martes, 24 de octubre de 2023

El Sónido

Dramaturgia y Dirección de Javier Daulte.






Martes 20 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )

Una propuesta altamente creativa llega a la cartelera porteña con El Sonido, obra escrita y dirigida por el talentoso Javier Daulte, uno de los autores más prolíficos de nuestro teatro, que en su casa Espacio Callejón, decide convocar al mismo elenco que participó en la exitosa Luz Testigo para presentar esta pieza, que luego de verla, intuimos, puede llegar a tener la misma senda triunfal que su antecesora.





Sostenemos esto, porque la dramaturgia es atrapante y logra seducir a los espectadores desde el arranque. La trama presenta tres historias que parecen diferentes, con algunos personajes en común y vinculados, que las une y que a medida que la trama avanza, irán confluyendo para terminar en un final a todo orquesta, donde los ochos actores coincidirán en escena, para darle un cierre al relato.

Pero vayamos de a poco y contemos que la obra nos habla de lo difícil que resulta la comunicación entre las personas y del peso de la verdad, discutiendo si la misma es tan importante en el mundo actual. Las fallas en la comunicación se aprecian de manera clara en Berta, Adrián y Lara, tres hermanos que se encuentran algo distanciados, pero se reencuentran a raíz de su preocupación por el extraño comportamiento de Berta, la hermana menor, que les cuenta que en el sótano de la casa escucha la voz de su madre muerta hace muchos años.





De manera paralela, seremos testigos de la aparición de Olaf Olsen, un sueco que llegó a nuestro país y deberá luchar con su limitado castellano, para dar a conocer el increíble aparato que lleva en su maletín. Y no exageramos con el adjetivo, ya que aquel artefacto según sus dichos pueda recuperar los sonidos producidos a lo largo de la historia de la humanidad. Si así como leen. Configurando bien la búsqueda, podemos llegar a escuchar alguna conversación íntima de algún familiar, la confesión de algún personaje famoso de la historia o yendo al extremo saber que conversó Jesús con sus discípulos en la Última Cena. Con la primera impresión, uno arriesgaría a pensar que el sueco es un fabulador y su invento un fraude, pero a medida que el relato avanza, nos daremos cuenta que el aparato que porta, es realmente valioso.

Y completarán el tablero escénico, El Mono y Omar, que tienen un estudio de grabación y reciben el encargo de Samanta una inescrupulosa política que les pide un jingle para la campaña política que se avecina, El problema es que la ideología de la pareja creativa no concuerda con las ideas de Samanta, a la que ellos mismos le presentaran al sueco y a su invento. Se imaginan que podría hacer un político con un aparato que le permitiría escuchar las conversaciones de sus adversarios y luego chantajearlos con la información conseguida. Suena tétrico, no ?? 






La obra tiene mucha intriga e irá soltando las piezas de a poco, por eso preferimos no adelantar mucho más, con la presentación realizada ya tienen una buena muestra de lo interesante que resulta esta propuesta, que tiene una dramaturgia con toques de ciencia ficción, elaborada de manera certera por Daulte, ya que irá intercalando las acciones hábilmente, para dar continuidad a las historias, que irremediablemente irán uniendo sus caminos, gracias al hilo conductor que las impulsa y a la relación que existe entre todos los personajes.

Momento de hablar de las actuaciones que reúne la obra y  dar cuenta del verdadero seleccionado de actores del teatro independiente que vuelve a reunir Daulte para la ocasión, al igual que ocurrió en Luz Testigo. Son ocho los actores es escena. todos de muy buen recorrido en el teatro independiente y que  encuentran aquí espacio para el lucimiento. En interpretaciones parejas por lo buenas, tal vez saca una luz, la fenomenal composición de Ramiro Delgado, como Olaf, el sueco que llegó a Argentina, con el revolucionario invento bajo el brazo. Se compra al público con un histrionismo a flor de piel y una mezcla de gracia y picardía, que lo convierten en un personaje desfachatado y muy divertido. Enorme trabajo el de Ramiro.





Otra interpretación que nos encantó fue el de Luciana Grasso, como una Berta desequilibrada desde lo mental y necesitada de conocer sobre su pasado. Luciana es una de nuestras actrices preferidas y siempre es un placer verla en escena. En el mismo nivel de destaque, mencionar a Paula Manzone, que compone a Vero, actriz e influencer, que aporta belleza y glamour al relato, con sus tacos y trajecito rosa. Y que decir de Silvina Katz, una actriz todo terreno, que siempre rinde, aquí a cargo de Lara, la hermana mayor, sorda como una tapia, salvo cuando quiere escuchar bien. Una genia Silvina.

Marcelo Pozzi, es otro actor versátil, que cada vez que lo vemos se destaca y acá no es la excepción, componiendo a un rockero con fuertes valores, trabajando en dupla con Agustín Meneses, como el Mono, pasional y valiente ya que se anima a salir del closet. Muy divertidos ambos. Y para el final mencionar dos composiciones que nos gustaron especialmente, estupendo trabajo de William Prociuk, como un Adrián muy pintón, que trata de poner algo de cordura entre sus hermanas, para huir lo antes posible de una situación donde no se siente cómodo.  Un personaje lleno de matices el compone. Y que papelazo el de María Villar, como Samanta, una política sin escrúpulos, que tiene una vocación de poder sin límites y que tanto nos recuerda a nuestra mediocre y corrupta clase política. La rompe María.







Quien lea estas líneas, puede pensar que hemos exagerado en los elegios, pero les aseguramos que cuando vean la obra, coincidirán con nosotros, ya que cuando se reúne un elenco tan rico, esto se refleja en composiciones que se disfrutan mucho y que agregan mucho valor a un texto que de por sí, ya tiene muchas virtudes, que con interpretaciones en un nivel tan alto, se potencia más aún. Y seguramente elegirán a su actor preferido.

