Miércoles 20 30 hs en La Lunares Teatro ( Humahuaca 4027 )
Guión de Julio Ordano y Dirección de Adrián Cardoso.
El teatro off en esta oportunidad nos convoca, para revivir la historia de Santos Godino, más conocido como El Petiso Orejudo, quien fue el primer asesino serial de la historia policial argentina,
De infancia muy sufrida, analfabeto y con un padre alchólico que lo golpeaba, fue responsable de la muerte y tortura de varios niños. Los motivos de su accionar son desconocidos, aunque informes médicos revelaron, que padecía un estado de alienacion y esquizofrenia, que lo llevaron a cometer crímenes espeluznantes. En el transcurso del fatídico año 1912, Santos Godino, que en ese momento tenía solo 16 años, fue detenido y la cárcel sería a partir de entonces, su nueva y última morada, ya que murió detenido en prisión, cuando tenía 48 años, tras purgar una larga condena a cadena perpetua.
Luego de la breve descripción, de la vida de este asesino, uno de los peores de la historia argentina y su historia aún está presente en la memoria del crimen del país, ya que la crueldad con la que cometió sus asesinatos, dejaron marcas indelebles en las páginas negras del delito.
Julio Ordano, escribe 100 años después esta pieza, fuerte y movilizante, que se estrenó en el 2011 y lleva 6 años en cartel. convirtiéndose en una verdadera obra de culto del teatro off porteño. Y si se mantuvo tantos años vigente, evidentemente es por mérito propio, recibiendo numerosas menciones y premios en estos años.
La acción de la obra se desarrolla en el penal de Ushuaia y muestra desde un punto de vista muy interesante, la vida de este asesino en la soledad de la prisión, buscando indagar en sus pensamientos y en sus comportamientos, que razones lo llevaron a cometer semejantes atrocidades.
Una gran virtud del autor, es hacerlo sin juzgarlo, no se lo justifica, pero tampoco se lo juzga, se lo muestra desde un punto de vista humano, que inquieta, mostrando que hasta el peor de los asesinos tiene una vida interior, que se debate entre la culpa, el castigo y el aislamiento.
La pieza, también ofrece una mirada interesante, sobre el sistema carcelario, si bien la radiografía es de un siglo atrás, muchas de las condiciones y los comportamientos, se mantienen en la actualidad, por lo que se abre un espacio a la reflexión.
No es una obra sencilla de llevar adelante y aquí debemos destacar la precisa dirección de Adrián Cardoso, que logra imprimir a la obra, un clima sórdido y perturbador, acorde con la historia que el espectador este vivenciando.
Las intepretaciones que ofrece la pieza, deben destacarse y mucho. Sin dudas, el mayor lucimiento es el de Pablo Juan, que realiza una caracterización brillante del Petiso Orejudo, con esa mirada triste y carente de esperanzas, su gestualidad que denota sentimientos contenidos, los movimientos por momentos espasmódicos , realmente impresiona verlo tan compenetrado en el papel y logra conmover al espectador, con un aspecto frágil e inexpugnable, que parece inspirar lástima, pese a sus espantosos crímenes. Una entrega absoluta de Pablo, en una interpretación que conmueve.
La mayor parte del tiempo lo acompaña en escena, Enrique Cabaud, que resulta un gran acompañante, cumpliendo varios papeles, siendo fiscal, jefe del penal, doctor y hasta un interno entre otros personajes. Por momentos, se convierte en el relator de la historia y muestra una versatilidad que debemos destacar.
Y por último, mencionar a Basia Fiedorowicz, que en forma muy inteligente, aparecerá en varios pasajes, como un recordatorio del daño causado por este asesino, en una intepretación sensible y demostrativa del dolor de muchas madres que padecieron la perdida de los hijos, creando momentos muy crudos y logrados.
Destacamos el compromiso, la entrega y la pasión de los tres protagonistas con la historia, algo que le agrega valor a la puesta.
La escenografía es desprovista, la palabra y los actores tienen el protagonismo en esta historia. Para destacar el diseño lumínico de la obra, creando momentos de oscuridad que separan los actos y contribuyen al clima que requiere la obra.
Como conclusión, una excelente puesta para esta muy interesante propuesta, que nos permite adentrarnos en la mente de un temible asesino y tratar de descubrir su costado humano. Cómo señalamos, este gran guión, se apoya en una precisa dirección y en actuaciones muy destacadas y comprometidas con la historia.
Por todo lo dicho, no queda más que recomendar la obra y llegarse hasta La Lunares, para revivir desde un particular e interesante punto de vista, el retrato de vida de Santos Godino, más conocido como El Petiso Orejudo, el primer asesino serial que tuvo nuestro país.
Pensador Teatral.
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