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miércoles, 7 de mayo de 2025

El Cuento de Beto.

Dramaturgia y Dirección de Guillermo Arengo.




Miércoles 20 30 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )

Un texto profundo y sensible que nos invita a reflexionar, resulta la propuesta de Guillermo Arengo, con El Cuento de Beto, una ficción que pone el foco en la relación padre - hijo, marcando el daño que puede generarse, cuando este vínculo es totalmente asimétrico y se pone el foco solo en los errores que tiene el hijo, marcando su inutilidad y reforzando esa sensación, por lo general falsa, pero que en el otro, puede transformarse en una certeza, siguiendo la teoría de la profecía autocumplida, que lo acompañará el resto de sus días.






La obra se iniciará con el regreso de Beto ( Hernán Melazzi  ) a la casa de su padre ( Guillermo Aragones ), luego de haber estado viviendo diez años en las sierras cordobesas. El clima que se respira en aquel reencuentro es de tensión, no hay abrazos, ni ninguna muestra de alegría del padre por el regreso de su hijo. Al contrario, hay una mirada severa y cuestionadora. Después de tanto tiempo, regresás a casa ?? Para qué ? Ahora te acordás que tenés padre ?? Esa es la manifestación del progenitor y de nada valdrá algún intento del hijo para explicar la situación y expresar el dolor que sintió, cuando diez años atrás, su padre lo echó de la casa y nunca movió un dedo para revertir esa decisión.

El padre está encerrado en su mundo, recuerda permanentemente una anécdota graciosa de un viaje a Estados Unidos,  que nada tiene que ver con el  presente que está viviendo. Su narcisismo es absoluto y el desprecio por su hijo resulta incómodo y doloroso. Parece disfrutar, del maltrato verbal al que somete a su hijo, que lo soporta con estoicismo y sumisión. Se lo nota temeroso y resignado, aceptando el aura de inutilidad, que su padre le impuso desde chico y que él siente como algo justificado. La situación se torna insoportable y el hijo luce arrepentido de haber vuelto, ya que nota que su padre, no mejoró su carácter, al contrario, parece haber agudizado su ferocidad para con él.





Pero cuando todo parecía naufragar, el padre revisando el bolso de su hijo, descubre unos cuaderno con unos cuentos que escribió en la soledad de las Sierras Cordobesas. Por primera vez, tal vez en toda la vida, imagina que su hijo puede tener un talento para algo. El siempre tuvo una veta musical, pero a su hijo, lo atraen las letras. Y allí nace la esperanza. Será la escritura y la imaginación creativa, el vehículo para conectarse entre ellos ??  El padre decide apostar a ese talento oculto hasta ahora de su hijo y lo alienta a escribir. Será allí, donde aparecerá un personaje nuevo en el relato y el mismo dará un giro dramático. Entonces, la realidad se confundirá con lo onírico y la imaginación comenzará a fluir sin parar. Y hasta allí vamos a contar para no spoilear más.

Tiempo de hablar de las sobresalientes actuaciones que presenta la obra. Es imponente la presencia escénica de Guillermo Aragones, como un padre severo, narcisista y profundamente egoísta, que parece gozar haciendo sentir insignificante e inútil a su hijo. Estupenda la composición de Guillermo, un verdadero villano, pero con rasgos muy reales, ya que nos acerca un tipo de personalidad reconocible. Hernán Melazzi, es el hijo sometido, él que nunca puede dar la talla, él que siempre decepciona. Muy bueno también su trabajo, destacado en los postural, siempre retraído, con una angustia y un miedo que acompañan su recorrido escénico.





Y el trío virtuoso, se completa con Rocío Peralta, a cargo de un personaje misterioso y complejo, del que no queremos revelar demasiado. Será real ?? Será un fantasma ?? Será ambos a la vez ?? Lo concreto, es que Roció irrumpirá en escena y la obra cambiará de rumbo. Enfrentará al público y con sentida emoción, leerá un cuento que atrapa. Enorme desafío para Rocío, ingresar a la obra con buen pie, con un personaje intrigante y vaya si lo hace bien.

La puesta es íntima, arrancará en la casa del padre y luego el escenario cambiará, siendo los propios protagonistas, los que realizan ese cambio. Son pocos los elementos en escena, solo los necesarios para que el relato funcione. Y como el texto tiene una parte mágica, veremos algún truco de magia en escena. O nos pareció a nosotros ?? Cuando vean la obra entenderán de que hablamos.






 Y hasta allí vamos a contar, El Cuento de Beto es una obra que no sigue un camino recto,, en el arranque la realidad resulta dura y perturbadora. La severidad de aquel padre y la sumisión del hijo, es una imagen muy fuerte que parece definitiva. Pero aparecerán la escritura y el arte como puerta de salida. Y por allí, ingresará lo onírico, lo imaginario, lo artístico,  para romper la linealidad del texto y disparar diferentes universos e interpretaciones, para un espectador que mira asombrado a aquella mujer con casco rosa, que irrumpió en escena, cuaderno en mano y con un relato que no dará respiro.

Estamos en presencia de una inquietante y movilizante propuesta de Guillermo Arengo, que nos habla de la paternidad, de los vínculos asimétricos y del incomprensible goce por hacer sentir a un hijo, como un completo inútil, que nunca está a la altura de las circunstancias. Estupendas las actuaciones del trío protagónico, que llevan adelante este texto profundo, que dejará lugar a múltiples interpretaciones y que pese a la dureza que muestra en varios pasajes, dejará abierta una puerta esperanzadora y la llave de la misma, será una vez más el arte y el proceso creativo, que una vez más muestra su enorme poder sanador.


Pensador Teatral.