sábado, 11 de agosto de 2018

El Argentino Perfecto

Dramaturgia y Dirección de Ana Laura Suárez Cassino.









Sábados 20 hs en Vera Vera Teatro ( Vera 108 )

Una propuesta original y valiosa llega con El Argentino Perfecto, pieza escrita y dirigida por Ana Laura Suárez Cassino, transitando su segunda temporada, con algunos cambios introducidos por la autora, respecto a la primera temporada.

La obra indaga acerca de la idiosincracia del argentino. Podríamos definir como sería el argentino ideal ?? Una pregunta que nos moviliza y una pieza que intentará ayudar al espectador a develar ese interrogante ??  Lo podemos describir de alguna manera ?? Podemos determinar como piensa  el argentino promedio ??  La obra a modo experimental, dará vueltas sobre el tema, partiendo de una premisa,   el argentino es inconformista por naturaleza, siempre quiere estar en otro lado o ser otra cosa, en definitiva nunca lo conforma con su situación presente, algo que por lo general trae problemas.








El texto atrapa y genera la atención del espectador, pero creemos que lo más destacado de la obra, es su puesta, original y con elementos muy diversos, que la distinguen claramente de las obras que habitualmente vemos.

De arranque, una presentadora nos introducirá en tema y nos adelantará el carácter experimental de la obra, invitando a que si algún espectador no está de acuerdo con la propuesta, puede retirarse en ese instante de la sala. Una carta bien jugada, que deja claro al público, que la pieza tendrá sus particularidades.

La maestra de ceremonias, hará girar un bolillero de lotería y del mismo surgirán las escenas, que los actores representarán seguidamente. Las acciones ocurren en la década del 40 y 50, años en que el peronismo estaba en su momento de apogeo y la movilidad ascendente, llegaba con la intención de modificar la sociedad, introduciendo el concepto de justicia social, por la que muchos sectores postergados, pugnarían por subir algunos peldaños en la escala social.









No vamos a contar mucho más del desarrollo para conservar el suspenso, pero las situaciones que veremos, nos movilizarán. La obra no busca sentar posición, por el contrario, buscará que el público sea quien saque conclusiones y en esto mucho tendrá que ver su ideología propia.

Para que la puesta sea tan atractiva, hay que darle mérito al elenco reunido para la ocasión, seis actores que compondrán personajes que bien pueden ser esteriotipos del habitante argentino. Vamos a mencionarlos porque los trabajos lo ameritan.









Uki Cappellari es una abnegada mucama, que trabaja a destajo limpiando en la casa de una patrona poco comprensiva. Florencia Solaria Larrarte dá vida a una joven que luego de conocer a Evita se convirtió en peluquera, Leandro Puerta encuentra en el boxeo su posibilidad de encontrar un futuro y Alejandro Ulises Gimémez, es un descamisado con vocación sindical.
Estos cuatro personajes, tienen un denominador común, quieren ascender en la escala social, mejorar su situación y ser otro.

Cecilia Colombo, una actriz de experiencia, compone un personaje pintoresco y muy conocido por todos, la argentina tilinga, llena de prejuicios que desprecia a las clases bajas. Su acidez, provoca muchas risas en el público, lanzando frases, que nos resultan muy cercanas.









Por último mencionar a Jennifer Sztamfater, una joven y talentosa actriz, que ya vimos el año pasado lucirse en Himalaya y en Las Hermanas Colágeno en Microteatro, aquí vuelve a mostrar su versatilidad, siendo la maestra de ceremonias de este experimento. Jennifer se destaca por su expresividad y su histrionismo, algo que aquí puede explotar a sus anchas..

Como dijimos el elenco se luce mucho, mostrando mucho entendimiento en los cuadros y ejecutando precisas coreografías, se los nota identificados con el proyecto y con el aplomo que les dá estar transitando la segunda temporada de la obra.

La puesta de El Argentino Perfecto, tiene varios ítems para destacar, desde la música original de Seba Dorso, al vestuario de Flavia Gaitan / Paula Bianchini y la escenografía muy original, con muchos elementos de la época de la década del 40, que estimularán la memoria del espectador.








No contamos más, la obra tiene reservadas varias  sorpresas,  solo mencionaremos un cuadro que resulta un guiño al documental El Humano Perfecto del danés Jorgen Leth, donde los integrantes del elenco cámara en mano, homenajearan al mencionado film, en uno de los momentos más logrados de la noche.

En conclusión, una propuesta valiosa que con un carácter experimental e impronta cinematográfica, con muy buenas interpretaciones, que logra que reflexionemos sobre la idiosincracia del argentino, desde una mirada histórica apreciando que pudo ser y finalmente no fue, siendo la propia mirada del espectador más o menos crítica, la que sacará sus conclusiones.

