Obra escrita por el joven Diego Manso y dirigida por el reconocido dramaturgo Rubén Szuchmacher.
De entradas, aclaramos que Las Cosas del Mundo, no es una obra más, es una pieza de excelencia, con muchas particularidades, como ser una obra de largo aliento, al durar más de 2 horas, algo no comun en el teatro independiente y se programó con cuatro funciones semanales, tampoco algo habitual, en el teatro alternativo ,donde como comenta el genial director, la norma es una función semanal y los actores en general deben correr de un teatro a otro como si fueran profesores de secundaria.
Esta obra es sumamente exigente y demandó varios meses de ensayos, para conseguir la fluidez y sincronización que tiene la puesta y donde el gran elenco convocado, formó una cooperativa, comprometiéndose mucho con el proyecto y esto se nota en el escenario.
El texto tiene una riqueza increíble, es muy profundo, tiene muchos guiños y una dinámica admirable, que hacen que el espectador, siempre esté enganchado con la obra y los personajes, siempre pendientes de lo que está por venir.
Es muy complicado, definir sobre que trata esta pieza, porque no hay un único tema, tiene tramas múltiples, si bien hay una historia principal, se desarrollan varias obras paralelas, con escenas fragmentadas, donde los protagonistas llegan empujando su escenografía móvil y como si fueran piezas de un rompecabezas, van dando forma y armando ese rompecabezas gigante que es esta fabulosa obra, llamada Todas las cosas del Mundo.
La historia principal, se desarrolla en el campo, en la provincia de Buenos Aires, donde se oye el canto de los pájaros y predomina el pasto, en esa escenografía tan particular que presenta la puesta, con un fondo fijo, que deja un escenario amplio y desprovisto.
En un algún paraje perdido de esa vasta Pampa , sobreviven Iberia y Sancho, que lejos de los tiempos de gloria de años anteriores donde tenían una feria de entetenimientos con varios fenómenos humanos que desfilaba por los pueblos cercanos, ahora están quebrados y solo les quedan dos atracciones la Niña Foca y y el Niño Jirafa. En verdad solo queda una atracción, porque la obra comienza ( por eso lo contamos ) con el entierro del Niño Jirafa, en una escena dantesca y desconcertante, donde el espectador ya tiene un adelanto de la original obra que se viene. A este matrimonio, los ayuda el peón Amilcar y en la historia también aparece un cura sinvergueza que hace de las suyas a lo largo de la puesta.
La obra provoca muchas risas en los espectadores, hay escenas muy graciosas, pero no es una comedia, tiene muchos momentos bizarros y tragicómicos, como dijimos es difícil catalogarla, porque además de los momentos cómicos, se hace presente el drama, la tragedia y la desdicha en muchos pasajes.
Todas las Cosas del Mundo nos habla del fracaso del ser humano, de las relaciones enfermizas, de los amores no correspondidos , de la codicia y de las miserias humanas en general. Pero también habla de la ilusión, de la idea mágica , de esa ocurrencia salvadora, que nos hará salir del pozo, en este sentido es una perfecta metáfora del país, donde vale el salvarse de cualquier manera, no un plan coherente para lograr el éxito, pareciera que el voluntarismo y la simple ilusión es suficiente, cuando la realidad en verdad es otra.
Llegamos al tema de la actuaciones, una clave del éxito de la obra, indudablemente Szuchmacher.eligió muy bien el elenco , ya que esta obra tiene una complejidad y una exigencia que no es para cualquier actor y en este caso todos, dán la talla y mucho más.
Fabulosa la actuación de Ingrid Pelicori, como Iberia, en una actuación para aplaudir de pie, se luce de una manera increíble y demuestra que estamos en presencia, de una de las mejores actrices del teatro argentino de los últimos tiempos, a los que vieron la obra, se darán cuenta que no exagero, que es una actuación memorable la de Ingrid, que literalmente come la obra.
La labor de Ingrid, no debe empequeñecer la actuación del resto del elenco, Horacio Acosta como Sancho, el esposo de Iberia muestra su ambición, su falta de escrúpulos y también la dependencia que tiene de su mujer, con la que tiene diálogos de una crudeza asombrosa y donde se comprueba que el amor y el odio son parientes cercanos.
La actuación de Ivan Moscher como Padre Garzone, es brillante, componiendo un cura pedófilo y chanta, que no se fijará en obstáculos para lograr sus objetivos, las caras, los gestos, los diálogos, todo le sale perfecto me encantó este personaje, que no deja para nada bien parada a la Iglasia.
Paloma Contreras, es la Niña Foca un personaje indescifrable y difícil, que expone sus sentimientos de abandono y desesperanza, pero también de un amor tardío que se niega a llegar, cumpliendo una labor soberbia. Igual que Juan Santiago, como Amilcar, el peón todo tareas del matrimonio, con una candidez que será aprovechada por los demás y una historia dolorosa que lleva sobre sus hombros, es parte central de la historia y está muy bien. Completa el elenco, Fabiana Falcón, como Aurora, una madre que aparece e la parte final de la historia, en la búsqueda desesperada de su hija.
Concluyendo, Todas las Cosas del Mundo, no es una obra que pueda pasar desapercibida, con seis Nominaciones a los Premios ACE , esta creación fantástica de Diego Manso y llevada a al escenario con maestría por un talentoso como Rubén Szuchmacher, quien hizo una apuesta muy arriesgada y ambiciosa con esta pieza y le salió perfecta, un guión admirable, con actuaciones superlativas, dán lugar a esta obra fabulosa, que sin dudas estará entre las mejores del año.
Pensador Teatral.
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