sábado, 10 de septiembre de 2022

El Tipo

Dramaturgia de Lisandro Penelas. Dirección de Ana Scannapieco.






Sábados 20 hs en Moscú Teatro ( Juan Ramírez de Velasco 535 )

Un texto potente y perturbador llega con El Tipo, escrito por Lisandro Penelas y en formato de unipersonal, que expone en primera persona los pensamientos de un hombre que se encuentra profundamente solo y que parece no encajar en el mundo que transita a diario, le cuesta decodificar la realidad que lo rodea. La violencia está presente en su rutina, pero el se siente distinto y trata de hacer las cosas bien y servir al otro como le decía su abuela.

Nuestro protagonista es policía y de manera fortuita, mientras patrullaba una zona de su jurisdicción, conoce a una chica que atiende un negocio. El encuentro es fugaz, confuso y breve, causando dos efectos bien diferentes. La chica se asusta mucho con la situación, pero el policía tiene otra percepción, y se vá de aquel local, enganchado con aquella chica e imaginando como será el próximo encuentro, porque no tiene dudas que lo habrá.







Desde la tranquilad de su hogar, entraremos en su mente y en su labor diaria. Pronto nos daremos cuenta, que no está cómodo en su trabajo. Le molesta la violencia verbal de sus compañeros, lo irrita, pero la tolera, no se rebela, pese a que le gustaría hacerlo. Soporta que Sandrini, uno de sus compañeros de fuerza, lo apode Trola o que Robocop aproveche un momento en los mingitorios del baño de la comisaría, para incomodarlo con frases de alto tono sexual, dirigidas a las nuevas compañeras de la institución.

No se siente integrado con sus compañeros y eso además de notarse, emite señales de alerta para el resto. Hasta el comisario se preocupa e indaga, porque hay alguien en su comisaria que se comporta de manera extraña, es decir diferente a los demás. El texto nos ofrece una excelente pintura de la institución policial, una fuerza donde la violencia machista está fuertemente arraigada y donde cuestionar algunos de sus mandatos, es una misión casi imposible y garantía segura de la exclusión de la institución.

El tipo se refugia en su casa y piensa en la chica del negocio, se obsesiona con ella. Ingresará a sus redes sociales, para ver que música le gusta y comenzará a escuchar esos temas. Se enterará cuales son sus libros preferidos y pronto irá a una librería a comprarlos. El contrapunto es muy interesante, un hombre de modales duros, que porta un arma y vive en un mundo donde la violencia manda, tiene un lado sensible. En la soledad de su hogar es lector, canta y hasta ensaya algunos pasos coreográficos, vemos un interior humano y bien intencionado. El problema es su falta de empatía y su dificultad en integrarse al mundo en el que vive.







Se puede ser víctima y victimario a la vez  ?? Como opera internamente la mente de una persona violenta ?? Que sucede cuando una persona no piensa de manera clara  ?? Porque muchas veces no percibimos como violentos nuestros actos ??  El texto que nos presenta Penelas, pone el foco en estos interrogantes, que funcionan como disparador para que el espectador reflexione, sin bajadas de línea, en un tema de gran actualidad.

Es tiempo ya de hablar de la enorme y minuciosa composición que realiza Lisandro Penelas, que estuvo más de un año preparando este personaje, hablando con policías en la calle, observando sus posturas y tratando de decodificar a la persona que existe bajo el uniforme. Y los resultados están a la vista. Es un placer ver a Lisandro en escena, ver cada uno de sus gestos, miradas y silencios. Tuvimos el privilegio de estar en primera fila y pudimos disfrutar en toda su dimensión, gracias a la cercanía que la puesta nos propone de la soberbia composición de Lisandro.






En la escena porteña, estamos muy habituados a ver monólogos protagonizados por mujeres, tal vez por eso disfrutamos tanto este trabajo de Penelas, mostrando una gran presencia escénica y confirmando que es un gran actor. Es muy interesante además, remitirnos a El Amante de los Caballos, una extraordinaria obra del off, que lleva varios años en cartel protagonizada por Ana Scannapieco y dirigida por Lisandro Penelas. Aquí los roles se invierten y Ana es la que dirige a Lisandro.

Vayamos entonces a la puesta que nos propone Ana, austera y con pocos elementos, logrando humanizar el protagonista y con algunos recursos más que interesantes. Como ese micrófono que el protagonista tiene en su living, que además de servir para interpretar algún tema musical, parece ser una manera de exteriorizar sus pensamientos. Esos momentos musicales y los movimientos coreográficos que ejecuta el hombre, son también un acierto. Para destacar el diseño escenográfico de José Escobar, que reproduce el sencillo hogar del policía, con el sillón de sus abuela dominando la escena y también resaltamos el diseño lumínico de Soledad Ianni, generando los climas que el relato propone, donde la oscuridad predomina.






En definitiva, nos gustó mucho la propuesta de El Tipo, un texto fuerte e inteligente, que nos invita a reflexionar, sin bajar línea. No se juzga al protagonista, se exponen los hechos y el espectador es quien saca sus conclusiones. La violencia queda al descubierto, los comportamientos machistas quedan en primer plano y hay una sensación de inquietud se percibe en el ambiente. Las personas que en teoría tienen un arma y están al servicio de la comunidad listos para defendernos, están aptos psicológicamente aptos para cumplir esa tarea ?? Todos conocemos la respuesta a esa pregunta, pero elegimos no pensar mucho en ello y seguir adelante con lo nuestro, asumiendo que no podremos modificar esa realidad, aunque seamos conscientes de la misma.

