sábado, 21 de mayo de 2022

Perdón

Dramaturgia y Dirección de Andrés Caminos y Gadiel Sztryk.






Sábados 20 hs en La Carpintería ( Jean Jaures 858 )

La pandemia postergó muchos planes y poder ver a Los Sustottos es una de las tantas actividades que quedaron suspendidas en el tiempo. Pero por suerte la actividad teatral fue retornando de a poco y cinco años después de haber descubierto en nuestro caso a esta gran dupla cómica viendo Inestable, espectáculo que estuvo siete años en cartel a salla llena, volvemos a verlos ahora en Perdón, la octava obra de su autoría.






Pero como puede haber lectores que no los conozcan todavía, hagamos una presentación de este dúo teatral integrado por Andrés Caminos y Gadiel Sztryk, que hace 17 años formaron Los Sutottos, con un estilo muy particular y sano, ya que hacen humor si recurrir al doble sentido, demostrando que para hacer reír no hace falta decir malas palabras. A esta altura, ya tienen un número grande de seguidores, que esperan ansiosos sus nuevos espectáculos, que ellos mismo escriben y dirigen.

La obra que nos convoca habla de la amistad, algo que no resulta indiferente para Andrés y Gadiel, que se conocieron cuando eran adolescentes y compartieron aula en la secundaria. Por eso podríamos decir que esta pieza, puede funciona como una especie de catarsis, ya que ellos son amigos desde hace muchos años, compartiendo cantidad de vivencias juntos, momentos felices y también de los tristes.







El relato se iniciará con Fabio ( Gadiel Sztryk ) queriendo reencontrarse con Javier ( Andrés Caminos ) su mejor amigo de la infancia, con el que compartió el jardín y la primaria, pero luego la vida los llevó por caminos diferentes y hace nada menos que 28 años que no se ven. Luego de varios llamados sin suerte, su amigo responde a la invitación  para ir a su casa y los mejores amigos se reencontrarán, siendo ya adultos y no los niños que eran.

La idea es muy interesante y en manos de este dúo desopilante, el relato de volverá delirante y siempre muy divertido. Surgen algunas dudas de inmediato. Se seguirán llevando bien, ahora que son adultos ?? Compartirán los mismos códigos todavía ??. Evidentemente cambiaron mucho físicamente, pero a juzgar por los diálogos iniciales, ambos aún conservan intacta su alma de niños y hasta allí vamos a contar, para no quitarle sorpresa al espectador, en una obra que repasará los viejos años felices de los protagonistas.  Rememorando las travesuras que hicieron juntos, la maestra que era como una madre, la primera novia oficial y así podríamos seguir, pero vamos a parar acá, así descubren el resto cuando vean la obra.

El público que llenó La Carpintería, está muy bien predispuesto y se ríe, solo con verlos en el escenario. Resultan graciosas sus miradas, las formas de moverse por el escenario y hasta sus silencios. La dupla protagónica está muy bien aceitada, se entienden a la perfección y esto le dá una fluidez a la trama, que solo puede lograrse con años de compartir escenario y el público lo siente.






Juegan muy bien a los personajes contrapuestos, pero por poco tiempo, ya que las coincidencias entre ambos se terminarán imponiendo. Las actuaciones de ambos tienen una muy buena porción de teatro físico, de clown y por momentos, algunos de sus juegos, nos recuerdan a momentos divertidos de los Tres Chiflados, que grandes y chicos aún hoy disfrutan en el televisión.

La trama corre con fluidez y el delirio que proponen estos personajes, además de ser muy divertido, generan mucha ternura. Las risas son una constante en la noche, con una puesta que tienen momentos musicales logrados, una de las características de Los Sutottos,  es que siempre incluye música en sus shows.

Disfrutamos a pleno la función y nos reímos mucho, algo que en estos momentos de crispación que se vive en la sociedad, resulta sanador. Si además las risas llegan con un humor blanco, se valora doblemente, ya que no es habitual ver espectáculos para todas la edades, en los que se puede reír un adolescente, un padre o una abuela, así de comprensiva es la propuesta.






Además de ser una obra que entretiene, Perdón nos invita a reflexionar acerca de los valores de la amistad y nos invita a recordar aquellos momentos felices de nuestra infancia, trayendo el recuerdo de amigos inseparables de la primaria a los que no volvimos a ver, a nuestra maestra de primer grado, los bailes en casas de los amigos con padres liberales y muchos recuerdos que irán apareciendo a lo largo de la noche.

Nada más para agregar, un placer volver a ver a Los Sutottos, una dupla que ya se ha convertido en marca registrada en nuestro teatro independiente. Sus fanáticos, luego de ver Perdón, seguramente estarán esperando la llegada del próximo espectáculo. Nosotros mientras tanto nos volvemos a casa, pensando lo lindo que sería, aunque sea por un ratito, volver a ser niños.


Pensador Teatral.



miércoles, 18 de mayo de 2022

Closer

Dramaturgia de Patrick Marber. Dirección de Corina Fiorillo.





