevo médico de la familia a su casa, para que pueda certificar la supuesta locura de su marido y además hará todo lo posible, para empujarlo a ese estado.
Una de sus mejores armas que encuentra, es sembrar la duda respecto de la paternidad sobre Bertha. Es realmente el padre de la criatura ?? Es posible demostrar esto ?? Pudo haber vivido engañado todos estos años ??
Puede sucumbir un hombre inteligente como Adolfo a este juego perverso que intenta su esposa ??
El lector, cuando vea la obra, podrá comprobar si la táctica de la esposa tuvo éxito o quedó a mitad de camino.
Solo mencionar que el tema de la infidelidad y la traición entra en escena, junto con la lucha por el poder y por la toma de decisiones en la pareja y en la familia. La batalla será encarnizada y no encuentra ningún límite, una disputa que perdura aún en la actualidad, aunque hayan pasado más de 100 años, desde que Strindberg usó su pluma.
Es momento ya de mencionar, que uno de las razones, por las que este clásico encuentra esta puesta tan creíble y entretenida, es la enorme valía de las interpretaciones.
Arrancando por Edgardo Moreira, que compone en forma brillante a El Capitán, con una energía y una entrega absoluta. Su gestualidad, sus tonos de voz, sus desplazamientos, todo es perfecto. Permanece prácticamente todo el tiempo en escena, el grado de exigencia es muy alto y lo resuelve con una interpretación extraordinaria, dotando a su personaje de una pasión y una vitalidad, que merece nuestro reconocimiento, ya que es emocionante verlo en escena.
Marcela Ferradás, su esposa Laura, la otra gran protagonista de la pieza, no se queda en zaga, componiendo a una villana despiadada y sin escrúpulos. Un papel antipático, que resuelve con enorme solvencia. Sus caras y sus miradas, son imperdibles, en su rostro se reflejan su odio y su satisfacción cuando su plan parece que puede cumplirse. Enorme trabajo.
Y el trío de ases, a nuestro entender se completa con Ana María Castel, como Margarita, lo conoce al Capitán desde que era niño, ambos se tienen un cariño especial y es en cierta medida, su punto de equilibrio en esa casa. Una actuación deliciosa, que muestra toda su experiencia y sapiencia en un papel muy querible, que ejecuta en gran forma.
Pero el elenco no queda ahí, hay más, Denise Gòmez Rivero es Bertha, la querida hijita del capitán, el centro de disputa de la historia. Le aporta aire fresco y dulzura a la obra. Y junto con Margarita, tienen unas partes cantadas que se disfrutan mucho.
Resta mencionar al Dr.Ostermark ( Enrique Dumont ) que vino a la casa para confirmar o no el estado de Adolfo , el Pastor y hermano de Laura ( Luis Gasloli ) que parece el único amigo que tiene el capitán y Santiago Molina Cueli, como Nojd, un personaje muy simpático, que dá aire y momentos graciosos, a este drama profundo.
Como puede apreciar el lector, un elenco numeroso, comprometido absolutamente con la historia y muy bien conducido por el director, ya que les permite lucirse en lo individual y funcionar en forma armónica en el conjunto.
La puesta además tiene un par de perlitas, que debemos mencionar, como ser la música original y en vivo que aporta Alejandro Weber con su piano, un vestuario de época de Paula Molina que se luce un montón y el particular y muy original diseño escenográfico propuesto por Ariel Vaccaro, que merece verse y proporciona una circulación fluida a los personajes, dando mucha agilidad, a las entradas y a las salidas en escena.
En conclusión, una excelente puesta de este clásico de Strindberg, que nos permite apreciar la vigencia de sus ideas y que nos invitan a la reflexión, como si la obra hubiera sido escrita, sólo hace unos meses y no hace más de un siglo atrás. Como fuera dicho, esto es posible, gracias a mucho trabajo y a la precisa dirección de Marcelo Velázquez, que construye una puesta dinámica y plena de recursos, apoyándose en interpretaciones magníficas que no se guardan nada y que emocionan por su entrega,
El lleno total que presenta La Carpintería, en cada función desde su estreno y el entusiasmo que demuestra el espectador durante la trama, es una señal que estamos ante otra estupenda que nos regala nuestro prolífico teatro independiente.
