sábado, 12 de noviembre de 2016

Yo no duermo la Siesta

Miércoles 21 hs, Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )




Obra escrita y dirigida por la talentosa Paula Marull, ganadora de la 4ta Edición del Premio Artei a la Mejor Producción de Teatro Independiente  y Mención Honorífica de El Fondo Nacional de las Artes.

Una obra entrañable que nos describe la vida en un pueblito indefinido de nuestro interior, una historia cuyo mérito es ser sencilla y a la vez muy real, ya que retrata a personas comunes y nos habla de la infancia pueblerina, sus juegos, su inocencia y también de la rebeldía infantil, ya que en un lugar donde la siesta es una ceremonia sagrada, los chicos se plantan y dicen que no van a dormirla , porque quieren aprovechar ese tiempo, para dar lugar a sus juegos, sus inventos, para volar con su imaginación, para crear su  propio mundo, un universo paralelo al de los adultos y muchas veces más más rico que el de aquellos.
También la pieza  nos habla de amor, de esperanza y de sueños, del anhelo de romper con esa monotonía asfixiante, de aquellos pueblos, donde parece que todos los días son iguales y nunca pasa nada importante.

En la historia que nos cuentan, tenemos a Dorita ( María Marull ) la empleada doméstica, que cuando la dueña de casa sale a trabajar, se queda a a cargo del hogar, al cuidado de Anibal, un tío discapacitado, de Rita la hija casi adolescente de la familia y de Natalí, una encantadora niña, vecina de la familia y amiga de Rita, que está circunstancialmente ese día allí, ya que su madre está enferma y la llevaron a la casa vecina, para que no esté presente siendo testigo ese mal momento.
La tarea de Dorita es titánica, tiene que limpiar los pisos, lavar, cocinar y sobre todo atender a Anibal, que es muy inquieto y demanda  permanente atención y además debe cuidar a esas niñas traviesas, que quieren jugar todo el tiempo y hacen travesuras propias de la edad.
Además de eso hay un ex novio, que no se dá por vencido y andá revoloteando con su moto por la vereda de la casa y suplicando por el amor de Dorita que por algún mótivo que desconocemos, pero suponemos, ya no quiere darle una nueva chance.





Las actuaciones son realmente notables, el protagonismo es de María Marull, como Dorita, siendo el hilo conductor de la trama,  la abnegada y humilde doméstica, que tiene que hacer los quehaceres hogareños y transformarse también de madre de las niñas y de Anibal. Fresca y muy querible en su papel, que encaja perfecto, con su carácter sensible y paciente.

En mi opinión, la gran revelación de la obra y que se lleva grandes elogios, es Micaela Vilanova, como Natalí, una niña traviesa, llena de energía,  soñadora y un poco cruel como todos los niños. Que juega a ser sirena, que se atreve a dar consejos de amor a los adultos, pero que enseguida muestra que es niña, cuando tiene que suplicar a los demás, que la crucen para volver a su casa. Una actuación brillante la que nos regala esta jóven actriz, que tiene mucho futuro.

Su compañera de juegos, es Rita, Laura Grandinetti,  más grande fisicamente que Natalí,  y permanente víctima de sus juegos, se luce muchísimo también a lo largo de la puesta. Anibal, interpretado por Marcelo Pozzi, tiene un papel especial y muy dificil, su forma de hablar, su gestualidad, realmente una composición perfecta del personaje, que tiene como sueño, poder ponerse su camisa nueva y salir a la calle a ver pasar a las chicas.

También debemos mencionar a William Prociuk, el bonachón hijo de Cacho, que quiere reconquistar a Dorita, pero con pocos argumentos e ideas de cómo hacerlo. Sandra Grandinetti, como Hilda la dueña de casa, a la que le usan los vestidos y los zapatos, cuando sale a trabajar y encuentra todo revuelto cuando vuelve a casa.
Un elenco numeroso y muy unido, todos dando el tono que encaja con la obra, de inocencia, ingenuidad y buena gente del Interior.

La puesta es muy bella, tiene mucha poesía y es muy tierna, con una escenografía ingeniosa que nos muestra una típica casa del interior, con muy buena de división de los ambientes y un excelente  aprovechamiento del espacio escénico, una iluminación destacada, marcando los tiempos de la historia y los excelentes momentos musicales, que acompañan muchos momentos de la pieza, donde la cumbia suena como melodía de fondo.