Una vez más nos vamos contentos de Moscú Teatro, una cálida sala donde se respira teatro independiente, en este caso pudimos disfrutar de una propuesta fuerte y original que nos habla de violencia machista, de obsesiones, mostrando como puede funcionar la mente de una persona violenta. La obra inspirada situaciones reales, cumple su objetivo y nos interpela, exponiendo una problemática muy vigente en nuestra sociedad, el combo de violencia, armas y mentes perturbadas, una combinación demasiado peligrosa, con resultados trágicos.



Pensador Teatral.


miércoles, 7 de septiembre de 2022

Pesadilla, O El Hombre que fue Jueves

Dramaturgia de Adrián Blanco y Mario Frías. Dirección de Mario Frias.






Miércoles 20 30 hs en Teatro Hasta Trilce ( Maza 177 )

Llega a la cartelera porteña esta lucida adaptación de la novela homónima del escritor británico Gilbert Keith Chesterton, publicada en 1908, que si tuviéramos que ubicarla la situaríamos entre el género policial y de aventuras, extremadamente divertida y con toques existencialistas. A nosotros nos remitió en varios pasajes a las historias de Sherlock Holmes.





Las acciones de la trama se sitúan en Londes del cambio del siglo, donde el poeta y detective secreto Gabriel Syme ( Ramiro Aguero ) es reclutado por Scotland Yard, luego de ser entrevistado por un misterioso personaje en la sala oscura, que lo recluta en un destacamento antianarquista, con la misión de atrapar a Domingo, el presidente de un misteriosa organización que planifica atentar contra líderes mundiales, para crear caos y dominar el mundo.

El relato juega permanente entre lo real y lo onírico, Syme deberá infiltrarse en una unidad secreta, que integran anarquistas muy peligrosos, por lo que deberá actuar de manera muy inteligente, para que no descubran que en realidad es un policía encubierto. Pronto descubrirá que cada integrante de la organización, tiene un nombre en clave que coincide con los días de la semana. A el lo llamarán Jueves y el objetivo que lo encomendaron es detener a Domingo, el líder espiritual de aquel movimiento.






Rápidamente el espectador sintonizará el tono satírico y relajado que tiene la historia. Se sucederán las situaciones delirantes y divertidas. La trama es fresca y no hay un argumento pesado que digerir, las acciones fluyen La propuesta es subirse a la locura que propone el relato y disfrutar de las composiciones y caracterizaciones de personajes realmente desopilantes. 

La lucha entre el bien y el mal se hará presente y de a poco iremos descubriendo que aquella organización tan siniestra, no lo era tanto. Además de la historia principal de misterio y persecuciones, tendremos de manera paralela una historia secundaria de amor. Aquella que envuelve al Inspector Syme y a la bella Emma Gregory ( Yamila Gallione  ), que se las arreglará para encontrarlo siempre e intentará conquistarlo de todas las formas posibles. Y hasta allí contamos, la búsqueda del líder se volverá frenética y las sorpresas irán apareciendo al por mayor. Pero hasta allí contaremos para mantener la sorpresa, el resto dejamos que lo descubran cuando vean la obra.





Llega el momento de hablar del gran despliegue escénico que nos tiene reservada la propuesta y arranquemos por las actuaciones que creemos son el punto más alto de la misma. Son nada menos que nueve los actores en escena, algo muy poco común en el teatro independiente. Y pese a que sean tantos los actores, todos ellos encuentran espacio para el lucimiento y tienen tiempo para desarrollar los personajes, siempre con algún toque delirante.

Destacamos especialmente los trabajos de los tres protagonistas principales de la obra. La interpretación que más merece que destaquemos es la de Ramiro Aguero como Syme, el inspector de Scotland Yard, funciona un poco como el conductor de la historia. Es un protagónico realmente exigente, ya que está prácticamente todo tiempo en escena y tiene muchísimo texto. Mostrando que está a la altura de la exigencia, Ramiro realiza un estupendo trabajo.

Sigamos con Gastón Biagioni como Lucian Gregory, como el anarquista que abre las puertas de la organización a Syme. La composición más pasional de la noche, con discursos encendidos que proclaman los principios anarquistas y mostrando gran presencia escénica nos regala una sólida interpretación. La revelación de la noche, a nuestro entender es Yamila Gallione, componiendo a una sensual e hipnótica Emma. Con sus cabellos colorados y una sonrisa hermosa, aporta frescura y belleza al relato. Emma defiende los derechos de las mujeres y proclama la igualdad de géneros, algo no tan común en la época en que la obra se escribió. Nos encantó la composición de Yamila, cautivando al público, con un personaje muy encantador.





Pero no seamos injustos con el resto del elenco, ya que todos, logran destacarse en los minutos que tienen en escena, aportando mucho a la trama, con sus trabajos individuales y en el conjunto. Mencionemos entonces a Ariel Haal, como Viernes o el desopliante profesor De Worns con una caracterización genial, que incluye pelo postizo y bastón. Eva Matarazzo se luce como Sábado o el Dr. Bull. A Eva la elogiamos ya en este sitio, en otras oportunidades, por haberla visto en varias obras y aquí volvemos a hacerlo cumpliendo un papel muy distinto, mostrando su versatilidad.  

 Javier Araya, es Lunes y el Coronel Ducroix, un personaje muy divertido, que nos hace reír mucho con su acento y forma de hablar. Dolores Montiel ( Martes / Conde Agenor ) y Gabriela Ramos ( Miércoles  / Marques Saint Eustache ) dan vida a dos personajes femeninos logrados y que generan muchas risas en la platea. Cierra el elenco, Pablo Goldberg, como Domingo / Dr. Renard, el lider espiritual y bastante desquiciado del grupo, compone un personaje que tiene mucho misterio y es gracioso a la vez.