El aplauso prolongado y la ovación de pié, con la que el público despide a los protagonistas al final de la función, es una confirmación absoluta, que El Padre y Strindberg están más vigentes que nunca.
Pensador Teatral.
Obra escrita por August Strindberg, con dirección de Marcelo Velázquez.
La cita, es con este clásico autoría del notable escritor y dramaturgo sueco, que fue escrito en 1887. Considerado como uno de los escritores más importantes que dió la historia de su país, Strindberg fue reconocido mundialmente, ya que sus obras tuvieron gran influencia en el teatro moderno y forman parte del repertorio universal.
Como dato interesante, mencionar que Strindberg se casó tres veces, tuvo hijos en todos sus matrimonios y fracasó rotundamente en las tres experiencias, hecho que indudablemente, marcó sus relatos, con una fuerte critica a la institución matrimonial, asignando a las mujeres, en muchas de sus escritos, el rol de villanas, trastocando esa imagen de la mujer, como sinónimo del sexo débil.
Esta es la segunda obra en el año, que vemos de este autor, la anterior fue Señorita Julia y en esa pieza, también se la asigna un rol poderoso a la mujer.
Pero vayamos a El Padre y a la puesta que nos ofrece este talentoso director. Recordemos, que siempre se asumen riesgos, con las puestas de clásicos como el que nos ocupa, que fue escrito hace 130 años y donde se puede correr el riesgo de quedar totalmente fuera de sintonía de época, si la adaptación, no es virtuosa.
En este caso, Velázquez supera con creces el desafío, ya que presenta en La Carpintería, una excelente versión de El Padre, que conservando los lineamientos básicos de la obra original, logra aggiornarla a estos tiempos, con una puesta actual y dotándola de una dinámica ágil, logrando mantener la tensión y la atención del espectador en todo momento.
El Padre, nos muestra a Adolfo ( Edgardo Moreira ) ,otrora capitán del ejercito y hoy un científico respetado, que vive una existencia perturbada, ya que es el único hombre de la casa, conviviendo con cuatro mujeres, su esposa Laura ( Marcela Ferradás ), su hija Bertha ( Denise Gómez Rivero ) y Margarita ( Ana María Castel ), nodriza y ama de llaves, además de su suegra.
Estar rodeado de tantas mujeres, es algo difícil de tolerar, para el Capitán, ya que la lucha de sexos, aparece en todo momento y él está en clara desventaja. El conflicto principal que marcará el eje de la historia, es la discusión con su esposa, por la educación futura de la hija, que tienen en común.
Para él, lo conveniente, es que su hija se vaya a la ciudad, para que tenga una educación laica, pero la esposa tiene la idea totalmente opuesta, ella prefiere que su hija se quede en la casa, no tolera que se aleje de la casa y siga las enseñanzas de un libre pensador, en desmedro de sus ideas.
Las leyes de la época, priorizaban la decisión del hombre, pero Laura no se resignará a aceptar una decisión trascendental tan opuesta a su pensamiento y emprenderá una lucha sin cuartel contra su esposo. Será una batalla sin concesiones, en la que buscará demostrar que su marido, sea declarado insano, para poder dejarlo legalmente, incapaz de tomar decisiones.
Para lograr su cometido, invitará al nuevo médico de la familia a su casa, para que pueda certificar la supuesta locura de su marido y además hará todo lo posible, para empujarlo a ese estado.
Una de sus mejores armas que encuentra, es sembrar la duda respecto de la paternidad sobre Bertha. Es realmente el padre de la criatura ?? Es posible demostrar esto ?? Pudo haber vivido engañado todos estos años ??
Puede sucumbir un hombre inteligente como Adolfo a este juego perverso que intenta su esposa ??
El lector, cuando vea la obra, podrá comprobar si la táctica de la esposa tuvo éxito o quedó a mitad de camino.
Solo mencionar que el tema de la infidelidad y la traición entra en escena, junto con la lucha por el poder y por la toma de decisiones en la pareja y en la familia. La batalla será encarnizada y no encuentra ningún límite, una disputa que perdura aún en la actualidad, aunque hayan pasado más de 100 años, desde que Strindberg usó su pluma.
