Dramaturgia y Dirección de Alejandro Lifschtiz.
Viernes 20 30 hs en Fandango Teatro ( Luis Viale 108 )
Una propuesta muy entretenida llega de la mano de La Changuita, obra escrita por Alejandro Lifschtiz, que con una fachada humorística y momentos desopilantes, logra desplegar una dramaturgia de varias capas, en las que poniendo el foco en la supuesta defensa de la cultura popular argentina, desentraña una trama de engaños y simulaciones, que se verán acentuadas por la llegada de un influencer estadounidense, que pondrá al descubierto los límites, que estamos dispuestos a superar y hasta cuando podemos rebajarnos, con tal de obtener una recompensa económica.
El arranque de la obra es sorprendente, ya que el espectador encontrará un espacio escénico inédito, con los personajes de espaldas al público. Están atendiendo La Changuita, el modesto puesto de venta de carne asada y choripanes ubicado en la Costanera Sur, que será el centro de la historia. Allí conoceremos a Gloria ( Graciana de Lamadrid ) y José ( Javier Barceló ), pareja y dueña del modesto negocio familiar, que trata de sobrevivir con lo que venden, algo complicado, porque la merma del público es notable. Cada vez tienen menos clientes, ya que la moda gastronómica, ahora tiene que ver con gustos internacionales, como el sushi, el ceviche o los tacos mexicanos. Cualquier a de esas opciones, parece mejor que la gastronomía autóctona, que muchos aún relacionan con nuestra cultura popular.
No es la mejor de las jornadas, están vendiendo poco y discutiendo mucho entre ellos. Para colmo ese día, también está en el puesto, Antonio ( Anibal Tamburri ), el padre de Gloria. Un hombre mayor. mal llevado y con problemas de salud, autodefinido como poeta y portando un tubo de oxígeno portátil para poder respirar. Pero la rutina de ese día, será modificada totalmente, con la llegada de Andrew, un influencer estadounidense, que está organizando un concurso entre sus seguidores de Instagram, con un premio de veinte mil dólares, para quien sea votado, como el mejor exponente de la cultura popular argentina y justamente La Changuita es uno de los postulantes a llevarse el premio.
El choque cultural entre el yankee los dueños de local es notorio- Andrew es fan de la argentinidad, romantizador de la pobreza y muestra una perturbador desequilibrio emocional. El encuentro arrancará cordial y tranquilo, pero a medida que las transmisiones del vivo ganan seguidores, la tensión irá en aumento, así como las exigencias de Andrew. Gloria y José, se muestran dispuestos a todo, incluso a ser humillados, para ganar aquel concurso y harán lo imposible para agradar las exigencias del foráneo, debiendo también luchar para que Antonio, el poeta maldito de José C Paz, calme su lengua filosa y no les haga perder el premio. Y hasta allí vamos a contar, solo les adelantaremos que serán testigos de momentos muy divertidos, bizarros y absurdos por momentos, en los que veremos una lucha de titanes, entre las absurdas exigencias del influencer y una obediencia a toda prueba de los dueños de La Changuita, que muestran una capacidad de aguante sin límite, con tal de ganar.
Tiempo de hablar de las notables actuaciones que presenta la obra. Arranquemos por la estupenda dupla protagónica conformada por Graciana de Lamadrid y Javier Barceló, Gloria y José, son los dueños del negocio que mostrarán sus diversas caras, discutiendo mucho entre ellos, encantadores de serpientes con los posibles clientes, despiadados con el viejo poeta y alevosamente serviles con el influencer foráneo. Nos encantó la dupla de Graciana y Javier, carismáticos y creando personajes muy creíbles, exagerando la gestualidad y siendo fieles exponentes de una artificial defensa de la cultura popular argenta.
Sigamos con Anibal Tamburri, a cargo de Antonio, el poeta maldito de José C Paz. Gran personaje este, dotado de la impunidad, que tienen aquellos que ya hicieron todo el recorrido, puedo vociferar sin filtro sus pensamientos y recitar poemas de dudoso gusto. Excelente lo de Aníbal. Y para el final, dejamos a Alejandro Lifschtiz. el propio autor, que además tendrá a cargo al personaje disruptivo de la historia, a Andrew, el personaje snob, que llegará como un mesías, para expandir sus pensamientos y mostrar sus contradicciones. Exponente de la importancia actual de las redes sociales y de toda la estupidez que la rodea, Un personaje fascinante el de Andrew, con muchísimos matices para descubrir. Magnífica composición de Alejandro, redondeando de esta manera, un póker de actuaciones virtuosas, siendo todas ellas, importantes para el desarrollo de la historia.
La puesta es realmente un punto muy alto de la propuesta. Sobresaliente y muy original, el dispositivo escénico creado por Walter Maser, que ofrece el interior de un puesto de venta, y sus entrañas, donde se desarrollan las acciones, con el mostrador marcando los límites con el exterior, para un diseño tan vistoso, como efectivo. El vestuario de Mara Soraire, es otro rubro a destacar, ya que colabora con la muy buena caracterización de los personajes. Realmente atractiva y original la puesta.
Y hasta acá vamos a contar para no spoilear más de la cuenta. La obra tiene entre sus mayores virtudes, las múltiples lecturas que permite, siendo el espectador el que le podrá énfasis a la que más le llegue. En primer lugar, debemos mencionar el forzado mantenimiento de una cultura popular, que cada vez menos gente sigue, pero que de todos modos se sostiene, con exageraciones y simulaciones mediante. Otro tema que aparece, es el del poder de las redes sociales y el seguimiento casi ciego de las mismas, pese a que muchas veces proponen caminos sin sentido. Y por último, la trama explora, hasta donde podemos llegar en una situación de crisis, quedando habilitadas las humillaciones y soportar situaciones que en condiciones normales, no soportaríamos y en el caso de la trama, exacerbado esto ya que el que marca las pautas, es un ciudadano del primer mundo, al que miramos desde un piso inferior.
Por todo lo mencionado, recomendamos La Changuita que resulta fiel exponente del teatro independiente, gracias a su dramaturgia realista y aguda, una puesta sumamente atractiva y actuaciones muy destacadas de un elenco que se mueve con gracia al ritmo de una trama muy entretenida. Por eso nada mejor que llegarse hasta el Fandango, para pedirse una bondiolita completa, mientras suena una canción de Gilda y corre aire fresco en una Costanera Sur que lucha por sobrevivir a las nuevas modas.
Pensador Teatral.


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