Se hizo algo larga la descripción del elenco, pero la fuerza de los trabajos y el entusiasmo que cada uno le imprimió a sus personajes merecían que le dedicáramos estas líneas, ya que todos se muestran muy identificados con el proyecto, cumpliendo el rol que les tocó. Y el otro gran diferencial que presenta la obra, es la riqueza de la puesta, con tantos recursos puestos al servicio de la historia. Gran mérito aquí de Mario Frías aquí en la dirección, logrando amalgamar todos los ítems, para potenciar el relato.

Aspectos fundamentales a destacar, la caracterización que tienen los personajes, siendo clave aquí el estupendo diseño de vestuario en manos de Milena Amado, dando mucho glamour y belleza estética al relato. Para recordar quedará esa escena cerca del final, donde cada personaje vestía una túnica colorida diferente. Sigamos con el muy buen diseño sonoro y la música original que presenta la obra, responsabilidad aquí de Carlos Ledrag. El diseño lumínico de Sergio Iriarte es otro punto alto. Y podríamos seguir, mencionando perlitas, como ese humo que cubre el escenario en varios pasajes y nos remonta a la niebla londinense o ese apartado en las alturas que tiene Emma y el inspector. Pero no queremos contar todo. Sobresaliente la puesta, que resulta un verdadero lujo para el teatro independiente.






Creemos que ya contamos demasiado, nuestra recomendación al espectador es que emprendan con la mente abierta y relajada el viaje hacia la Londres del siglo pasado, que nos propone esta original adaptación de la famosa novela de Chesterton.  A olvidarnos aquí de los argumentos complejos y simplemente disfrutar de la frescura / riqueza de una propuesta, que no tiene miedo en arriesgar, apostando a lo onírico y a lo lúdico, en una puesta que sorprende por su gran despliegue escénico.

Para el final, algo muy importante y que no debemos dejar de mencionar, es que Pesadilla, O El Hombre que fue Jueves resulta un sentido homenaje para Adrián Blanco, actor y dramaturgo, coautor de esta pieza, que dejó esté mundo en plena pandemia.  Pero estamos seguros, que pese a no estar presente físicamente en la sala, los días de función, desde el lugar que esté, espiará el escenario y estará muy orgulloso de este equipo, que con mucho trabajo pudo estrenar la obra, siendo la misma, un fiel exponente del teatro independiente en estado puro, que en estos tiempos de crispación, tanto bien nos hace.


Pensador Teatral.-



domingo, 4 de septiembre de 2022

Más Bello que la Muerte

Dramaturgia de Sonia Novello. Dirección de Claudia Mac Auliffe.






Domingos 18 hs en Teatro Anfitrión ( Venezuela 3340 )

Un texto sensible y pleno de poesía nos regala Sonia Novello, en su debut como autora, con Más Bello que la Muerte, una obra que nos habla de la finitud de la vida, del paso del tiempo y de las pérdidas que todos sufrimos. Una invitación a reflexionar, sobre como muchas veces por estar ocupados en lo urgente, no le prestamos la debida atención a las cosas bellas y simples que la vida siempre pone a nuestro alcance. 






Para escribir este texto, que hace muchas referencias a la naturaleza y a los seres vivos que habitan en ella, Sonia se inspiró en la casa de su infancia, con un parque con muchos árboles, flores, insectos de todo tipo y las distintas especies de pájaros que visitaban cada día aquel lugar. Las preguntas surgen. Serán siempre los mismos pájaros ?? Podríamos reconocerlos ?? Y que hay de los los insectos, que mueren cada día y al siguiente nace otro similar, completando el maravilloso ciclo de vida y muerte que la naturaleza nos regala ???

En ese marco, se desarrolla el relato, precisamente en el jardín de una casa quinta en las afueras de la ciudad, allí veremos a Arminda ( Sonia Novello ) y Axel ( Alejandro Vizzotti ) una pareja madura y sin hijos. Tienen tiempo, nadie los corre y por ello pasan el rato, recordando momentos felices del pasado y contemplando la naturaleza,  disfrutando del verde y la belleza de un paisaje que cambia constantemente, ya sea por la posición del sol, la fuerza del viento o por los distintos seres vivos que allí habitan, sabiendo que cada día algo cambiará y contemplando la naturaleza, siempre vamos a ver algo nuevo.






 Pese a lo mencionado, en el aire se nota cierto desánimo. En breve, notaremos que Axel no está bien de salud y que no le queda mucho tiempo de vida. Es tiempo de reflexiones y de balances. Y nada mejor que hacerlo con ese entorno verde rodeándolos. Pero esa pesadumbre, se pondrá en pausa, con la aparición de James ( Osqui Ferrero ) un joven lleno de vida, que llega allí de casualidad, trayendo un pedido de comida. Huérfano de madre y amante de los pájaros, rápidamente conectará con este matrimonio, que tiene mucha ternura para dar y hasta allí vamos a contar, para no spoilear.

Uno de los mayores méritos de la obra, es transmitir paz, ternura, su ritmo pausado y el canto de los pájaros de fondo resultan reconfortantes para el espectador. Para que esto ocurra, además del texto, son fundamentales los trabajos de quienes protagonizan la obra. Arranquemos por Sonia Novello, que además de ser la autora, dá vida a Arminda, una mujer que ama la naturaleza y trata de ahogar sus pérdidas, contemplando los misterios de la misma. Una satisfacción verla a Sonia, una actriz que nos encanta, pudiendo protagonizar esta hermosa obra que ella mismo escribió y que sin dudas tiene muchas referencias propias.