Miércoles a Domingos en Multiteatro ( Av.Corrientes 1283 )

Llega a la cartelera porteña, la obra escrita en 1997 por el británico Patrick Marber. Adelantada a sus tiempos y con numerosos reconocimientos tanto en el teatro, como en el cine, la pieza ganó el Premio Laurence Oliver/BBC como Mejor Obra de Teatro en Londres y el Premio London Critics Circle. Es muy recordada su versión cinematográfica, protagonizada en 2004 por Julia Roberts, Jude Law, Natalie Portman y Clive Owen, que fue nominada a los Oscar y los Globo de Oro.






Luego de estos antecedentes, que sirven para marcarnos el peso del texto, digamos que esta versión que llega al Multiteatro,  la tercera que se presenta en Buenos Aires, es una lucida adaptación de Federico González del Pino y Fernando Masllorens, bajo la dirección de Corina Fiorillo, una de las directoras argentinas del momento y un elenco de lujo conformado por Gonzalo Valenzuela, Sofía Gala Castiglione, Juan Gil Navarro y Carolina Peleretti.

Hecha la presentación, vayamos ya a la obra, que nos presentará a cuatro desconocidos, a los que el destino los cruzará y se establecerán entre ellos una serie de relaciones amorosas cruzadas, en las que la mentira y la traición serán las monedas de cambio. El relato es muy fuerte y nos interpelará sobre la verdadera esencia de las relaciones de pareja, donde la monogamia, parece algo paso de moda, las infidelidades parecen casi inevitables y el poliamor es una tendencia en crecimiento.






La trama está cargada de tensión, hay una adrenalina permanente en el ambiente y el espectador está siempre atento a lo que ocurre en escena, mirando a los personajes deseosos de sexo y pasiones, pero al mismo tiempo envueltos en una culpa, que parece no disiparse nunca de sus mentes. Damos crédito a Corina Fiorillo, que logra que la puesta resulte atractiva y que la tensión vaya en aumento, a medida que el relato avanza.

Momento de hablar del elenco reunido, que como mencionamos al comienzo es realmente de lujo para nuestro teatro. En actuaciones muy parejas, destacamos especialmente la actuación de Gonzalo Valenzuela, en el papel de Dan, un escritor frustrado, egocéntrico y extremadamente posesivo. Es la primera vez que vemos en escena a Gonzalo y nos impresionó su gran presencia escénica, dando una muy buena impronta a su personaje.






Sofía Gala Castiglione es Alice, una joven mujer a la que la vida la golpeó duro. Frontal y sincera, apostará sin condiciones al amor que le propone Dan. En nuestra opinión, Sofia es una actriz infravalorada, dueña de una versatilidad y una seguridad, que pocas actrices tienen. La vimos en obras del circuito comercial y también en el off, logrando siempre destacarse.

Carolina Peleretti es Anne, una fotógrafa profesional, que disfruta tomando fotos a extraños y pasar las tardes en el acuario londinense. Dueña de una belleza perturbadora, encaja justo en lo que pide su personaje. Nos gustó mucho su interpretación. Completa el elenco, Juan Gil Navarro, como Larry, un médico que se encontraba perdido en materia amorosa, hasta que de manera fortuita conoció a Anne. Un actor todo terrero Juan, que puede mostrar su histrionismo en varios pasajes del relato.






Se nota muy buena química entre todos los integrantes del elenco, en una obra que la requiere, ya que hay una tensión sexual permanente en la trama, que requiere un grado de intimidad importante, para darle credibilidad a las actuaciones, algo que aquí se consigue.

La puesta de Corina Fiorillo, además de ser atractiva, tiene una estética cuidada, en la que debemos destacar un diseño escenográfico moderno, con estructuras que se deslizan por el escenario y por momentos se vuelve simultánea en dos planos, lo que permite ver la interacción de los protagonistas en diferentes espacios. Además en el fondo hay una pantalla donde se proyectan diferentes imágenes que oxigenan un ambiente por momentos asfixiantes.






En definitiva, estamos en presencia de una adaptación muy atractiva del texto de Marber, que muestra su vigencia, ya que el texto fue escrito hace veinticinco años, pero parece que hubiera sido escrito ayer, ya que pone la lupa en lo complejo que pueden resultar los vínculos amorosos, cuando la mentira y la traición, son los códigos más habituales.

Closer es una obra que interpela e inquieta al espectador, ya que expone el lado menos agradable de las parejas, aquellas zonas oscuras que se mantienen ocultas, porque de lo contrario la relación se extinguiría al instante. Al relato potente, se le une una dirección efectiva y un elenco que se muestra identificado con el texto y que no tiene miedo en exponer al público, sus más bajos instintos.


Pensador Teatral.


viernes, 13 de mayo de 2022

Las Malas Influencias

Dramaturgia y Dirección de Nicolás Tete.





Viernes 20 30 hs en El Método Kairos ( El Salvador 4530 )

De la mano de Nicolás Tete, joven dramaturgo puntano, llega esta divertida y actual propuesta que nos habla de la importancia de las amistades verdaderas y de como las redes sociales y la tecnología en general han incursionado en los últimos tiempos con fuerza en la sociedad, modificando muchos aspectos de nuestra vida, incluída la manera en que nos vinculamos con los otros.






Las Malas Influencias, nos acercará el reencuentro de Camila y Laura, dos ex-amigas que hace tiempo no se ven. Eran casi inseparables, pero tuvieron una pelea y se distanciaron, hasta que un día Camila, ahora una reconocida influencer llama a Laura, escritora amateur, que luego de que se distanciaron,  volvió a Bolivar a casa de sus padres, para dar una mano trabando en la ferretería de la familia, muy alejada de su pasión por las letras.