Recomendamos El Argentino Perfecto, nos hará reflexionar y también reírnos de nosotros mismos, de la mano de un talentos elenco, que por momentos será un fiel reflejo de nuestros comportamientos habituales.




Pensador Teatral,




jueves, 9 de agosto de 2018

Yo, Feuerbach

Dramaturgia de Tankred Dorst y Dirección de Manuel González Gil.








Jueves 20 hs en El Tinglado Teatro ( Mario Bravo 948 )

Llega al escenario de El Tinlgado, esta bella pieza del escritor y dramaturgo alemán Tankred Dorst, que con un texto seductor, nos invitará a explorar el universo del actor, su vocación y su incondicional su amor por el teatro.

El título de la obra, puede desconcertar, pero digamos ya que Feuerbach, es como se conoce al personaje, interpretado en forma magistral por Manuel Callau, que se presenta en un casting convocado para elegir el elenco, de una pieza que se estrenará pronto.








Feuerbach llega puntualmente a la hora en que fue convocado, pero las pruebas de ese día se adelantaron.  El viejo actor, no usa celular y entonces no lo pueden llamar para avisarle que se presente antes. El director aprovecha el hueco de tiempo para salir a almorzar, pero antes le deja un encargo importante a su joven asistente de dirección ( Francisco González Gil ). Debe esperar a Feuerbach, que es un gran actor y quiere asegurar su participación en el casting, por eso debe recibirlo especialmente y hacer lo necesario para retenerlo hasta su vuelta.

El joven asistente cumple la instrucción y recibe a Feuerbach, que llega a la cita, vestido de manera impecable y con un aire que denota su importancia. De mala gana se enterará que deberá esperar al  director y que debe compartir ese tiempo de espera con un asistente, que denota tan poca experiencia en el mundo del teatro.

El choque generacional entre ambos es evidente y le otorga un encanto especial al diálogo que estas personas que no se conocen deben mantener. Feuerbach es ácido al inicio, por momentos insolente, con ese asistente, que de manera infructuosa y con mucho respeto intentará hacerlo sentir a gusto, a un personaje, que luce desconfiado y algo inquieto. Sin embargo hay algo que no le cierra al asistente, hace 5 años que se dedica al teatro y nunca escuchó el nombre de ese actor, nunca lo vió actuar, no ser siquiera entrevistado..
Finalmente se anima a preguntarle y se entera que el último trabajo teatral de Feuerbach ocurrió hace ya siete años.






Hasta aquí vamos a contar, el espectador cuando vea a obra, develará las razones del misterioso parate y además disfrutará del diálogo que empieza tirante y con el correr de los minutos se irá haciendo más entrañable, casi confidente en el final,  entre actor y asistente, con muchas referencias acerca del mundo teatral, anécdotas de años en el escenario y las razones que explican, porque alguien  decide abrazar el oficio de actor.

Verdaderamente el intercambio es muy rico y como dijimos se disfruta mucho, esto ocurre principalmente por la fantástica interpretación de Manuel Callau, que se adueña del escenario en forma admirable, con un oficio y una presencia que impresiona.
Su manejo perfecto de la voz, su gestualidad, sus desplazamientos en el escenario y la carga emocional que le pone a su personaje, redondean una actuación soberbia, una verdadera clase magistral de teatro, que Manuel. nos regala con generosidad.

Es un placer y un privilegio, ver como un actor, con la trayectoria de Callau, encuentra en esta pieza, el espacio ideal para poder mostrar toda su técnica y sus años en escena, sin dudas una obra que le cae perfecta se lo nota muy cómodo.








Manuel se lleva todas las miradas y los aplausos, pero no debemos quitarle importancia a la labor de Francisco González Gil, a quien este año vimos lucirse mucho en Asi de Simple, una entrañable obra del off. Aquí Francisco, entiende perfectamente su rol en la obra y se pone al servicio del protagonista, dando siempre los pies justos y quedando en ese segundo plano que requiere el libro. No es sencillo su papel y lo cumple en gran forma, ya que además de permitir el lucimiento de Callau, consigue conformar una muy buena dupla, dejando al descubierto, las distancias que pueden ocasionar las diferencias de edades y generacionales.

Hay que que destacar la puesta del director Manuel González Gil, que sin dudas sabe brindar el marco adecuado a los actores,  para su lucimiento y lograr que la trama sea entretenida. Los recursos usados, son variados, desde una voz en off  ( nada menos que de Miguel Angel Solá ) saliendo de la cabina, emulando a un director que los espectadores no ven, las luces de sala, la salida y entrada del asistente del espacio escénico, Se aprovechan muy bien las instalaciones del teatro y se juega mucho con el espectador, en esta historia que tiene muchos ingredientes del teatro dentro del teatro.