Y todavía no hablamos de la original puesta que Javier ideó para El Sonido. donde se trabaja con un diseño escénico totalmente despojado, donde los actores están solos en escena y el espectador deberá imaginar los elementos y decorados que intervienen en las escenas. Para ello, será fundamental el aporte de los propios actores, que en los momentos donde no intervienen, están sentados en bancos al costado del escenario y a la vista del público, siendo la banda de sonido de la obra. Con algunos pocos elementos y mucho ingenio, reproducirán en sonido de un auto en pleno tránsito, el chirrido de una puerta cuando se abre, cubiertos que chocan y así infinidad de sonidos. Una puesta super original, que le agrega plus al relato y que requiere mucha concentración de los actores, ya que los sonidos deben llegar en el momento justo para acompañar las acciones.





En definitiva, otra propuesta muy buena la que nos acerca Javier Daulte con El Sonido, que como dijimos promete seguir los pasos de Luz Testigo, en cuanto a su repercusión, ya que tiene varias características similares, partiendo de reunir a un elenco numeroso y talentoso, trazando historias que parecen independientes, pero que terminarán juntas. 

Los invitamos entonces a que descubran esta original propuesta de teatro independiente, que ofrece una dramaturgia ambiciosa y muy creativa, con algún toque sobrenatural, poniendo el foco en temas como la locura, la relatividad de la verdad en estos tiempos actuales y lo difícil que resulta comunicarnos. Todo lo mencionado, llega en una puesta que sorprende y actuaciones a cargo de esta selección del teatro independiente, que en Callejón juega siempre de local y a cancha llena.


Pensador Teatral.



viernes, 20 de octubre de 2023

Mugre

Dramaturgia de Lourdes Invierno. Dirección de Santiago Legón.





Viernes 20 hs en Espacio No Avestruz  ( Humboldt 1857 )

Una comedia de enredos muy divertida, llega de la mano de Mugre, obra escrita por Lourdes Invierno en la que se pone el foco en las relaciones familiares y lo difícil que resulta construir vínculos donde reine la armonía, ya que por lo general ocurre lo contrario y las relaciones están atravesadas por la hipocresía y la mentira. Cualquier recurso parece válido para mantener la unión familiar y así aparecen parejas que se sostienen en el tiempo, luchando por mantener encendida la llama del amor y luchando contra la rutina y las infidelidades.





La autora logra brindar una mirada sensible y femenina al tema de los mandatos familiares, la importancia del sexo en todas las parejas, la maternidad, las aspiraciones personales, los deseos, etc. Todo ello aparecerá en esta historia, que presenta personajes muy divertidos, situaciones que juegan con el absurdo, con la risa siempre en primer plano, pero al mismo tiempo ofreciendo momentos que resultan muy cercanos para el espectador, que además de darle credibilidad a las historias de cada personaje, invitan a la reflexión. Muchas veces se dice que el humor, es la mejor puerta de entrada, para tocar temas profundos, que nos dejan pensando y Mugre es una muy buena prueba de ello.

Yendo a la historia, las acciones se desarrollan en una noche lluviosa. En ella, la pareja conformada por Clara ( Lourdes Invierno ) y Adriano ( Germán Montenegro ) busca la manera de volver a encender la pasión y dejar atrás la crisis que atravesaron. Esa noche, recibirán en casa a Sofía ( Carla Banylis ( y Polo ( Fran Canto ). Sofía es la hermana menor de Adriano y se apoya mucho en el, para superar la muerte del padre de ambos. Trabajan juntos en la constructora familiar y en apariencia se llevan muy bien, pero Adriano esa noche deberá dar una noticia, que supone no le caerá nada bien a su hermana.






Pero el clima de aquella reunión familiar es espeso, se respira tensión en el aire. La relación entre Clara y Sofía es muy mala y aunque tratan de pilotearla, se nota a la legua que no se pueden ni ver. Los dardos venenosos entra ambas mujeres no tardarán en aparecer. Son varios los temas que las separan y saben como atacarse, trayendo temas como la edad, el trabajo y los hijos, como principales puntos de divergencia. El tema de la maternidad es tal vez, el tema que más las enfrenta. Clara tiene tres hijos con Adriano y en cambio su cuñada no tiene hijos.

Las discusiones se suceden y la velada se hace muy pesada. Los esfuerzos de Adriano y de Polo por calmar los ánimos no resultan exitosos y la noche vá directo al naufragio. Para colmo la comida que pidieron no llega, la bebida y los estómagos vacíos no ayudan para nada. La mala onda resulta contagiosa y las parejas también empezarán a discutir entre ellas. Hay muchas facturas acumuladas, mucha basura escondida bajo la alfombra y la noche parece propicia para escupir todas las broncas acumuladas.





La velada tendrá reservadas varias sorpresas, pero no queremos adelantar mucho más. Solo diremos que en el transcurso de la noche, el timbre sonará un par de veces y no será precisamente el delivery trayendo la comida. Se sumarán a la reunión, Noemí ( Graciela Bonomi ) la madre de Clara y Patricio Behart, un personaje desopilante, que parece llegar por error a aquella casa, pero que en realidad ya conoce y muy bien a alguien. Pero cumplimos con nuestra palabra y hasta allí contamos, para que usted lector descubra como hicimos nosotros, todo lo que sucederá en una noche salvaje, donde las revelaciones y los trapitos al sol, dirán presente.

Momento de hablar de las muy buenas actuaciones que presenta la obra. arrancando por Lourdes Invierno, la autora, que además es gran protagonista de la historia como Clara, madre de tres hijos, que sufre la rutina del matrimonio y se arriesgará buscando fuera del mismo. Desde este sitio ya elogiamos a Lourdes, que es una actriz muy completa, varias veces por sus muy buenos trabajos y aquí vuelve a lucirse mostrando su versatilidad y su veta humorística.

Una grata sorpresa la de Germán Montenegro como un Adriano componedor, que trata de calmar aguas, en una noche donde la tormenta manda. Fran Canto como un Polo entrador y algo tramposo es muy buen personaje. Muy buena composición de Carla Banyilis como una Sofia, caprichosa y quejosa, que debe soportar que la juzguen por no ser madre. Patricio Behart está a cargo del personaje más divertido y disparatado de la historia mostrando su histrionismo. Y para el final nos queda Graciela Bonomi, con una encantadora Noemi, la madre de Clara, que cantará a los cuatro vientos, que el sexo sigue presente en la edad madura. Nos gustó mucho lo de Graciela.





