Dramaturgia y Dirección de Osqui Guzmán.
Una propuesta muy original la que nos trae presenta El Centésimo Mono, un espectáculo donde magia y teatro se congenian para ofrecer al espectador una comedia, donde las ilusiones las risas y las emociones, estarán presentes toda la noche y donde la vida y la muerte se cruzarán en muchos instantes.
La obra tiene una trayectoria inusualmente extensa, ya que cumple su 8va temporada en cartel, desde su estreno allá en 2011, con un elenco conformado por Marcelo Goobar, Pablo Kusnetzoff y Emanuel Zaldua, que siete años después, son los mismos que en aquel comienzo, siguen saliendo a escena para deleitar a los espectadores.
Como mencionamos, es muy extraño y son contados los casos, en que una obra del off, logra mantenerse tanto en el tiempo. Cuando esto sucede, sin dudas la pieza tiene algún secreto o fórmula, que se vá transmitiendo boca a boca de los espectadores, provocando que la sala esté llena en cada función. Y en búsqueda de conocer ese secreto y con mucha expectativa, partimos rumbo al Abasto, para ver El Centésimo Mono, dirigida por el talentoso y querido Osqui Guzmán.
Digamos rápido y sin suspensos, que el secreto, es el enorme trabajo que hay detrás del espectáculo, una puesta donde todo funciona a la perfección, como una pieza de relojería, las iluminación, la música y un texto muy atractivo que se luce mucho, gracias a las extraordinarias interpretaciones de los tres protagonistas. Trabajo y talento son las palabras claves para entender el éxito de la obra.
Al inicio del espectáculo, un mago que oficiará de presentador nos informa, que en esta noche especial, la magia y la muerte se harán presentes. Y que tienen en común, la magia y la muerte, el mismo mago lo aclara, que al ser desconocidas y misteriosas ambas, son temidas por la gente.
Se cuenta que en esa noche, tres magos que no se conocen, ni pueden verse, ni pueden tocarse, serán sometidos en diferentes lugares a una operación y para la misma recibirán anestesia total. En este estado de inconsciencia, podremos entrar en sus mentes y observar que sueños allí se guardan, accediendo a un mundo onírico y profundamente poético,
No vamos a contar más del argumento, lo mejor es dejar que el espectador se deje llevar y emprenda el viaje que le proponen estos tres deliciosos personajes, que a lo largo de la noche, lo sorprenderán y mucho con sus trucos o ilusiones como ellos mismos se encargan de remarcar. Nos harán reír con sus ocurrencias y sus números, y nos harán emocionar ya que veremos a trasluz sus sentimientos.
Sorprendente y rica propuesta, que une dos disciplinas como la magia y el teatro, algo imposible de lograr, salvo que se reúnan para el convite, protagonistas que manejen ambas artes, algo que aquí se consigue, ya que tanto Pablo Kusnetzoff, Marcelo Goobar y Emanuel Zaldua, cumplen con esa doble función a la perfección y tan bien lo ejecutan, que es difícil determinar si son mejores magos o actores, una se apuraría a destacarlos como actores, por la forma en que llevan adelante la historia, pero las ilusiones que veremos a lo largo de la noche, son muy logradas, con que la elección no es sencilla, dejaremos que usted espectador, cuando vea la obra, vea si puede elegir alguna de las facetas.
Los tres protagonistas, se lucen muchísimo y tienen un histrionismo que sorprende. Emanuel Zaldua, con su aire chaplinesco, es quien guía al espectador en el comienzo de la obra y uno de los que más risas consigue. Pablo Kusnetzoff, es quien tiene mayor pinta de mago, de aire serio y concentrado, sorprende con su ilusionismo y una voz magnífica de locutor que impresiona. Marcelo Goobar, resulta el más descontracturado, siempre en movimiento y también muy gracioso.
Mencionamos alguna línea de cada protagonista de manera caprichosa, porque los tres están fantásticos, como magos y como actores, con mucha gracia los tres y logrando imprimir un ritmo vertiginoso a la obra, que en todo momento entretiene a los espectadores.
El Centésimo Mono, tiene mucho de poesía y de encanto, a quien escribe estas lineas, lo hizo rememorar épocas de la infancia, en que la figura de los magos, era imponente y todos queríamos que alguno de nuestros cumpleaños, sea animado por un gran mago con varita y galera.
La puesta que logra Osky Guzman, impacta por su potencia y por tener todos los detalles cuidados, hay una coordinación absoluta entre los tres protagonistas, sus movimientos parecen cronometrados.
Y hay varios ítems para destacar, un destacado diseño lumínico de Adrián Cintioli, el creativo diseño escenográfico y colorido vestuario de Gabriela Fernández y la música de Tomás Rodríguez. A lo largo de la pieza, todos estos componentes se destacan y contribuyen, a enriquecer una puesta de lujo.
En definitiva, entendimos perfectamente porque El Centésimo Mono, se convirtió en un clásico del off, llevando tantos años en cartel, reuniendo un texto lleno de poesía, en un espectáculo en el que magia y teatro se combinan de manera soberbia, gracias a los tres protagonistas fascinantes que vemos en el escenario y a un equipo que les crea el clima propicio, desde el fuera de escena.
Recomendamos mucho la obra, para aquellos que ya la vieron hace años y mucho mas, para quienes aún no la vieron, les aseguramos que vivirán una noche donde la magia y las emociones, estarán de fiesta.
Pensador Teatral.