En definitiva, una historia simple y real, donde los espectadores son testigos, de una perfecta descripción de la vida pueblerina, de sus historias de vida, de sus amores, los placeres simples de la vida y con foco en especial en la hermosa etapa de la infancia, donde la inocencia prima y el mundo creativo de los niños llenan los espacios y todo lo puede.

Una tragicomedia deliciosa, que llega al corazón y  que tiene el sello de las mellizas Marull, que con su estilo, ya son una marca registrada en el teatro off porteño, donde por alguna razón, todas sus funciones siempre tienen teatros llenos y localidades agotadas, un fenómeno que solo se explica por el boca a boca y por los excelentes productos que ofrecen.

Para aquellos, que aún no conocen el mundo de las Marull , recomiendo que no dejen pasar la oportunidad y se lleguen por el Espacio Callejón, para disfrutar de esta deliciosa obra y para que al menos durante el tiempo que dura la puesta, los espectadores vuelvan a ser niños y disfruten de esa maravillosa etapa de la vida que es la infancia, que tanto anhelamos, ahora que miramos la realidad, desde el mundo de los adultos.


Pensador Teatral.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

La Payanca

Lunes 21 hs en Espacio Callejón.




Obra escrita y dirigida por Fernando Ferrer, inspirada nada menos que en Hamlet de William Shakespeare, de la cual conserva el nombre de sus  personajes ( salvo Ham, abreviatura de Hamlet ) y además mantiene la relación familiar entre los personajes.

La pieza inspirada en la ilustre obra, tiene un toque bien autóctono en su composición, ya su nombre La Payanca, nos recuerda a un caso real de asesinatos múltiples ocurridos hace más de 20 años en la estancia que lleva ese nombre en General Villegas.
Muy buena la idea y el entrecruzamiento de las historias que logra el director.

La historia, cuenta como Ham, que está viviendo en Buenos Aires, vuelve a su pueblo del interior con motivo de la inauguración de un nuevo taller de la empresa familiar. Está empresa está en manos de Claudio, su tío y padrastro, que es a la vez hermano de su padre muerto y nuevo compañero de su madre Gertrudis. También esta invitada a la casa Ofelia, un amigo y antiguo amor de Ham, que juega un papel clave en la historia, ya que tiene una visión estremecedora, que le indica que el padre de su hermano, no murió accidentalmente en el río, como sostiene la versión oficial, sino que fue asesinado, nada menos por su hermano, que lo ahorcó.
Está trágica revelación, reflotará viejos rencores del pasado y traerán al presente un aire de tensión y desconfianza, un asfixiante deseo por conocer la verdad y una sed de venganza, que parece no tener límite.




La obra es un verdadero drama familiar, con todos los condimentos, triángulos amorosos, disputas entre hermanos, celos, traiciones y venganzas.
Una pieza, donde la tensión y el suspenso se mantiene a lo largo de toda la obra y tiene en vilo al espectador.

Un elenco de jerarquía con actuaciones realmente muy destacadas, donde sobresale nitidamente Alejandro Paker como Claudio, componiendo un personaje que impacta por su crudo realismo, siendo un hombre violento y enérgico, pasando por todos los estados de ánimo a lo largo de la pieza y  cerrando una interpretación brillante, que además tiene una entrega física y actoral absoluta.

Me gustó mucho Santiago Pedrero, como Ham, el hijo despechado y desconfíado, que no le perdona a su madre su nueva relación y la traición a su padre y Sofía Castiglione,  como Ofelia, en un papel secundario, pero donde de todas formas, puede mostrar su buena madera y escuela como actriz, en un papel clave para el desarrollo de la obra. Por último, Estela Garelli, Gertrudis, que es una madre a la sombra de ese jefe de hogar autoritario y que en la última parte de la obra, cambiará ese carácter débil, en forma radical, dando un giro notable a su personaje.




Una escenografía que se destaca, simulando una linda cabaña y una buena iluminación, que contribuye con el clima intimista que ofrece la ambientación de la sala.

En definitiva, una historia muy atractiva, inspirada en una pieza legendaria, pero con un toque bien argentino.

