martes, 11 de noviembre de 2025

Boy, Unipersonal

Dramaturgia y Dirección de Shumi Gauto.  Sobre relatos de Boy Olmi. 






Un biodrama intimo y auténtico es la mejor carta de presentación, para este unipersonal, donde Boy Olmi, realizará un viaje introspectivo, donde expondrá aspectos importantes de su vida, como la complicada relación con su madre, el cumplimiento de los mandatos sociales, la frenética búsqueda de identidad recorriendo su árbol genealógico, tratando de descubrir el origen de sus ataques de pánico y mucho más. Estaremos frente a un ejercicio perfomático y experimental, en el que el carismático actor, abrirá su corazón al público.

El formato del unipersonal propuesto es muy atractivo, Boy aparecerá frente al público descalzo y vestido de negro, desprovisto de todo artificio, asumiendo el compromiso con el público de decir solo verdades a lo largo del espectáculo, reflexionando en voz alta, sobre situaciones de la infancia que lo marcaron y lo acompañaron a lo largo de su vida, relaciones familiares que no fueron lo felices que hubiera esperado, la obsesión por conocer la historia de vida de sus antepasados y mucho más, pero aclarando de entrada que él es una persona, a la que le pasaron y le pasan cosas, como a cualquier de los espectadores, más allá de ser un actor reconocido, antes que eso es una persona con vivencias, anhelos y temores, que son los mismos que experimenta cualquiera de los espectadores que colmaron la sala del Picadero.






Esa relación de igualdad y de cercanía con el público, es una de las razones por las que el relato de Boy resulta apasionante. Con un tono íntimo y confesional, compartirá con el público sus sentimientos y sus miedos. Los celos que se siente por su su esposa, la bronca que le provocó la falta de atención de su madre cuando era un niño, la importancia de ser aceptado y sentirse querido por el público, entre otros tópicos que el actor recorrerá, siempre siguiendo un relato que por momentos resultará crudo, pero que siempre tendrá al humor como estandarte, cumpliendo aquella máxima, que sostiene que contando las cosas con humor, se les logra quitar peso dramático.

Boy no tendrá problemas en develar secretos familiares y situaciones que lo muestran con una persona vulnerable, precisamente porque esa es uno de los objetivos de este unipersonal, mostrar que es una persona común y corriente, que es conocido por ser actor, pero que tiene los problemas que tenemos todo. Para ello, Boy mostrará todo su carisma y acentuará el carácter perfomático de su presentación, rompiendo la cuarta pared e invitando a subir a algunos espectadores al escenario, para que lo acompañen y se conviertan por minutos, en personajes importantes de su vida.






El trabajo de Boy Olmi es magnífico, desprovisto de máscaras y personajes, se aparta del artificio, para exponer su intimidad al público, con una honestidad que genera gran empatía. Con la serenidad y calma que lo caracteriza, logra imprimir al relato su sello personal, que le permite compartir momentos emocionales muy potentes, sin estridencias y con una naturalidad que le permite conectar con el público en gran forma y sin necesidad de impresionar.

Tiempo de elogiar el rol de Shumi Gauto, que desde la dramaturgia y la dirección, consigue organizar el material y las ideas del protagonista, para darle sentido escénico, logrando que un relato personal, se convierta en un hecho teatral, donde la memoria se transforma en acción, generando un gran clima de intimidad, en la que cada palabra, movimiento y silencio de Boy, genera una estructura teatral que sostiene el relato y lo vuelve cautivante.






No queremos contar más, para no quitar sorpresa al espectáculo. Olmi nos compartirá su historia de vida, de manera tierna y serena, manejando con habilidad el humor y la ironía, para revelar situaciones realmente fuertes, creando una fuerte corriente de complicidad con los espectadores, que se sienten privilegiados por ser testigos del ejercicio confesional, de un actor que resulta creíble y humano, además de exponer situaciones que resultan cercanas y reconocibles.

Por todo lo mencionado, recomendamos Boy, Unipersonal, un biodrama profundo, que nos invitará a reflexionar y ser testigos de una búsqueda íntima, sobre nuestra identidad y la importancia de nuestros vínculos familiares, sin perder de vista, que más allá de todos los títulos que la vida pueda darnos, siempre seremos personas sintientes y trataremos de recorrer el intrincado laberinto que la vida muchas  nos presenta, siendo nuestro desafió elegir el camino correcto. El final con ese aplauso prolongado del público que llenó por completo la sala del Picadero, deja bien claro, que el experimento teatral e introspectivo, dejó su huella en la platea.


Pensador Teatral.





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