La acompaña Alejandro Vizzotti, a quien vemos por primera vez en escena y que realiza un sentida composición. Transitando con algo de nostalgia, pero con mucha dignidad sus últimos momentos, teniendo agudos los sentidos, para disfrutar situaciones que sabe, pueden no repetirse. Muy bueno lo de Alejandro. Y para el final dejamos a Osqui Ferrero, una verdadera revelación, componiendo un personaje adorable, con ese acento litoraleño y la inocencia de quien se crió en un pueblito del interior. Su gran pasión son los pájaros, le encanta describir sus cuerpos y reconocer sus cantos. Osqui le aporta frescura a la obra y cautiva al público con su personaje. 

Se hizo algo larga la descripción de los protagonistas, pero la calidad de los trabajos así lo ameritaban. Es tiempo de que hablemos de la puesta que nos presenta Claudia Mac Auliffe, a quien disfrutamos en obras anteriores como actriz junto a Sonia. Aquí se calza el traje de directora y realmente lo hace muy bien. Ya que con austeros recursos logra una puesta bella y sensible. Es justo reconocer aquí, el trabajo de Gabriella Gerdelics, responsable de un diseño escenográfico lleno de verde que transmite mucha paz y a su cargo también está vestuario, siendo ambos ítems fundamentales para la belleza de la puesta que mencionamos.






Disfrutamos mucho de Más Bello que la Muerte, confesamos en estas líneas que veníamos de una semana triste en lo personal por la pérdida de un ser querido muy cercano y justamente el destino quiso que viéramos esta obra, que nos emocionó especialmente y nos llegó al corazón. Ya que sin golpes bajos, nos recuerda la belleza de la vida, lo importante que es disfrutar las cosas simples que a diario nos ofrece y que valioso puede resultar escapar de la vorágine de un mundo que corre sin sentido, para poder sentarnos a contemplar la sabiduría de la naturaleza.

Nos gustó mucho la obra y por eso la recomendamos, Más Bello que la Muerte es la última creación de la Compañía Carencia Virtú, que ya nos tiene acostumbrados a presentar propuestas plenas de poesía y muy ancladas en lo humano. En este caso nos habla de la finitud de la vida y de como podemos transitar las pérdidas sin dolor. Lo hace con un texto muy bello, una puesta sensible y actuaciones exquisitas del elenco reunido. Por todo lo mencionado, los invitamos a que se lleguen a El Anfitrión, se sienten en la platea y mientras disfrutan de la obra, puedan cerrar los ojos para oír el cantar de los pájaros que llenan el aire y alivian nuestras pérdidas.


Pensador Teatral.-



viernes, 2 de septiembre de 2022

No Tengo Tiempo

Autoría: María Pía López. Dirección: Cintia Miraglia.





Viernes 20 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3378 )

En los últimos tiempos, se ha convertido en una sana costumbre, concurrir a El Extranjero y volver a casa, lleno de teatro por haber disfrutado de hermosos momentos teatrales y precisamente esto es lo que nos sucedió, luego de haber visto No Tengo Tiempo, obra basada en la novela del mismo nombre escrita por Maria López en el 2010 y que llega al teatro en esta potente adaptación, que dirige Cintia Miraglia.






En tiempos de pandemia, la autora se reunió con Carolina Guevara, una de las actrices y juntas pensaron que sería una muy buena idea, adaptar la novela al teatro. Y para ello decidieron sumar al proyecto a Cinita Miraglia, una de las directoras del momento, para que colabore activamente con la adaptación. Su participación en la dramaturgia fue clave, introduciendo algunas modificaciones al texto original, como traer los acontecimientos al tiempo presente, cuando en la novela se estructuraban en un diario íntimo, la protagonista solitaria se transformó en dos mujeres en escena, entre otros ajustes, pero siempre respetando el espíritu y la poética de la novela.

Y los resultados realmente fueron más que positivos, porque esta comunión de ideas, confluyó en una propuesta teatral muy robusta, con dos actrices excelentes y una puesta que nos encantó, ya que potencia el texto, le dá movimiento y volumen, siendo este un verdadero diferencial, ya que en la cartelera abundan obras que tratan temas del universo femenino, pero con la estética y la corporalidad que presenta No Tengo Tiempo, no es habitual verlas, siendo esta una de las razones que explican el muy buen suceso que está teniendo la obra, con varios meses en cartel y llenando localidades en cada función.






Y de que nos habla la obra ?? Del implacable paso del tiempo, de como después de cumplir cierta edad, ya no es grato sumar años y el almanaque se convierte en una amenaza, lanzando una especie de cuenta regresiva que aunque queramos ignorarla está corriendo. En el relato aparecen dos mujeres, que intentan resistir al paso del tiempo, cuerpos que ya no son los mismos y algunos mandatos sociales que tienen fecha de vencimiento, el principal la maternidad, que en caso de no haberlos cumplidos, se vuelven perentorios.

Uno de los ejes centrales de la obra, es recorrer lo que sucede con las mujeres cuando llegan a los cuarena años y aún no son madres. Realmente lo desean o solo cumplir el mandato ?? Y como se hace si a esa edad justo no se está en pareja ?? Hay algún método para ser madre de todos modos ?? La trama con mucho humor y también con profundidad, describe una historia que resulta cercana y que grafica como la desesperación, puede llegar a límites peligrosos y hasta allí vamos a contar para mantener el suspenso.