Es momento ya de mencionar, que uno de las razones, por las que este clásico encuentra esta puesta tan creíble y entretenida, es la enorme valía de las interpretaciones.
Arrancando por Edgardo Moreira, que compone en forma brillante a El Capitán, con una energía y una entrega absoluta. Su gestualidad, sus tonos de voz, sus desplazamientos, todo es perfecto. Permanece prácticamente todo el tiempo en escena, el grado de exigencia es muy alto y lo resuelve con una interpretación extraordinaria, dotando a su personaje de una pasión y una vitalidad, que merece nuestro reconocimiento, ya que es emocionante verlo en escena.
Marcela Ferradás, su esposa Laura, la otra gran protagonista de la pieza, no se queda en zaga, componiendo a una villana despiadada y sin escrúpulos. Un papel antipático, que resuelve con enorme solvencia. Sus caras y sus miradas, son imperdibles, en su rostro se reflejan su odio y su satisfacción cuando su plan parece que puede cumplirse. Enorme trabajo.
Y el trío de ases, a nuestro entender se completa con Ana María Castel, como Margarita, lo conoce al Capitán desde que era niño, ambos se tienen un cariño especial y es en cierta medida, su punto de equilibrio en esa casa. Una actuación deliciosa, que muestra toda su experiencia y sapiencia en un papel muy querible, que ejecuta en gran forma.
Pero el elenco no queda ahí, hay más, Denise Gòmez Rivero es Bertha, la querida hijita del capitán, el centro de disputa de la historia. Le aporta aire fresco y dulzura a la obra. Y junto con Margarita, tienen unas partes cantadas que se disfrutan mucho.
Resta mencionar al Dr.Ostermark ( Enrique Dumont ) que vino a la casa para confirmar o no el estado de Adolfo , el Pastor y hermano de Laura ( Luis Gasloli ) que parece el único amigo que tiene el capitán y Santiago Molina Cueli, como Nojd, un personaje muy simpático, que dá aire y momentos graciosos, a este drama profundo.
Como puede apreciar el lector, un elenco numeroso, comprometido absolutamente con la historia y muy bien conducido por el director, ya que les permite lucirse en lo individual y funcionar en forma armónica en el conjunto.
La puesta además tiene un par de perlitas, que debemos mencionar, como ser la música original y en vivo que aporta Alejandro Weber con su piano, un vestuario de época de Paula Molina que se luce un montón y el particular y muy original diseño escenográfico propuesto por Ariel Vaccaro, que merece verse y proporciona una circulación fluida a los personajes, dando mucha agilidad, a las entradas y a las salidas en escena.
En conclusión, una excelente puesta de este clásico de Strindberg, que nos permite apreciar la vigencia de sus ideas y que nos invitan a la reflexión, como si la obra hubiera sido escrita, sólo hace unos meses y no hace más de un siglo atrás. Como fuera dicho, esto es posible, gracias a mucho trabajo y a la precisa dirección de Marcelo Velázquez, que construye una puesta dinámica y plena de recursos, apoyándose en interpretaciones magníficas que no se guardan nada y que emocionan por su entrega,
El lleno total que presenta La Carpintería, en cada función desde su estreno y el entusiasmo que demuestra el espectador durante la trama, es una señal que estamos ante otra estupenda que nos regala nuestro prolífico teatro independiente.
El aplauso prolongado y la ovación de pié, con la que el público despide a los protagonistas al final de la función, es una confirmación absoluta, que El Padre y Strindberg están más vigentes que nunca.
Pensador Teatral.
lunes, 5 de junio de 2017
Kilómetro Limbo
Lunes 20 hs en El Tinglado Teatro ( Mario Bravo 948 )
Obra escrita por Pedro Gundesen y dirigida por Luis Romero.
Kilometro Limbo que se presentó con éxito, en una temporada corta en el Cervantes en el 2016, vuelve este año fuera del circuito oficial, a un teatro habituado a ofrecer propuestas de calidad, como es El Tinglado.
El autor se inspiró para escribir esta obra, en un hecho ocurrido en Rosario en el año 2002, cuando un camión cargado de ganado, volcó en la ruta y los habitantes de una villa cercana, fueran al lugar del accidente y fanearon a las vacas en pleno camino. Las imágenes dantescas, recorrieron los noticieros del mundo y mostraron el peor rostro de la Argentina, la cara del hambre y la barbarie, una realidad totalmente impensada, para un país como el nuestro, que alguna vez fue el granero del mundo y donde los alimentos abundan.
A su vez, este hecho de Rosario, tiene muchos puntos en común, con el libro El Matadero, de Esteban Echeverría, publicado en 1871.
Sin dudas que la historia es movilizante y la decisión de convertir la misma en una obra de teatro es acertada . La pieza arranca con El Nene ( Osvaldo Santoro ) un veterano camionero, que aparece en una cama que no es la suya, se lo vé herido y ensangrentado. Enseguida sabemos que tuvo un accidente, en el cual su camión cargado de hacienda, volcó en la ruta. Pero el Nene, no está solo en esa casilla humilde, lo acompaña y lo cuida, el dueño de la misma, El Taqueño, un hombre entrado en años, que se traviste.
La situación es extraña, El Nene, está dolorido y aturdido por el choque, pero sufre por sus vacas, que quedaron en la ruta a merced de esa horda de gente, que huele la oportunidad. Quiere salir al exterior, pero el dolor no lo deja. Y mientras El Taqueño, le pide que se calme, que se olvide sus vacas, que no culpe al destino, porque el destino no existe y que descanse. Y mientras le cuenta sus historias, de su infancia, su adolescencia y de su padre. También le habla del lugar donde vive y de sus vecinos pobres, que habitan en una suerte de limbo, un lugar olvidado por Dios y por el Diablo, están solos, a la deriva, librados a su propia suerte.
La pieza tiene numerosos puntos interesantes, por un lado el encuentro de esos dos hombres que pertenecen a mundos diferentes, pero que igualmente pueden dialogar, pese al abismo que los separa. Tal vez lo único que los une, es que ambos están en la última etapa de sus vidas y ninguno quiere resignarse a vivirla con abatimiento y humillación.
Por otro lado, la obra es una muy buena radiografía, de la Argentina actual, tan fragmentada, donde en las últimas décadas, el hambre y los excluidos del sistema, son realidades que dejaron de estar bajo la alfombra, para aparecer en superficie, con toda crudeza y sin soluciones a la vista.
La puesta de Luis Romero, encuentra intérpretes de lujo para la puesta, dos actorazos, figuras indiscutibles de nuestro teatro nacional. Nos referimos a Claudio Rissi y Osvlado Santoro.
Rissi que cumple un papel memorable en Terrenal, pieza en la que interpreta al Tata Dios, papel por el que ganó el Premio ACE al Mejor Actor de Teatro Alternativo. En esta ocasión tiene un desafío complejo, como interpretar a un personaje homosexual, que se traviste. Su composición es extraordinaria, dando vida a un personaje entrañable, lleno de sensibilidad, por momentos grotesco y con mucha gracia, provocando risas en el público y también algo de compasión, ya que la obra vira, con momentos dramáticos, y otros de deliciosa comedia. Una actuación fantástica de Claudio Rissi y un placer verlo en el escenario, con la enorme entrega de siempre.
Osvaldo Santoro, otro actorazo, no se queda atrás, compone a un camionero, prejuicioso, que no quiere que lo jubilen y que despotrica contra esos negros, que quieren robarle la carga. Un personaje con un tinte de argentinidad auténtico, cargado de preconceptos y discriminador, un espejo donde nos reflejamos. Estupenda su interpretación.
Se produce un ida y vuelta delicioso entre los protagonistas, un gran duelo actoral, entre estas dos figuras de nuestro espectáculo, que permiten momentos de enorme disfrute.
No es justo dejar de mencionar, la intervención breve, pero efectiva de Cristián Aguilera, un concejal bastante chanta, que trata de sacar provecho a la situación, en una buena representación, de la pobrísima clase política que nos representa.
El director, logra una puesta intimista, que hace que el espectador se sienta dentro de esa casa. Destacamos la importancia de una iluminación tenue donde predomina el naranja y un muy logrado diseño escenográfico de Marcelo Valiente, simulando una casilla humilde.
En conclusión, una propuesta muy interesante la de Kilómetro Limbo, donde el autor partiendo de un hecho real, plasma una obra, que haciendo hincapié en lo humano, testimonia una situación de época actual, que todos conocemos, pero muchas veces nos gustaría poder soslayar.