La relación entre ellas está dañada y Laura no tiene demasiada voluntad en retomar el vínculo, pero Camila tiene una propuesta para hacerle que sabe la va a tentar, ya que tiene que ver con su vocación de escritora y al mismo tiempo, es algo que a ella también la vá a beneficiar. El conflicto y las dudas aparecen pronto, porque la propuesta sin dudas volverá a traer a los fantasmas del pasado, en una relación que se basaba en la construcción de un relato, no siendo un vínculo sano.






Y hasta allí vamos a contar, para mantener el suspenso. Cuando vean la obra van a descubrir si Camila, aprovechando su fama y los millones de seguidores que tiene, puede lograr que su ex amiga acceda a su pedido, en parte aprovechando la necesidad que tiene y en parte aplicando el arte de la manipulación del que parece ser una experta.-

Hablemos sin más demoras, de las actuaciones que tienen la obra, que son el corazón de la misma, ya que como muchas veces decimos, puede haber un texto interesante, buenas ideas, pero llegado el momento de llevarlas a escena, siempre es necesario encontrar los intérpretes adecuados, siendo algo que aquí el autor consigue con creces.

Y en nuestra opinión, quien se lleva los mayores aplausos de la noche es Luciana Grasso, una jóven y talentosa actriz, a la que ya hemos elogiado en numerosas oportunidades, por la calidad de sus interpretaciones. Recordamos haber destacado su trabajo hace pocos meses en Luz Testigo, una muy buena obra del off, que aún sigue en cartel en El Callejón, en la que nos impresionó muy gratamente su composición, resaltando entre muchos actores, la mayoría de ellos, con muy buena trayectoria en el teatro independiente.








Aquí en un rol muy diferente, es la gran protagonista de la historia. Luciana dá vida a una influencer famosa, que dedica muchas horas del día a postear en redes sociales, tratando de marcar tendencias en twitter con sus hashtags, subiendo historias a Facebook y grabando vivos en Instagram, casi a cada hora. Es su trabajo y por eso debe dedicarle tiempo. 

Tiene que entretener a sus fans y también a sus haters, reportando cada paso que dá en la vida, contando desde que es lo que está comiendo, hasta la hora en que se vá a dormir. Sin mencionar todas las marcas de canje que debe mencionar, a cambio de algunos productos que recibe a cambio. Lu tiene una frescura y un histrionismo a flor de piel que encajan junto en el personaje. Su trabajo y el texto, permiten  retratar muy bien la rutina de una influencer exitosa,  generando muchas risas en los espectadores. Nos encantó la composición de Luciana Grasso, una carismática actriz con gran futuro, a la que siempre queremos ver en escena.

Pero con tantos elogios para Luciana, estamos siendo algo injustos con Nazarena Pereyra Rozas, que en la obra, tiene un rol mucho más calmado y de segundo plano, en comparación del torbellino que es su amiga, que es pura energía y no se queda quieta un minuto. Nazarena juega muy bien la figura de contrapunto, siendo pensante y reflexiva, lo opuesto a su amiga famosa, que tiene mucho de frivolidad en su mundo. Nos gustó el trabajo de Nazarena, mostrando muy buena química su compañera y desplegando un personaje más terrenal, que la mayoría del público reconoce.





La puesta que propone el director es dinámica y allana el camino para que el relato fluya de manera continua. Nos gustó el diseño escénico de Guillermo Felix, mostrando la casa de la joven influencer, con ese espacio especial donde graba los vivos, que servirá también en algún momento como una especie de confesionario.

En definitiva, nos encontramos con una propuesta muy entretenida, que por un lado nos ayudará a entender que es un influencer, como es su trabajo y además mostrar su cara menos conocida, la humana, ya que atrás del supuesto éxito, notoriedad y miles de fans, hay una persona que tiene una vida real, lejos de las apariencias y en la mayoría de los casos, con una realidad mucho más solitaria de lo que imaginamos. La obra nos ayuda a conocer ese lado B y además en nuestro caso, nos enseñó muchos términos nuevos y palabras relacionadas el mundo de redes, algunas las conocíamos por haberlas escuchado alguna vez, pero no conocíamos su significado.






Y además de ello, Las Malas Influencias, es una propuesta joven, que resalta la importancia de las amistades, dejando al descubierto como muchos vínculos de amistad, pueden ser sinceros y están sostenidas por valores sólidas, pero otras en cambio, nacen solo por conveniencia, resultando tóxicas y difíciles de sostener en el tiempo.

Nos resultó muy entretenida la historia, aprendimos con ella, nos invitó a reflexionar, nos reímos y además disfrutamos mucho de las actuaciones que nos regalan las protagonistas, si todo eso junto.  Por eso les recomendamos, que apaguen sus celulares, salgan de las redes sociales por unas horas y vayan al teatro, para que desde sus butacas, usando la imaginación, puedan darle un merecido like a esta obra, que quiere ser trending topic y tiene miles de seguidores para serlo.


Pensador Teatral.


jueves, 12 de mayo de 2022

La Vis Cómica

Dramaturgia y Dirección de Mauricio Kartun.