Momento de hablar de las actuaciones que presenta la obra, que como dijimos antes, son un verdadero diferencial, ya que las interpretaciones de Carolina Guevara y Leticia Torres son magníficas, histriónicas ambas, con una corporalidad y una entrega física que debemos destacar. A Leticia Torres, la conocíamos de haberla visto hace unos años en Rayito de Sol, un unipersonal, donde realmente la rompía, tanto que pasado el tiempo aún recordamos su performance, aquella noche en Machado Teatro.

Antes de ver esta obra y sabiendo de sus condiciones, dábamos por sentado que Leticia Torres haría un gran trabajo y lo confirmamos. Pero lo que no imaginábamos era que su compañera, Carolina Guevara nos iba a sorprender con una composición genial, con una entrega y un carisma para resaltar. Que quede claro, ambas actrices realizan un trabajo estupendo, tanto en lo individual, como en el conjunto, componiendo con maestría a dos amigas que comparten sus experiencias y se ríen de si mismas.





Tanto Leticia, como Carolina, en varias oportunidades rompen la cuarta pared, dialogando entre ellas sobre alguna parte difícil que les tocó en el texto, burlándose de alguna escena que tuvieron que llevar adelante o simplemente haciendo algún comentario de la trama al público. Todos estos elementos humanizan sus trabajos, generando empatía con el público, que se siente cómplice y se identifica con lo la historia que cuentan las actrices. Felicitamos tanto a Leticia y a Carolina, por sus excelentes composiciones..

Y como dijimos anteriormente, la puesta que presenta No Tengo Tiempo, bajo la dirección de Cintia Miraglia, es realmente destacable y suma mucho al texto. Arrancando por ese tatami, que funciona como escenario en que las protagonistas, florete en mano practican esgrima. Destacamos el vestuario deportivo que acerca Paula Molina, los momentos musicales que tiene la trama, donde Leticia Torres, micrófono en mano toma protagonismo y el diseño lumínico de Matias Noval, jugando con los tonos rojos o azules, para macar diferentes momentos del relato. Son muchos los elementos de la puesta que le agregan valor a la obra.





Para ir concluyendo, nos gustó mucho la propuesta de No Tengo Tiempo, con un relato, que si bien pone en el centro a dos mujeres, puede aplicarse a todos, ya que nos habla de como el tiempo corre, sin que nos demos cuenta, hasta que en un momento tomamos conciencia de ello y aparece el miedo a la vejez, a la muerte y también a no poder cumplir esos proyectos que teníamos cuando eramos jóvenes y que suenan improbables a esta altura del almanaque, debiendo ser muy fuertes mentalmente, para digerirlo.

La obra jugando con la ironía y como mucho humor, nos invita a reflexionar, sobre un tema existencial como es el paso del tiempo y el cumplimiento de los mandatos sociales. Lo hace con un texto muy entretenido, una puesta muy atractiva y fundamentalmente con composiciones estupendas, de las dos protagonistas, que le ponen el cuerpo y su histrionismo a la propuesta, para que disfrutemos de un hermoso momento teatral, coronado al final de la función, con los prolongados aplausos del público que colmó la sala de El Extranjero.


Pensador Teatral.


miércoles, 31 de agosto de 2022

El Oficio de Dar

Libro y Dirección de Ricardo Díaz Mourelle.







Miércoles 20 hs en Centro Cultural de la Cooperación ( Av. Corrientes 1543 )

Una propuesta bella y entrañable, nos propone El Oficio de Dar, hermoso espectáculo musical y poético que tiene una característica que lo convierte en casi único, nos referimos a que los protagonistas son nada menos que padre e hija, compañeros de la vida, que se funden en el escenario, para compartirnos su talento y su arte.






Julieta Díaz, reconocida actriz, de la que todos recordamos exitosos trabajos en cine, teatro y televisión, muestra aquí una faceta que nosotros no conocíamos, pero que ya existía. Julieta tiene una hermosa voz y canta realmente muy lindo. Luego de ver la obra, nos enteramos que la actriz es una apasionada por la música y hace algunos años ya, formó un dúo musical con el uruguayo Diego Presa, presentado ya su primer disco juntos. Y precisamente su pasión por la música nació por influencia familiar.

Y así allí vamos, su compañero de escena en El Oficio de Dar, es nada menos que su padre Ricardo Diaz Mourello, actor, cantautor y poeta, dueño también de una voz privilegiada, que se mueve como pez en el agua en el escenario, dejando en claro los genes artísticos que posee la familia. Es la primera vez que padre e hija comparten escenario. Venían madurando la idea hace mucho años y pasada la pandemia, encontraron el momento justo para que el proyecto salga a la luz.





Y que bueno que así haya sido, la idea se pudo concretar, es realmente emocionante ver como Julieta y Ricardo, se adueñan del espacio escénico y disfrutan cada momento, presentando ambos, temas de su propia autoría, eligiendo canciones populares que recorren nuestra historia social y política, recitando poemas que hacen alusión a momentos oscuros de nuestra historia y dejando lugar para comentar anécdotas familiares que marcaron las vidas y el vínculo fuerte de los protagonistas.

El repertorio es variado, a lo largo la noche disfrutaremos de temas del gran Atahualpa Yupanqui, de Cesar Isella, hay zambas, chacareras, un tema de Charly García y como dijimos canciones compuestas por la misma Julieta y también por Ricardo, algunas con un significado especial, lo que le otorga magia y ternura a la noche. El público disfruta las canciones, las tararea y por momentos hacen palmas, siendo partícipes de lo que se vive en el escenario.