Además la pieza ofrece la enorme chance de ver en acción a estos dos actores de raza, que tanto logran lucirse en el escenario, que nos dejan con ganas de que la obra durará un rato más.
El gran aplauso que reciben los protagonistas al término de la función, es un justo premio a sus fantásticas actuaciones. Una buena idea, para aquellos amantes del buen teatro, arrancar la semana, yendo a El Tinglado, para disfrutar de Kilómetro Limbo y de sus brillantes protagonistas.
Pensador Teatral.
Obra escrita por Pedro Gundesen y dirigida por Luis Romero.
Kilometro Limbo que se presentó con éxito, en una temporada corta en el Cervantes en el 2016, vuelve este año fuera del circuito oficial, a un teatro habituado a ofrecer propuestas de calidad, como es El Tinglado.
El autor se inspiró para escribir esta obra, en un hecho ocurrido en Rosario en el año 2002, cuando un camión cargado de ganado, volcó en la ruta y los habitantes de una villa cercana, fueran al lugar del accidente y fanearon a las vacas en pleno camino. Las imágenes dantescas, recorrieron los noticieros del mundo y mostraron el peor rostro de la Argentina, la cara del hambre y la barbarie, una realidad totalmente impensada, para un país como el nuestro, que alguna vez fue el granero del mundo y donde los alimentos abundan.
A su vez, este hecho de Rosario, tiene muchos puntos en común, con el libro El Matadero, de Esteban Echeverría, publicado en 1871.
Sin dudas que la historia es movilizante y la decisión de convertir la misma en una obra de teatro es acertada . La pieza arranca con El Nene ( Osvaldo Santoro ) un veterano camionero, que aparece en una cama que no es la suya, se lo vé herido y ensangrentado. Enseguida sabemos que tuvo un accidente, en el cual su camión cargado de hacienda, volcó en la ruta. Pero el Nene, no está solo en esa casilla humilde, lo acompaña y lo cuida, el dueño de la misma, El Taqueño, un hombre entrado en años, que se traviste.
La situación es extraña, El Nene, está dolorido y aturdido por el choque, pero sufre por sus vacas, que quedaron en la ruta a merced de esa horda de gente, que huele la oportunidad. Quiere salir al exterior, pero el dolor no lo deja. Y mientras El Taqueño, le pide que se calme, que se olvide sus vacas, que no culpe al destino, porque el destino no existe y que descanse. Y mientras le cuenta sus historias, de su infancia, su adolescencia y de su padre. También le habla del lugar donde vive y de sus vecinos pobres, que habitan en una suerte de limbo, un lugar olvidado por Dios y por el Diablo, están solos, a la deriva, librados a su propia suerte.
La pieza tiene numerosos puntos interesantes, por un lado el encuentro de esos dos hombres que pertenecen a mundos diferentes, pero que igualmente pueden dialogar, pese al abismo que los separa. Tal vez lo único que los une, es que ambos están en la última etapa de sus vidas y ninguno quiere resignarse a vivirla con abatimiento y humillación.
Por otro lado, la obra es una muy buena radiografía, de la Argentina actual, tan fragmentada, donde en las últimas décadas, el hambre y los excluidos del sistema, son realidades que dejaron de estar bajo la alfombra, para aparecer en superficie, con toda crudeza y sin soluciones a la vista.
La puesta de Luis Romero, encuentra intérpretes de lujo para la puesta, dos actorazos, figuras indiscutibles de nuestro teatro nacional. Nos referimos a Claudio Rissi y Osvlado Santoro.
Rissi que cumple un papel memorable en Terrenal, pieza en la que interpreta al Tata Dios, papel por el que ganó el Premio ACE al Mejor Actor de Teatro Alternativo. En esta ocasión tiene un desafío complejo, como interpretar a un personaje homosexual, que se traviste. Su composición es extraordinaria, dando vida a un personaje entrañable, lleno de sensibilidad, por momentos grotesco y con mucha gracia, provocando risas en el público y también algo de compasión, ya que la obra vira, con momentos dramáticos, y otros de deliciosa comedia. Una actuación fantástica de Claudio Rissi y un placer verlo en el escenario, con la enorme entrega de siempre.
