Dramaturgia y Dirección de Nicolàs Perez Costa.
Una enriquecedora propuesta la del talentoso Nicolás, al traernos al escenario del Kairos a Oscar Wilde, el célebre escritor, poeta y dramaturgo irlandés.
La historia que se nos ofrece, no es una típica obra biografía, sino que apunta al costado humano del escritor, tal vez el más oculto, reflejando sus sentimientos más íntimos.
La acción, se centra en un momento muy particular de la vida de Wilde, más precisamente en el año 1895, en la Londres de la época victoriana, donde el escritor, encerrado en su casa, junto a su esposa Constance, su amiga Ada y su amigo Taylor, espera resignado y temeroso que el oficial de justicia, puede cumplir su mandato y llevar a Oscar, a comparecer en el proceso judicial más escandaloso de aquella época, que lo involucraba y en el cuál,fue acusado de sodomía por el Marqués de Queensberry, por haber mantenido una relación ìntima con su hijo Alfred Douglas, más conocido como Bosie.
En una época donde la diversidad sexual, era algo inaceptable, Wilde es juzgado por sus deseos homosexuales y por participar en actos impúdicos con jóvenes, algo no solo será condenado por su esposa, con la que tenía dos hijos en común, sino también por una sociedad, que no va a tolerar este comportamiento indecoroso de una figura reconocida de la época.
Nicolàs Perez Costa, presenta una obra original y muy creativa, con mucho componente musical, pero también con entrañables momentos de comedia y otros de profundo drama. Una combinación muy hábilmente lograda, ya que la trama es muy ágil y dinámica y el espectador estará en todo momento entretenido y atento a lo mucho que sucede en el escenario.
La pieza tiene un trabajo y una elaboración, digna de aplauso, con un despliegue escénico, realmente inusual para el teatro independiente, quedamos gratamente sorprendidos con la puesta.
Es hora de destacar las magníficas actuaciones que presenta la obra y parte del despliegue mencionado, que incluye nada menos que 10 actores es escena.
El protagonista principal, dando vida a Oscar Wilde, es el mismo Nicolás Perez Costa, el gran artífice de esta pieza, ya que además de escribir la historia, cumple el rol protagónico y lo hace en forma brillante, con un compromiso y una entrega actoral admirable. Sus caras, sus emociones a flor de piel, su presencia en el escenario, se lo nota absolutamente compenetrado en su rol, realmente nos sacamos el sombrero ante Nicolás.
Si bien la figura central de Wilde es central y atrapa todas las miradas, está muy bien acompañado, por un joven y entusiasta elenco.
Seguidamente debemos mencionar a la bella Carla Liguori, que interpreta a Constance, la sufrida esposa del escritor, aquella que debe soportar las humillaciones, por el comportamiento de su esposo y las habladurías de los demás. Magnífica su interpretación, admirables su gestualidad y su entrega, luciendosé muchísimo además en las partes cantadas. Una actuación soberbia de Carla y un placer verla en escena.
En el tercer escalón, en cuanto a destaque aparece Marcelo Acquaticci, como Taylor, el enigmático amigo de Oscar y en la historia, uno de los grandes culpables de que el escritor haya descarrilado. Una presencia imponente la de Marcelo, su tono de voz, sus movimientos, realzando mucho su personaje y con una sintonía particular con el público, que festeja cada una de sus intervenciones.
Agustín Morcillo, como Bosie, es el joven por el que Wilde pierde la cabeza, otra gran intepretación, en este caso componiendo un chico bello, seductor y caprichoso, que envuelve muy bien en sus redes al escritor.
Alejo Cruzado Antonelli es Robert Ross, antiguo compañero de Oscar, desplazado en su lugar, por un Bosie, ambicioso y màs joven que el.
Paral el final, una mención especial para Fiorella Fontau, como Ada, debutando esa noche, como reemplazo en ese papel. Le aportó una pasión y una frescura al personaje que queremos destacar. Nos encantó su actuación y eso que los debuts son siempre complicados por los nervios, pero acá no se notó, se la vió muy segura y respaldada por resto el elenco, se nota que hay mucho compañerismo entre todos y el auspicioso debut de Fiorella, generó un momento emocionante al final de la función.
Queda para el final mencionar a Ivan Kowalczyk, Isaìas Marco, Guido Moietta y Federico Solla, todos ellos jovenes que desataron pasiones y fantasías de Wilde. Más que correctos aportando lo suyo y con mucho lucimiento en las coerografìas.
Tal vez se hizo larga la descripción, pero nos parecía justo mencionar a todos, ya que gran parte del suceso de la obra, radica en las muy buenas actuaciones que tiene, un elenco joven, que se nota trabajó mucho par la ocasión y muestra un entendimiento y una coordinación destacable, ya que el escenario es pequeño, para semejante cantidad de actores.
Además de los actores, en el escenario también están, Juan Pablo Schapira en piano y Valentín Iribarren en Cello. Juan Pablo además es quien tiene a cargo la dirección musical.
De más esta decir, la importancia de ambos, en una pieza con un alto componente musical. Aporte fundamental el que brindan.
El espectador a esta altura se dará cuenta, que cuando hablamos de que había un gran despliegue escénico, no exagerábamos en nada. La puesta es muy bella, con poesía y gran cantidad de recursos utilizados, para enriquecer el valor de la puesta.
Y que decir del impecable vestuario de época a cargo de Fernando Crisci Munz, desde las capas de Wilde, hasta la vestimenta de los chicos, aportando mucho glamour.
Una puesta en escena a cargo del mismo Nicolás Perez Costa, que cuida hasta el más mínimo detalle y esto se nota en la calidad del espectáculo ofrecido.
En conclusión, 8433 Oscar Wilde (ingenioso título que viendo el afiche de la obra van a descifrar ), es una gran creación del versátil y talentoso Nicolás, que nos muestra el lado B, de este célebre y fascinante personaje, que fue un genio de su época y que al margen de su obra, tenía sus pasiones, como cualquier ser humano, mostrando además como el implacable paso del tiempo, vá causando estragos en la vida de todos, incluidos estos personajes notables.
La obra, según declara su autor, es un homenaje a su amigo y colega Juan Carlos Puppo, que le pidió que escribiera e interpretara a Oscar Wilde, no tengan dudas, que en el lugar que se encuentre, estará muy orgulloso de este espectáculo.
A usted espectador, que gusta del buen teatro, le recomendamos llegarse al Kairos, para disfrutar de una hermosa obra del off, de las deliciosas actuaciones y de logrados momentos musicales, además de todo esto, se irá conociendo un aspecto no tan conocido, de la vida de este notable escritor irlandés.
Pensador Teatral.