Pero Julieta y su padre, no están solos en escena, los acompañan los músicos, Daniel Homer en guitarra y a cargo de la Dirección Musical, Leandro Marquesano en Piano y Diego Gazzaniga en percusión. Los tres se integran muy bien al espectáculo y muestran mucha química con los protagonistas. Se percibe la emoción en el escenario, la ternura y ambos sentimientos llegan a los espectadores. Un hecho a destacar es el perfecto sonido que tiene el show, algo que no siempre ocurre en los musicales y que no hace falta aclarar, es un item que no debe fallar para el disfrute del público.






En definitiva, disfrutamos de una entrañable noche en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación, viendo este bellísimo espectáculo poético musical, que recorre la historia política y social argentina y que une a padre e hija, que como reza el título, ofrecen su arte y talento, cumpliendo además el sueño de poder actuar juntos. Se los nota muy felices a ambos de poder compartir el escenario y los espectadores disfrutan esta comunión familiar.

En el final de la función, los protagonistas comparten una anécdota familiar muy sentida, sobre la abuela de Julieta y madre de Ricardo, ayudando a comprender el origen de esta familia de artistas y resultando un homenaje para ella. Los aplausos del público al final de la función, coronan una noche plena de sensibilidad, con buena música, poesía y la emoción de poder ver a Julieta y a su padre, brillar en el escenario y ser testigos de la fortaleza de un vínculo y del poder sanador del arte.


Pensador Teatral.



domingo, 28 de agosto de 2022

1989

Dramaturgia de Teodoro López. Dirección de Leandro Airaldo.










Domingos 20 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )

Una propuesta muy atractiva, llega de la mano de 1989 que nos propone viajar en el tiempo, a aquellos años turbulentos de Argentina, donde el gobierno de Alfonsín naufragaba con el Plan Austral y la hiperinflación se convertía en una pesadilla, mientras la sociedad que soportaba los cortes de energía, el desabastecimiento y la amenaza cada vez más concreto de saqueos.








Allí en esa época temporal se desarrolla esta historia que tiene lugar en una cerrajería de barrio, donde trabaja Hernán, que hace copias de llave artesanalmente con su torno, mientras no corten la luz. Lo ayuda con los quehaceres del negocio Huguito, un adolescent bastante bonachón, que funciona como cadete para toda tarea, recibiendo las recomendaciones consejos algo desubicados sobre el amor y sexo que le dá su verborragico patrón.

El día trascurre en la cerrajería, como cualquier otro, mechando trabajo, con cortes de luz y charlas entre Hernán y su asistente, hasta que llegará el negocio, la atractiva Nora ( María Colloca ) que pronto sabremos que es la esposa de Fernando, uno de los hermanos de Hernán. Viene con la excusa de hacer una copia de llave, pero sin entrar en detalles, para no spoilear nada, notaremos que alguna historia amorosa pendiente hay entre ella y el hermano de su esposo, siendo este el inicio de una serie de sucesos que pondrán al descubierto relaciones familiares bastante truculentas.










Esta escena será la presentación para un relato que tiene como protagonistas a tres hermanos, que se reúnen en la cerrajería familiar al cumplirse 10 años de la muerte de su padre. Deben exhumar su cuerpo y trasladarlo a un nicho, hasta allí todo normal, pero en el mismo deberán incluir una misteriosa cajita, que conservaron sus hijos todos estos años, con la precisa instrucción de tenerla lista para esta ocasión, donde deberán cumplir con el particular pedido del padre, en el marco de un ritual misterioso y oscuro.

El particular pedido es el disparador para esta obra anclada de manera magistral a fines de la década del 80 y que tiene un componente de misterio muy alto. Que tendrá esa misteriosa caja ?? Ninguno de los hermanos la abrió en esos diez años ?? Que esconden aquellos hermanos ?? Cada uno con una personalidad diferente, pero los tres machistas, impunes, vanagloriándose de sus conquistas sexuales y siempre jugando al limite, infundiendo algo de temor a quienes pudieran escucharlos, ya que no parecen tener muchos escrúpulos en sus conductas.








Son cinco los actores en escena y se dá algo que no siempre ocurre, todos ellos tienen el tiempo necesario en escena para elaborar sus personajes, para marcar sus características y para el lucimiento, tanto en lo individual, como en el conjunto, donde las actuaciones se potencian siendo este un punto muy alto de la obra, ya que son muy logradas las composiciones de los cinco y cada uno de los espectadores al final de la función elegirá su personaje favorito.

Arranquemos por Gonzalo Ruiz como Hernán, quien siguió adelante con el negocio familiar y pasa sus días en la cerrajería. Aferrado a las costumbres y algo bohemio, parece detenido en el tiempo, disfrutando con la rutina desde el negocio, mientras se entera de todo lo que ocurre en el barrio y hace alguna travesura los días de guardia nocturna. Nos encantó el personaje de Gonzalo, siendo tal vez nuestro personaje favorito.

Sigamos con los hermanos y llega el turno de Germán Rodríguez, como Fernando, mujeriego, compadrito y muy fanfarrón. Está casado con Nora, pero disfruta contando sus aventuras amorosas e infidelidades. Le encanta aparentar y hacer alarde de sus negocios, que por la difícil situación económica del país, no parecen ser tan prósperos, como quiere venderles al resto, No se lleva para nada bien con Hernán y lo critica por nunca haberse animado a dejar la cerrajería y buscar ganar guita afuera, como el siempre le dijo. Un verdadero villano compone Germán y lo hace de maravillas.









