Dramaturgia y DIrección de Lautaro Perotti.
Una obra fuerte y potente la que nos presenta Lautaro. Una pieza donde el suspenso, las situaciones violentas y la tensión acompañarán al espectador desde el primer instante.
Este año disfrutamos mucho viendo a Lautaro Perotti, descollando con actuaciones superlativas en Próximo y Tebas Land, que fueron sin dudas, de las mejores obras que nos ofreció el teatro independiente en el 2017.
Y teníamos ganas de verlo con autor y director, en esta pieza que mucha gente nos había recomendado y ya podemos decirlo, estamos contentos de haber seguido las recomendaciones ya que la propuesta ofrecida es realmente muy valiosa.
El mismo autor, revela que con Cronología de las Bestias, quiso indagar en el compromiso que mucha gente asume con la mentira. Es decir, como en muchas ocasiones las personas en vez de querer ir en búsqueda de la verdad, prefieren aferrarse a situaciones que saben son falsas y todos sus comportamientos irán en dirección de sostener esa mentira, a sabiendas que la verdad será seriamente afectada-
Lautaro para esta obra se inspiró un caso policial ocurrido en los Estados Unidos, donde una persona retornó a su hogar después de diez años de ausencia, cuando su familia lo creía muerto y si instaló en la casa, sin cuestionarse, ni ser cuestionado. Al cabo de un tiempo, tras los resultados del ADN se descrubrió que era un farsante y no era la persona buscada.
Esa noticia fue la disparadora del proceso creativo, adicionalmente en su cabeza siempre rondó el interrogante sobre situaciones donde el compromiso con la mentira llega a su clímax, como en los casos de los nietos desaparecidos, donde los padres adoptivos pueden convivir con sus hijos, sabiendo con certezas y secretamente que no son padres naturales y en algunas situaciones, sabiendo quienes fueron los asesinos de los padres biológicos, situaciones en las obviamente nunca querrán indagar.
Ya por lo indicado, pueden intuir en presencia de una obra profunda y compleja, que no tiene una construcción lineal, hay idas y vueltas en el el tiempo, algunos flashbacks, por eso, en este caso, conocer las motivaciones que llevaron al autor escribir la historia, es una muy buena ayuda para comprender mejor y tener mejores recursos, para ir armando ese rompecabezas, con las piezas y pistas que en forma magistral, la obra va ofreciendo a los espectadores, a medida que la trama se va desarrollando.
La historia que nos cuenta Cronología de las Bestias, se centra en la historia de una familia destrozada por la misteriosa desaparición de un hijo que tenía 14 años. La familia lo buscó en forma desesperada, sin tener noticia alguna, y 13 años después cuando ya nadie tenía esperanzas de hallarlo con vida, Beltrán ( Andrés Ciavaglia ), ese hijo que había faltado por tantos años, retornaba a su casa en forma misteriosa.
El inicio de la obra, es con ese un muchacho de mirada asustada, sucio y con sus ropas rotas, que es descubierto en la casa, escondido tras un sillón, con un revolver en la mano.
Lo descubre con estupor, la Tìa Celia ( Adriana Ferrer ), quien llama de inmediato a su hermana, Olinda ( Silvina Sabater ), que es la madre de Beltrán. ( misteriosamente no hay un nombre de pila del muchacho, solo ese apellido )
Al rato llegará el primo César ( Julian Krakov ), algunos años mayor que Beltran y compañeros de juegos cuando eran chicos.
Completarán la escena el cura del pueblo ( Juan Manuel Casavelos ) que llega a la casa, para tratar de aportar tranquilidad, ya que mucha gente del pueblo se llegó a la puerta de la casa, enterados de la inimaginable aparición del niño desaparecido, que ahora era ya un hombre.
Cuando dijimos que la obra era de suspenso, no exageramos en nada, la trama nos irá acercado pistas a medida que avanza el desarrollo de la obra, para que nosotros vayamos armando el rompecabezas de esta dramaturgia precisa y tan bien construida que presenta la obra.
