Dramaturgìa y Dirección de Lucio Bazzalo.
Presidio, es un producto del Laboratorio del Experimentación Teatral ( LET ), que luego de 3 años de investigación en teatro fìsico, estrena su primer espectáculo.
Hay muchísimo trabajo previo y esto se nota en la puesta, con una obra original, donde el protagonismo, no lo tiene el texto, como es costumbre, aquí manda el lenguaje corporal, es el movimiento constante de esos cuerpos el que nos habla y nos invita a reflexionar.
La acción arranca, con personas que caminan bordeando un cuadrado iluminado, se mueven como autómatas, ensimismados en sus pensamientos y repitiendo algunas palabras sueltas, que parecen no tener coherencia.
Por ese afuera, parecen robots, que caminan sin parar, todos iguales y sin escapatoria, sin poder apartarse de ese destino de enajenación, que parecen tener marcado.
Pero cuando entran a ese cuadrado, todo cambia, allí están en el centro de la escena, allí se vinculan con el otro, pero generalmente de manera sufrida, violenta, hay situaciones de rechazo, pero también hay momentos de amor, de sexo primitivo y lujurioso.
Allí adentro, los cuerpos se expresan, se golpean, se rechazan, se repelen, pero también se tocan, se besan y se aman.
Todo ocurre en ese cuadrado, el ambiente es de opresión, el vértigo,y la violencia están presente. Ese espacio, puede entenderse con la metáfora de una vida difícil que debemos afrontar, las obligaciones, el matrimonio, la paternidad. Parece que fuera una existencia que nos asfixia, como si estuviéramos dentro de una cárcel.
Pero aunque ocurran hechos desagradables, siempre hay que sonreír para el afuera, para el otro, que no debe enterarse de nuestro sufrimiento, por eso esos cuerpos exageran una mueca de sonrisa permanente hacia el exterior.
La puesta, tiene muchísima energía, la entrega y la exigencia física que tienen los actores es absoluta, están en permanente movimiento durante toda la obra, vemos cuerpos que caminan, que corren, que sufren y que gozan, pero que siempre están en movimiento, no hay tiempo para parar ni un minuto, la vida moderna, nos obliga a no parar nunca.
Encabezados por una Heidi Fauth, gran actriz, que este año vimos brillar en Todas las Rayuelas, aquí se luce con un personaje que impresiona por su impresionante gestualidad, todos los sentimientos pasan por su rostro. Deliciosa actuación.
Que decir de Gisel Gainsborg, componiendo magníficamente, un ser andrógino que realmente impresiona y atemoriza. Ademas de actuar, está a cargo de las coordinadas y trabajadas coreografías que presenta la pieza.
Martina Federica Medaña, es energía y sensualidad, su cuerpo tiene mucha carga sexual y se encarga de manifestarlo, sola o con Rodrigo Martìnez Frau, el único hombre de la trama, musculoso y con una expresividad para destacar, es otro de los que se luce mucho en escena. Además, ambos, son los hijos de esos padres, que no se llevan bien.
Los cuatro protagonistas están más que a la altura del enorme desafío que representa la obra y donde deben ostentar un estado físico admirable, para responder a una trama exigente que no les ofrece tregua.
La puesta en un teatro, muy cómodo como Patio de Actores, es estridente y tiene un tinte fuertemente futurista, con un diseño lumínico que se destaca, al igual que la música original de Alejandro Kauderer y un vestuario donde predomina el blanco, todos recursos puestos en beneficio, de esos cuerpos, que deben lucirse y ser protagonistas.
En conclusión, un verdadero privilegio, poder ser testigos de propuestas innovadoras, como la que propone Presidio, que decide romper con lo convencional y apostar a algo distinto, a un teatro físico , donde el lenguaje corporal es el medio de expresión, haciendo llegar un mensaje a través, de esos cuerpos alienados y prisioneros de una realidad que nos abruma. Al ser una pieza para mentes abiertas, proponemos al espectador, que vea la obra, evaluar si coincide con nuestro punto de vista y con ese mensaje que nosotros percibimos.
En lo personal, la satisfacción que lleguen a escena, espectáculos que tienen tanto trabajo previo de investigación y ensayos, consiguiendo que el resultado final sea una obra como Presidio, dotada de una exquisita riqueza visual y artística, que sin dudas, aporta un toque de distinción a nuestra nutrida cartelera teatral.
Pensador Teatral.