Una obra de suspenso e intriga, donde los sentimientos de odio, desconfianza  y deseos de venganza, estarán sobrevolando en el aire en todo momento y a estar muy atentos, porque el final de la obra es a todo orquesta y no defrauda al espectador.


Pensador Teatral.

lunes, 7 de noviembre de 2016

La Tempestad

Viernes 19 45 hs en Teatro Andamio 90.



Obra clásica de William Shakespeare escrita en el Año 1600, esta comedia trágica, la última que escribió el famoso dramaturgo inglés, que vuelve a la cartelera porteña de la mano de Alfredo Martín, que dirige y es él responsable de la puesta en escena de la pieza.

Realmente siempre es un desafío, presentar una obra de Shakespeare y mucho más La Tempestad, que es una obra larga y con un cambio de ritmo del drama a la comedia casi constante , que es muy exigente para todos.
Pero con una propuesta audaz, muy amena y una puesta exquisita, de la que ya hablaremos, logra traer este clásico a nuestro tiempo actual, con una trama atractiva y dinámica , que además de transmitir el mensaje del autor, genera muchas risas de los espectadores y  logra compendiarlo  en poco más de 1 hora y media ( contra 3 hs de la original )  , sin que se pierda el nudo de la historia original.

Precisamente la historia, nos cuenta como Próspero, el Duque de Milán, es obligado a huir al exilio con su pequeña hija Miranda, por la traición de su hermano y otros enemigos que lo llevan al destierro. Huye en un barco, hasta a una isla inhóspita y aislada totalmente de la civilización, donde se establece y educará a su hija. Pero esa isla, tiene elementos sobrenaturales, ya que allí vive una  bruja llamada Sicorax y su hijo Calibán, al que tomará como esclavo. Pero también hay seres que hacen el bien, como Ariel un hada al servicio de Prospero.




Luego de varios años en la isla y ya con su hija en edad adolescente, parece que se avecina la venganza, ya que gracias a sus poderes, desata una fuerte tempestad en los mares, que provocan el naufragio del barco de sus enemigos, que llegan a su isla y allí desembarcarán ilesos, pero a merced del poder y la magia de Próspero, con el objetivo aparente de tomar venganza por lo que le hicieron hace años ,  el lector descubrirá  si ese era su real plan, viendo la obra, ya que no lo vamos a develar en esta crítica, lógicamente para mantener el suspenso.
Solo adelantaremos, que durante la trama, veremos escenas de amor, situaciones divertidas, planes de venganza, indulgencia, ambiciones, egoísimo y de  perdón, un verdadero desfile de las emociones humanas.

La actuaciones son excelentes, arrancando por el protagonista Próspero, el Duque de Milán, interpretado por Marcelo Bucossi, que realiza una composición del personaje brillante, con su larga vara y toda su trayectoria al servicio de la obra, con un dominio admirable del escenario y los tiempos de la trama.
Muy destacadas las actuaciones de los jóvenes Brenda Margaretic, como Miranda la hija de Próspero y Julián Bellegia, como Fernando, que serán claves para el desarrollo de la trama y muestran gran química entre ellos.
La revelación de la obra, para mí es Mariano Falcón, como el esclavo Calibán, con gran entrega actoral y física ,que logra muchas risas de la platea. Muy lucido también lo de Ariel ( Iván Vitale ) uno de los seres mágicos que habitan la isla.
Y hay que dejar un párrafo también, para Trínculo ( Bianca Vilouta Rando ) el bufón de la corte, con un histriónismo increíble y pasos de clown, en una genial y divertidísima actuación desde su rol secundario.
Nombramos solo a algunos de los actores en escena, porque el elenco es más numeroso y todos cumplen a la perfección su rol. Se nota que hay mucho trabajo y ensayos detrás de estas actuaciones y se nota la buena mano del director, para ensamblar tantos personajes, de diferentes edades. ( hay actores muy jóvenes y otros de gran trayectoria ).