Emiliano Díaz es Gregorio, el hermano mayor, el que juega en las grandes ligas, ya que dió el salto y se fue a trabajar a Estados Unidos. Volvió dejando algún temita pendiente que resolver en el Norte y especialmente para cumplir el ritual. trayendo regalos costosos para todos. Tiene dolares y le gusta demostrar su status. Emiliano es un excelente actor, al que elogiamos ya en este sitio en varias oportunidades, recordando en especial su exquisito trabajo en Enamorarse es Hablar Corto y Enredado, una estupenda obra del off, que tuvo reconocimientos varios Aquí vuelve a lucirse, componiendo al personaje más misterioso y temible de la obra. 

María Colloca, es Nora, la única mujer de la obra y su personaje es disruptivo en la historia. Despreciada por su esposo y deseada por su cuñado será decisiva en el desarrollo de la trama. A María la elogiamos este año, por su consagratorio trabajo protagónico en La Falcón. Aquí desde un personaje, con menos minutos en escena, aportará belleza y femineidad al relato, mostrando su magnetismo y una gran presencia escénica, para rodondear una composición que se destaca mucho.

Para el final dejamos a Tobías Bearzotti, como Huguito, el más chico de la trama. Es el cadete de la cerrajería y sufre a diario los consejos de Hernán su patrón y por la ocasión también de los hermanos. Su carácter bonachón, no concuerda con la fiereza y falta de escrúpulos del resto. Adorable personaje compone Tobías, que en una de sus primeras presentaciones teatrales, logra convertirse en una muy buena revelación.












Se hizo un poco larga la descripción, de cada actor, pero la minuciosidad de las composiciones y los muy buenos trabajos que presentan los cinco, entendemos que así lo merecían. Hay también mérito aquí en Leandro Airaldo, que desde la dirección logra darle espacio a todos para su lucimiento. Además es el responsable de una puesta que resulta realmente atractiva con numerosos guiños que nos transportan a aquellos años ochenta. Por la trama pasarán fragmentos de Nuevediario, el genial Negro Olmedo en No Toca Botón. Referencias a Alfonsín, a Menem, aparecerá Sofovich, cigarrillos importados, Mordart y Fechoria, por nombrar solo las escenas que nos vienen rápido a la mente.

De la puesta, debemos destacar sin dudas el fenomenal diseño escenográfico de Manuel Escudero, que recrea una cerrajería barrial con todos los elementos que tiene ese tipo de negocio y además también la ambientación necesaria para situarla en los 80´. Para ello también colabora el muy buen vestuario que lucen los protagonistas, rubro a cargo de Sabrina López Hovhannessian. 











Entendemos que contamos ya lo suficiente, 1989 es una obra que nos propone un viaje en el tiempo, para que podamos comprobar, que pese que pasaron ya más de treinta años y cambian algunos nombres propios, los problemas de Argentina son casi los mismos. Aumentos de precios desmedidos, cortes de luz, clase política desprestigiada, el dolar como objeto de deseo y esa sensación de que para poder sobrevivir en un ambiente hostil, como el que siempre ofrece nuestro país, con crisis que llegan de manera cíclica, algunos piensan que están habilitados para manejarse con impunidad, aprovechar cualquier oportunidad que se presenta y sin reparar si para ello hay que saltar alguna valla prohibida o perjudicar a alguien, 

Disfrutamos de una muy buena noche de teatro, con este texto tan rico de Teodoro López, la puesta  muy bien elaborada por Leandro Airaldo, que le otorga la ambientación necesaria a estos personajes brutales e impunes, acostumbrados a los atajos como receta para eludir las crisis y que pasados diez años de la muerte de su padre, acudirán para cumplir un ritual que tiene una mezcla de misterio y perversión, cóctel que resultará muy atractivo para los espectadores, que disfrutan de la obra y seguramente a la salida reflexionarán sobre el explosivo final, cenando en Fechoría o en alguno de los carritos de la Costanera.



Pensador Teatral.-



jueves, 25 de agosto de 2022

Yo me quería morir antes que vos.

Dramaturgia de Magalí Meliá. Dirección de Lorena Romanín.






Jueves 20 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )

Potente y conmovedor texto escrito por Magalí Meliá, llega de la mano de Yo me Quería Morir Antes que Vos, un relato que nos interpela y aborda una temática lamentablemente muy vigente en nuestra sociedad. Nos referimos a los femicidios, un delito que acumula cifras que alarman. En los últimos años, los medios se ocuparon de dar visibilidad a casos notorios, de mujeres asesinadas en la mayoría de los casos por sus parejas o ex-parejas, siendo crímenes motivados por la violencia machista. Y pese a que la sociedad pareció tomar conciencia de este flagelo, las muertes de mujeres no se detienen.






El texto de Magalí aborda el tema, desde un ángulo original y muy interesante, ya que navega entre el teatro documental y la acción dramática, desde la mirada de la hermana de la víctima y del entorno familiar. Analizando la secuencia completa, que irremediablemente desembocará en la tragedia y las consecuencias que sufren los que siguen vivos El dolor infinito que envuelve a la familia y como los que tienen que seguir adelante, tienen que procesar el infierno que viven y ser fuertes a la vez, para comunicar la noticia a los eslabones más débiles del entorno familiar.