Son seis los actores en escena y realizan un muy trabajo el conjunto y también en lo individual. Un acierto muy grande que tiene la dramaturgia, es que en diferentes momentos cada uno de los personajes romperá la cuarta pared y se dirigirá a los espectadores, invitándolo a reflexionar sobre alguna temática de la trama, que resulta cercana y reconocible para el público.

La puesta de Santiago Legón es dinámica, hay mucho vértigo en el escenario, con personajes que entran y salen de escena, dándolo mucho ritmo a las acciones. Para destacar el muy buen diseño escenográfico de Facundo Veiras, que reproduce un coqueto departamento de clase media. Facundo también tiene a su cargo el vestuario, que es un ítem que luce mucho y aquí a prestar atención a ese comienzo, donde el personaje de Clara sorprende con su particular vestimenta, pero no adelantamos más.






Nos divertimos mucho con Mugre, una propuesta que nos habla de la importancia de la familia y de todo lo que estamos dispuestos a hacer para que la misma se mantenga unida. Las vueltas que se dan, para tratar de sostener parejas que atraviesan crisis furiosas, dándolo crédito al amor que tuvieron en un principio y que pese al desgaste por los años transcurridos, la luchan para seguir adelante. 

Uno de los grandes méritos que tiene la obra es que pese a que en muchos pasajes se juega con el absurdo y la exageración, presentando situaciones cercanas, que se presentan en la vida real, lejos de las relaciones idílicas que muchas veces se quieren mostrar. Con un trama muy dinámica, muy buenas actuaciones y una trama muy divertida, la obra nos invita a reflexionar sobre como la mentira y la falsedad gobierna la mayoría de los vínculos familiares, hasta que un día toda la basura que se esconde bajo la alfombra, queda al descubierto.


Pensador Teatral.



sábado, 14 de octubre de 2023

Las Encadenadas, La Revuelta.

Dramaturgia y Dirección de Juan Mako.





Sábados 21 hs en Abasto Social Club ( Yatay 666 )

Pasaron cinco años ya, desde que vimos Las Encadenadas, la estupenda y premiada obra escrita por Juan Mako, que partiendo de un hecho histórico trágico como la desaparición del pueblo de Epecuén, construyó un trhiller con personajes deliciosos, donde el suspenso y la comedia van de la mano, para lograr una propuesta muy atractiva, que estuvo varios años en cartel y dejaba un final abierto que invitaba a continuar la historia, pero ya llegaremos a ese momentos, antes es bueno hacer una pequeña introducción para darle el marco que merece la historia.






Juan Mako, el autor y director, se interesó por la historia, gracias a los relatos de su abuelo paterno, que era de Carhué, la ciudad vecina. Villa Epecuén, era un pueblo turístico, fundado en 1921 a orillas del Lago Epecuén ( uno de los seis lagos que componen el sistema de las Lagunas Encadenadas del Oeste ). Debido a las propiedades curativas de sus aguas, el pueblo se había desarrollado mucho turísticamente y se había convertido en uno de los balnearios preferidos de la aristocracia bonaerense.

En la década del 70, que fue su momento de esplendor, la villa llegaba a recibir más de 25.000 turistas cada verano, los comercios y los hoteles acompañaban la prosperidad de una localidad en auge y con un futuro muy promisorio. Pero en silencio, algo no andaba bien, ya que el crecimiento era desmedido, la planificación era nula y las obras públicas brillaban por su ausencia, un combo fatídico que avecinaba un final que pocos imaginaban, pese a la advertencia de algunos pocos especialistas.

El año 1985, fue el del final. Luego de una temporada de copiosas lluvias, llegó la trágica madrugada del 11 de Noviembre de 1985, ya que un fuerte temporal hizo crecer el nivel de las aguas del lago, esto sumados a una sudestada, a la falta de obras y a otros factores que no tenían que ver con la naturaleza,   confluyeron para que el terraplén que contenía el lago con el pueblo se rompiera y el pueblo comenzara a inundarse de a poco. Nadie murió ahogado, ya que la inundación fue paulatina, pero el destino del pueblo y sus habitantes ya estaba jugado.






El agua tenía tanta sal, que los destrozos fueron totales, los pobladores debieron abandonar sus casas, en una mudanza dolorosa y forzada, convirtiendo a su ciudad en un pueblo fantasma, ya que Epecuén permaneció más de veinte años bajos las aguas. Cuando las aguas finalmente bajaron su nivel, quedaron al descubierto las ruinas de una ciudad que imaginaba un futuro de crecimiento y que quedó destruido por la salinidad de sus aguas. La desolación aturdía.

La historia trágica para sus habitantes, se convirtió en una leyenda, no solo en nuestro país, sino en el mundo entero, que hablaban de esta ciudad fantasma, generándose numerosos artículos periodísticos y reportajes. Y ahí es donde aparece Mako, que tomando como base aquel hecho histórico, logra crear una ficción atrapante, que se tradujo en Las Encadenadas.

Luego de la introducción, que ojalá les haya resultado interesante, vayamos a la obra que nos convoca, a esta segunda parte, algo no habitual en el teatro y más relacionado con el cine, que acostumbra a traernos nuevos episodios de algunas películas. Pero en el teatro resulta una novedad y más en este caso, que el autor aprovechando que en Las Encadenadas el final era abierto, decide continuar aquí el relato, desde el exacto lugar en que terminó la primera parte y sumando dos nuevos personajes a la trama, consiguiendo un trhiller de suspenso y humor, que funciona de manera independiente, de la tragedia de Epecuén, que siempre será el marco del relato.





Las acciones se desarrollan en el Cementerio Municipal de Carhué, allí en el crematorio trabajan Esther ( Cecile Cailon ) encargada del horno y Graciela ( Mónica Driollet ) que cumple con las tareas administrativas. Ambas tratan de pasar la jornada lo mejor posible, pese a no tener un trabajo muy agraciado, luchando además contra un horno que no funciona del todo bien, En una noche lluviosa, Arizmendi ( Claudio Depirro ) el Director del Cementerio, llegará para hacerles un encargo perturbador, que no spoilearemos y ahí termina aquella primera parte.