La puesta en escena, es exquisita y de un despliegue notable, no sólo por la cantidad de actores en escena, sino por todos los recursos puestos al servicio de la obra, debemos mencionar la excelente dispositivo lumínico en manos de Hector Calmet, un diseño de sonido destacado, que incluye una percusionista en vivo ( Margarita Rodríguez Planes ) que logra bellas melodías a lo largo de la obra con diversos instrumentos, ( algunos no convencionales ) , una pantalla gigante en el fondo del escenario donde se proyectan imágenes, un vestuario lucidísmo ( muy original la idea de las camperas de cuero coloridas de los naúfragos ).
Realmente un despliegue amplio de recursos, que contribuyen a la belleza y poesía de la pieza  y la hacen muy atractiva para el espectador y contribuyen para envolverlo en el clima de la obra.

Concluyendo, una versión interesantísima, de esta tragicomedia de Shakespeare, que Alfredo Martín con una dirección brillante y una puesta destacada, logran un producto final de mucha calidad y que tiene el grandísimo mérito, de hacer de un clásico una propuesta amena, que transmite la escencia del mensaje de la obra y lo logra, con una trama atractiva y muy dinámica que atrapa al espectador de todas la edades.
Sin dudas, recomendamos acercarse al Andamio 90, para poder ver La Tempestad.

Pensador Teatral.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Los Ojos de Ana

Jueves 21 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )




Obra escrita por el dramaturgo francés Luc Tartar, en el 2008, siendo un éxito en su país, donde recibió varios premios y menciones,  luego se estrenó en otros países de Europa y de Latinoamérica,
En ocasión del Festival Internacional de Dramaturgía Europa + América, llega a manos de la joven y talentosa Paula Marull, que la adapta y la trae a la cartelera porteña, siendo la directora de esta magnífica versión.

Los Ojos de Ana, es una obra que nos habla de las relaciones humanas que rigen en nuestro mundo actual, poniendo un especial énfasis en la problemática del bullyng, que sufren los adolescentes, una temática poco tratada en nuestro teatro pese a su vigencia actual. Pero la pieza, también aborda la falta de la comunicación entre padres e hijos y como los problemas de pareja puede influir negativamente en la conducta de los hijos y además trata la problemática de perder el trabajo y la crisis que esto apareja.

Con esta introducción, no caben dudas que la obra es muy profunda, se ocupa de temas de candente actualidad y por esto atrapa desde el inicio al espectador, que se vé seducido por el guión, una  trama muy dinámica y también por una puesta de gran despliegue.




La historia, nos cuenta como al matrimonio formado por María Marull y Ezequiel Rodríguez, que está envuelto en una crisis aguda , con poco diálogo y numerosos problemas personales, siendo casi una pareja quebrada , donde tampoco pueden encaminar sus propias vidas y entonces mucho menos podrán dar la contención y atención que requiere su hija Ana, que es una niña diferente a los otros chicos, porque tiene los ojos de diferentes colores y esto a la vista de sus compañeros de escuela, es algo que no se tolera, que se castiga. Es importante aclarar que las sensaciones de Ana, a lo largo de la obra, serán manifestadas y representadas por su inseparable amigo Román ( Agustín Dualte ) , que también sufre bullyng y es discriminado por sus compañeros, que tampoco lo consideran normal.

El guión es potente y la trama es vertiginosa y tiene mucha fuerza, gracias a las extraordinarias actuaciones que tiene la obra.
Se destacan muchísimo los padres de Ana, con María Marull, que con su toque personal que la caracteriza , dando vida a una madre depresiva, soñadora y que no está para nada conforme con su vida actual, ni su nombre acepta, gran labor y tiene  momentos de muchísimo  lucimiento. El padre, es un superlativo Ezequiel Rodríguez, con una entrega física y actoral admirable , patriarca de hogar, enojado y encerrado en su mundo y sus problemas, componiendo de manera perfecta un personaje,  que sufre mucho con su presente. Y si hablamos de papel sufrido , tenemos que mencionar, al joven Agustín Dualte, el único amigo de Ana, el blanco de la burla y la crueldad de sus compañeros. A mi gusto es la revelación de la obra, una actuación brillante, sus caras, su forma de hablar, sus desplazamientos, un  papel muy complicado, resuelto de manera extraordinaria, por Agustín,  que con actuaciones de este tenor, tiene un futuro sin techo en el mundo de la actuación.

Este trío de personajes protagónicos deslumbra, pero eso no es todo en cuanto a las interpretaciones, porque debemos mencionar a Elisa Carricajo, en su papel de despiadada gerenta de recursos humanos y madre del compañero maltratador, representado por  Manuel Melgar, además de Federico Buso, que también con varios personajes a lo largo de la pieza aporta mucho. Los tres actores mencionados, cierran este elenco tan completo y comprometido con la obra, que funcionan en conjunto y como un verdadero equipo sobre el escenario.