No debemos olvidar la acertada traducción de Juan Garft. que colabora mucho para una adaptación ágil y actual de la obra, que nota en las referencias modernas que contiene, resaltando la importancia de las redes sociales en estos tiempos y mencionando a los youtubers y los instragramers, que tanto espacio ganan hoy en día, en los diversos medios audiovisuales.










En conclusión, una estupenda propuesta la de Yo, Feuerbach, que además de bucear en el rico universo teatral, nos habla de las vocaciones y de los gajes del oficio de actor , reflexionando además sobre como a las personas mayores, les cuesta mantener su vigencia en un mundo laboral, cada vez más competitivo, que en vez de valorar la experiencia,  prefiere inclinarse por las generaciones jóvenes que apoyados en la modernidad y no siempre en la capacidad, parecen llevarse todo por delante.

Por eso Yo, Feuerbach, es un canto a la vida, una lucha por los ideales,  por el amor a la profesión y en el caso de este viejo actor, una cruzada por volver al escenario, que siente es su lugar el mundo, donde se siente vivo, a la espera de recibir premio más deseado, los aplausos y el reconocimiento del público.

Recomendamos especialmente la obra, disfrutarán de una dramaturgia bella y de actuaciones fantásticas, que al final de la función, generarán ese emocionado y prolongado aplauso, que para los actores, siempre resulta una caricia al alma.



Pensador Teatral.

miércoles, 8 de agosto de 2018

El Legado

Dramaturgia de Merceditas Elordi y Dirección de José Toccalino








Domingo 20 hs en Belisario Club de Cultura ( Av. Corrientes 1624 )

El Legado, es una obra que conmueve, que nos interpela y nos pide que nunca olvidemos, una etapa muy triste de nuestra historia reciente.

Merceditas la creadora de este proyecto, en un principio pensó en escribir una pieza sobre la ancianidad, desde una mirada femenina y ahí fue cuando se le ocurrió que podía conjugar esa idea, con la lucha de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, que consagraron sus vidas, a la búsqueda de sus nietos e hijos, desaparecidos en la sangrienta dictadura que sufrimos en la década del setenta.






Para escribir la obra, investigó mucho del tema y se reunió con varias Madres y Abuelas, para conocer historias de vida, recuerdos entrañables de sus seres amados, enterarse de sus gustos musicales, sus comidas preferidas, historias en primera persona, poniendo el foco en la vida detrás de cada persona.

En El Legado, Elordi encarna a Carmen, una mujer en sus distintas edades, busca a su hija y su nieta, lejos de resignarse, trata de recordar los momentos alegres compartidos, aquellos que guarda en el corazón por siempre, apostando a la vida y no a la muerte, como terapia para superar un dolor insoportable.








El trabajo de Merceditas, es extraordinario desde lo actoral componiendo a una madre a corazón abierta, con una ternura y una sensibilidad .que conmueve. Su entrega es absoluta, pone el corazón en la obra y eso sin dudas es algo que el espectador reconoce.

Recordemos que por este trabajo, la actriz y autora marplatense, recibió numerosos premios, entre ellos un Estrella de Mar a la Actuación Protagónica Femenina.

La puesta que nos propone la obra dirigida por José Toccalino, es íntima, se crea un clima muy cercano, entre la protagonista y el público. Se dá un intercambio muy rico, algo muy valioso y complejo de conseguir, al tratar un tema tan duro y oscuro, por eso la atmósfera familiar que se establece es para resaltar, el público en plena función, es invitado a tomar un té y comer una porción de pastafrola, además de objetos concretos, como fotos, que circulan por la platea.








Para destacar la escenografía y el diseño lumínico de Eduardo Aguilar, así como los momentos musicales que tiene la puesta y algunas imágenes proyectadas en un biombo, que parecen tomar vida.

En definitiva, disfrutamos del reestreno de El Legado en el bello Belisario, que en su segunda temporada, sigue cautivando, por la sensibilidad y el sentimiento con el que Merceditas compone su personaje y transmite una historía, que si bien es ficcionada, tiene tantos casos reales que la inspiran.

Recomendamos la obra, además de disfrutar de la magnífica interpretación de Elordi, El Legado es una pieza necesaria, para tener memoria de nuestro pasado y para que la búsqueda de la verdad, no se detenga nunca.




Pensador Teatral.



sábado, 4 de agosto de 2018

La Calma Mágica

Dramaturgia de Alfredo Sanzol y Dirección de Ciro Zorzoli.







Viernes 22 45 hs y Sábados 20 30 hs en Teatro Timbre 4 ( México 3554 )

Llega a las huestes del Timbre 4, una obra del dramaturgo español Alfredo Sanzol, al que Tolcachir conocíó en sus reiterados viajes a España. Es un autor de su mismo edad, que se caracteriza por guiones que exploran en temas profundos, pero siempre con humor presente, como muchas veces se dice, de la mano de situaciones divertidas, se puede llegar a los temas más serios.