En esta segunda parte y en la misma noche de tormenta, la situación se complicará de manera exponencial en el crematorio, luego de una discusión entre Esther y Arizmendi. Y en el momento de mayor tensión, aparecerá en escena Miriam ( Silvia Fortunato ), que buscará a su amiga Graciela, para ir juntas al Rotary. Esther no la tolera, porque Miriam además de ser bastante impertinente, vive en Guaminí, ciudad vecina, que para muchos tuvo gran responsabilidad en aquella gran inundación que sufrió Epecuén.





El clima se corta con un cuchillo y como frutilla del postre, en el momento más inoportuno, aparecerá en el crematorio,  el oficial Salvatierra ( Diego Torben ), que patrullando la zona y al ver movimiento en esas altas horas de la noche, se acercó solo para ver que estuviera toda tranquilo y como el tiempo en aquellas ciudades pequeñas muchas veces sobra, nunca está mal hacer un alto en el trabajo para tomar un cafecito y conversar un poco. Pero lo que apuntaba a una visita tranquila, en un momento cambiará de rumbo y hasta allí contamos, ya que el suspenso es un componente fundamental de esta historia.

Las actuaciones al igual que en la primera parte son realmente destacadas, manteniéndose la exitosa dupla formada por Cecile Cailon como Esther y Mónica Driollet como Graciela , junto al jefe Arizmendi ( Claudio Depirro ). Entre los tres, deberán resolver un asunto turbio que puede traerles serios problemas con la ley,  aplicándose en todo su esplendor la Ley de Murphy, ya que todo se complicará y más con la aparición de las visitas inesperadas de Miriam, la desconfiada amiga de Graciela, que encima no se lleva para nada bien con Esther, trayendo al presente el viejo encono existente entre viejos habitantes de Epecuén y los nativos de Guaminí. Y el elenco se cierra con Diego Torben,  como Salvatierra, el bonachón policía que en la soledad de la noche, tendrá ganas de desahogar sus penas. Muy divertido el personaje de Diego.






De la puesta de Juan Mako, queremos volver a elogiar el logrado diseño escenográfico de Sol Soto, que reproduce el perturbador crematorio municipal y ya lo habíamos elogiado en la primera parte. El diseño lumínico de Alejandro Le Roux contribuye al clima oscuro y de suspenso que presenta el relato, al igual que el diseño sonoro de El Pájaro Films, con esa lluvia persistente que presenta la noche de la historia y que recuerda al hecho histórico que se recrea.

Disfrutamos de una muy atractiva noche de teatro, con esta segunda parte de Las Encadenadas que nos acerca la historia fascinante de Epecuén desde otro ángulo, con un relato que tiene muy buenas cuotas de suspenso y humor, de la mano de una dramaturgia que atrapa y de personajes queridos por el publico. Y quien nos dice, que en un tiempo prudencial, nos crucemos con la tercera parte de esta historia, que vuelve a tener un final abierto, que deja al espectador con ganas de seguir el relato.


Pensador Teatral.


miércoles, 11 de octubre de 2023

La Isla.

Autoría de Aida Bortnik y Alejandro Doria. Adaptación y Dirección de Edgardo Rosini.





Miércoles 20 30 hs en Hasta Trilce ( Maza 177 ) 

Que buena idea ha sido asistir a Hasta Trilce, para ver La Isla, virtuosa adaptación teatral de Edgardo Rosini, de la película escrita a fines de la década del setenta, por Aída Bortnik y dirigida por Alejandro Doria, que llega al teatro independiente, en una estupenda versión, que se apoya en una puesta muy bella y en un gran despliegue actoral, que incluye nada menos que quince actores en escena.






La Isla, es una obra que nos habla de la locura y nos invita a reflexionar acerca de los límites difusos que existen entre los que supuestamente están locos y los que en teoría están cuerdos, que en este caso se manifiestan entre las personas que se encuentran internados en un instituto de salud mental y aquellos que viven fuera, en ese mundo hostil y cargado de violencia, que cada día se vuelve más complicado de habitar.

La obra es cruda y tierna a la vez, mostrando no una historia solamente, sino varias a la vez, ya que cada paciente internado, tiene una historia de vida que por algún motivo los terminó llevando a ese lugar. En la mayoría de los casos, cuando llegaron lo sentían como un lugar extraño, pero que ahora se convirtió en su hogar, en el que pasan sus días, algunos mejores y otros peores, pero echando raíces y sintiendo que los otros pacientes ahora son su familia real, aunque los familiares de sangre son los que en el caso de los más afortunados, llegan los días de visita, para compartir un rato con ellos, antes de retornar al mundo de los cuerdos, al que pertenecen y en el caso de los no afortunados, son los que llegan para saludar a los otros.

El texto emociona y llega al corazón de los espectadores, ya que de manera sensible expone las diferentes historias de vida, los miedos al enfrentar el afuera nuevamente, los problemas de comunicación, el sentimiento de abandono que puedan experimentar los pacientes más conscientes de su situación, que sufren la tristeza, la soledad y también la alegría de sentirse a salvo y protegidos de un exterior amenazante, todo ello compendiando y dosificado en cada personaje.






Como dijimos la dramaturgia presenta varias historias simultáneas, aunque la principal podríamos decir  es la historia de amor imposible, que sucede entre dos pacientes jóvenes y de la que seremos testigos privilegiados, pero como ya mencionamos cada una de las historias tiene su peso y su carga dramática. Estamos seguros que cada espectador se enganchará más con una o con otra, de acuerdo a sus experiencias personales, pero todas impactan por su crudeza y hasta allí vamos a contar, para no adelantar más y que descubran ustedes cada caso, cuando vean la obra, porque sin dudas deben verla.

Momento de hablar de las estupendas actuaciones que presenta la pieza, ya que hay enormes trabajos actorales y gran mérito de Edgardo Rosini, el impulsor de este proyecto y director de la obra, clave en la elección de los actores y en la coordinación de tanto esfuerzo conjunto, ya que son quince los actores en escena y esto hace que la obra tenga una dinámica muy particular, ya que suceden muchas cosas en el escenario, por lo que hay que estar siempre atento para no perder detalle de lo que ocurre.