Debemos destacar la estupenda puesta que tiene la obra, un acierto de Paula Marull, es el gran aprovechamiento del espacio escénico que ofrece Espacio Callejón, ya que la pieza se presenta en 2 plantas, donde se actúa en forma simultánea con escaleras que comunican ambos espacios. Semejante despliegue obliga al espectador a estar permanentemente atento, para no perder detalle de lo mucho que sucede en el amplio espacio visual que se le ofrece.
Hay que resaltar la muy buena iluminación que presenta a pieza, un vestuario muy variado, donde los actores realizar varios cambios de atuendos a la vista del público y una destacadísima musicalización, cada detalle está deliciosamente cuidado en esta puesta.

En conclusión, en Los Ojos de Ana, encontramos una obra estupenda, con un guión ágil y dinámico, que trata una temática actual y poco tratada como el bullyng y la discriminación que sufren los adolescentes de parte de sus pares, pero no se agota en eso, ya que la pieza,  habla en general de las relaciones humanas que nos rigen en este mundo actual, donde el dolor, la angustia y el maltrato, son moneda corriente.

Es un drama profundo, que pese a tratar temas tan difíciles, logra incluir muy buenas cuotas de humor y de glamour , siento esto, mérito absoluta de la directora que logra introducir su impronta en la adaptación.

Si a todo lo mencionado, le sumamos el gran despliegue escénico, una puesta poética y actuaciones estupendas, nos encontramos con un excelente producto final, una obra que conmueve, que llama a la reflexión y quede ninguna manera puede dejar indiferente al espectador.
Una verdadera joyita del teatro off, que indudablemente recomendamos ver.


Pensador Teatral.



viernes, 4 de noviembre de 2016

Rodando

Miércoles 21 hs en Teatro del Abasto ( Humahuaca 3549 )




Obra coescrita por Alejandro Acobino y Germán Rodríguez, estrenada en Buenos Aires en el 2007, que vuelve a la escena en el Teatro del Abasto.

Unipersonal interpretado en forma brillante por Germán Rodríguez, que nos trae una " road movie " , filmada en las rutas bonaerenses, donde con un relato potente y detallado, Germán hace las veces de director, relator  y protagonista de una película imaginaria, en la cual de manera irónica y  divertida,  y con un lenguaje lleno de términos y guiños cinéfilos, se van intercalando las escenas de una película que vá ocurriendo sobre la marcha, nutriéndose de las imágenes que van apareciendo en el recorrido al que somos invitados.




El texto atrapa en todo momento al espectador, ya que que es interpretado en forma magistral por Germán Rodríguez, que sentado en su silla de ruedas con boquilla, traje oscuro y botas texanas domina la escena, en una escenografía desprovista y donde además del protagonista, solo vemos una mesa con un vaso de agua, Con un relato exquisito, hace volar la imaginación de espectador, que visualiza las imágenes que ván apareciendo en la ruta, los primeros planos que se proponen, los fondos, el relator no pone en la piel de Teo arriba de su Torino  y de Mina que en su bicicleta rumbo a Santa Rita ,  recorren los caminos y nos regalan a una narración repleta de ilustraciones.

El dominio del escenario del protagonista, recorriendo el escenario con su silla de ruedas, es absoluto e impresiona a la platea , manejando los tiempos y los silencios, con mucha soltura y naturalidad, consiguiendo un relato ágil,  lleno de ironías y momentos de humor, que logran  risas de los espectadores.

A esta  excelente actuación, debemos sumarle una muy buena utilización de los recursos lumínicos, que logran una atmósfera de intimidad muy lograda entre el protagonista y el público, con momentos de total oscuridad y otros de luz tenue que contribuyen a ese clima cómplice que se establece.
Además destacamos el diseño de sónido, conformado por  ruidos que hacen los sapos y los grillos en la noche , las melodías que salen de la radio del auto de Teo y una muy buena música de fondo, que contribuyen a la belleza de la puesta.