Tolcachir que en principio pensó dirigir la obra, se tentó al leer el texto y decidió participar del proyecto, pero desde el escenario, junto a las mejores figuras del Team Timbre 4, nos referimos a Gerardo Otero y a dos integrantes históricas de los Coleman, como  Inda Lavalle y Tamara Kiper. Podemos afirmar y usted lector coincidir, que se puso toda la carne en el asador, en materia de elenco.








Solo faltaba elegir el director y aquí es donde aparece una sorpresa, ya que decidieron convocar a Ciro Zorzoli, un reconocido y exitoso director, que nunca participó en proyectos del Timbre 4. Con un estilo propio y una impronta personal, donde el humor siempre aparece. La convocatoria representaba un desafío doble, en primer término para Ciro, de tener que dirigir a un el elenco de tanta trayectoria y acostumbrado a trabajar con ciertas premisas  ya establecidas y desde el otro lado, el reto para el colectivo del Timbre 4, de adaptarse a un director exitoso, que tiene su propio método de trabajo y una poética distinta, algo que sin dudas además de un desafío, significaba un estímulo, para seguir creciendo y aprendiendo.

Yendo al argumento de La Calma Mágica, digamos de antemano, que es una obra muy original, donde lo real y lo onírico se cruzarán en forma permanente, teniendo lugar situaciones disparatadas y delirantes, que serán la cobertura de pensamientos y sentimientos muy arraigados.

La obra, arranca cuando Osvaldo ( interpretado por Claudio Tolcachir ), se presenta en una oficina para una entrevista laboral. Tras la muerte de su padre, decide dejar el teatro y buscar un trabajo " serio " . Es recibido por Olga ( Inda Lavalle ), que le pregunta si está nervioso y le ofrecerá para que se relaje, unos hongos alucinógenos que guarda en una cajita. Osvaldo acepta y come unos cuantos de los hongos.










Ese es el disparador de la pieza y los únicos momentos serios de La Calma Mágica, ya que desde ese momento, comenzarán a mezclarse sueños con realidad y la imaginación del espectador, comenzará a volar, junto con la de los protagonistas.

Osvaldo se obsesiona con un video que lo muestra durmiendo en el trabajo, que fue grabado por un compañero de oficina, que lo considera un video muy gracioso y por eso decide viralizarlo, entre sus amigos. Pese al pedido y casi ruego de Osvaldo, para que lo borre, decide no hacerlo y ya allí comenzará una cruzada de Osvaldo, para conseguir que lo borre, a cualquier precio.

Se darán muchas situaciones desopilantes y aparecerán temas, como el uso de la tecnología, el auge de los celulares, el derecho a la intimidad, la dignidad y la vulnerabilidad de las personas.








Llevar adelante un texto tan particular y tan loco por momentos, exige mucho compromiso de los intérpretes y es algo que consiguen este grupo de actores tan experimentados del off, que deciden jugar la partida y entregarse a este libro que tiene tanto de lúdico.

Mencionemos una linea de cada uno de ellos, celebramos la nueva aparición de Tolcachir, poniéndose el traje de actor. Luego de volver en Nerium Park, donde se lució mucho, parece haberle tomado el gustito y vuelve acá, siendo el protagonista de la historia. Un joven que sufre la perdida de su padre y decide salir a buscar su destino, sin esa importante referencia. Nos gustó mucho el trabajo de Claudio.

Gerardo Otero, muy sólido en su papel, un jefe bastante malvado, que disfruta de su poder y de cierta perversidad. Gerardo es un actor versátil, que parece encajar en todos los papeles que le dan.









Y del lado femenino, un estupendo trabajo de Inda Lavalle, una temperamental y muy sexual Olga, la proveedora de los hongos, con una presencia escénica indudable y Tamara Kiper, una actriz que nos gusta mucho, aquí es una veterinaria soñadora e idealista, que parece enamorarse de Osvaldo. Dos actrices de enorme talento.

Como dijimos la historia no es sencilla y este grupo de actores ponen sus cuerpos al servicio de la obra y en varios momentos, se divierten como si fueran chicos.

Hay un moderno diseño escenográfico de Cecilia Zuvialde, colorido y psicodélico de la oficina, con muebles que se irán moviendo y transformando, para crear diferentes locaciones.
La trama es dinámica con puertas por donde aparecen y desaparecen los actores, así como el buen aprovechamiento, de esta sala tan emblemática del Timbre 4, donde pueden salir voces desde una ventana alta que se ilumina o desde debajo de las butacas.






Además hay efectos sonoros muy logrados, que generan momentos divertidos y resaltan algunas frases.

