martes, 10 de marzo de 2020

La Boda de la Hija del Presidente.

Dramaturgia de Juan Mayorga y Juan Cavestany. Dirección de Adrián Cardoso.









Martes 20 hs en Teatro Apolo ( Av. Corrientes 1372 )

Luego de una exitosa primera temporada, en la señorial sala de La Comedia, La Boda de la Hija del Presidente pega el gran salto y llega a la Calle Corrientes. Obra de origen ibérico, escrita por los autores españoles Juan Mayorga y Juan Cavestany, estrenada en Madrid en el 2003, que en su idea original, hacía referencia, al banquete posterior a la boda de Ana Aznar en el Escorial.









En la versión local, dirigida en gran forma por Adrián Cardoso, se logra aggiornar el texto a la Argentina, haciendo referencia a actores de la política vernácula, sin nombrar de manera específica a nadie, pero abarcando a todos a la vez, ya que los vicios y los entretelones, de la política tienen puntos en común, en todo el mundo.

La obra se centra en la fiesta de casamiento de la hija del presidente, a la que asistirán los personajes más importantes del país, desfilando en el mismo, los aspirantes a reemplazar al actual presidente, diplomáticos extranjeros, miembros del gabinete, personajes de la farándula, esposas del poder y otras figuras importantes. Los espectadores serán testigos, de la fiesta de la que participa una élite y donde la gente común, no están invitada al banquete.








El texto tiene una vuelta interesante, ya que al mostrarse el lado B de la fiesta, permite que aparezcan todas las clases sociales en la trama, por la que veremos a un chofer con aires de grandeza, a mozos atentos a servir con rapidez, personal de vigilancia un tanto indiscreto y cocineras con ideas políticas dispares.

La obra tiene una mirada muy interesante, sobre los privilegios de la clase política y ese mundo paralelo de cortes serviles en el que se mueven, apareciendo las redes de corrupción que siempre está ligadas al poder, los negocios turbios y por otro lado, dará testimonio al discurso de rechazo a los inmigrantes que llegan para quedarse con nuestros empleos y la demonización de las ideas de izquierda,  que para un sector de la sociedad son responsables de la mayor parte de los males que nos aquejan. El texto tiene una visión política, adrede exagerada, para que queden al descubierto el funcionamiento del poder político, teniendo el espectador espacio para la reflexión y ver como podrán cambiar los países, pero hay muchas cuestiones que se repiten.









La trama tiene una dinámica y un ritmo que no decae nunca, diversos actos que se irán desarrollando, con los diferentes invitados a la boda, habiendo una gran cantidad de personajes que desfilarán en el escenario, siendo solo cinco los actores que desdoblarán a todos ellos.

Precisamente las interpretaciones, son en nuestra opinión, el punto más fuerte que tiene la obra, ya que la trama tiene un ritmo vertiginoso, que requiere actores muy atentos, con cambios de vestuarios, que se producen en el mismo escenario, para que las acciones no se detengan nunca y los nuevos personajes vayan apareciendo en escena, sin solución de continuidad.

En actuaciones realmente magníficas y con el riesgo de ser injustos, vamos a destacar especialmente el gran trabajo de Diego Freigedo, que en nuestra opinión, es quien se lleva las mayores ovaciones, con un histrionismo a flor de piel y un carisma que resalta en todo momento. Compone personajes verdaderamente desopilantes, como Risitas, uno de los aspirantes a presidente, el chofer influyente, el ministro de la juventud y otros. En  total sintonía con el ritmo eléctrico que pide la trama, Diego cumple una fantástica interpretación.









En el mismo nivel de excelencia, mencionamos a Cristian Sabaz, como otro aspirante al sillón presidencial, el lobbista italiano Volpone, la cocinera y otros. Con verborragia y mucha gracia, es tal vez, quien más risas provoca en la platea. Magnífico trabajo de Cristian.

Pero no seamos injustos con Diego Blanco, que hace de Ordoñez el tercer aspirante a la presidencia, el primo del presidente y ofrece una gran composición del cura. Buenísimo su trabajo. Ariel Gangemi, no se queda para nada atrás, será el Ministro de Defensa, el poeta, una de las cocineras, la Madre de la Novia, gran composición y nada menos que el Presidente, que ofrecerá un discurso muy peculiar, que incluye al gran Federico García Lorca. Un trabajo muy destacado el de Ariel.
Con una participación menor de parlamento, pero efectivo en lo suyo, mencionamos también a Miguel Haddad, como mozo principal y jefe de seguridad.








Como dijimos antes, pensamos que las actuaciones son el corazón de esta obra y la llave de su suceso. Es excelente el trabajo que realizan los cinco actores, ya que como dijimos desdoblan gran cantidad de personajes, cambiando de personalidad y de apariencia en segundos, algo que solo puede hacerse con talento y mucho ensayo, ya que se requiere una coordinación y una concentración absoluta.

La puesta de Adrian Cardoso es otro gran acierto de la obra, manteniendo un ritmo constante, con una continuidad, que el espectador agradece. Hay un componente musical muy importante, con Alejandro Webber, tocando el piano en escena y acompañando con bellos acordes los diferentes actos. El vestuario de Sabrina López Hovhannessian, es otro ítem destacado, ya que la cantidad de personajes que aparecen en escena, requiere diferentes vestimentas, para sostener las caracterizaciones, algo que se logra con mucho ingenio.








En definitiva, disfrutamos de una magnífica noche de teatro, con esta obra que llega a la Calle Corrientes, debido a la muy buena temporada que tuvo el año pasado, tanto de crítica, como de público. El desafío es grande, pero La Boda de la Hija del Presidente, tiene las herramientas necesarias para seguir creciendo, ya que presenta un texto muy interesante, una puesta con mucho ritmo y actuaciones excelentes.

Por eso recomendamos, al espectador que se ponga sus mejores ropas y concurra al Apolo, para ser parte de esta celebración exclusiva, a la que el buen teatro independiente nos invita, para que no perdamos de vista, como muchas veces, los políticos que nos gobiernan, están más ocupados en las intrigas palaciegas, que en resolver los problemas que tiene la gente.



Pensador Teatral.

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