Dramaturgia y Dirección de Amalia Tercelán.
Nos encontramos con una original y movilzadora propuesta al ver Lo Razonable, que saliendo de lo habitual que vemos en el teatro, nos presenta un texto que jugando mucho con el humor y la ironía, busca reflejar en parte, el estado de enajenación y violencia, que la sociedad tiene hoy en día.
Es la primera vez que visitamos Sala de Máquina, un espacio muy particular, ubicado en un amplio subsuelo de un departamento céntrico, que parece el lugar ideal para montar este espectáculo. Evidentemente la directora, supo aprovechar muy bien las dimensiones y características de una sala tan especial, para que la historia en el escenario y los recovecos que presenta la sala.
Lo Razonable presenta algunas certezas y muchos interrogantes, por lo que cada espectador podrá ir hilvanando sus propias ideas, acerca del mensaje que la obra ofrece, ya que la misma ofrece una interpretación amplia y abierta. Para aquellos espectadores, que quieren una historia cerrada, donde el argumento es servido en bandeja, esta no será su cita. En cambio para aquel público, que gusta de la creatividad y poder reflexionar / descubrir sobre la temática que la autora y los actores, quieren transmitir, estarán más que a gusto, ya que la obra es muy generosa en ese sentido.
Entre las certezas, podemos mencionar que la historia reunirá a un grupo de compañeros de trabajo, que tienen una rutina y un funcionamiento muy especial, ya que ante cualquier divergencia con algún colega, no dudarán en usar sus armas, para acallar al otro. La intolerancia y el no soportar al que manifiesta ideas contrarias a las nuestras, es algo que nuestra sociedad, experimenta ya desde hace muchos años, siendo las reacciones cada vez más violentas. Aquí con humor y una muy ingeniosa vuelta de tuerca, la autora encontrará un método que si bien puede resultar algo exagerado, si lo pensamos detenidamente, para muchos no lo es tanto.
Y no vamos a contar más, como mencionamos antes, la obra tiene mucho por descubrir, lo claro es que se anima a salir de los caminos habituales de la dramaturgia, arriesgando y desafiando al espectador, con un texto que por momentos lo descoloca y lo incomoda, ya que algunos comportamientos adrede exagerados, le resultan inquietantemente cercanos.
Un punto muy fuerte que tiene la obra, son las actuaciones que presenta. Un texto desafiante, que obliga a que los actores se entreguen de manera absoluta y estos sin dudas es algo que ocurre, ya que vemos el compromiso y la concentración que muestran todos en cada escena, además vemos como se divierten en escena, algo que para nosotros siempre suma.
Corriendo el riesgo de ser injustos, vamos a destacar especialmente las actuaciones de Maite Mosquera y Larisa Novelli, dos jóvenes y talentosas actrices, a las que conocimos en Bañarse, otra entrañable obra del off y aquí nuevamente volvemos a elogiarlas a ambas, por sus magníficas composiciones. En el caso de Maite, su histrionismo y gestualidad, encuentran amplio espacio para el lucimiento a lo largo de la trama.
Siguiendo con el elenco femenino, Cecilia Salman es otra de las trabajadoras de esta particular empresa. Sofia Cobas Ale tiene una participación muy loca y divertida en la trama, que no vamos a adelantar aquí y por último mencionar a Natalia Buyatti, que será una especie de intrusa en ese lugar de trabajo, alguien ajena a un mundo con códigos propios, indescifrable para el que no maneja los códigos del grupo.
Del lado masculino, todos están muy bien, tanto un extrovertido Alan Bogado que meterá un baile muy festejado, el rubio Hugo Rabinovich de alma sensible y Ariel Levenberg, el abuelo, otro de los ajenos a ese ámbito laboral, aunque conectado al mismo, por una de las trabajadoras, con los que evidentemente mantiene una extraña relación. Muy buena actuaciones de los tres.
Para el final y con párrafo especial mencionamos a Milo Casares, un niño, que aparecerá promediando la trama y sorprenderá a todos, con una composición encantadora que se llevará todas las miradas y los elogios. Felicitamos a Milo.
Son nueve los protagonistas en escena y hay un muy meritorio trabajo de la directora, para permitir que cada uno de ellos tenga su momento de lucimiento personal, pero sobretodo, para el buen funcionamiento en el conjunto, ya que las interacciones son una constante.
La puesta tiene algunas perlitas para destacar, como un vestuario tan pintoresco como logrado. El diseño escenográfico es otro ítem que nos gustó mucho. La pieza tiene divertidos efectos especiales, que no adelantaremos y mencionar la dinámica que tiene la trama, con los actores corriendo por el escenario y con muchas entrega corporal, por eso los espectadores que deben estar atentos, para no perder detalle, ya que suceden muchas cosas en simultáneo en escena.
Y hasta allí contaremos, Lo Razonable es una obra original y particular, abierta a interpretaciones diversas, con muchos cabos para atar, pero con los distintos caminos que nos llevan a la reflexión, ya que detrás de una historia desopilante, se nota de manera nítida, la conexión de la trama con la realidad actual, donde hay una sociedad intolerante a la que le gusta dejar claro, que cosas pueden decirse y hacerse, explicitando de manera cruda y violenta, que aquellos que no cumplan, con los cánones establecidos, representan un peligro para la sociedad en su conjunto y una de las salidas sería eliminarlos.
Desde este humilde espacio, siempre valoramos y alentamos las propuestas que toman riesgos e invitan a pensar al público, algo que ocurre aquí en todo momento una trama, que deja muchos enigmas, pero también certezas. Si a lo mencionado le sumamos un texto altamente creativo y actuaciones muy sólidas, queda claro, al menos para nosotros, que Lo Razonable, tiene mucho que contar y cada uno de los espectadores, además de disfrutar de una mu buena velada teatral, deberá estar muy atento, para esquivar las balas y sacar sus propias conclusiones.
Pensador Teatral.
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