En definitiva, La Calma Mágica nos propone un viaje con mucha fantasía, pudiendo pasar en segundos de una oficina a un coto de caza en Kenia o nada en un río africano. Pero como dijimos antes, muchas veces, lo fantástico y lo onírico, permiten que los sentimientos más profundos del ser humano, salgan a la luz y esto es algo que sentimos se produce aquí,

Recomendamos la obra y aceptar la invitación de este grupo de talentosos actores, para emprender este viaje fantástico, donde nos cruzaremos con elefantes rosas, que quieren seguir viviendo libremente, sin que ningún cazador importuno los moleste.




Pensador Teatral.

viernes, 3 de agosto de 2018

Código Tartufo. Moliere 1975

Dramaturgia de Merceditas Elordi y Dirección de David Señoran.








Viernes 21 hs en Teatro Payro ( San Martín 766 )

Una propuesta original y muy creativa, llega con Código Tartufo, donde ficción y realidad se cruzarán de manera inquietante. En la idea participaron Ariel Osiris y David Señorian que trabajaron en principio con el clásico y ahí llegó Merceditas, para atravesarlo con un hecho real que enseguida relataremos..

El relato, se sitúa en el año 1975, época en que Argentina atravesaba un momento difícil, con el régimen militar en el poder. El 24 de Mayo de ese año, se produce la fuga de 26 mujeres de la Cárcel del Buen Pastor en la ciudad de Córdoba. Eran presas políticas, pertenecientes a diferentes organizaciones revolucionarias. Una de las fugadas, Alicia de tan solo 19 años, desesperada buscando donde refugiarse, irrumpe en una sala de teatro cercana a la cárcel, donde en ese momento, un grupo de actores estaba ensayando Tartufo de Moliere.







Por lo tanto, partiendo de este hecho real de la fuga, es que nace esta adaptación criolla del Tartufo. En un arranque, pareciera que estamos viendo la obra original, donde Orgon ha caído bajo los encantos de Tartufo, un verdadero embaucador a quien invitó a vivir a sus casa y al que además le ofrece la mano de su bella hija, para contraer matrimonio. Las acciones fluyen y en el escenario se recrea la pieza de Moliere, con buenas cuotas de humor, hasta que unos ruidos en el exterior, interrumpe aquella representación.

Allí es donde la obra dá un giro, ya que la entrada de Alicia al teatro, modifica todo. La joven confiesa que se ha fugado de la cárcel y pide ayuda a ese grupo de actores, para que la cobijen y la escondan, ya que las autoridades policiales, estaban tras sus pasos  y seguramente en breve preguntarían alli, si vieron algo.








Ese es el disparador, ya que el clima de comedia que se respiraba hasta ese momento, vira al drama y los actores deberán bajar a la realidad, para decidir si ayudan o no a la chica, sabiendo el peligro que corren. La decisión no es sencilla y cada uno tiene su punto de vista, apareciendo un muestrario, de lo que es la sociedad, algunos tienen un mirada egoísta y optan por el no te metas, si estaba presa, algo habrá hecho y otros en cambio, quieren ser solidarios con la situación de la fugitiva.

Allí es donde en un guiño interesante, se cruzan ficción y realidad, ya que en Tartufo, se habla de hipocresía, doble moral y la impostura, pudiendo comprobar como muchas de estas conductas, que aparecían en las interpretaciones de los actores, se reproducen ahora en la vida real.

Acompañan este interesante libro, actuaciones muy parejas del elenco reunido, que se nota comprometido con la historia que se cuenta.
Arranquemos por David Señoran, que además el el director de la pieza, interpretando al Tartufo, el encantador de serpientes, primera figura de la compañía, que muestra con la joven, la misma hipocresia que su personaje tiene en la obra de Moliere. Muy bueno lo de David.








Destacamos especialmente las actuaciones de Julia Azar, una actriz de gran trayectoria que nos gusta mucho (  el año pasado la vimos lucirse mucho, en Bodas de Sangre, ) y de María Laura León como Dorina, que se luce muchísimo en la primer parte de la obra, cuando se veía el Tartufo tradicional, festejando el público cada una de sus histriónicas intervenciones..

Ariel Osiris es Orgón, el engañado por Tartufo y padre de la bella Mariana, interpretada por Belén Fernández Diaz, que no quiere aceptar el mandato de su padre ya que su corazón, late por su amado Valerio ( Mauricio Mendez ). Los tres componen en muy buena forma sus personajes.
Aquí el espectador cuando vea la obra, verá como realidad y ficción se confunden, no vamos a adelantar nada más.








Resta mencionar a Agostina Botta, ella es Alicia, quien cambia la historia, con su irrupción sorpresiva. Una actuación con mucha energía y presencia escénica, en un papel que requiere mucha carga emocional y Agostina sabe entregarla.