En la historia que nos presenta Yo me quería morir ..., se pone la lupa en el gran vínculo que tienen dos hermanas, Irina ( Magalí Melia ) y Leia ( Débora Longobardi ). Siempre fueron muy unidas, jugando cuando eran chicas primero, adolescentes luego y adultas finalmente, acompañándose en todo momento. Irina era la mayor y siempre se preocupó por cuidar a Leia. El destino quiso que estuvieran juntas en un boliche, aquel fatídica noche de veraneo, en que Leia conoció a Javier, que luego de un corto noviazgo, se convertiría en su esposo, en el padre de sus dos hijas y finalmente en su femicida. 






Magalí, además de ser la autora, jugará un rol fundamental de presentadora de la historia, que arrancará por el triste final, con la muerte de su hermana, teniendo la dolorosa tarea de revivir aquellos desoladores momentos finales de su querida Leia, desde que recibió la trágica noticia y tratando de reconstruir aquellos últimos días de una pareja, que ya no funcionaba como tal y que venia cuesta abajo desde hace tiempo.

Para mantener el suspenso, no queremos adelantar demasiado, para que el espectador se sorprenda cuando vea la obra. Solo diremos que sin recurrir al golpe bajo en ningún momento, la dramaturgia consigue interpelarnos y movilzarnos, ya que las situaciones que nos propone el relato resultan cercanas y reconocibles. Aparecerán situaciones de violencia domestica, escenas de celos, manipulación, culpa y avisos a las que no les damos la importancia debida y sin danos cuenta, anticipan la tragedia que pronto llegará.

El relato por momentos es desgarrador y tiene una carga alta de dolor y congoja, que llega al corazón del espectador. Y sin dudas para que esto ocurra, además de la potencia del texto que señalamos anteriormente, es necesario contar con un elenco comprometido con la historia, algo que aquí se logra con creces, gracias a las virtudes del trío protagónico reunido para la ocasión.

Arranquemos por Magalí Meliá, el alma de este proyecto, ya que además de escribir la obra, tiene reservado un papel muy importante en la misma, ya que con una sensibilidad a flor de piel, logra emocionarnos y conmovernos, con un relato desbordado por la pérdida de un ser querido y ese aura de culpa que la invade, por no haber podido detectar con anticipación la tempestad que llegaría, preguntándose a cada instante, si no hubiera tenido que hacer algo más, para evitar el peor desenlace y salvar a su hermana. Un trabajo enorme el de Magalí.






Sigamos con Débora Longobardi en la piel de Leia, la víctima. Nos encantó su composición, en este papel que era realmente complejo de representar.  A Debora ya la elogiamos mucho en este sitio por anteriores trabajos y que aquí nos sorprende, al representar a una Leia, alegre y llena de vida, que a medida que avanza su relación con Javier, irá ganando en preocupación, mostrando su carácter, para no dejarse avasallar, por un esposo celoso, violento y experto en el arte de la manipulación. Exquisito trabajo de Débora, una actriz que nos encanta, por su sensibilidad y carisma. Aquí vuelve a mostrar sus credenciales, en un personaje que requiere gran compromiso y ratificando porque es una de nuestras actrices favoritas donde del circuito de teatro independiente. Siempre es un placer verla en escena.

Para el final nos queda, Sebastián Blanco Leis, en su doble representación del esposo de Irina y el de Javier, el gran villano de la historia. Minuciosa su composición, de un hombre posesivo, extremadamente celoso y con una carga de violencia, que pese a sus intentos por disimular, se hacen presente en numerosas ocasiones. No es sencillo jugar su personaje, pero Sebastián lo hace en gran forma, sin exageraciones, pero con el carácter necesario, para convertirlo en ese hombre violento que infunde miedo y al que le encanta victimizarse. 






Se hizo larga la descripción, pero entendemos que la calidad de las interpretaciones que presenta la obra, ameritaba la menciones y el reconocimiento para un trío de protagonistas, que muestra mucha química y un compromiso absoluto con el texto y la temática que merece destacarse. Para no ser injustos, queremos dedicar unas líneas a Pina González, ya que ella también está en escena y es la que se encarga de la banda sonora en vivo, que tiene la obra y colabora mucho para la creación de los diferentes climas que el transcurso del relato va pidiendo,

La dirección de Lorena Romanin, que además es una autora muy reconocida, logra potenciar la contundencia de un texto cargado de dolor, con una puesta austera, una escenografía despojada y con pocos elementos, pero elocuente, con ese alambre rodeando la escena que representa la cárcel en la que habita Leia. Los colores oscuros y el vestuario colaboran al clima opresivo, ideal para dar el marco adecuado a un relato, donde la palabra es la que marca el ritmo. Ambos ítems están a cargo de Gabriella Gerdelics.






No queda mucho más para agregar, solo señalar el silencio absoluto con que el público sigue la acciones, que quedará de lado en algunas momentos cuando la tragedia se asoma en plenitud y en la sala se escucharán los sollozos de los espectadores, algo que pocas veces ocurre y que en este caso, muestra como el relato consigue romper la cuarta pared y llega al corazón de los espectadores.

Recomendamos Yo me quería Morir antes que vos, una historia que conmueve y nos interpela, poniendo en primer plano el tema de violencia de género y el femicidio como peor final. El texto de Magalí, sin recurrir nunca al golpe bajo, presenta esta historia que conjugando el teatro documental y una teatralización cargada de sensibilidad, gracias a la credibilidad de las interpretaciones, presentando una propuesta teatral, de esas que resultan necesarias, ya que es una obra que invita a la reflexión y nos alerta acerca de como muchas veces, naturalizamos ciertas conductas o comportamientos violentos, que no deberíamos dejar pasar.


Pensador Teatral.