Por ellos, queremos resaltar semejante despliegue actoral, dentro del teatro independiente, donde todo cuesta el doble y lo habitual es tener una cartelera poblada de unipersonales, por eso en lo personal, disfrutamos muchísimo, cuando nos encontramos con una propuesta como la de La Isla, que convoca a tantos actores y permite ver el desarrollo de personajes tan variopintos, como ricos en matices. Gran desafío tenemos ahora, ya que con un elenco tan numeroso, nombrar a todos suena imposible, pero quienes son lectores de este sitio, saben que nos gusta hacer justicia con los actores que nos honran con sus trabajos, por lo que haremos algunas menciones.

Nos encantó la composición de Andrea Boass como Soledad, una chica que tiene un retraso madurativo  y se enamora de Sebastián, interpretado por Martín Zoaras, un joven apuesto, que en un principio no habla y al que le cuenta cuentos. Gracias a ese acercamiento Sebastián, comienza a mejorar y empieza a nacer un amor entre ellos, de difícil concreción por las circunstancias que los envuelven. Esta relación es tal vez, la central de la historia y sin dudas enternece a los espectadores. Buenísimos los trabajos de Andrea y Martín, en lo individual y con mucha química entre ellos.






Siguiendo con las actuaciones destacadas, mencionar a Julieta Bravo, como Cora y Patricia Rota Forte, como Claudia, dos mujeres de personalidades fuertes que chocan mucho en el instituto y comparten algo, la profunda soledad que las envuelve, ya que ninguna de las dos, recibe visita de familiares. Flo Bartolacci como Magda, es una madre que teme volver al mundo exterior hostil, donde sufrió la infidelidad de su esposo y realiza un trabajo que conmueve, al igual que Haydeé Zanga, como Amanda, una de las pacientes de más años y querida por los demás.

Entre los personajes más alejados de la realidad, mencionar a Ramiro Dunogent, como un Lucas muy querible. Lucrecia Lamas, es una Juana siempre alegre y optimista, que se lleva muy bien con el informado Gregorio, Oscar Paiva, que siempre está con su diario. Maurucio Sajera, como Juanjo, es un personaje oscuro, que está allí internado por una situación difícil que protagonizó. Rául Corzi, es Michel, de profesión poeta, de los pocos que egresa del lugar cada tanto, pero siempre retorna, porque el mundo exterior lo deprime.

Y ya dejando de lado a los pacientes, mencionar a Celina Magendie, como Ema, una abnegada enfermera, que deja su vida allí, dando amor a los pacientes, a los que cuida como si fueran su familia. Y hablando de ello, la obra también muestra lo difícil que puede ser tener un familiar internado y allí debemos mencionar los estupendos trabajos de Gaby Barrios, una actriz notable, a la que ya elogiamos varias veces en este sitio, que compone a la madre de Soledad, con la que tiene una relación algo fría, todo lo contrario de Ariel Ragusa, que hace lo imposible para que su hijo Sebastián, vuelva a hablar y ser el de antes. Enormes composiciones de Gaby y Ariel, al igual que Pablo Lez, como el esposo de Magda, que la visita siempre, pese a los reproches que recibe.






Se hizo algo larga la descripción, pero entendemos que era justo extendernos, ya que gracias a la dramaturgia cada personaje tiene su desarrollo y eso sucede gracias a los muy buenos trabajos del elenco reunido, que con mucho amor consigue dar vida a sus personajes y dar a conocer sus diferentes historias, llegando cada uno de ellos al corazón del espectador, llegando seguramente la historia de cada uno de manera especial al público de acuerdo a las vivencias personales.

Hay que destacar la puesta de Edgardo Rosini, que aprovecha las generosas dimensiones que tiene el escenario del Hasta Trilce que resulta ideal para una obra con tantos actores, permitiendo que se desarrollen varias acciones en simultáneo. Hermosa la música original de Daniel Schnock, que acompaña las historias y las transiciones. Muy buena prestación de Mario Ramírez, para el diseño escenográfico y para el vestuario que caracteriza a tantos personajes. Y por último mencionar el diseño lumínico de Ayelén Pedemonte. Todos estos factores contribuyen a darle belleza a la puesta.






En definitiva, nos atrajo mucho la propuesta de La Isla, que acerca al teatro la problemática de la salud mental, que tal vez no sea un tema muy simpático, pero si es muy real, tratando el mismo como un mucho respeto y mostrando todo lo que puede sentir el paciente y también la visión de los familiares. Por situaciones personales, visité instituciones del tipo y realmente las caracterizaciones que realizan los personajes de la obra, son realmente acertadas y bien cercanas a la realidad,

Recomendamos vean la obra, sin dudas que se van a emocionar mucho con las historias de vida que se presentan, reflexionando sobre la línea delgada que supera la cordura de la locura y como muchas a veces algún acontecimiento fuerte que nos toque vivenciar, puede llevarnos del otro lado del mostrador. Una propuesta fuerte, plena de emociones y muy tierna, que gracias a una puesta lograda y entrañables actuaciones nos permiten disfrutar de una entrañable noche de teatro independiente y darle visibilidad a un tema tan importante como el de la salud mental.


Pensador Teatral.



domingo, 1 de octubre de 2023

La Farsa de los Artistas.

Dramaturgia y Dirección de Guido Inaui Vega.






Domingos 18 hs en Teatro El Grito ( Costa Rica 5459 )

Una original propuesta escrita y dirigida por Guido Inaui Vega, llega de la mano de La Farsa de los Artistas, obra que bucea en la intimidad del mundo del teatro independiente, dejando al descubierto el artificio teatral y los hilos que lo manejan, pero no quedando solo en eso, ya que dá un paso adicional para reflexionar acerca de cuestiones internas y humanas que hacen a la diaria del teatro, poniendo el foco en la importancia que tienen los vínculos humanos en el hecho teatral.