Jueves y Viernes 20 hs en Teatro Caras y Caretas 2037 ( Sarmiento 2037 )

Se reestrena en el moderno Caras y Caretas, La Vis Cómica, la última obra escrita por Mauricio Kartun, que luego del resonante suceso que obtuvo con Terrenal, para escribir este nuevo texto se inspiró en personajes de la obra de Miguel de Cervantes, trayendo de Don Quijote, a Angulo el Malo, el protagonista de la historia y de una novela cervantina, tomó prestado a Berganza, un perro que habla y encima de ello, es muy agudo en sus comentarios.

La Vis Cómica, tiene ya un exitoso recorrido en nuestra cartelera porteña, estrenada en el 2019 en el Teatro San Martín,  tuvo una gran recepción del público, llenando la imponente sala Cunill Cabanellas durante dos temporadas y recibiendo numerosos reconocimientos, entre ellos debemos mencionar los 5 Premios Ace, incluyendo el Ace de Oro otorgado a Mario Alarcón, su protagonista de aquel entonces. 






La obra retorna ahora, con mucha fuerza a un nuevo teatro y manteniendo a su anterior elenco, salvo con una variante fundamental , ya que no es de la partida justamente el ganador del Ace de Oro. Si, hay un cambio en el protagonista, ya que ahora el papel de Angulo, lo lleva adelante Horacio Roca. Ya llegaremos a ese punto, pero les adelantamos que la composición de Horacio, es fenomenal y al  verlo cuesta creer, que se incorporó al elenco, recién en esta temporada.

Yendo a la historia en sí, la magistral dramaturgia de Kartun en esta oportunidad, nos invita a viajar en el tiempo, hacia la Buenos Aires del Siglo  XVIII, época del Virreinato en el Río de la Plata. A estas tierras llega una compañia teatral española encabezada por un comediante mediocre y bastante ladino,  llamado Angulo, el Malo. Con él viaja, su esposa Toña, que además hace las veces de vestuarista / costurera de la compañia, Isidoro, el dramaturgo y Berganza, la mascota de Isidoro, un perro con una lengua muy filosa.

El texto de Kartún es muy rico y tiene numerosos guiños, para que los espectadores se hagan una verdadera panzada de teatro. Y precisamente la historia, pone mucho acento en el arte teatral y es una especie de tributo al mismo. El autor se divierte poniendo en evidencia los artificios que tiene el teatro y sus convenciones, recordando que la ceremonia del teatro, siempre es un gran acto de fé, que el espectador abraza con devoción, acepando las convenciones dadas, casi de manera ingenua, pero con todo gusto, ya que sabe que es un acuerdo voluntario, y eso es lo que debe poner de su parte, para poder disfrutar de las bellas historias que le presentan.





Y en este caso Kartun, uno de los dramaturgos más importantes que tiene actualmente nuestro teatro, se encarga con gran sagacidad en desnudar estas convenciones, Por ello, se puede dar el lujo que estos personajes llegados de España no tengan que tener un acento castizo, que puede resultar artificial y anacrónico, resolviendo esto con una convención, que en el teatro todo lo puede y dejando en claro que el lenguaje es una cosa y la actuación es otra, no habiendo nada hispano en la actuación.

Y siguiendo con las convenciones, no nos debe sorprender que un perro pueda hablar en un escenario y entonces aparece Berganza, interpretado de manera magistral por Cutuli, que sin tener que ponerse en cuatro patas, puede ser igual un can, que reemplaza ladridos por palabras, siendo el presentador de esta fantástica historia, que se divide en cinco jornadas, siendo el fiel amigo del hombre, el que anunciará el comienzo y final de cada uno de las mismas.

De la historia en si no queremos comentar demasiado para mantener la sorpresa, solo diremos que la estancia de la compañia no será lo promisoria que planearon antes de emprender la travesía. En esos tiempos Buenos Aires, era un lugar inhóspito para los artistas, no existían corrales de comedias, ni plazas públicas donde representar las obras. La única manera de actuar, era acercándose al poder del Cabildo, pero el problema es que ya había una compañía trabajando allí y no parecía haber lugar para la competencia.






Entonces para sobrevivir, Angulo, se convertirá en un contratista que recorre la ciudad, en búsqueda de trabajos varios que sus colegas de compañia deberán llevar a cabo de mala gana, al menos para poder obtener los recursos mínimos para no pasar hambre. La situación se estaba volviendo muy complicada y las ganas de volver a España crecían cada vez más. Pero la luz de la esperanza se prende, hay un cambio de virrey y Angulo vé en ese momento, la oportunidad para que ese cambio incluya también al pregonero anterior y poder ingresar entonces al círculo íntimo del nuevo virrey, que sin dudas será la puerta de entrada, para el comienzo de una carrera artística promisoria.  Pero cumplimos con nuestra palabra y hasta allí contamos, para descubrir que les deparó el futuro a Angulo y sus amigos, deberán ver esta obra, que vale muchísimo la pena.