Osvaldo Santoro, otro actorazo, no se queda atrás, compone a un camionero, prejuicioso, que no quiere que lo jubilen y que despotrica contra esos negros, que quieren robarle la carga. Un personaje con un tinte de argentinidad auténtico, cargado de preconceptos y discriminador, un espejo donde nos reflejamos. Estupenda su interpretación.
Se produce un ida y vuelta delicioso entre los protagonistas, un gran duelo actoral, entre estas dos figuras de nuestro espectáculo, que permiten momentos de enorme disfrute.
No es justo dejar de mencionar, la intervención breve, pero efectiva de Cristián Aguilera, un concejal bastante chanta, que trata de sacar provecho a la situación, en una buena representación, de la pobrísima clase política que nos representa.
El director, logra una puesta intimista, que hace que el espectador se sienta dentro de esa casa. Destacamos la importancia de una iluminación tenue donde predomina el naranja y un muy logrado diseño escenográfico de Marcelo Valiente, simulando una casilla humilde.
En conclusión, una propuesta muy interesante la de Kilómetro Limbo, donde el autor partiendo de un hecho real, plasma una obra, que haciendo hincapié en lo humano, testimonia una situación de época actual, que todos conocemos, pero muchas veces nos gustaría poder soslayar.
Además la pieza ofrece la enorme chance de ver en acción a estos dos actores de raza, que tanto logran lucirse en el escenario, que nos dejan con ganas de que la obra durará un rato más.
El gran aplauso que reciben los protagonistas al término de la función, es un justo premio a sus fantásticas actuaciones. Una buena idea, para aquellos amantes del buen teatro, arrancar la semana, yendo a El Tinglado, para disfrutar de Kilómetro Limbo y de sus brillantes protagonistas.
Pensador Teatral.
domingo, 4 de junio de 2017
Sucursal
Sábados 20 hs en Paraje Artesón ( Palestina 919 )
Guión y Dirección de Carlos La Casa.
En esta ocasión, nos convocaba una obra de la que veníamos teniendo muy buenos comentarios y de la que teníamos dos datos prometedores como referencia, el primero, que del mismo autor, Carlos La Casa, en el inicio de este año, vimos Todas las Rayuelas, una excelente obra, ganadora del premio Contar, concurso teatral organizado en forma conjunta, por la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales, la Asociación Argentina de Actores y Argentores.
El otro dato, era que la obra, sin ninguna publicidad, solo valiéndose del boca a boca, llevaba nueve semanas consecutivas con localidades agotadas.
Con esta información, fuimos ilusionados al Paraje Artesón, para ver Sucursal y ya adelantamos que salimos más que satisfechos, por la muy buena obra que vimos, un guión muy interesante, con una trama dinámica y excelentes actuaciones.
La historia nos muestra, la convivencia de cuatro vendedores de un negocio de barrio, que se dedica a la compra venta de cosas usadas y tienen un jefe de ventas, nada amigable. La rutina del negocio, se altera, cuando el dueño convoca a una reunión matutina, para anunciar, que abrirían una sucursal del negocio en el centro y que el encargado de manejar la nueva boca, no saldría de una búsqueda laboral por afuera, sino que el elegido sería una de ellos. Cual ?? Aquel que consiga la mayor cantidad de ventas en el año.
Este hecho será disparador, de una serie de sucesos diversos, que no vamos a anticipar para conservar el suspenso, solo adelantamos que dejarán al descubierto algunas facetas ocultas de la condición humana, que se manifiestan sólo en determinadas circunstancias.
La pieza muestra una interesante radiografía de las relaciones humanas, donde aparecen comportamientos humanos, como el compañerismo, la competencia, las traiciones, los secretos y hasta aquellos pensamientos inconfesables que todos tenemos.
La habilidad del autor, es poder incorporar todos estos ingredientes a una trama que entretiene en todo momento al espectador, que se siente identificado con lo que está viendo, ya que son situaciones cotidianas en cualquier oficina o trabajo y este factor de cercanía es muy valorable.
