domingo, 12 de agosto de 2018

Ex, que revienten los actores.

Dramaturgia de Gabriel Calderón y Dirección de Mateo Chiarino











Sábados 22 30 hs en La Carpinteria Teatro Jean Jaures 858 )

Obra escrita por el joven dramaturgo uruguayo Gabriel Calderón, estrenada en Montevideo, pasando ya con suceso por teatros de Colombia, Perú y recientemente estrenada en Cataluña con enorme repercusión,  llegando a nuestro país, con una puesta de un joven director argentino, nos referimos a Mateo Chiarino, dupla que ya vimos en UZ, El Pueblo, una comedia desopilante.

Volviendo a Ex, que revienten los Actores, contemos el origen del titulo, ya que algún desprevenido puede pensar que la obra, trata sobre el mundo del espectáculo y nada que ver. El título de la obra, hace referencia a una frase del Pepe Mujica, que cuando le preguntaron, en que momentos iban a superarse las tensiones de la dictadura en su país, respondió coloquialmente, que eso ocurriría cuando reventaran todos los actores que estuvieron relacionadas con ella. Es decir, que sería la muerte de los protagonistas, la que trerían paz y retirarían el tema de la discusión, según el Pepe.












Por un lado, nos queda claro, porque la obra tuvo tan buena repercusión en otros países de Latinoamerica, además del Uruguay, evidentemente son varios los países que sufrieron las consecuencias de las sangrientas dictaduras en los años setenta y  de ahí surge la universalidad de la historia.

Y por otro lado, Calderon buscará desmentir esa frase de Mujica, queriendo mostrar como un tema tan sensible como el mencionado, seguirá dando vueltas, pese a que los que vivieron esos años, por cuestiones edad vayan muriendo.

La dramaturgia está muy bien construida y se apoya en una historia de amor, ya que hay oven pareja conformada por Tadeo ( Manu Fernández ) y Ana ( Cacilia Cosero) no puede disfrutar el presente a pleno. Tadeo grita a los cuatro vientos el amor por su novia, pero Ana está  bloqueada y le cuesta exteriorizar su sentimiento de amor.













Se la nota angustiada y tiene un deseo casi imposible de cumplir, que es reunir en la cena navideña a toda su familia. El problema para que esto ocurra, es que gran parte de los integrantes de su familia, con la que desea reunirse ya han muerto. Y porque no decimos que el deseo es imposible entonces  ??  Lo decimos porque Mateo es científico y ha logrado desarrollar una especie de máquina del tiempo, que haría posible traer a las personas del más allá, aunque sea por unas horas.

Como puede apreciar el lector, la obra además de ser muy original, transita diversos géneros, como la comedia, el drama y obviamente el de la ciencia ficción,  tópico muy poco explorado en el teatro, siendo un género más cinematográfico. Las acciones de la obra, transcurrirán en el presente, pero para ir tratando de comprender el todo, irán apareciendo como flashbacks, escenas del pasado, que nos ayudarán a entender las cosas.

La trama es potente y resulta sumamente atractiva para el espectador, ya que es vertiginosa y atrapa desde al arranque al público, que mira con fascinación como de a poco la protagonista y nosotros junto a ella, iremos encontrando las piezas faltantes de ese rompecabezas inconcluso, de su pasado, que no le permite conocer su identidad.















Para conseguir una puesta tan potente, además de la eficaz dirección de Chiarino, tiene gran influencia, el importante y numeroso elenco reunido para la ocasión, todos actores con mucha trayectoria en el teatro independiente, que en una obra con mucho recorrido, como esta, encuentran espacio para mostrar su valía,

Arranquemos por la parejita de novios, Manu Fernández compone un personaje muy querible, que demuestra estar dispuesto a todo, para  satisfacer los deseos de su querida Ana, llegando a revivir hasta a la suegra. Aporta mucha frescura Manu,  con su entrañable Tadeo.

Cecilia Cósero, es Ana, que se siente angustiada, por no tener clara su historia y eso es algo que la atormenta a diario. Una interpretación magnífica,  que tiene momentos graciosos y otros donde conmueve al espectador. Nos gustó mucho.












Victoria Carreras, una actriz de raza, es Graciela la madre de Ana, llega del más allá y tiene algunos problemas para controlar su agresividad, logrando un personaje muy gracioso e histriónico. Victoria, muestra aquí su versatilidad y se luce mucho

Mariano Cáceres es Jorge, el padre de Ana, un personaje sufrido que soportó los excesos de la dictadura, que aquí impresiona por el vigor y la entrega que le imprime a su interpretación, cargada de realismo y sentimiento..

Antonia de Michelis, es la abuela Julia, aporta su experiencia y pese a conocer casi la totalidad de lo sucedido,se nota que fue tanto su sufrimiento, que le cuesta asumir las verdades.












Dejamos para el final, dos actuaciones masculinas que nos gustaron mucho, una de ellas la de Matías Garnica que además de su papel específico en la trama, es el presentador de la historia, el que conecta los momentos del presente y del pasado. Destacadísima su actuación, con mucha potencia interpretativa.

Y por último, mencionamos a  Mucio Manchini, un actorazo, al que vimos este año protagonizando, La Voluntad, teatro a distancia, aquí muestra su prestancia, en un papel secundario, que igual le permite lucirse y dejar claro su valía.

Se hizo algo larga la descripción, pero entendemos que la factura de las interpretaciones merecían dar algunas líneas de cada uno. Como mencionamos el libro de Ex, que revienten … es muy atractivo, e indudablemente en este caso, las actuaciones que presenta, la potencian.











Yendo a la puesta, hay varios elementos para destacar, muy interesante el diseño de iluminación, de Ricardo Sica y como se juega con la oscuridad, que en muchos pasajes está presente, incluso en pleno parlamento de alguno de los protagonistas, otorgando un clima particular, con la sala a oscuras.
Ingenioso el diseño escenográfico de Magalí Acha, dominado por un sillón, que resulta punto de contacto entre el presente y el pasado. Mencionamos también la edición de sonido de Tomás Carnelli, con  Como puede verse una  puesta de Mateo Chiarino, que cuida todos los detalles y suma mucho al espectáculo-.

En definitiva, una historia con muchos condimentos, realidad política, humor y  ciencia ficción. Estamos en presencia de una historia de amor que corre peligro, por situaciones del pasado no aclaradas, que atormentan a Ana y no la dejan disfrutar a pleno de un presente que podría ser feliz, desmintiendo a la frase del Pepe y reflexionando que aunque algunos actores revienten, los fantasmas del pasado se siguen haciendo presentes y pueden provocar mucho daño..

El aplauso emocionado con que el público despide a los protagonistas, dejan claro que la obra gustó mucho y que estos actores tienen mucho para contar.



Pensador Teatral.



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