Realmente una obra muy interesante y original , donde la pantalla chica se fusiona con el teatro y llega al espacio escénico en forma muy lograda, con un guión  efectivo y  una riqueza descriptiva admirable , que logra llevar al espectador a ser partícipe de esta película imaginaria que con pocos recursos y mucho vuelo imaginativo, se está gestando en el escenario.
Un verdadero  placer ver en acción a Germán Rodríguez, conduciendo  la puesta con seguridad y maestría.
La prolongada ovación que recibe el protagonista, al término de la obra, es prueba elocuente del buen momento teatral del que fuimos protagonistas-



Pensador Teatral.

martes, 25 de octubre de 2016

En Boca Cerrada

Lunes 20 hs en Teatro del Pueblo.




Obra escrita por Juan Carlos Badillo,  fue estrenada en 1984 en Buenos Aires con gran suceso y que vuelve a la cartelera porteña, con la dirección de Jorge Azurmendi.

De entrada, anunciamos que la obra es excelente, tiene una puesta en escena impecable y nos invitará a la reflexión profunda , ya que nos habla acerca de la familia y sus relaciones, de los secretos guardados bajo siete llaves, de aquellas verdades que se ocultan y  de realidades que prefieren ignorarse.
Pero también nos ilustra, acerca del rol de los padres en la crianza y educación de los hijos, que van a quedar condicionados en su carácter e identidad por esa influencia recibida en la infancia.

La historia arranca, con la vuelta de Víctor al pueblo, para asistir al velorio de su padre. Su madre, su tía y su hermana, lo estarán esperando. La pieza tiene un muy interesante ir y venir en el tiempo, estando por momentos en este presente, donde la ausencia paterna marca un hito para la familia y un pasado desde donde llegan los recuerdos y  las vivencias de momentos en que la familia estaba completa y los conflictos arreciaban. Temporalmente en ese presente, la pieza se sitúa en momentos de crisis en Argentina, último año del gobierno de Isabel Perón, en el cual ya se vislumbra la llegada de una dictadura sangrienta y el aire de intolerancia y desesperanza se transmite en el clima de la obra.




El elenco reúnido por el director es realmente de lujo. El punto más alto, es Rita Terranova, como Paula, la esposa sufrida,  madre sobreprotectora y también manipuladora, nos regala una actuación brillante. Una composición digna de aplauso,  sus gestos, sus tonos de voz, sus risas, sus llantos, un placer para el espectador poder disfrutar una actuación que conmueve tanto como la de Rita. Una gran revelación la de Ulises Pafundi, como Victor, el hijo mayor, que se fue a Buenos Aires, para escapar de una realidad familiar que lo asfixiaba. Un papel muy complicado y clave para el desarrollo de la trama, que demanda mucho y que resuelve en excelente forma. El papel de Vicente el jefe de familia, es de Roberto Romano, un actorazo , que encaja justo en este rol, como padre autoritario e intolerante, que dirige la familia con la bandera de la violencia y la intolerancia como método. Con su tono enérgico y gran presencia sobre el escenario se destac a mucho. Deliciosa la actuación de Cristina Dramisino como Celia, la hermana mayor de Paula y tía de la familia, con aplomo y  la palabra justa, siendo testigo privilegiada de todos  los conflictos familiares.
Quedan por mencionar a Lucia Di Carlo, que es Beatriz, la hija menor, embarazada en el presente y con un carácter muy fuerte heredado del padre.  Y Hernán Muñoa, amigo de la infancia de Victor, con el que protagoniza una escena jugadísima, que deja con la boca abierta a la platea.

Fue larga la descripción, pero debíamos hacerla, ya que el elenco es numeroso y las actuaciones son extraordinarias, en una obra que no es sencilla y representa un gran desafío, ya que hay un ida y vuelta permanente en la línea de temporalidad, que debe resolverse en segundos.




Destacamos la escenografía, una casa antigua, donde tenemos una cama con respaldo de bronce, la infaltable maquina de coser y los radioteatros de fondo que entretienen las veladas familiares de la época. Muy buena la utilización de los recursos lumínicos,  para crear los climas de la puesta y los diferentes momentos.

En conclusión, En Boca Cerrada, nos ofrece un guión profundo y una radiografía de la familia de la época, con una trama que atrapa en todo momento al espectador, que se vé identificado y reflejado en la  historia, donde sus propios recuerdos familiares entran en acción. Como fuera dicho, este texto rico y  es tan vigente es apoyado, con una impecable dramaturgía y un elenco de real fuste.