La obra desde un comienzo siembra varios interrogantes. Son claros los límites entra la ficción y la realidad ?? El público tiene claro el rol que debe cumplir y el mismo siempre debe ser pasivo ?? Es correcto que los actores rompan la cuarta pared, saliendo de sus personajes, para dialogar con los espectadores o este acto rompe la magia teatral que se respira en la sala ?? La propuesta es disruptiva y no tiene miedo en cuestionar varias verdades establecidas. El objetivo del autor, es que el público reflexione y la pieza consigue esto desde el arranque.

El formato de la obra es muy interesante, ya que la dramaturgia nos presenta a dos compañías teatrales diferentes, cada una de ellas trabajando de manera distinta,  preparando un espectáculo para estrenar. sin tener claras las fechas, mostrando lo complejo que puede resultar el proceso creativo, por todas las decisiones que deben tomarse, las diferentes maneras para encarar los ensayos y los estilos de cada director. Los actores deben disfrutar de este proceso o hay que sacrificarse y hasta pasarla mal, para llegar afilado a un estreno ?





Y como influyen las relaciones personales en los elencos ?? Los actores que obtienen los roles protagónicos, siempre lo consiguen por méritos propios o en algunos casos esto se determina por favoritismo del director. Cuantas parejas se formaron entre integrantes de los elencos ?? Cuantos mejores amigos ?? Y cuantas internas / peleas que el espectador ignora generaron momentos de rispideces ??? Lo que queda claro es que los grupos humanos y su dinámica, muchas veces tienen una preponderancia fundamental en todas las actividades y el teatro no es la excepción.

Pero no queremos adelantar más nada, para que se sorprendan, como lo hicimos nosotros al ver la obra, que atrapa desde el comienzo y en esto tiene mucho que ver el joven y entusiasta elenco reunido para la ocasión. Son siete los actores en escena y todos encuentran su momento de lucimiento. Muy bueno el trabajo de Mauro Khol, que es el único de los actores, que actúa en los 2 proyectos de obra, siendo en una un director permisivo y en la otra un actor relajado.






Natalia Morelli es una directora villana, que parece disfrutar, haciendo sufrir a sus alumnos actores. Quienes la padecen,  son Julia Simón como Vane y Mora Straffa, como Luli, nos gustó mucho el trabajo de ambas, aportando frescura y espontaneidad a la puesta. En el otro grupo. destacar el histrionismo de Pilar Reitú, como Luján y de Tobías Wainer, como Naín, que se toma muy seriamente su vocación. 

Un detalle muy importante, que aún no mencionamos es que la trama tiene un personaje, que funciona como presentador de la obra y también como finalizador de la misma, dialogando en varios pasajes con el público, planteando interrogantes e invitando a la reflexión. En cada función, hay un actor invitado diferente que cumple este papel y en la función que presenciamos nosotros, el rol fue para Antonella Lence, que además es la asistente de dirección. Y fue una verdadera revelación Antonella, por su desparpajo e histrionismo. Nos encantó su interpretación, estando más que a la altura para un personaje muy exigente.

La puesta que presenta Guido es muy dinámica, con un diseño escenográfico despojado, dejando todo el protagonismo a los actores. Rubros a destacar el diseño lumínico que tiene la obra, ítem a cargo del propio Guido. Y otro rubro para resaltar, es el vestuario de Antonella Van Ysseldyk, que agrega valor a las caracterizaciones de los personajes. 





Valoramos mucho las intenciones de La Farsa de los Artistas, una propuesta joven y descontracturada, que se anima de manera introspectiva al interior de las obras teatrales, develando algunos secretos, explorando las internas que se producen puertas adentros, las relaciones de poder que se verifican en todos los elencos y mostrando además todos los obstáculos que deben sortearse para poder llegar a ese estreno tan soñado y buscado que es el norte de todo.

En resumen resulta una muy buena idea la de Guido Inaui Vega, que presenta esta obra que resulta imprescindible para aquellos que están dando sus primeros pasos en el mundo de la actuación y también para los espectadores asiduos que aman el teatro independiente, un mundo donde lo económico queda siempre en un segundo plano y donde la vocación es todo. De la mano del joven y talentoso elenco reunido, disfrutaremos de un logrado momento teatral y nos animaremos a correr el difuso límite entre lo real y la ficción.


Pensador Teatral.



sábado, 23 de septiembre de 2023

Fausto en Valle Oliva

Dramaturgia y Dirección de Héctor Levy-Daniel.





Sábados 17 30 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )

Una leyenda popular inspiró a Goethe, uno de los escritores más importantes de la literatura alemana, para escribir Fausto, su obra más reconocida, aquella en la que un hombre hace un pacto con el Diablo, vendiendo su alma, a cambia del conocimiento y la eterna juventud. Aquel texto escrito a comienzos del Siglo XIX, reflexiona sobre las ambiciones del moderno abordando el tema de la ética y la lucha entre las fuerzas del bien y del mal.






Partiendo de la obra maestra del autor alemán, Héctor Levy Daniel reversiona aquel texto, aquí también hay un doctor llamado Fausto, pero el pacto que realizará con el maligno es por amor, no por la ambición. Y además de ello, establece un marco muy interesante donde inserta la historia, ya que la misma se desarrolla en un pueblo minero llamado Valle Oliva, en la que una empresa explota una mina, con métodos de extracción que no cuidan el medio ambiente, provocando la contaminación de las aguas y daños en la salud de la población local.

El contexto de la obra resulta muy conocido para todos, una empresa que se instala en una ciudad pequeña, siendo la única fuente de trabajo del lugar, pero provocando estragos ambientales, que se traducen en enfermedades de sus habitantes. En aquel pueblo, Fausto es el único doctor, afincado allí hace varios años, se ganó el respeto de toda la comunidad por su compromiso con la población, siempre dispuesto a curar a la gente sin importar su condición económica, reeditando la figura del médico de pueblo, que en lo personal asociamos con el gran René Favaloro.