Los siete actores, se complementan muy bien y aportan para el conjunto, en una obra que no es sencilla de representar, por los cambios de registros, que se presentan, ante las situaciones teatrales y reales, ya que la pieza tiene mucho del llamado teatro dentro del teatro.

La puesta es muy dinámica, con una escenografía desprovista, donde la importancia la tiene la palabra y el trabajo de los actores. Se aprovecha muy bien el amplio escenario del Payro, por el que los actores de desplazan, corren por momentos y ejecutan muy buenas coreografías,
Mencionamos un lucido vestuario de Federico Casalinuovo, que además junto con Sergio Postigo, componen la música original que tiene la pieza.









En definitiva, son varios los factores que confluyen para logran una pieza atractiva, que transita por diferentes estados, arrancando en clave de comedia en su primera parte y pasando al drama en la segunda parte.
Como dijimos la dramaturgia es original y arriesgada al mezclar un clásico de Moliere, con un hecho de nuestra historia, tan sentido para todos.

La obra permite reflexionar, como mucha veces, la indiferencia y quedarse cuidando nuestra quintita, parece resultar lo más sencillo,  pero en realidad esa falta de compromiso, resulta peligroso y contraproducente, para la sociedad, ya que hoy como no nos toca a nosotros, preferimos mirar para otro lado. La realidad indica, que si todos adoptáramos esa posición egoísta, de no ayudar al prójimo cuando requiere ayuda, se cumplirá aquel poema del pastor alemán Martín Niemuler, atribuido a Bertol Brecht, que finaliza con el párrafo que dice que cuando finalmente vinieron a buscarme a mi, ya que no había nadie más, que pudiera decir algo, porque se los habían llevado a todos.

El aplauso emocionado, con que los espectadores, despiden a los protagonistas al final de la función, premia las actuaciones y esta muy buena idea llamada Código Tartufo, Moliere 1975, teatro independiente comprometido con nuestra historia.




Pensador Teatral.

jueves, 2 de agosto de 2018

Herencia de Sangre

Dramaturgia de Amancay Espíndola y Dirección de Sebastián Bauzá,








Jueves 20 30 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3376 )

Un texto que se ambienta en la Argentina interior llega de la mano de Amancay Espíndola, actriz y dramaturga nacida en General Roca, que precisamente nos presenta esta obra, que transcurre en una estancia situada en la Patagonia.

Drama histórico y familiar, Herencia de Sangre nos mostrará algunas de las deudas no saldadas de nuestra historia y una familia profundamente dividida, que no puede superar un pasado tormentoso, en el que, los lazos de sangre, tendrán un papel fundamental.

En la obra, tendremos a dos hermanos, Amanda ( Luciana Carullo ) y Manuel ( Gonzalo Cirigliano ) que viven atados a un pasado que añoran, con antepasados de prosapia, que participaron de campañas militares y conquistaron esas vastas pampas.








En la actualidad, conservan grandes extensiones de tierra, pero algo no anda bien en sus mentes, visten ropas de otra época y están atados a recuerdos, que los atormentan..Establecen un juego particular, ensayando una obra de teatro ficticia, algo que les permite, traer al presente, a familiares que ya no están en este mundo, como sus padres.

En realidad los hermanos no viven juntos, Amanda vive con Ana ( Susana Machini ), vieja ama de llaves de la familia, persona de confianza, que la asiste y la cuida, ya que su salud mental no es la mejor. En ocasión de su cumpleaños llega a visitarla su hermano Manuel. Amanda le reclama lo poco que la visita y porque no quiere estar más encerrada en esa habitación, se vislumbra, que es su hermano, quien la controla y por su frágil estado de salud mental, no la deja salir.








El festejo de cumpleaños y el jueguito teatral que montan los hermanos, se verá alterado, con la llegada de Elisa, media hermana por parte de padre y de sangre indígena. Esos lazos de sangre no son puros, ya que la madre de Elisa era mapuche y la madre de Amanda y Manuel, criolla pura.
La grieta es clara, hay un choque cultural entre ellos, un verdadero abismo parece separarlos, como si esa guerra, que tuvieron sus antepasados, se prolongara en ellos.

No vamos a contar más de la trama, solo decir, que el conflicto gobierna esta relación familiar, hay heridas del pasado que no han cicatrizado, secretos que se mantienen y claras diferencias culturales. A medida que los diálogos se van dando entre los hermanos, las diferencia se van profundizando y se vivirán momento de alta tensión.

Las actuaciones son muy parejas, creemos que la interpretación más destacada de la noche, es la de Luciana Carullo, ella es Amanda, caprichosa y manipuladora, parece jugar con su enfermedad, para victimizarse y llamar la atención del resto. Muestra un desprecio notorio para con su media hermana y un desequilibrio emocional que intimida a quienes la rodean. Destacamos la energía de Luciana, su gestualidad y un histrionismo, cumpliendo una gran performance.