Es momento de hablar de las actuaciones que tiene la pieza y arranquemos por Horacio Roca, un actor de raza, que tenía una tarea compleja aquí, como ser tomar el papel de Angulo, el protagonista de la historia, tomar nada menos el lugar de Mario Alarcón, que con este personaje había alcanzado el Ace de Oro. Y a nuestro entender, cumple con creces el desafío. De entrada digamos que la actuación de Horacio es descomunal, con un despliegue actoral repleto de matices y una entrega absoluta, dando vida a un jefe de compañia, manipulador y farsante. Un verdadero encantador de serpientes. Al no haber visto la versión original en el San Martín, nos quedará la duda, de como era la obra con Alarcón en este papel, pero de lo que podamos dar fé es la estupenda actuación de Horacio Roca, que se lleva los mayores aplausos de la noche. Si usted tuvo el privilegio de haberla visto antes, no duda en volver a verla, con el nuevo protagonista y luego nos cuenta.






Renglón seguido, debemos destacar el trabajo de Stella Galazzi, como una Toña, que viajó para acompañar a su flamante esposo, pero llegada a estas tierras, se dió cuenta que Angulo estaba en otra. Con gran presencia escénica, manejando muy bien los silencios y siendo contundente cuando toma la palabra, Stella, una actriz con mucho oficio, redondea un excelente trabajo. Luis Campos es Isidoro, el dramaturgo que le dá letra al cómico, el que vendió sus posesiones para financiar el viaje hacia América y tiene una sola obsesión, poder estrenar. Destacada su composición y al igual que Stella, aprovechan cada momento en escena y en especial el monólogo que el relato les reserva, a cada uno de ellos.

Para el final dejamos a Cutuli, como el perro Berganza, el personaje más delirante y gracioso de la obra. Su inclusión es una genialidad y un lujo que Kartun se permite, para dejar bien claro el poder de las convenciones en el teatro. Con una sabiduría y una hilaridad absoluta, jugará como presentador de la historia, conductor del relato, siendo figura fundamental en el arranque y en el cierre de la obra. Deliciosa composición de Cutuli, que en varias oportunidades rompe la cuarta pared, haciendo reír al público, simplemente con una caída de ojos o algún gesto, logrando una complicidad con los espectadores, que no es sencilla de conseguir y que el consigue, casi con naturalidad






Podríamos seguir, pero creemos que ya contamos lo suficiente, el texto es respaldado por una puesta que resulta muy atractiva, con bellos recursos puestos al servicio de la historia, como ser el  efectivo diseño escenográfico y el distinguido vestuario de época, ambos ítems a cargo de Gabriela Fernández, Los espectadores en todo momento estarán atentos, sin perder detalle, ya que la obra tiene muchos guiños preparados, siendo muy rica en vocabulario, con un texto con mucha poesía y verso. Es un verdadero placer sumergirnos en la rica dramaturgia que nos propone el autor.

En definitiva, La Vis Cómica resulta una de esas obras imperdibles que el teatro independiente tiene para ofrecernos, original, muy divertida y con estupendas actuaciones. Una cita ineludible para viajar hacia la Buenos Aires del Virreinato, donde un perro sabio, será el maestro de ceremonias, para dejarnos bien claro, que cuando nuestra imaginación y el teatro se unen, todo es posible.



Pensador Teatral.-



sábado, 7 de mayo de 2022

Cocinando con Elisa

Sábados 18 30 hs en Beckett Teatro ( Guardia Vieja 3556 )






Dramaturgia de Lucía Laragione y Dirección de Mariana Giovine.

Llega al Beckett, el premiado texto escrito por Lucía Larangione escrito en 1993 y estrenado en primer lugar en Madrid, para luego  llegar a la Argentina en 1997 con los protagónicos de Norma Pons  y Ana Yovino, bajo la dirección de Villanueva Cosse. La obra fue ganadora de la primera edición del Premio María Teresa León otorgado por la Asociación de Directores de Escena de España.

Cocinando con Elisa es un texto que hace alusión de manera metafórica al horror de la dictadura cívico militar argentina, poniendo el foco en atrocidades que sucedieron en aquellos tiempos, como los abusos de poder o el tema de la apropiación de bebés. En esta versión, que llega casi treinta años después de ser escrita, se pone énfasis en la relación desigual de poder y el vínculo que se establece entre dos mujeres que trabajan en la cocina de una estancia.






Allí es precisamente, donde se desarrollan las acciones, en un sótano de una estancia de una familia adinerada de la alta sociedad, allí está la cocina en la que trabaja Nicole, una mujer madura ya, que se autodefine como una verdadera experta de la alta gastronomía francesa, habiendo estudiado las mejores recetas de los maestros de la cocina gala. Nicole hace muchos años sirve en aquella estancia, para Monseiur y Madame.

Nicole planea un viaje y entonces llegará Elisa, una joven ingenua y con poca experiencia en la materia, ya que su único trabajo relacionado fue haber amasado en una panadería, algo que parece insuficiente para la exigencia de un puesto que requiere conocimiento de los platos más refinados de la cuisine francaise. Nicole la recibe con fastidio, ella nunca hubiera elegido a una joven tan inexperta, si de ella hubiera dependido, la elección habría recaído en una cocinera mayor con experiencia, pero allí las decisiones las toma Madame y ella debe acatarlas-







La relación entre ambas será muy desigual, el trato de Nicole para con la nueva no sera nada amable, todo lo contrario, parece disfrutar haciendo sufrir a Elisa, denigrándola permanentemente, mostrando muy poca humanidad y las peores miserias del ser humano. Surge con claridad el tema del maltrato entre compañeras y como muchas veces este comportamiento se normaliza y se aceptan situaciones que no deberían ser toleradas. Y hasta aquí contamos, a medida que el relato avanza, irán desfilando platos distinguidos de la cocina francesa, mientras que la relación entre ambas mujeres, se irá deteriorando cada día que pasa y la paciencia de Elisa se irá agotando.

