Lunes 21 30 hs en El Portón de Sánchez ( Sánchez de Bustamante 1034 )
Turba es una estupenda propuesta que el teatro independiente nos ofrece. El proyecto nació por una idea de la propia Iride Mockert, talentosa y potente actriz santafesina, que tenía en la mente, montar alguna historia en la que pudiera dar visibilidad al tema de la trata y la violencia de género, muy presente en la sociedad, pero poco tratado en el teatro. Lectora del Martín Fierro, Iride quería que en su historia, hubiera boleadoras, arma gauchesca por excelencia y además estuvieran presentes la poesía y la música, para dejar claro que hasta en la tragedia profunda, la belleza pueda coexistir.
Con la idea en la cabeza, se reunió con Laura Sbdar, una joven ( sub-30 ) y talentosa dramaturga, interesada en los tema de género, cercana a la verdad y alejada de lo políticamente correcto. Nosotros el año pasado, tuvimos oportunidad, de ver Vigilante, obra escrita por Laura, que contaba las peripecias de una vigiladora, que debía pasar horas y horas encerrada en una garita, teniendo que dejar a su hijita en el barrio, al cuidado de algún familiar. Bastó un encuentro entre Mockert y Sbdar, para que de manera oficial haya nacido Turba.
Faltaba una pata al proyecto, la dirección del mismo, que le fue confiada a Alejandra Flechner, una de las creadoras de Gambas al Ajillo, actriz de gran trayectoria, que se enganchó apenas le hicieron llegar el material, ya que enseguida se dio cuenta, del potencial que tenía la obra en ciernes, intuyendo que el resultado iba a ser una obra potente, que daría mucho que hablar y no se equivocó en nada Alejandra.
Esta breve introducción, de como nació Turba, creemos puede servir, para que el espectador se haga una idea, que la unión de estas tres mujeres, sin dudas dejaría su huella, en una obra que no cabían dudas iba a movilizar al espectador. El texto es crudo y trata con mucha inteligencia, un tema que no es sencillo de abordar, recurriendo a la parodia, a la música y al humor, para que la temática llegue en toda su dimensión, a un público que sigue la trama, con una silencio absoluto.
Ahora, como muchas veces decimos, las ideas pueden ser excelentes, pero en teatro, hay que encontrar quien pueda transmitirlas y en este caso tenemos la certeza que Iride Mockert, es la intérprete ideal para el papel. Impactando desde el arranque, con una presencia escénica imponente, con mucho carisma y un manejo admirable de los tiempos.
La protagonista, desdoblará dos personajes, por un lado será una mujer obligada a ejercer la prostitución, en algún pueblito perdido del interior, del que no puede escapar. Quedando en evidencia, las humillaciones a la que será sometida todas las noches, con tal de satisfacer a los hombres, que concurren al prostíbulo donde trabaja, para satisfacer sus demandas sexuales. Es importante el punto, ya que queda claro, que si estos establecimientos existen, es porque hay clientes que concurren a ellos, de manera periódica.
El otro personaje, que representará Iride, es el de Plomito, su hija, ahora adolescente, que le fue arrnacada cuando era chiquita de su lugar de trabajo/cautiverio, para que no interfiera con sus labores y que ahora es explotada en boliches de mala muerte, donde se ha convertido en una popular cantante de cumbia, con su peluca rosa y el keitar ( un teclado bien típico que utilizan los cantantes de cumbia)
La interpretación de Iride Mockert, es fantástica y conmueve por su entrega, con un desgaste físico descomunal. Hay mucho de teatro físico en la puesta y la protagonista le pone el cuerpo a la obra, dejando la piel en el escenario. ( cuando vean la obra comprobarán que no exageramos en nada. Con esta interpretación, Iride confirma nuevamente que es una actriz excelente, es este caso además sorprende por otros factores, en primer lugar lo bien que canta y lo cómoda que se siente en el rol, por otro lado, no podemos dejar de mencionar la destreza que demuestra manejando las boleadoras, con coreografías jugadas y muy peligrosas para su físico. Evidentemente hubo mucho trabajo y entrenamiento, para llegar a esta Turba que vemos en escena y resulta una verdadera topadora.
La puesta que presenta la obra es logradísima, con un diseño escenográfico de Laura Copertino de excelente resolución, con dos espacios diferenciados, que simulan la habitación de Turba por un lado y el lugar donde canta Plomito por el otro. Ambos resaltados por un impecable diseño lumínico de David Seldes, con luces rojas y de neón, que crean una atmósfera nocturna muy lograda. Es creativo el vestuario de Magda Banach, plagado de bombachas y con mucho rosa, el color característico de la obra.
Párrafo especial, para la música original de Turba, creada por Javier Estrin y la propia Iride Mockert, con letras y melodías que tranquilamente podrían ser verdaderos hits que se escuchan hoy en las bailantas. Con su inclusión, se logra descomprimir, la tensión que se desprende de una historia de vida cruda y muy real. Como dijimos, la puesta es rica en creatividad, bella desde lo estético y plena de poesía, mérito dado en gran medida por la efectiva dirección de Alejandra Flechner.
Turba está arrancando su segunda temporada, que auguramos será de gran suceso, ya que el boca a boca del público y los comentarios de la crítica especializada, no paran de recomendar esta obra, que el año pasado obtuvo el Primer Puesto del Premio Germán Rozenmacher a la Nueva Dramaturgia y la soberbia interpretación Iride Mockert, que por este trabajo, ganó el Premio Luisa Vehil como Mejor Actriz 2019, apostando a que este año, la obra seguirá sumando premios y reconocimientos.
Por todo lo dicho, recomendamos fervorosamente la obra, un creación con impronta femenina, que consigue dar visibilidad al tema de la trata y la violencia de género, con una valentía y un compromiso, que además de movilizar al espectador, con estas situaciones, lo invitan a una reflexión profunda.
No se pierdan este verdadera joyita del teatro independiente, se encontrarán con un texto inteligente, una puesta muy atractiva y en especial con Iride Mockert, que conmueve por su fantástica composición, recibiendo una emocionante ovación, al final de la función, de parte del público que llena la sala del Portón de Sánchez.
Pensador Teatral.