Dramaturgia de Alejandro Agustín. Dirección de Alejandro Agustín y Verónica Caminos.
Miércoles 20 30 hs en La Tertulia ( Gallo 826 )
Un texto cargado de poesía nos acerca Alejandro Agustín con La Lengua Naufraga, obra que nos cuenta la historia de Zlatko, un joven pescador que como tantos otros inmigrantes dejaron Europa, para buscar nuevos horizontes por la América La travesía se había iniciando con una tripulación familiar, que incluían a su padre y abuelo, pescadores como el, pero por las vicisitudes del viaje solo quedará Zlatko perdido en la inmensidad del mar.
La pieza no lo aclara, pero por el acento al hablar y nombre, imaginamos que su origen es algún país eslavo, con una lengua bien diferente a la que se habla por estas tierras. Pero en la soledad del barco y en las noches en vela, nuestro héroe encontró algunos libros, que fueron su entretenimiento y su apoyo para seguir adelante, logrando de a poco comprender ese idioma que le resultaba desconocido. Finalmente una mañana, unos pájaros sobrevolaron la embarcación, clara señal que había Tierra a la vista y así fue como el barco naufragó en la costa de Buenos Aires.
Su llegada no fue sencilla, se encontraba solo y desorientado en un país desconocido y encima no era bien recibido, ya que su primer contacto con un humano, sería con un sujeto de mal vivir llamado Biribiri, que cuando lo encontró tendido en la playa, le quiso robar los zapatos Era un mundo nuevo para Zlatko, el era un marinero, su lugar era el mar, no el llano. La soledad lo obligaba a unirse aquel hombre de rudos modales, que le proponía acompañarlo, para tomar del Tren del Sud, que lo depositaría en las pampas.
Pronto se enterará que su nuevo amigo estaba siendo buscado por la ley, ya que hace poco tiempo había cometido un robo a la persona equivocada, por eso tenía la idea de buscar un tren que lo llevará a la vastedad de las Pampas y en ese camino se cruzarán con Ariadna, una estanciera aguerrida y valiente, que por defenderse de su esposo, lo terminó matando. Entonces Zlatko comprenderá que está acompañado por dos fugitivos de la ley. ambos buscados intensamente, por lo que el peligro estará presente en cada uno de sus pasos y hasta allí vamos a contar, para no develar más.
Momento de hablar de las actuaciones que tiene la obra, a nuestro entender quien más se destaca es Alejandro Agustín, el propio autor de la obra, que compone a un Zlatko muy querible, que como tantos inmigrantes que llegaron en los barcos, quiere ganarse un lugar en su nuevo hogar de manera honesta, buscando alguna ocupación y adaptándose a las costumbres locales, tan diferentes a las suyas. El llegó solito, con su alma, tratando de entender una lengua que le era ajena, con un libro del Quijote bajo el brazo, como única posesión. Nos gustó mucho el trabajo de Alejandro.
Martin Rieta, es Biri Biri, un verdadero buscavidas, que no está en la buena senda y añora sus años trabajando en un circo, ocupando múltiples lugares. Completa el elenco Paola Sanabria, como Ariadna, una brava mujer de armas tomar. que debía mostrar sus dientes, para que la respeten, en tiempos donde las mujeres no tenían demasiados derechos. A Paola, la habíamos elogiado mucho el año pasado por su gran protagónico en Machinal, entrañable obra del off que vimos en El Cubo y aquí en un personaje totalmente diferente, muestra su versatilidad y sus recursos actorales. Muy bueno el trabajo de Paola.
Es para destacar la puesta de Verónica Caminos y el propio Agustín, que sumergen al espectador en una atmósfera bella desde lo estético y plena de poesía, que nos invita a navegar por el vasto océano y a caminar por esa Buenos Aires salvaje que estaba en formación. Ítems a destacar de la puesta, el muy buen diseño escenográfico, mix marino y gauchesco de Sabrina López Hovhannessian, el diseño sonoro de Macarena Aguilar Tau, que se destaca a lo largo de relato y el diseño lumínico que embellece un relato que como mencionamos resulta atractivo para el espectador.
En definitiva, una propuesta original y de alto vuelo poético nos acerca La Lengua Naufraga, que nos propone viajar con Zlatko y sus ocasionales amigos, para vivir una historia de inmigración como tantas que tuvo este país, mostrando como pese a las diferencias de lenguas y costumbres, las diferentes culturas, pudieron entenderse y emprender juntos esa búsqueda por un vida mejor, que hicieron que Argentina por aquellos años fuera una potencia, algo que hoy suena como una leyenda lejana.
Pensador Teatral.