Autoría de Irene Almus. Dirección de Mariana Giovine.
La dramaturgia de Irene Almus vuelve a sorprendernos gratamente, con esta fresca propuesta que nos permitirá ser testigos del proceso creativo y las internas de un grupo de un grupo de actores, que se reúne para ensayar de cara al próximo estreno de Muñeca, obra de Armando Discépolo. La anterior pieza escrita por Irene que recordamos, es Espuma de Oriente, una hermosa obra, donde nos adentrábamos en el mundo del radioteatro. Aquella pieza fue dirigida por Mariana Giovine, que también es la directora aquí, reeditando una dupla que ya ha dado muy buenos resultados.
Y en esta ocasión, la historia explora con gran pericia el género del teatro dentro del teatro, con una propuesta que divierte en todo momento, navegando entre el grotesco y lo desopilante, pero siempre teniendo como referencia un anclaje en la realidad. marcando los secretos que se esconden en la intimidad de los actores. Será entonces que la trama nos invita a viajar hacia la Buenos Aires de 1941, donde se seguía con atención la Guerra que se desarrollaba en Europa y la aparición con fuerza del nazismo, de la mano de un líder nefasto como Adolf Hitler, que estaba dando sus primeros pasos en el tablero político mundial.
Uno de los mayores encantos de la obra, es poder ser testigos de lujo, de la forma en que un grupo de actores reconocidos, un director díscolo y una estricta asistente de dirección, compartirán frenéticas jornadas de ensayos, donde se desnudarán las internas actorales, los vaivenes de los procesos creativos y principalmente las guerras de egos, que por momentos alcanzarán grandes dimensiones. El texto además introduce, el tema de los estilos teatrales en pugna por aquellos años, donde llegaban las ideas de Stanilslavsky, que ponían el foco en la conexión emocional del actor con el personaje.
Será muy divertido todo lo que veremos en escena, con choques generacionales, estilos de actuación, favoritismos y por supuesto romances. En que elenco, no se esconde una historia de amor ?? Aquí aparecerá el amor y también los secretos, porque siempre en los grupos humanos hay secretos que supuestamente se guardan bajo siete llaves, pero que a la larga terminan saliendo a la luz. Bueno en la obra, pasa un poco de todo eso y por eso el espectador la disfrutará mucho. Pero bueno, no queremos adelantar más, ya que la obra tiene varias sorpresas reservadas y lo mejor es que los descubran cuando la vean.
Vayamos ahora, a lo mejor que tiene la obra que en nuestra opinión, que son sus excelentes actuaciones. Nos gusta mucho, cuando se reúnen elencos talentosos, que resaltan por sus actuaciones parejas por lo buenas y que muestran mucha química en el conjunto, cosas que aquí ocurren. Y los que nos siguen, saben que siempre nos gusta destacar la interpretación que más nos gusto y aquí si que la tenemos difícil, ya que los cinco protagonistas están muy bien. Pero bueno fieles a nuestro estilo, vamos a resaltar en primer lugar, la composición de Eduardo Calvo, gran actor y con un histrionismo a flor de piel, que acá la rompe como René Bravo, un artista de gran trayectoria y con aire de divismo, que deberá a representar a Anselmo en la obra de Discépolo y lo hará de manera fenomenal. Gran composición de Eduardo, un personaje muy divertido y festejado por el público.
Pero no seamos injustos con el resto del elenco. En segundo lugar, queremos mencionar a Santiago Fraccarolli, que en la historia será Emilio, el enérgico y apasionado director, que deberá sudar la gota gorda, para poder manejar los egos y los desplantes de su elenco. Nos encantó el trabajo de Santiago y de su personaje, que deberemos seguir con atención, ya que parece esconder algo. El elenco masculino, se completa con Gastón Frías, como Fito, el galán de la obra, que aparece muy seguido en la tapa de Radiolandia, por sus romances con las divas de la época. Desopilante también lo de Gastón, es un gran aporte el suyo, con el plus de ser además el músico en escena, ya que toca muy bien el plano.
El turno de las mujeres de la obra. Arrancamos por Luciana Vierya, que será Adela Pico, una joven y bella actriz rosarina, que llegará recomendada por una importante figura del ambiente, siendo la favorita del director y del resto del elenco masculino. Está muy bien Luciana, con un personaje que deslumbra por su belleza e ingenuidad. Y cerramos el elenco con la autora, ya que Irene, que es una actriz estupenda no se iba a perder su obra y que bueno que así haya sido, ya que nos deleita con su personaje de Beatriz, una asistente de dirección, a la que también deberemos seguir de cerca y que hace reír mucho a los espectadores.
Las estupendas actuaciones que tiene la obra, se potencian además por la atractiva puesta que nos ofrece Mariana Giovine. Para destacar el recurso de que los actores, no solo hagan su trabajo sobre el escenario, sino también debajo del mismo ingresando a la sala por la misma puerta que lo hacen los espectadores y ocupando algunas butacas del teatro. Este recurso simple, es realmente efectivo y le otorga una muy buena dosis de realismo a la historia. Ítems a destacar, el diseño escenográfico y el vestuario de Alejandro Mateo, clave para ambientar la obra a los años 40. Y por último, mencionar la música original de Gastón Frías, que además de actuar, es músico en vivo y agrega valor a una puesta que resulta fresca y con mucho ritmo.
Y hasta allí vamos a contar, Muñeca o el Naufragio es una entrañable propuesta, que nos invita a viajar hacia al pasado, para recordar en que andaba el mundo en la década del 40 y poder imaginar como era el teatro en aquellos años, homenajeando a Armando Discépolo y a figuras de aquella época, siendo estos ingredientes que le agregan mucho valor al entorno de la historia principal que se desarrollará en el escenario y será por demás entretenida.
Nos gustó mucho Muñeca o el Naufragio y por eso la recomendamos, es una historia que nos dejará ser parte de la intimidad de un grupo de actores, desnudando sus pasiones, egos y secretos, de la mano de una dramaturgia inteligente y divertida y una puesta dinámica y atractiva, que dejan el terreno preparado, para que este elenco cargado de talento e histrionismo, se luzca mucho en escena, para que los espectadores disfruten del legado de Discépolo y de aquellas buenas ideas que el teatro independiente nos reserva.
Pensador Teatral.
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