La obra,expone las diferentes personalidades, que conviven en los espacios de trabajo y como interactuan en forma individual y en su conjunto, frente a la autoridad, además transita por momentos muy graciosos, que provocan muchas risas en la platea y por momentos toma un carácter dramático, pero siendo en todo momento atrapante.
A la muy buena dramaturgía, debemos adicionarle las muy buenas interpretaciones que tiene la obra, donde cada integrante del elenco, le aporta un carácter particular.
En actuaciones muy parejas, tal vez la más destacada es la de Daniel Grosso, como Hernán, el disconforme del grupo. No está para nada satisfecho con el clima reinante en el negocio, con sus jefes y se encarga de hacerlo conocer. Es una especie de líder, aunque no sabemos si positivo para el grupo. Una excelente interpretación, con una energía y una fuerza que hay que destacar,
Víctor Frisardi es Armando, el más antiguo del negocio, èl está desde el principio y tal vez por sea respetuoso con los jefes y siempre está bien dispuesto y con voluntad de colaborar Atildado y políticamente correcto, cumple una interpretación destacadísima.
Franco Marani es Felipe, el lindo de la historia y el que más ventas realiza, seguramente esto ocurre, por su encanto, que lo hace irresistible a las mujeres.
Diego Recagno como Leonardo, parece el más callado del grupo, es introvertido y pensante, pero cuesta saber, cual es su verdadero pensamiento, ya que modifica su discurso, según cambia el interlocutor.
El autor y director, por esas licencias que tiene el teatro off, también tiene su lugar en este negocio y es Cesar, el jefe odiado por todos, ya que es obsecuente con el dueño y muy poco tolerante con sus empleados.
Osvaldo Ross, es Victor, un dueño muy particular, más preocupado por su camioneta y por navegar con su barco y broncearse al sol, que por la suerte del negocio. Nos deleita con un discurso motivador a sus empleados, en uno de los momentos mas graciosos y desopilantes de la noche,
Van seis hombres y al fin aparece Isabel ( Cecilia Generoso ), clienta del negocio y al parecer una de las tantas mujeres, que cayeron en las redes seductoras de Felipe. Le aporta frescura y el toque femenino que no debe faltar a la historia.
Valía la pena nombrar a cada uno de los protagonistas, ya que todos aportan lo suyo y la dán una variedad de matices que enriquecen la pieza.
La escenografía es desprovista, pero con mucho ingenio, se resuelve el tema y se logran generar diferentes ambientes.
Como conclusión, celebramos haber descubierto, la muy buena propuesta de Sucursal, en donde confluyen una dramaturgia impecable, de un joven y talentoso autor, que nos ofrece una historia que nos resulta muy cercana y real. Una posibilidad de ver los diferentes comportamientos humanos en el ámbito laboral, con apoyo en interpretaciones para destacar.
Auguramos muy buen futuro a esta obra y la recomendamos ampliamente. El prolongado aplauso que reciben los protagonistas al término de la función, no deja dudas que la obra ha gustado mucho y que el boca a boca, seguirá funcionando, para que Sucursal siga presentándose por varios meses más, con el cartelito de localidades agotadas, lo invitamos a que usted lector, siga nuestros pasos y la descubra pronto.
Pensador Teatral.
Guión y Dirección de Carlos La Casa.
En esta ocasión, nos convocaba una obra de la que veníamos teniendo muy buenos comentarios y de la que teníamos dos datos prometedores como referencia, el primero, que del mismo autor, Carlos La Casa, en el inicio de este año, vimos Todas las Rayuelas, una excelente obra, ganadora del premio Contar, concurso teatral organizado en forma conjunta, por la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales, la Asociación Argentina de Actores y Argentores.
El otro dato, era que la obra, sin ninguna publicidad, solo valiéndose del boca a boca, llevaba nueve semanas consecutivas con localidades agotadas.
Con esta información, fuimos ilusionados al Paraje Artesón, para ver Sucursal y ya adelantamos que salimos más que satisfechos, por la muy buena obra que vimos, un guión muy interesante, con una trama dinámica y excelentes actuaciones.
La historia nos muestra, la convivencia de cuatro vendedores de un negocio de barrio, que se dedica a la compra venta de cosas usadas y tienen un jefe de ventas, nada amigable. La rutina del negocio, se altera, cuando el dueño convoca a una reunión matutina, para anunciar, que abrirían una sucursal del negocio en el centro y que el encargado de manejar la nueva boca, no saldría de una búsqueda laboral por afuera, sino que el elegido sería una de ellos. Cual ?? Aquel que consiga la mayor cantidad de ventas en el año.
Este hecho será disparador, de una serie de sucesos diversos, que no vamos a anticipar para conservar el suspenso, solo adelantamos que dejarán al descubierto algunas facetas ocultas de la condición humana, que se manifiestan sólo en determinadas circunstancias.
La pieza muestra una interesante radiografía de las relaciones humanas, donde aparecen comportamientos humanos, como el compañerismo, la competencia, las traiciones, los secretos y hasta aquellos pensamientos inconfesables que todos tenemos.
La habilidad del autor, es poder incorporar todos estos ingredientes a una trama que entretiene en todo momento al espectador, que se siente identificado con lo que está viendo, ya que son situaciones cotidianas en cualquier oficina o trabajo y este factor de cercanía es muy valorable.
La obra,expone las diferentes personalidades, que conviven en los espacios de trabajo y como interactuan en forma individual y en su conjunto, frente a la autoridad, además transita por momentos muy graciosos, que provocan muchas risas en la platea y por momentos toma un carácter dramático, pero siendo en todo momento atrapante.
A la muy buena dramaturgía, debemos adicionarle las muy buenas interpretaciones que tiene la obra, donde cada integrante del elenco, le aporta un carácter particular.
En actuaciones muy parejas, tal vez la más destacada es la de Daniel Grosso, como Hernán, el disconforme del grupo. No está para nada satisfecho con el clima reinante en el negocio, con sus jefes y se encarga de hacerlo conocer. Es una especie de líder, aunque no sabemos si positivo para el grupo. Una excelente interpretación, con una energía y una fuerza que hay que destacar,
Víctor Frisardi es Armando, el más antiguo del negocio, èl está desde el principio y tal vez por sea respetuoso con los jefes y siempre está bien dispuesto y con voluntad de colaborar Atildado y políticamente correcto, cumple una interpretación destacadísima.
Franco Marani es Felipe, el lindo de la historia y el que más ventas realiza, seguramente esto ocurre, por su encanto, que lo hace irresistible a las mujeres.
Diego Recagno como Leonardo, parece el más callado del grupo, es introvertido y pensante, pero cuesta saber, cual es su verdadero pensamiento, ya que modifica su discurso, según cambia el interlocutor.
El autor y director, por esas licencias que tiene el teatro off, también tiene su lugar en este negocio y es Cesar, el jefe odiado por todos, ya que es obsecuente con el dueño y muy poco tolerante con sus empleados.
Osvaldo Ross, es Victor, un dueño muy particular, más preocupado por su camioneta y por navegar con su barco y broncearse al sol, que por la suerte del negocio. Nos deleita con un discurso motivador a sus empleados, en uno de los momentos mas graciosos y desopilantes de la noche,
Van seis hombres y al fin aparece Isabel ( Cecilia Generoso ), clienta del negocio y al parecer una de las tantas mujeres, que cayeron en las redes seductoras de Felipe. Le aporta frescura y el toque femenino que no debe faltar a la historia.
Valía la pena nombrar a cada uno de los protagonistas, ya que todos aportan lo suyo y la dán una variedad de matices que enriquecen la pieza.
La escenografía es desprovista, pero con mucho ingenio, se resuelve el tema y se logran generar diferentes ambientes.
Como conclusión, celebramos haber descubierto, la muy buena propuesta de Sucursal, en donde confluyen una dramaturgia impecable, de un joven y talentoso autor, que nos ofrece una historia que nos resulta muy cercana y real. Una posibilidad de ver los diferentes comportamientos humanos en el ámbito laboral, con apoyo en interpretaciones para destacar.
Auguramos muy buen futuro a esta obra y la recomendamos ampliamente. El prolongado aplauso que reciben los protagonistas al término de la función, no deja dudas que la obra ha gustado mucho y que el boca a boca, seguirá funcionando, para que Sucursal siga presentándose por varios meses más, con el cartelito de localidades agotadas, lo invitamos a que usted lector, siga nuestros pasos y la descubra pronto.
Pensador Teatral.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)