Por ello, cuando las enfermedades empiezan a multiplicarse en el pueblo, las fuerzas activas del pueblo no dudaron en recurrir a él, como figura respetada, para que los ayude en el intento de frenar a la empresa. Su inteligencia y honestidad, son dos valores fundamentales para tratar de equipar una lucha desigual entre el poder económico en alianza con la política, contra el habitante común, figura que tan reconocible nos resulta. Los hechos demuestran que no se han equivocado e elegir a Fausto para representarlos, ya que su accionar logrará en un primer momento el avance inescrupuloso de la minera.

Sin embargo, todo iba a cambiar pronto. Fausto estaba triste, ya que hace unos años murió su amada Elena, a quien conoció en Valle Oliva, a causa de una epidemia que asoló a aquel pueblo. Paradójicamente, él que dedicaba su vida a salvar vidas, no pudo salvar la más importante, la de su querida esposa. Luego de aquella pérdida, nada fue igual para el, su vida perdió sentido y todos los días pensaba en Elena, que muchas veces se le aparecía en sueños. Hasta que un día se hizo presente en aquel pueblo, un hombre misterioso y desconocido, que sabiendo su historia, tenía una propuesta para hacerla.






Y hasta allí vamos a contar, para no spoilear más de la cuenta, porque Fausto al principio rechazaba cualquier oferta de aquel hombre, pero la necesidad de volver a encontrase con su amada Elena era enorme y la tentación muy grande. Y hasta allí vamos a contar, solo diremos que a partir de la llegada de ese hombre misterioso, toda cambiará en Valle Oliva, el comportamiento del Doctor, comenzará a ser diferente, su popularidad irá en baja y la tragedia comenzará a rondar por aquel pueblo perdido. Pero cumplimos con nuestra palabra y hasta allí vamos a contar, para dejar que usted lector descubra el resto cuando vean la obra.

Vayamos ya a las estupendas actuaciones que tiene la obra, destacando que son seis los actores en escena, algo que en épocas donde los unipersonales abundan, resulta valioso y hay que resaltar. Pero no solo ello, porque muchas veces la cantidad no es sinónimo de calidad, algo que si ocurre aquí, ya que las actuaciones son muy parejas por lo bueno y cada uno de los actores logra dar desarrollo a sus personajes, con muy buenos trabajos en todos los casos, algo que es muy difícil de lograr.





Entendemos que la actuación más destacada de la noche, es la del protagonista de la historia, nos referimos  a Marcelo Nacci, como Fausto. Con gran presencia se hace cargo de este protagónico con templanza,  mostrando las diferentes caras del personaje a lo largo del relato, con un gran manejo de los registros emocionales y una gestualidad más que destacable. Estupenda la composición de Marcelo.

Sigamos con Milagros Almeida como Elena, el amor que añora Fausto. Nos gustó mucho su composición, dotando de belleza y sensibilidad a su personaje. Milagros es una actriz talentosa y multifacética a la que elogiamos en muchas oportunidades en este sitio. Aquí vuelve a realizar un excelente trabajo, mostrando nuevamente su versatilidad y su carisma.

Nacho Vavassori es Oberdan, trabajador de la mina que por momentos se encarga de romper la cuarta pared, siendo el relator de la historia. Muy bueno lo de Nacho. Amanda Bond, otra estupenda actriz a quien también ya elogiamos en este sitio, compone con oficio a Livia, una habitante de Valle Oliva, que tiene roto el corazón. Alejo Mango como Sandor, es el villano de la historia y realiza una certera composición de un empresario corrupto e inescrupuloso. Y cerrando el virtuoso elenco que presenta la obra, mencionar a Guido D´Albo como el oscuro Mefistófeles. Impecable lo de Guido, componiendo a un personaje tan misterioso como perturbador.




Se hizo algo larga la descripción, pero entendemos que fue un acto de justicia hacerlo, ya que los seis actores, realizan muy buenos trabajos, más allá de sus minutos en escena. Y a propósito de ello, una original decisión de las puestas, es que los actores mientras no actúan están sentados al costado del espacio escénico, como si fueran jugadores suplentes, esperando su momento para ingresar, siendo un muy bueno detalle, que los espectadores puedan ver a los protagonistas en todo momento, aún cuando no sea su turno de actuar.

La puesta de Héctor Levy Daniel es muy atractiva y bella desde lo estético, con varios ítems para destacar, arrancando con el original diseño diseño escénico de Gabriella Gerdelics, que además tiene a cargo el vestuario, rubro que destaca mucho por la muy buena caracterización que presentan los personajes. Por último mencionar la música original de Eduardo Zvetelman.






En definitiva, nos encontramos con un texto que atrapa, que tomando como referencia el mito de Goethe, insertándola en una realidad que resulta muy reconocible en nuestro país, con empresas que no respetan el medio ambiente y no tienen ningún escrúpulo en contaminar un curso de agua o lo que fuera, con tal de obtener un rédito económico sin importar las consecuencias. Mérito aquí de Héctor Levy Daniel que además de dramaturgo es filósofo, algo que se nota en sus obras, que siempre invitan al pensamiento profundo.

No queda más para agregar, nos gustó mucho la propuesta de Fausto en Valle Oliva, con una dramaturgia artesanalmente elaborada, que nos invita a reflexionar acerca de la condición humana, hablando de la ambición y la impunidad de los poderosos, el daño que provoca la difamación e invitando a debatir sobre si el amor tiene límites o en su nombre, hasta podemos vender nuestro alma al diablo. Si a este texto tan atractivo, le sumamos una puesta lograda y actuaciones sobresalientes, el buen teatro está servido.


Pensador Teatral.



jueves, 21 de septiembre de 2023

Galego

Dramaturgia. Julio Molina y Gabriel Martín Fernández. Dirección: Julio Molina.




Jueves 20 hs y Sábados 22 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )

Una entrañable y sensible historia de inmigración llega de la mano de Galego, texto escrito por Julio Molina y Gabriel Martín Fernández, quien además es el protagonista, de este unipersonal cargado de emociones y riquísimo en imágenes que nos contará la historia de un inmigrante que llegó a nuestro país en barco desde Galicia a comienzos del Siglo XX, como lo hicieron tantos otros, que huyendo del hambre y la guerra, llegaban a estos lares, en búsqueda de un futuro mejor.






