Dramaturgia de Darío Cortés y Dirección de Débora Longobardi.
Obra escrita por Darío Cortes, inspirada en la poesía de Oliverio Girondo, poeta argentino, figura central de la renovación literaria de las décadas del 20 y del 30. Girondo, fue una de los jóvenes miembros de la vanguardia poética argentina, junto a Jorge Luis Borges y Raúl González Tuñon.
Dario escribe esta pieza, que llega a escena, en formato unipersonal, protagonizado por Ulises Puiggrós, quien da vida a un personaje, llamado Oliverio Cienfuegos, en claro homenaje al poeta.
La obra, nos contará la vida de un Oliverio temeroso y con mil fobias, casi no tiene fuerzas, ni para salir a la calle. Herido sentimentalmente porque María Luisa, su ex novia, lo dejó porque lo encontraba aburrido., Con su novia, quedaron en el camino sus amigos, que cuando se distanciaron, la eligieron a ella y lo dejaron solo.
Mal de amores y también cuesta abajo, en lo laboral, ya que lo despidieron del Correo, donde trabajaba como cartero, siguiendo la profesión del padre, que además lo había hecho entrar allí, debido a sus contactos.
La pieza entonces nos hablará de amores, de desamores, del miedo y de las dificultades de Oliverio, un joven muy especial, que no usa computadora, ni redes sociales y que vive aislado del mundo exterior, que le resulta hostil. Como dijimos le cuesta, abrir la puerta y enfrentar la calle. Tiene temores y le cuesta tomar decisiones, por eso piensa que lo mejor es quedarse en la seguridad de su casa y mejor en la cama, donde se sienta a salvo de todo.
Montar un unipersonal, representa un gran desafío, por varios motivos, en primer término, representa un desafío y una gran exigencia, para el actor que solito con su alma, tiene enfrentar al público y dar lo mejor de si. Por otro lado, no siempre es fácil, lograr que el unipersonal, resulte atractivo y mantenga el interés del espectador, para que esto ocurra, deben cumplirse varias premisas.
Y en Oliverio, se supera con creces el desafío, ya que Ulises Puiggrós, realiza una composición genial del personaje, que con esos pelos revueltos y su vestimenta negra, nos recuerda de inmediato al Joven Manos de Tijera. Vimos varios trabajos de Ulises, tal vez por eso quedamos tan sorprendidos con la metamorfosis del protagonista, que aquí se transforma en Oliverio, su tono de voz, sus miradas, la forma de desplazarse y los múltiples personajes, que crea sorprenden, porque Oliverio, tienen un mundo real y otro mágico, onírico, donde aparecen personas, relacionadas con la vida de Cienfuegos y todos ellos son representados por Ulises.
Se lo nota a gusto y se adueña en gran forma y con notable peso, de esta sala tan especial de La Comedia, que tiene un encanto particular por su ambientación señorial y por la cercanía con el público, que permite ver cada detalle del actor, cada gesto, sin detalle y esto es algo que se disfruta muchísimo, más en actuaciones como esta que nos regala Ulises, que es superlativa.
Superado el tema del actor, queda lograr que el unipersonal mantenga la atención del espectador, que lo atrape, que no resulte tedioso y aquí esto se consigue de manera rotunda, el tiempo pasa volando, ya que la obra tiene una gran dinámica, varía constantemente el foco de atención y además es acompañada por una puesta bellísima, con muchos recursos puestos al servicio de la obra.
Y es hora entonces, de destacar la labor de Debora Longobardi, en la dirección, quien nos sorprendió muy gratamente, dotando a la puesta de una alta cuota de sensibilidad e incorporando varios elementos que la enriquecen, con muy logrados momentos musicales, destacamos los climas que se logran con la iluminación y la aparición de bellas imágenes en proyecciones, que le dán originalidad y distnción, a una puesta plena de poesía.
Debóra es una actriz, que nos encanta y disfrutamos cada vez que la vemos en escena, pero esta es la primera vez que la vemos en el rol de directora y cumple en gran forma-
Esta dupla, de Ulises y Débora es muy efectiva, vienen trabajando juntos hace tiempo y se conocen a la perfección, sin dudas tienen mucha química, lo que les permite encarar proyectos como el de Oliverio, con una creatividad y una libertad que el espectador agradece.
Hasta aquí vamos a contar, la obra tiene muchas sorpresas, en esta reseña, no contamos por ejemplo, porque lo despidieron a Oliverio Cienfuegos del correo, solo adelantamos que en esas circunstancias, es cuando se producirá su acercamiento al Oliverio poeta. Dejamos que el espectador descubra, esto y muchos otros momentos especiales, que la obra tiene reservadas
En conclusión, una hermosa propuesta nos acerca Oliverio, una obra que nos hablará de amores, de miedos y de lo difícil que es encontrar el camino hacía la felicidad. En ese recorrido, nuestro amigo se valdrá de magia, sueños y poesía, para superar los obstáculos que aparecen.
El cálido y prolongado aplauso, que los espectadores le tributan a Ulises, al final de la función, es una clara señal, que la obra gustó mucho y contemplarán como Oliverio, que puede ser cualquiera de nosotros, abrirá sus alas y emprenderá con ilusión ese viaje soñado en búsqueda del amor y la felicidad.
Pensador Teatral.
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