miércoles, 24 de mayo de 2017

Como si pasara un Tren.

Sábados 20 hs, Domingos 17 y 19 hs en El Camarín de las Musas ( Mario Bravo 960 )




Obra escrita y dirigida por Lorena Romanin.

Teníamos muchas expectativas de ver Como si pasara un tren, pieza que está teniendo enorme éxito de crítica y de público, siendo uno de las obra del momento del teatro off.

La historia que nos presenta Lorena, tiene varias virtudes, la primera presentar una historia cotidiana y cercana para el espectador, que se siente identificado con la misma en todo momento, pero a esa familiaridad, le agrega una alta cuota de sensibilidad, que le aporta una belleza muy particular a la pieza.

Otra gran virtud, es envolver en un tono de comedia, una pieza profunda y conmovedora, que llega a la fibra más íntima del espectador, que por momentos se reirá mucho con las situaciones hilarantes que se producen y en otros pasajes, se emocionará hasta las lágrimas, este mix tan logrado, habla de la inspiración y de la brillante pluma de esta joven y talentosa autora.

La historia arranca, con un adolescente con capacidades especiales jugando en el living de su casa con un tren, mientras su madre está hablando por teléfono.




Luego sabremos que esa casa, se encuentra en una ciudad pequeña e indeterminada de nuestro interior, la típica donde todos se conocen y pocas cosas puede suceder, sin que a los pocos minutos, todo el pueblo se entere.

La madre es Susana ( Silvia Villazur ) y ese hijo tan especial es Juan Ignacio ( Guido Botto Fiora ), la relación entre ellos es muy particular, la madre es sobreprotectora al parecer en demasía y cumple también el rol de un padre ausente. Su hijo, le obedece en forma casi incondicional, es cariñoso. no tiene maldad y no se atreve a cuestionar las verdades de una madre, que lo quiere mucho, pero se nota le transmite muchos de sus miedos propios.

La vida de ellos, se desenvuelve en forma rutinaria, con esa sana monotonía e inocencia, que parecen tener las vidas pueblerinas, hasta que se produce un corte en la obra y en la vida de esta familia disfuncional. Que sucede ??
De Buenos Aires, llegará Valeria ( Luciana Grasso ) , la hija adolescente de la hermana de Susana, la prima de Juan Ignacio. Pero su llegada no ocurre por deseos propios, sino como castigo, ya que la madre la encontró con un cigarrillo de marihuana y para tratar de aislarla de su entorno, decidió alejarla de su entorno y sus amistades, y mandarla contra su voluntad, a la casa de su tía, a la que hace muchos años no veía y que encima vive en una ciudad pequeña y lejos de todo lo que le resulta familiar.

El choque de culturas, ciudad/interior en el primer encuentro es grande y está muy bien explotado y narrado por la autora, además se marca la diferencia entre el carácter rebelde de Valeria, que llega a ese hogar donde reina la calma, con la sumisión, de Juan Ignacio. Provocan gracia además, algunas tragedias que debe soportar la recién llegada, como no tener su celular y la necesidad de tener que ir hasta un cyber para acceder a Internet, ya que ni por asomo Susana, sabe lo que es el wi-fi.




Como dijimos se dán muchísimas situaciones graciosas y un tanto disparatadas, que provocan risas y carcajadas de los espectadores, pero a medida que la trama se vá desarrollando, esas risas, dejarán lugar a una realidad más dura, de lo que se pensaba inicialmente y llegarán momentos de mucha emoción y sensibilidad, magníficamente construidos

A un guión potente, se le suman actuaciones magníficas.

Lo de Guido Botto Fiora como Juan Ignacio, es francamente brillante, componiendo sin exageraciones, un personaje bondadoso y querible, que irradia ternura. Pese a las limitaciones dadas por su retraso madurativo, emociona ver su voluntad, sus ganas de superarse y sus sueños y deseos , escondidos hasta la llegada de su prima, pero que ahora están al descubierto.
Una interpretación superlativa la de Guido, en un rol muy complejo. Se nota que hubo muchos meses de trabajo para preparar un personaje, por el cual recibió varios premios y diversos reconocimientos, muy merecidos por cierto.

Sin perderle pisada, viene Silvia Villazur, con su experiencia actoral y regalandonos una entrañable madre , una verdadera  madraza, que adora a su hijo, la razón de su vida, es ella sola y su hijo y esa soledad, a veces no le permiten tomar las mejores decisiones. Hasta donde hay una protección normal y donde hay un comportamiento nocivo para su hijo ?? No será fácil determinarlo se los aseguro, como no lo es en la vida real.
Ipresionantes su tono alto registro de voz, su gestualidad, su dominio del escenario, provocando las situaciones más graciosas y también las más tensas, realmente una actuación fantástica la de Susana, formando una dupla deliciosa con Guido.

Y el triángulo virtuoso, se cierra con la bella Luciana Grasso, la prima de Buenos Aires, difícil poder sobresalir con dos interpretaciones tan fuertes como las antes mencionadas, pero con su frescura lo consigue a mucho mérito, recreando a  a una típica adolescente. Le da un aire moderno y divertido a la trama, que le cae muy bien el desarrollo. Me encanto su papel y también se luce muchísimo.

Indudablemente, tres actuaciones soberbias, comprometidas con el texto, con mucha química entre ellos y logrando reír y conmover, con igual facilidad.




Llega la hora de destacar algunos elementos de la puesta, arrancando con una muy buen diseño escenográfico, ese cálido living, con ese trencito siendo protagonista en muchas partes de la obra, con su andar y sus ruidos que nos remotan a algunas imágenes de nuestra infancia. Me gustó el vestuario, con muy buenos detalle, como  Juan Ignacio y su pijama. Es bueno el diseño lumínico, que marca los momentos de la historia, con los días y las noches que transcurren y por último las muy buenas coerografías, en un momento delicioso de la obra, como es el baile de los primos, instante de infinita ternura.
Como pueden notar los lectores, son muchos los recursos puestos en favor de la obra, que enriquecen la puesta y la embellecen.

Como si pasara un tren, nos habla de muchos temas, del amor de madre e hijo, de los límites que se imponen, la rebeldía de los adolescentes, de los sueños de los deseos que todos tenemos. Son muchas la aristas que se tocan y sin golpes bajos, lo que permite disfrutar lo que vemos, poder reirnos y también reflexionar.

Son en ese grupo de obras que además de disfrutarlas al verlas, nos dejan pensando los días siguientes y repasando mentalmente , si nuestras preocupaciones a veces no son exageradas y si no debemos disfrutar mas la vida, cumpliendo nuestros deseos.

Concluyendo, las expectativas con la que llegamos a El Camarín de las Musas, fueron ampliamente superadas, vimos una excelente obra, un guión profundo que emociona y conmueve con actuaciones extraordinarias.
La ovación que reciben los protagonistas al final de la función, es un merecido premio a su labor y la confirmación, que estamos en presencia de una de esas joyitas del teatro off, que son de visión obligatoria.


Pensador Teatral.

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