Sábados 21 hs en Teatro El Ópalo.
Texto de Gabriel Fernández Chepo y dirección de Javier Ahumada.
La obra es una historia de amor que recorre las diferentes étapa de ls pareja, los inicios cuando todo es pasión e ilusión, luego cuando llegan los conflictos por la convivencia y la caída en la rutina, que provoca desencanto y miradas hacia afuera de esa pareja que ya no parece tan perfecta como en un comienzo y por último la etapa de los replanteos y del pensamiento en la separación como única vía de escape.
El relato arranca de los primeros amores de Magalí y Darío, sus primeras conquistas inocentes, en la primaría, el juego de la botellita, los primeros lentos y el primer beso. Individualmente cada uno cuenta sus comienzos en el amor, Hasta que ambos ingresan a la Facultad, para estudiar Ciencias Políticas y el destino los une, se conocen en el Centro de Estudiantes y el amor entre ellos arranca con todo. Son novios y compañeros de militancia, comparten ideologías, sueños y utopías.
Todo es color de rosa, encontraron a su media naranja y no tienen dudas que están ante el hombre/mujer de su vida.
Pero el amor, como la vida, está en constante movimiento , la juventud deja paso a la vida adulta y con ella llegan las preocupaciones económicas, la necesidad de encontrar un trabajo, un techo donde vivir, la llegada de un hijo, es una boca que hay que alimentar, hay que comprar pañales, pensar en la obra social.
Ya ese amor utópico encuentra algunas sombras, además de la pareja, hay preocupaciones y temas a los que hay que hacer frente.
El relato es verosímil y logra que el espectador rápidamente se sienta identificado con la historia y se vea reflejado en la misma, ya que son situaciones que vivió o están viviendo según la edad.
Ese amor que nacía como indestructible e insuperable, deja pasa a las dudas, a las visiones diferentes, las personas cambian y ya no se compartes los mismos objetivos, ni los mismos ideales.
Y entonces ?? Se puede sostener la pareja ?? O el otro pasa a ser un desconocido con el que ya no se comparten ni códigos ni convicciones y esa comunicación tan íntima que se tenía pasa a ser un recuerdo ?
El amor era para siempre ? Los interrogantes son muchos y sobre la pareja sobrevuela el fantasma de la separación y comienza una lucha interna de ambos, para tratar de sostenerla.
Una trama que atrapa en todo momento, con momentos de ternura, amor y otros de gritos, discusiones y pases de factura.
Las actuaciones son excelentes, Darío Bonheur y Magalí Zubiri, se lucen mucho en forma individual y muestran una gran conexión como pareja, componiendo en forma muy creíble sus personajes, sus miradas, los besos, las discusiones, la entrega corporal de ambos, realmente son sobresalientes y tienen una gran fluidez, se disfruta viéndolos en escena, realmente un acierto del director, la elección de los protagonistas.
A ellos dos, debemos a Darío Viggiano que con su guitarra, aporta música en vivo y le brinda un plus muy importante a la representación, marcando los ritmos y los momentos cruciales de la misma, con sus melodías que interpreta con mucho talento, un acierto su inclusión en la obra.
La sala pequeña de El Opalo, le dá a la puesta un carácter íntimo que crea una atmósfera perfecta para el correr de la trama. Una escenografía desprovista, el vestuario de blanco de los actores y un cuidado diseño lumínico, completan una estética muy cálida, donde todos los detalles están cuidado.
En definitiva, en No sé si puedo dejarte, encontramos una obra bella y profunda, que pone la lupa en el amor en la pareja, donde lo que parece perfecto en un comienzo, se transforma en una cruzada, para que la llama del amor nunca se extinga.
Una propuesta muy interesante, con exquisitas actuaciones, que hará reflexionar al espectador y que recomendamos.
Pensador Teatral.
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