Gonzalo Cirigliano, es el hermano protector, que se muestra fuerte y trata de encarrilar a su hermana, Por momentos esa imagen de fortaleza, no concuerda, con revelaciones de su pasado. Nos gustó mucho lo de Gonzalo, el único hombre de la historia.

Susana Machini, muestra su experiencia, para ese personaje de ama de llaves, que tratará de mediar cuando las situaciones parecen desmadrarse. Además representará a la madre ya fallecida, en un papel con mucho sentimiento. Con una participación secundaria, consigue destacarse.

Para el final dejamos a Magali Bonfá, una joven actriz, que es la revelación de la obra, personificando a Elisa, con sangre mapuche, orgullosa de sus orígenes y de su tierra. Se muestra incómoda en esa casa, donde debe soportar las constantes agresiones verbales de Amanda. Un papel muy complejo, que Magalí compone en gran forma, con una tonada muy lograda y unos ojos que transmiten mucho.







Nos gustó la puesta de Sebastián Bauza, un director joven, que también es actor y lo recordamos por destacarse en tantas obras en el Teatro El Ojo. Destacamos el vestuario de época de Sabrina Hovhannessian, muy importante en la trama, al igual que el diseño escenográfico, acorde con la puesta, de aires pampeanos, con el sonido del viento de fondo.

Este texto de Amancay, ganó el Premio Nacional de Dramaturgia 1997, otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación, tiene mucho valor, ya que con la fachada de un profundo drama familiar, da visibilidad a una situación histórica, que en la actualidad es minimizada,  pese a la legitimidad que reviste, nos referimos a la discriminación que sufrieron siempre las comunidades indígenas, que sufrieron el saqueo de sus tierras y la persecución del criollo, que no respeta su cultura.

Recomendamos Herencia de Sangre, una dramaturgia bien elaborada y comprometida, con una realidad, que los libros de historia prefieren ignorar, llevada al seno de una familia dividida. Además de disfrutar de muy buenas actuaciones, el espectador reflexionará, acerca de injusticias y deudas que nuestra sociedad, mantiene y no quiere reconocer.




Pensador Teatral..

domingo, 29 de julio de 2018

Tweed

Dramaturgia de Cesar Dominguez. Dirección y Puesta en Escena de Fernando Alegre.








Sábados 21 hs y Domingos 19 hs en Paternal Teatro ( Nicolás Repetto 1556 )

Una propuesta entrañable la que llega con Tweed, una obra que emociona y llega al corazón del espectador, por la potencia de su texto y las exquisitas actuaciones que nos regala.

Al llegar al Paternal Teatro, ya intuimos que no sería una noche más de teatro, el recibimiento es con una taza de té, ideal para este frío invierno porteño y una calidez que nos hace sentir como en casa. Es que precisamente el Paternal teatro, está situado en la parte trasera de la casa de Héctor Bidonde, actor de enorme trayectoria, director, docente y un verdadero representante de nuestra cultura, tanto que en el 2016 fue declarado como Personalidad Destacada de la Ciudad de Buenos Aires, por la Legislatura Porteña.






La mención, es un justo reconocimiento, luego de seis década de intensa actividad artística, ya que Cacho Bidonde, ha actuado en decenas de películas, en éxitos televisivos, en radio y obviamente en teatro, su gran amor, junto con la política ( fue elegido como legislador porteño por la izquierda en el 2003, siendo un ejemplo de honestidad )

Volviendo al Paternal Teatro, contemos que Bidonde a fines de los año noventa, trás su éxito con Gasoleros y Hombre de Mar, pudo comprar un enorme galpón, que refaccionó para convertirlo en su casa y en su teatro, debiendo luchar contra viento y marea,para mantenerlo en pie y tras algunos años de permanecer cerrado, lo revitaliza ahora con una obra de enorme calidad artística como Tweed, que lo tiene como gran protagonista,

La sala de modificó y acondicionó de manera especial para montar esta pieza, bajando el escenario, para recrear ese viejo y oscuro sótano del Barrio de Once, en el que Abraham, el viejo schneider, sigue ejerciendo su oficio de sastre. El mismo que abrazó cuando llegó desde su Polonia natal, para forjarse un destino, como hicieron tantos inmigrantes.







