Dramaturgia de Patricio Abadi, Mariano Saba y Mauricio Dayub. Dirección de César Brie.
Miércoles 20 hs en Teatro Nacional Sancor Seguros ( Av. Corrientes 960 )
Un viaje hacia nuestros orígenes y los recuerdos familiares, es la carta de presentación de El Equilibrista, la emblemática obra, con la que Mauricio Dayub obtuvo el ACE de Oro y el Premio Estrella de Mar de Oro, reconociendo la mejor actuación en unipersonal, entre muchos otros galardones que le permitieron a esta pieza que salió de la entrañas del teatro independiente, llegar a la calle Corrientes y convertirse a esta altura en un suceso que lleva seis temporadas en cartel.
Y como siempre planteamos en estos casos, resulta un desafío intentar conocer el porque de una obra entre tantas, es tocada con la varita mágica y se convierte en un verdadero fenómeno de crítica y público, como es el caso de El Equilibrista. Y en este ocasión, de acuerdo a nuestra humilde opinión, la llave del suceso, la tiene Mauricio Dayub, un actor de enrome talento y gran trayectoria, que de manera artesanal y con una entrega enorme, presenta una relato que acerca hechos de su vida real y otros ficcionales, navegando con pericia, para que lo real y lo imaginario se mezclen a la vista de los espectadores.
Dayub se adueña de la escena con maestría, para rememorar momentos de su infancia / adolescencia y recordar a familiares que lo marcaron. En todo momento, está solo en escena, pero gracias a a la magia del teatro, por ejemplo aparecerán su padre, su abuelo y su abuela. Recordará el dolor que le causó su primer desengaño amoroso y como le costó remontar aquella situación. La historia familiar también tendrá su espacio importante, permitiendo que el protagonista viaje al Sur de Italia, para desentrañar secretos familiares guardados bajo siete llaves.
Llegará también tiempo de acordarse de sus tíos, para componer los dos personajes que más risas provocaron en la platea y a nosotros más nos gustaron. Por un lado, vivirá las andanzas de un árbitro que combatía la soledad de la profesión viajando a todos los estadios acompañado por su madre de manera fortuita encontrará el amor. Y el otro personaje, que deja su sello, es la de un tío guardavidas, que acompañado de su perro, estuvo muchos cuidando a los bañistas, pero ya le llegó la hora del retiro y deberá dejar su puesto, a un bañero más joven y con aires renovados, sabiendo todos el dolor que provoca dejar una ocupación que tuvimos por años.
Las logradas composiciones por momentos tocan las fibras íntimas y las emociones y en otras tienen como objetivo hacer reír, jugando con el absurdo y lo desopilante, resultando una muy buena combinación. Vale aclarar que el protagonista estará todo tiempo en el escenario y las transformaciones de los personajes, se darán a la vista del público, que se sorprenderá por la simpleza con la que se logra cambiar de apariencia y de personajes, teniendo mucho que ver es esto el protagonista, que maneja todo con gran naturalidad.
La puesta es verdaderamente artesanal y para nada grandilocuente. Será el propio actor, el que irá manipulando algunas piezas e introduciendo elementos que le darán dinámica a una trama que precisamente seduce al público por su simpleza y por dejar al descubierto los hilos de la maquinaria teatral. Destacamos el diseño lumínico de Ricardo Sica y otro ítem a resaltar es le vestuario y la escenografía móvil, ambos rubros responsabilidad de Gabriela Gerdellics, a la que elogiamos varias veces este año.
Y hasta allí vamos a contar, El Equilibrista es una entrañable propuesta teatral, que nos invita a viajar hacia nuestros orígenes, para recordar a aquellos que con sus enseñanzas forjaron nuestra identidad y nos transmitieron los valores, que nos llevaron a ser la persona que hoy somos, uniendo el pasado con el presente. Y además el relato, nos muestra que la pasión es motor fundamental para todo lo que encaremos y siempre la vida nos deja el espacio para perder el equilibrio y seguir lo que nos dicta nuestro corazón, sin importar lo que piensan los otros.
Solo nos queda recomendar esta obra que lleva ya muchos premios acumulados y seis temporadas a sala llena. Se van a emocionar y se van a reír, gracias al fenomenal trabajo de Mauricio de Dayub, que muestra una vez más que se mueve como pez en el agua en los unipersonales, donde muestra todo su talento, con una muy buenas dosis de teatro físico. Los aplausos de pie del público que colmó la sala del Nacional Sancor Seguros, en el final de la función, son el justo cierre para una noche donde queda claro que el teatro sensible y artesanal, puede dar excelentes resultados.
Pensador Teatral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario