Dramaturgia de Esther Feldman y Dirección de Alberto Lecchi.
Un lindo desafío, el asumido por Romina Richi, en su vuelta a los escenarios, para protagonizar este inteligente unipersonal escrito por Esther Feldman.
Estar sola en escena, siempre es un reto y más en el caso de Romina, que con esta obra regresaba a las tablas y el resultado, lo adelantamos ya, no podía ser más positivo, ya que la notamos muy a gusto, disfrutando en el escenario y ofreciendo una magnífica actuación.
En la historia que nos convoca, Romina, dá vida a Marlene, una mujer atractiva, culta y escritora exitosa. La vemos sola en un amplio y moderno departamento, entablando un diálogo imaginario con su ex-amante ( habla siempre dirigiendo su mirada a una silla que está vacía ). Ese amante la dejó y ese corte unilateral de la relación prohibida y paralela que mantenían, es algo que no fue aceptado, ni digerido por Marlene, que encara su monólogo, en que aparecerán en diferentes tramos del mismo, fragmentos de dolor, bronca y resentimiento, hacia su ex amante, que por algún motivo que ella desconoce y no acepta, un día decidió dejarla.
En el comienzo de su charla, relata con aire tranquilo, como fueron esos primeros días luego del abandono, como la rutina cambiaba y de conocer todos los movimientos y horarios de aquella persona, se empezaba dolorosamente, de a poco, pero inexcusablemenete, a perder su rastro.
Con el correr de la charla y del vino, que la acompaña, en esos momentos de soledad y desahogo, la lengua se irá soltando y la intensidad de su relato irá subiendo. De la tristeza y la resignación, por el fin de aquella relación clandestina, donde la pasión y el sexo eran el ingrediente fundamental, se va dejando paso al despecho, a la bronca, al reproche, por haber tolerado comportamientos y actitudes, que en aquellos momentos, pasión mediante no quería, ni podía visualizar, pero que ahora le resultan claras y hasta humillantes.
La Hora de la Calabaza, es una historia que habla del amor, de nuestros vínculos amorosos y de como indefectiblemente ( o no pasa siempre ? ) ese hechizo y encantamiento, que nos invade y que provoca que veamos a ese ser amado, como alguien perfecto y sólo con cualidades positivas, un día determinado, ese velo caerá y aquel ser amado perfecto, se convertirá en calabaza.
En el caso de Marlene, su marido se había convertida en calabaza, hace años ya y era este amante, el que mantenía encendida la llama de la pasión, por eso la bronca y el resentimiento, por ese corte inesperado, cuando al menos para ella la hora de la calabaza no había llegado.
Ahora solo quedaba el marido, el oficial y queda claro que seguir solo con él, no es nada sencillo de sobrellevar.
El texto escrito por Esther, nos resulta cercano y muy aggiornado a la época actual, algo que es excelentemente aprovechado por Romina, para lucirse en gran forma.
Como dijimos, anteriormente la notamos muy segura a Ricci, con un dominio absoluto de la escena, es un gusto ver como camina el escenario, imponiendo su presencia y manejando en forma perfecta los tiempos que pide la trama, logrando darle mucho dinamismo a su monólogo, pero también estableciendo en gran forma, los momentos de pausa y de silencios. Hasta tiene reservado un momento donde se permite cantar, mientras ejecuta una sensual coreografía.
La notamos con mucha energía y muy histriónica, Una satisfacción verla disfrutando la obra, cómoda y relajada con este protagónico y esta sensación se transmite el espectador que disfruta de su fantástica actuación.
No hace falta que lo digamos nosotros, pero Romina es una gran actriz, completa y en esta ocasión un buen texto y un talentoso director, le dan la posibilidad de mostrar sus condiciones.
Debemos destacar la bella puesta que tiene la pieza, donde resalta el moderno diseño escenográfico de Eva Duarte, que nos entrega un departamento calidamente amoblado y con ese ventanal virtual, que nos permite imaginar diferentes exteriores. Nos gustó el vestuario de Ana Markarian y excelente el recurso de la pantalla de fondo, donde se proyectan imágenes de algunos lugares de Buenos Aires, con la voz en off de Romina, recordando algunos de sus recorridos por la ciudad con su amante, en momentos originales y muy bien logrados.
En definitiva, nos fuimos muy satisfechos del Payró, en primer lugar por encontrarnos con un libro inteligente y moderno, que nos habla sobre el amor, sobre la pasión y tratando de dilucidar que ocurre, cuando ese fuego se extingue. Es que existen diversas categorías de amor ? Podemos amar a dos personas en forma diferente y al mismo tiempo ? Existe el amor para toda la vida o es solo una utopía ?
Son muchos los interrogantes, cuando el amor es tema y la obra nos invitará a reflexionar sobre esas cuestiones, donde no existen las verdades absolutas. Si a esta trama que envuelve y seduce, le sumamos una puesta bella y una actuación magnífica, como la que nos regala Romina Ricci, entendemos que están todos los ingredientes dados, para vivir una hermosa noche de teatro.
Por eso invitamos a usted lector, a que se llegue hasta el Payró, para disfrutar de La Hora de la Calabaza y junto a Marlene, trate de descubrir los misteriosos caminos que el amor y el destino, nos tienen reservados.
Pensador Teatral.
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