Momento de hablar de las estupendas actuaciones de la dupla protagónica, que establece un duelo actoral de alto vuelo con personajes bien contrapuestos. Gabriela Villalonga, como Nicole, compone a una verdadera villana, que no se cansa de maltratar a Elisa. Mostrando celos contra ella y una profunda frustración, por haber pasado su vida sirviendo a los patrones, sin poder formar una familia. Estupenda caracterización de Gabriela, una verdadera bruja en el tono de voz, postura y comportamiento.





Luciana Procaccini es la contracara, una joven dispuesta a aprender y a sacrificarse con tal de ganarse un lugar en esa cocina. Con ingenuidad, obediencia y empeño, compone un personaje muy querible, al que dan ganas de ayudar con las tareas que le ordenan. Con mucho carisma y frescura consigue darle a su Elisa, un ángel que enternece a los espectadores. Nos gustó mucho el trabajo de Luciana y gran dupla la que forma con Gabriela. Felicitaciones a ambas, ya que no son personajes fáciles, los que deben representar y realmente lo hacen muy bien.

La puesta de Mariana Giovine, tiene una atmósfera lúgubre acorde con la poca luz que entra en ese sótano, donde la oscuridad en el amplio sentido, es la que predomina. Párrafo especial para el estupendo diseño escenógrafico de Alejandra Mateos, que nos transporta a una verdadera cocina, con gran cantidad de elementos que colaboran con la ambientación.






En definitiva, estamos en presencia de una versión muy interesante del reconocido texto de Lucía Laragione, que pone la lupa en el vínculo que establecen estas dos mujeres, poniendo al descubierto lo complejo que puedan resultar las relaciones jerárquicas entre pares en el trabajo, cuando en vez de unirse y sumar esfuerzos, quien está más arriba en la jerarquía, parece disfrutar sometiendo a su par, perdiendo de vista, que ambos responden a un patrón que las gobierna.

Aplaudimos las exquisitas actuaciones de la dupla protagónica, en una distinguida tarde de teatro en el Beckett que siempre nos predispone de manera favorable, para disfrutar en este caso de los platos más nobles de la cocina francesa, que irán apareciendo en medio de una relación tormentosa, que muestra lo  cruel puede llegar a ser el ser humano y como muchas veces puede pensar que humillando y maltratando al otro, puede curar sus propias heridas y frustraciones, algo totalmente falso.



Pensador Teatral.

viernes, 6 de mayo de 2022

El Almacén del Fin del Mundo

Dramaturgia y Dirección de Martín Henderson.






Viernes 20 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3378 ) 

No quedan dudas que la pandemia, modificó por completo nuestras vidas, las paralizó por un tiempo, trayendo miedo y paranoia con ella. Los vínculos humanos se modificaron por completo y luego de un período de estudio, la humanidad se adaptó y buscó la manera de seguir adelante, respetando protocolos y ciertas normas que si alguien las hubiera pronosticado hace unos años, seguramente lo hubieran tildado de loco.

Hasta acá nada de lo que dijimos resulta novedoso, pero transcurrido ese período inicial de parálisis, que incluyó el cierre de las salas teatrales, sin tener en ese momento alguna perspectiva cierta de retorno, el arte recogió el guante y de a poco empezaron a aparecer algunos textos que comenzaron a reflejar en alguna medida esos momentos de incertidumbre y cierta locura que la humanidad atravesó.







Y precisamente Martín Henderson, el autor de El Almacén del Fin del Mundo, tomando algunos hechos de la realidad y la angustia acumulada en todos estos meses, construyó una ficción muy potente, que en tono de comedia dramática, con toques futuristas y llevando algunas situaciones al absurdo, supo  exponer como el ser humano tuvo que adaptarse a una realidad obligada, como método de supervivencia.

Yendo a la obra en si, las acciones se desarrollan en un exclusivo y particular restaurante, que debido a una epidemia que sola la ciudad, cumpliendo todas las medidas de seguridad y protocolo, habilita su salón, solo con una mesa para dos comensales. Las instalaciones cuentan, con una sala de espera, una pista de baile y un espacio equipado con un micrófono, para que los propios cliente puedan demostrar sus habilidades para el canto. Obviamente para ingresar al lugar, los visitantes deberán dejar sus abrigos y pasar por una cabina sanitizante.

El protocolo es muy estricto, obviamente no está permitido el contacto entre los comensales, respetar la distancia mínima es una medida que debe cumplirse a rajatabla. Y quien se encargará de que se cumpla sin excepciones con todos los protocolos, será un particular mozo, que además parece el dueño del establecimiento.







Quienes concurrirán al restaurante, serán un hombre y una mujer de edad mediana, que se estaban empezando a conocer antes de que llegue la epidemia y ahora luego de superado el período de aislamiento, se reencuentran con expectativas, más que nada de parte de él, de conocerse más y poder formar pareja. Pero el desafío para ambos, será grande, no es tarea fácil, enamorar al otro, con tantas restricciones que cumplir, sin contacto físico y además con poca intimidad en la charla, debido a la mirada permanente de un mozo, que parece empeñado en que la velada fracase.