Al estar en presencia de un thriller de mucho suspenso, no queremos revelar lo que el espectador irá descubriendo, solo adelantar que veremos una familia muy particular, que tiene varios secretos guardados bajo siete llaves y donde cada personaje parece esconder hechos siniestros de su pasado. Y por más que quieran mostrarse como una familia normal, queda claro que no lo son.
Hasta ahí llegamos con lo que contamos, ya que la pieza tiene muchas sorpresas preparadas y el género de suspenso que presenta la obra, nos disuade de seguir revelando datos.
Además de la dramaturgia que ya hemos elogiado reiteradamente, el texto logra llegar al espectador con crudeza y y un vértigo que debemos resaltar, gracias a las excelentes actuaciones que presenta la obra, con un elenco que se nota absolutamente compenetrado con la historia.
La actuación más destacada en nuestra opinión, es la de Andrés Ciavaglia, como Beltrán, el hijo perdido que vuelve con un aura enigmática que impresiona. Su mirada asustada, sus posturas corporales que denotan miedo y tensión, lo asemejan a un animal acorralado, Muy bien llevado, ese silencio y ese andar retraído, que arrastra en toda la trama. Una interpretación magnífica la de Andrés, que compone su personaje en forma magistral.
Es también de excelencia las interpretaciones, que ofrecen las hermanas Adriana Ferrer como Celia y Silvina Sabater como Olinda. Tienen un relación muy particular entre ellas, sobre una superficie de presunta normalidad, se nota que tienen muchas cuentas pendientes entre ellas y el rencor es la ley que rige su fraternal relación. Ambas tienen una veta bestial escondida en su personalidad, Celia es más verborrágica y Olinda más reservada, pero las dos demuestran fuerte carácter y desequilibrios emocionales muy evidentes. Gran labor de estas dos actrices con tanto recorrido en el teatro off, dando vuelo a personajes que no son sencillos, ya que esconden mucho más de lo que muestran.
En la misma sintonía está, Julián Krakov, como el primo Julián, otro personaje enigmático, se nota con facilidad su carga de violencia, tanto verbal, como física, siempre dispuesta a aparecer. Tiene una relación muy particular con su tía Olinda, que provoca mucha tensión en la casa.
Y por último mencionar a Juan Manuel Casavelos, como el cura del pueblo, es el personaje ajeno a la familia, busca ingresar en la intimidad de la misma, para tratar de descubrir algunos de sus secretos, pero sin que les digamos nada, ya pueden imaginar que suerte correrá en ese intento.
Como vemos son cinco actores, que se unen para darle forma a la historia y a esa atmósfera de tensión, suspenso y violencia, que requiere el texto, algo que se logra gracias a su pericia.
La puesta tiene muchos puntos a resaltar, en primer lugar el aprovechamiento integral que se hace de esta mítica sala del Timbre 4, donde los personajes desarrollan escenas paralelas, hablando en el patio, encerrados en el baño o escaleras arriba. Hay un muy buen diseño escenográfico de Eduardo Perez Winter, simulando la casa de familia, del que destacamos ese sillón, ubicado de espaladas al público, donde los protagonistas se sientan metafóricamente dando la espalada a la verdad.
En definitiva, estamos antes una original y jugada propuesta, un trhiller donde el suspenso y la tensión, arrancan en la primera escena y se mantendrán hasta el final. El espectador asiste con una mezcla de fascinación e incomodidad, al desfile de hechos que ofrecen estos personajes misteriosos y oscuros, que harán los posible para que la acción transcurra, pero sin perder de vista una premisa, la verdad siempre se debe mantener oculta.
Nos gustó mucho Cronología de las Bestias, confluyen, una dramaturgia inteligente, actuaciones superlativas y tensión permanente. Recomendamos que vea la obra con los ojos muy abiertos, para tratar de descubrir que siniestros secretos se esconden en el seno de esta familia bestial, que de normal, solo tiene la apariencia.
Pensador Teatral.