La ovación que reciben los actores al final de la pieza , es un premio más que merecido, por la excelente noche de teatro que le regalaron a todos los presentes.
Estamos en presencia de una obra imprescindible, que recomendamos fervorosamente.


Pensador Teatral.

lunes, 24 de octubre de 2016

No sé si puedo dejarte.

Sábados 21 hs en Teatro El Ópalo.





Texto de Gabriel Fernández Chepo y dirección de Javier Ahumada.

La obra es una historia de amor que recorre las diferentes étapa de ls pareja, los inicios cuando todo es pasión e ilusión, luego cuando llegan los conflictos por la convivencia y la caída en la rutina, que provoca desencanto y miradas hacia afuera de esa pareja que ya no parece tan perfecta como en un comienzo y por último la etapa de los replanteos y del pensamiento en la separación como única vía de escape.

El relato arranca de los primeros amores de Magalí y Darío, sus primeras conquistas inocentes, en la primaría, el juego de la botellita, los primeros lentos y el primer beso. Individualmente cada uno cuenta sus comienzos en el amor, Hasta que ambos ingresan a la Facultad, para estudiar Ciencias Políticas y el destino los une, se conocen en el Centro de Estudiantes y el amor entre ellos arranca con todo. Son novios y compañeros de militancia, comparten ideologías, sueños y utopías.
 Todo es color de rosa, encontraron a su media naranja y  no tienen dudas que están ante el hombre/mujer de su vida.

Pero el amor, como la vida, está en constante movimiento , la juventud deja paso a la vida adulta y con ella llegan las preocupaciones económicas, la necesidad de encontrar un trabajo, un techo donde vivir, la llegada de un hijo, es una boca que hay que alimentar,  hay que comprar pañales, pensar en la obra social.
Ya ese amor utópico encuentra algunas sombras, además de la pareja, hay preocupaciones y temas a los que hay que hacer frente.
El relato es verosímil y logra que el espectador rápidamente se sienta identificado con la historia y se vea reflejado en la misma, ya que son situaciones que vivió o están viviendo según la edad.




Ese amor que nacía como indestructible e insuperable, deja pasa a las dudas, a las visiones diferentes, las personas cambian y ya no se compartes los mismos objetivos, ni los mismos ideales.
Y entonces ?? Se puede sostener la pareja ?? O el otro pasa a ser un desconocido con el que ya no se comparten ni códigos ni  convicciones y esa comunicación tan íntima que se tenía pasa a ser un recuerdo ?
El amor era para siempre ? Los interrogantes son muchos y sobre la pareja sobrevuela el fantasma de la separación y comienza una lucha interna de ambos, para tratar de sostenerla.
Una trama que atrapa en todo momento, con momentos de ternura, amor y otros de gritos, discusiones y pases de factura.

Las actuaciones son excelentes, Darío Bonheur y Magalí Zubiri, se lucen mucho en forma individual y muestran una gran conexión como pareja, componiendo en forma muy creíble sus personajes, sus miradas, los besos, las discusiones, la entrega corporal de ambos, realmente son sobresalientes y tienen una gran fluidez, se disfruta viéndolos en escena, realmente un acierto del director, la elección de los protagonistas.
A ellos dos, debemos  a Darío Viggiano que con su guitarra, aporta música en vivo y le brinda un plus muy importante a la representación, marcando los ritmos y los momentos cruciales de la misma, con sus melodías que interpreta con mucho talento, un acierto su inclusión en la obra.




La sala pequeña de El Opalo,  le dá a la puesta un carácter íntimo que crea una atmósfera perfecta para el correr de la trama. Una escenografía desprovista, el vestuario de blanco de los actores y un cuidado diseño lumínico, completan una estética  muy cálida, donde todos los detalles están cuidado.

En definitiva, en No sé si puedo dejarte, encontramos una obra bella y profunda, que pone la lupa en el amor en la pareja, donde lo que parece perfecto en un comienzo, se transforma en una cruzada, para que la llama del amor nunca se extinga.
Una propuesta muy interesante, con exquisitas actuaciones, que hará reflexionar al espectador y que recomendamos.


Pensador Teatral.