Creemos que es importante mantener la sorpresa y no adelantar demasiado de la trama, solo diremos que la historia se divide en tres actos, en los que la misma pareja llegará al establecimiento y en cada encuentro se notarán cambios en el lugar y en ella, que a medida que la epidemia avanza, irá tomando un rol más comprometida con la misma.






Se darán muchas situaciones graciosas, el público se reíra con algunas medidas de prevención que parecen exageradas, pero que si miramos con un ojo avezado, mucho se parecen a las que debimos soportar verdaderamente y en parte seguimos llevando adelante en la actualidad. Creemos que uno de los grandes aciertos que tiene el texto, es que el público se identifica a pleno, con las situaciones que el relato nos irá acercando.

La historia cautiva al espectador y ellos se debe a las estupendas actuaciones que presenta la obra, de parte de un trío protagónico, que muestra muy buena química entre ellos, ofreciendo deliciosas composiciones individuales, que se potencian en el conjunto. Arranquemos por Martín Henderson, al que ya mencionamos antes, ya que es al autor de la obra, llevando adelante el papel de un mozo meticuloso y algo autoritario, que no tendrá problemas en incomodar con su presencia a quienes llegan a su establecimiento, ya que cumplir los protocolos es lo primordial. Además tiene un costado algo perverso, en el que no vamos a ahondar acá. Con muy buena presencia escénica, Martín realiza una excelente personificación.

Leonardo Saggese uno de los comensales y quien más sufre las impertinencias de un mozo intenso, que no lo mira con buenos ojos, debiendo soportar sus constantes verdugueos. Nos gustó mucho el trabajo de Leonardo, histriónico y dando mucho carisma al personaje querible que construye, debiendo remarla toda la noche, siempre con una sonrisa, para soportar al mozo y tratar de enamorar a su invitada.







Para el final dejamos a Dolores Ocampo, que en actuaciones muy parejas por lo buenas, es quien más logra destacarse, mostrando gran potencia escénica y un enorme talento. Su personaje es el que más se compromete con lo la epidemia que asola a la ciudad y eso indudablemente tendrá sus consecuencias. Además de destacarse en las partes actuadas, su performance tiene un importante plus. Recuerdan que les dijimos que el restaurante, tiene un micrófono, donde los comensales pueden mostrar sus condiciones para el canto. Bien y vaya si las muestra Dolores, que canta hermoso en francés, regalando bellísimos momentos musicales a los espectadores que agradecidos disfrutan su notable registro vocal. Es la primera vez que vemos a Dolores en escena y sinceramente quedamos deslumbrados con su labor.

La puesta que presenta la obra es muy atractiva, con un diseño escenográfico muy logrado. Se logra formar una atmósfera futurista y algo tenebrosa a la vez, a tono con el relato, que a medida que avanza se irá tornando cada vez más oscuro. Es muy bueno el diseño lumínico de Christian Gadea y merece un párrafo también el vestuario de Julio Cesar Fernández y Matias Begni. Son muchos los detalles que se tienen en cuenta, para agregar valor a una puesta que seduce al espectador.






No queda mucho más para agregar, nos gustó mucho El Almacén del Fin del Mundo, una propuesta original y arriesgada, que se anima a aportar una mirada diferente y profunda sobre las consecuencias de la pandemia que vivimos, poniendo en el centro de atención en las relaciones humanos y como debimos adaptarnos a muchas medidas que se tomaron, algunas de ellas con muy poca lógica, no teniendo otra posibilidad que aceptar las normativas vigentes, ya que en caso de no cumplirlas, el estado y la misma sociedad, lo exijían.

Valoramos mucho esta propuesta, que nos habla del amor en los tiempos de pandemia y siempre el humor es un buen método para hablar de los temas más complejos. Disfrutamos de una estupenda velada teatral y de magníficas actuaciones, en una historia original y movilizante, mostrando una vez más como el arte puede resultar sanador y que el teatro independiente, siempre nos brinda una luz, aún en los momentos donde reina la oscuridad.



Pensador Teatral.




miércoles, 4 de mayo de 2022

Tengo un Muerto en el Placard

Dramaturgia de Daniel Dalmaroni. Dirección de Guillermo Ghio.






Miércoles 21 hs en Nun Teatro Bar ( Juan Ramirez de Velasco 419 )

De la mano de Daniel Dalamoroni, llega esta comedia negra, que tiene como objetivo entretener y hacer reír y realmente lo consigue, ya que el texto resulta ágil, tiene una puesta muy dinámica que se apoya en un dispositivo escénico ingenioso y principalmente en las estupendas actuaciones de Marcelo Serré y Pasta Dioguardi, dos actores que se manejan como peces en el agua en la comedia y aquí encuentran terreno fértil para lucirse a pleno.






Dalmoroni es un dramaturgo prolífico, con muchas obras escritas y presentadas con muy buen suceso en nuestra cartelera teatral y tiene un sello que lo distingue. En gran parte de sus textos aparece el humor negro, es decir hacer reír con temas que no son habitualmente tomados para hacer humor. Otra característica de su dramaturgia, es la multiplicidad de los equívocos que suelen aparecen en sus relatos, que cuando se unen pueden tener consecuencias impensadas y por lo general bastante delirantes. 