Al llegar a Buenos Aires, tuvo que adaptarse a su nueva tierra y adoptar las costumbres locales, pocos lo conocían por Abraham, era el Rusito del Once, para todos. Y allí en ese sótano, aislado del mundo, prácticamente vivió toda su vida, rodeado de su vieja máquina de coser, los botones, hilos y esas telas elegantes, como el tweed, bella pero áspera. buena analogía con la personalidad de nuestro amigo sastre,

Abraham era un sastre popular, consagró su vida al trabajo, tuvo tiempo eso sí para conocer a su esposa, con la que tuvo una hija, a la que llamaron Ruth, Pero la vida no le sonrió al schneider, se pasaba laa horas encerrado en ese sótano, trabajando sin parar, estando ausente de la vida familiar. Tanto que una noche, su mujer sin anunciarlo, decidió irse de la casa, lo abandonó a el y a su hija.

No fue fácil seguir adelante para el sastre, pero redobló sus horas de trabajo, debía criar a su hija y necesitaba dinero para pagar sus estudios, pero una vez más su personalidad cerrada y poco afectuosa, le jugó en contra y provocó que su hija en cuanto pudiera, también se fuera de esa casa, dejándolo solo. Una vez más era abandonado.








El tiempo pareció detenerse, este nuevo golpe fue muy grande para Abraham, que se recluyó en ese sótano, que era su mundo, entre hilos y maniquís, se aferró a ese universo, donde solo tenía espacio para el trabajo.

Pero una tarde que parecía como cualquier otra, su hija Ruth, volvió, habían pasado treinta años, de la última vez que se habían visto y bajó por esa escalera, viendo como el lugar, lucía casi igual, que cuando se había ido, el tiempo parecía no haber transcurrido.

Y en ese reencuentro se asomará el profundo drama, una historia de desamores, de relaciones quebradas, diálogos entre sordos, heridas que no cicatrizaron, ese orgullo que impide el acercamiento y la distancia entre se padre y esa hija, que parece infinita. Son exponentes de dos generaciones muy distintas, con lenguajes propios, parecen no escucharse, ni entenderse.







Los recuerdos y los rencores del pasado cubren el aire de la vieja sastrería, los diálogos entre padre e hija, son ácidos, cargados de ironía y de dolor acumulado.  Se lastiman con las palabras. Y hasta contaremos, dejaremos que el espectador cuando vea la obra, descubra si finalmente la coraza que los recubre a ambos, cederá y después de tantos años sin verse, llegará el esperado abrazo entre esas dos almas sufrientes, que están solas en el mundo.

Es momento de hablar de las actuaciones, que decir del trabajo de Bidonde, fantástico por donde se lo mire, sus palabras, sus silencios, su andar lento y su oficio,  fluyen de manera soñada en el escenario. Una verdadera clase magistral de teatro la que nos brinda Héctor, se lo nota comprometido e identificado con la obra, resultando un privilegio, verlo en escena.







Lo acompaña en gran forma Silvia Kauderer, como su hija Ruth, no es tarea fácil entrar en acción, con un personaje tan fuerte como el de Bidonde, que podría eclipsarla, pero Silvia muestra una gran personalidad, con su dolor a cuestas, tratando de descubrir los motivos por los que volvió a esa sastrería, redondeando interpretación soberbia y muy emotiva.

Impecable el intercambio escénico entre Héctor y Silvia, un excelso duelo teatral, que conmueve al espectador. Ambos con una entrega absoluta y la carga emotiva que le imprimen a sus personajes.

Es el momento de resaltar la gran puesta que logra Fernando Alegre, íntima, logrando comunión, entre los actores y el público, que se sientes cercanos, dentro de ese sótano, que tantas historia acumula.  Se consigue esa atmósfera melancólica que pide el libro. Hay un estupendo diseño escenográfico, recreando el local donde vive Abraham, rodeado de estantes y cajas con fotos, que se acumulan, recuerdos que pugnan por salir al exterior. Estupendo el diseño lumínico, que juega con la oscuridad y la música original de Emilio Kauderer como fondo ideal, todos ingredientes, que contribuyen a esa puesta íntima y lúgubre que encajan perfectamente con el relato.










No queda mucho más por decir, la obra atrapará desde el inicio al espectador, que sienta cercana a la historia, se identifica con ella. Se emocionará reflexionando sobre como muchas veces, por no dar el primer paso o por la imposibilidad de manifestar nuestros sentimientos, se pueden malograr relaciones y cuando nos damos cuenta de ello, ya es demasiado tarde.

Recomendamos especialmente Tweed, una dramaturgia muy bien construida, actuaciones fantásticas y una puesta íntima, confluyen para regalarnos un momento teatral de enorme valía, Al final de la función, el aplauso sentido y emocionado de los espectadores, cubrirán a los protagonistas, que antes de despedirse, invitarán generosamente al público a debatir, sobre lo visto, logrando un intercambio enriquecedor..

Como señalamos al comienzo, no fue una noche más, vivimos una velada plena de emociones, disfrutando de esta verdadera joyita de nuestro teatro independiente, que ningún amante del buen teatro, debe perderse.



Pensador Teatral.