En el inicio de la obra, veremos a Galego un hombre mayor, pelando cebollas y arrancando un carrousel de recuerdos de aquella infancia feliz en Galicia, tierra llena de bendiciones y abundancia, hasta la aparición de Franco y la Guerra Civil que además de generar muertos y encarcelamientos para el que que se oponía a su pensamiento, sembró el hambre en aquellas prosperas tierras. Aquellos recuerdos felices se esfumaban, la alegría de los bailes, la lluvia constante que bendecía los cultivos, los olores de las comidas típicas y tantos momentos felices, parecían desvanecerse por completo con la llegada de la Guerra.

Una cebolla podía ser el único alimento que tenía una familia en todo el día, había que hacer malabares para conseguir los alimentos y hasta comer un pedazo de pan se había vuelto casi un imposible. Por eso cuando la tía Pepa desde Buenos Aires, le mandó una carta a la familia pidiendo que Galelo, el mayor de los dos hermanos, viniera para Argentina, país donde ella había llegado ya hace unos años, cambió todo. Era la gran oportunidad de escapar de la guerra y forjarse un futuro, con un trabajo digno que le permitiera traer más tarde a toda la familia.






Y así como fue Galego solito con su maleta, fue llevado por su padrino al puerto de Vigo, desde donde zarparía un barco hacía Buenos Aires. Al llegar a estas tierras lejanas, Pepa lo recibió con honores, le dio techo y comida, lo acogió con una sola condición, tenía que trabajar duro para poder ganar pronto el dinero, que le permita mantenerse y traer luego a sus padres. Y así fue como Galego, consiguió trabajo en una ferretería del que era dueño un tano bastante cascarrabias, que no lo dejaba tiempo libre para jugar fútbol en el potrero, donde el Galleguito mostraba su talento y esta fue la principal razón que lo motivo a dejar la ferretería y conseguir un trabajo mejor en un corralón.

El relato no es lineal en el tiempo y Gabriel viaja permanente entre Galicia y Buenos Aires. Por momentos está caminando por las rías gallegas y en otros estará en el patio de Bernal, en esa casa que levantó con sus propias manos, con la ayuda de su padre, que fue el primero al que pudo traer. Juntos terminaron la casa y allí pudieron enviar el dinero para que venga su madre también. El hermano mayor que estaba de novio, se quedó en Galicia. La familia ahora era de tres integrantes, que trataban de echar raíces en el nuevo hogar, pero añorando siempre su tierra natal.





La interpretación de Gabriel Fernández conmueve. Por su emocionalidad e intensidad dramática, con una entrega absoluta y una pasión admirable. El protagonista es hijo y nieto de gallegos, lleva a Galicia en la sangre y eso se nota a la legua. La dramaturgia precisamente se nutre en gran parte de la memoria de las historias de su abuelo, que el actor acercó, para junto a Molina que sumó anécdotas de un vecino gallego, para dar el toque final a este entrañable relato.

Siempre es complejo, llevar adelante un unipersonal, pero esto aquí no parece cumplirse con nuestro Galego, que con maestría maneja los tiempos, mechando recuerdos alegres y divertidos con los momentos oscuros de la Guerra Civil. Las imágenes llegan como pinceladas y la atmósfera del Teatro del Pueblo se llena de recuerdos y la imaginación vuela gracias a la enrome interpretación del protagonista, que nos hace viajar con sus añoranzas. El relato atrapa y emociona. La cuarta pared se rompe en más de una vez, ya que el protagonista invita a que el público participe.

Nos encantó la composición de Gabriel, siendo uno de los mejores trabajos que vimos este año y les aseguramos que varias obras por semana. Hipnotiza a la platea, con ese gallego aporteñado, que obliga al público a afinar el oído, para entender todo lo se dice, algo que se logra gracias a la pericia y gestualidad del protagonista. Una interpretación fantástica de Gabriel Fernández, desde el corazón y para poner en un cuadrito.





La puesta de Julio Molina es muy bella y consigue darle una atmósfera intima y familiar al relato. El diseño escenográfico de Alejandro Mateo es muy acertado, la iluminación de Ricardo Sica contribuye a crear los climas que los diferentes momentos de la historia pide y el diseño sonoro y la música original de Rony Keselman, son aportes importantes que además de dar belleza y poesía al texto, brindan un marco ideal para el lucimiento del protagonista.

No queda demasiado para agregar, solo decir que nos conmovió propuesta de Galego, ya que nos remonta a nuestros orígenes, porque en el texto se toma una historia de inmigración en particular, pero se refiere a muchas otras y las comprende. Como dato de color, mencionar que se presentó un proyecto en la Legislatura Porteña para que se declare a la obra como de interés cultural, por su aporte a la reconstrucción histórica de nuestro país y por la forma conmovedora en que se transmiten las vivencias y sentimientos comunes a las millones de personas que llegaron al país por aquellos años y dieron su aporte para que Argentina en aquellos tiempos se convierta en una tierra de oportunidades, a la que todos querían llegar.




Por todo lo mencionado, recomendamos no se pierdan esta joyita del teatro independiente, que arrancó solo un día por semana y ahora lleva dos, agotando las entradas en todas sus funciones, gracias al boca a boca, que es la mejor herramienta de difusión. Quienes vean la obra, disfrutarán de un texto hermoso, lleno de imágenes y poesía, potenciado por la fenomenal composición del protagonista. 

Y en el final, me permito una disgreción, ya que en lo personal la obra me llegó al corazón de manera especial y con gran emoción, debido a mis orígenes, ya que José Porta, mi abuelo materno a quien no conocí nació en Cambados, un pequeña localidad de la provincia gallega de Pontevedra, mi mamá Graciela y mi tía Mirta nacieron en Buenos Aires, pero desde siempre abrazaron la cultura gallega y su legado. Ninguno de los mencionados, está hoy físicamente en este plano, pero no tengo dudas que estuvieron conmigo en la sala, viendo Galego y se emocionaron tanto como quien escribe estas líneas, gracias a esta maravillosa obra que el teatro independiente nos regala y tuvimos el enorme privilegio de ver.


Pensador Teatral.