Y Tengo un Muerto en el Placard, tiene esos dos distintivos incluídos, una muy buena dosis de humor negro y equívocos permanentes entre los protagonistas, que parecen estar en mundos diferentes cuando se comunican, están ahí cara a cara, pero les cuesta escuchar al otro y cuando lo hacen, les cuesta comprender lo que les dicen, generándose de esta manera situaciones divertidas y grotescas.

Las acciones se inician con Ernesto ( Marcelo Serré ) y Rodolfo ( Pasta Dioguardi ), amigos ellos, que están esperando el ascensor. Pronto sabremos que viven en el mismo edificio, ambos están trajeados, por lo que intuímos son compañeros de trabajo, pero no tenemos la certeza de ello y tampoco cual es la ocupación de ambos, dejando abierta para que el espectador teorice sobre ello.






A Ernesto se lo nota preocupado y tiene que contarle algo importante a su amigo, pero no le será fácil, ya que Rodolfo, tiene ganas de hablar él, ya que le está sucediendo algo muy fuerte. Le cuesta decirlo, pero finalmente cuenta que hace un par de días, cuando se le descompuso el auto en la ruta, se le apareció el mismísimo Guachito Gil. Ernesto lo mira sorprendido, pero más aún, cuando le cuentan que no es la única vez que le apareció el Gauchito, ya que esa semana, se le apareció en la casa.

Cuando su amigo termina el fantasioso relato, Ernesto que se nota preocupado, inicia un relato bastante extraño y poco verosímil, que incluye la visita a la morgue y el lanzamiento de una serie de estadísticas incomprobables, acerca de la cantidad de muertos que dicho establecimiento recibe por semana y cuantos de esos cuerpos no son reclamados por ningún familiar.  Parece dar rodeos con relato y se pone nervioso porque su amigo parece no seguirle el hilo, hasta que lanza una confesión inquietante, como corolario de su parlamento: " Tengo un muerto en el placard ".






Allí comienzan los equívocos, su amigo no sale de lo literal de la palabra y toma con naturalidad lo que le cuentan. Quien no tiene un muerto en su placard ??? No vamos a comentar demasiado, ya que la obra tiene una muy buena cuota de suspenso, que debe mantenerse. Solo diremos que en la próxima escena, subirán al departamento de Ernesto y allí mostrará que su muerto en el placard es un cuerpo real y no una metáfora. Su amigo se altera un poco cuando vé el cuerpo envuelto en unas telas y hasta parece verle cara conocida, algo que no tendría sentido, si le diera crédito a la versión que su amigo se llevó un cuerpo al azar de la morgue, hipótesis que va a durar muy poco tiempo, dejando espacio a la cruel verdad.

Pero cumplimos con nuestra palabra y no adelantamos más nada de la trama, que se irá desarrollando en diferentes actos, separado por la oscuridad y por el cambio de la escenografía, que realizarán los propios protagonistas, moviendo unos paneles y permitiendo de esa manera, presentar diferentes locaciones. Le damos crédito a Guillermo Ghio, el director, que mediante este ingenioso dispositivo escénico, logra agregar mucho valor a la puesta.

Vayamos ya sin más a los protagonistas de esta obra, nos referimos a Marcelo Serré y Pasta Dioguardi, que como mencionamos antes, tienen enormes condiciones para la comedia y aquí pueden demostrarlo, con un gran contrapunto entre ambos, con diferentes alturas y personalidades. Uno con apariencia más racional y lógica y otro más ingenuo y con un fuerte delirio místico. Aunque si evaluamos las conversaciones y el accionar de ambos, llegaremos a la conclusión que ninguno actúa de manera lógica y todo lo que hacen / dicen tiene un tinte delirante.







Se disfrutan mucho las composiciones de ambos, dos actores de raza, que saben como hacer reír al espectador, con un histrionismo a flor de piel y una entrega absoluta a lo largo del relato. Además muestran muy buena química entre ellos y eso suma valor a sus trabajos. Nos encantaron las interpretaciones de Marcelo y Pasta, que solo con sus miradas y sus posturas, predisponen a que el público se ría.

El relato es muy entretenido y en el medio de lo desopilante de la trama, el espectador reconoce algunas situaciones que suenan muy familiares. Cuantas veces somos parte de conversaciones entre sordos, donde no queremos el escuchar al otro y no importa lo que nos diga, lo que nos pasa a nosotros sin dudas es más relevante. La falta de escucha y de empatía es algo muy habitual y sin dudas unos de los factores que acentúan los problemas de comunicación  y de entendimiento que la humanidad atraviesa.






Tengo un Muerto en el Placard, es una historia sencilla, pero muy bien contada, con una dirección dinámica que logra mantener el interés del espectador en todo momento y lo más importante logra que el espectador se divierta y se ría, algo que en estos tiempos de crispación se valora mucho. Todo lo mencionado se logra en gran parte, gracias a la actuación de una dupla protagónica, que se entrega por completo en la búsqueda de las sonrisas. 

Por todo lo mencionado, resulta una muy buena idea, llegarse hasta el Nun Teatro, para olvidarnos por un rato de los problemas, reírnos con un humor sano y dejar salir al exterior, al menos, mientras dura la obra, a ese muerto que muchos tienen escondido en el placard.


Pensador Teatral.